LA FUNDACION DE LA CIUDAD DE SAN JUAN DE VERA
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Se podría decir que la fundación de la Ciudad de San Juan de Vera fue una de las más proyectadas y elaboradas de todas las fundaciones; el sitio donde se estableció fue advertido y señalado por todos los cronistas que por él pasaron.
Su fundación no sólo consistió en reclutar pobladores e ir a un lugar determinado y establecer su asiento. Fue pregonado con tiempo y proveido de todos los elementos necesarios que tal empresa requería.
Una exploración de descubrimiento -previa a la fundación jurídica- propició que la tierra estuviera en paz al momento de su fundación. El Adelantado Juan de Torres de Vera y Aragón no dejó librado al azar ningún detalle. La fundación que iba a protagonizar debía ser perfecta.
No se sabe a ciencia cierta en qué momento llegó Hernandarias con el ganado, si fue antes o después de la fundación es todavía un misterio(1). Lo más probable es que llegara antes de la fundación.
(1) Archivo General de Indias, Sevilla, España. // Patronato, 136, N.1, R.6. En la declaración que formulara el Adelantado en la Información de Méritos y Servicios de Hernandarias, expresa que: “( ... ) por ser el capitán Hernando Arias de Saavedra uno de los capitanes de más confianza que había en aquellas partes, le encomendó la llevada de todo este dicho ganado con gente suficiente que le dio para ello, el cual se dio tan buena maña que, con muy poca pérdida, llevó todo el dicho ganado, o con pérdida que casi no fuese notable y lo puso todo de la otra parte de el río frontero de la ciudad de San Juan de Vera que estaba recién poblada ( ... )”, lo que da a pensar que Hernandarias llegó antes de la fundación porque sino el Adelantado hubiera expresado “que estaba recién fundada”. Por su parte Molina, en “Hernandarias...”, dice: “en dos meses y ocho días; veinticuatro horas antes de la fecha de la fundación”, afirmaciones demasiado precisas, sin citar fuente documental; igual exactitud utiliza para indicar la fecha de llegada del Adelantado al paraje de las siete corrientes. // Citado por Gustavo Miguel Sorg. “Juan de Torres de Vera y Aragón (Nueva historia de la fundación de la Ciudad de Vera)” (2007). Edición del Autor.
Lo cierto es que al llegar Hernandarias se procedió a pasar sobre el río Paraná todo el ganado vacuno y caballar, utilizando las balsas que antes habían sido utilizadas para traer los pobladores y demás elementos necesarios para la población.
El escribano Diego González de Santa Cruz dejó, en el año 1601, un testimonio del desarrollo de este acontecimiento:
“( ... ) habiendo metido todo el ganado que llevaba en balsas, lo pasó de la otra parte del Río de la Plata (entiéndase Paraná), donde se fundó la ciudad que es por aquella parte el dicho río de una gran legua(2) de ancho y por la industria que el dicho capitán tuvo pasó todo el dicho ganado con muy poca pérdida ( ... )”(3).
(2) Las llamadas leguas de “posta” de “cordel”, “general” o “corriente” fueron las usadas en estas partes de América. Estas cuentas las deja aclaradas Joseph Sáenz de Escobar, en el año de 1706: “Milla es la distancia de ocho estados, que hacen mil seiscientas sesenta y seis varas y dos tercias; legua es la distancia de tres millas, que hacen cinco mil varas, que ésta es la que llaman legua de cordel; pero la legua que se considera para medir jurisdicciones es mayor, por tener cuatro millas”. En la gran mayoría de manuscritos de los primeros tres siglos se debe traducir: legua por 4 kilómetros. En esta declaración -como sucede en otras- se advierte que los valores están doblados.
(3) Archivo General de Indias, Sevilla, España. // Patronato, 136, N.1, R.6, La Plata, 14 de Diciembre de 1601. Declaración de Diego González de Santa Cruz en la Información de Méritos y Servicios de Hernandarias de Saavedra. // Todo citado por Gustavo Miguel Sorg. “Juan de Torres de Vera y Aragón (Nueva historia de la fundación de la Ciudad de Vera)” (2007). Edición del Autor.
Este testimonio suma sustento a la hipótesis que indicaría que la expedición por tierra de Hernandarias se desarrolló por la margen argentina del río Paraguay.
Sólo restaba la presencia de Torres de Vera y Aragón; ya todo estaba preparado. Anoticiado el Adelantado de los avances de la población, porque no pudo ser de otra manera, decidió dirigirse al paraje de las siete corrientes en su bergantín, que zarpó del puerto de Asunción el domingo 20 de Marzo de 1588.
Detalle de una pintura que representa el acto fundacional en la punta Arasaty. Se puede apreciar, además de la figura del fundador, el Rollo de la Justicia, la Cruz y el portaestandarte con el escudo de Juan de Torres de Vera y Aragón(13).
¿Qué tiempo de navegación le insumió al Adelantado viajar desde Asunción hasta el paraje de las siete corrientes?
En una crónica, del año 1752, fray Pedro José de Parras relata el tiempo que se demoraba en viajar desde Asunción a Corrientes por el río. Como el relato es muy esclarecedor se lo transcribe con sus propias palabras:
“Es de notar que el viaje ordinario, de Paraguay a Corrientes, es de seis o siete días, y esto sin poner velas, sólo con el remo y la corriente, y el haber consumido tantos días (doce días), nosotros, consistió en que el río traía poca agua, y lo mismo sucedía con el Paraná, porque las dos crecientes ordinarias, que todos los años son indefectibles por el mes de Octubre y la Cuaresma, habían faltado en este año de 52, por cuya causa eran los viajes dilatados, particularmente si las embarcaciones eran grandes, como en la que yo venía; porque en muchos parajes era necesario parar un día y mandar que saliese el baqueano a sondear con la canoa todo aquel trecho que había de navegarse el día siguiente”(4).
(4) fray Pedro José de Parras. “Diario y Derrotero de sus Viajes. 1749-1753 (España - Río de la Plata - Córdoba - Paraguay)” (1882), Revista de la Biblioteca Pública de Buenos Aires, tomo IV, pp. 216-217, Buenos Aires. // Citado por Gustavo Miguel Sorg. “Juan de Torres de Vera y Aragón (Nueva historia de la fundación de la Ciudad de Vera)” (2007). Edición del Autor.
Según el relato de Parras, las crecientes del río ocurrían por el mes de Octubre y la Cuaresma. Para este caso particular, interesa la creciente que se producía en la Cuaresma, ya que ésta puede ubicarse entre el 21-22 de Marzo y el 20-21 de Abril de cada año y, precisamente, es dentro de este rango de fechas cuando el Adelantado realizó su viaje por el río Paraguay, aguas abajo.
Se puede estimar que cuando el Adelantado Torres de Vera y Aragón salió de Asunción comenzaba, o estaba por comenzar, la creciente del río.
Sin embargo, un imprevisto demoraría la llegada del Adelantado; el 28 de Marzo, el escribano Juan Cantero lo alcanzó en el río Paraguay, a la altura de los términos de la jurisdicción de la Ciudad de Asunción. Tenía como propósito notificarle una Provisión de la Real Audiencia de La Plata, del 20 de Octubre de 1587, que trajo Juan Caballero de Bazán.
En esta Provisión se le ordenaba a Juan de Torres de Vera y Aragón, quitar el oficio de Teniente General a Juan de Torres Navarrete y a cualquier otro pariente suyo, dentro del cuarto grado.
“( ... ) quitareis el oficio de vuestro teniente al dicho Juan de Torres Navarrete y a otro cualesquier pariente vuestro dentro del cuarto grado que lo use y ejerza y de aquí en adelante no tendréis por tenientes, alcaldes y alguaciles ni otros oficios de justicia a ningún pariente vuestro dentro del cuarto grado ni yernos, ni cuñados casados con hemanas o hermanos de vuestra mujer sin nuestra licencia y mandado ( ...)”(5).
(5) Manuel M. Cervera. “Historia de la Ciudad y Provincia de Santa Fe. 1573-1853” (1907), tomo I, apéndice XI, Santa Fe. Protesta de Juan de Torres de Vera y Aragón. // Citado por Gustavo Miguel Sorg. “Juan de Torres de Vera y Aragón (Nueva historia de la fundación de la Ciudad de Vera)” (2007). Edición del Autor.
Sus enemigos políticos no se detenían; el nuevo protagonista se llamaba Juan Caballero de Bazán, un prófugo de la Armada del gobernador de Chile, Alonso de Sotomayor(6), que se había establecido en Asunción donde contrajo matrimonio con una hija del conquistador Francisco de Sierra.
(6) Alonso de Sotomayor (1583-1592) fue nombrado Gobernador y Capitán General del Reino de Chile el 24 de Abril de 1581. Archivo General de Indias, Sevilla, España. // Contratación, 5.792, L. 2, folios 45v-48. // Citado por Ernesto J. A. Maeder. “Nómina de Gobernantes Civiles y Eclesiásticos de la Argentina durante la Epoca Española. 1500-1810”, que indica que fue designado por real cédula del 19 de Marzo de 1581. Llegó a Cuyo en Abril de 1583. Asumió en Santiago de Chile -por apoderado- el 18 de Julio de 1583. El 31 de Julio de 1592 viajó al Perú). Después de muchas dificultades, arribó su Armada -compuesta por 600 soldados- a la Isla de San Gabriel, en el mes de Enero del año 1583. Fue socorrida por Buenos Aires y Santa Fe y muchos soldados desertaron.
La enemistad era de vieja data y se remontaba al episodio que protagonizó el gobernador interino, Diego de Mendieta, con Francisco de Sierra.
Caballero de Bazán había ofrecido concurrir a la Real Audiencia de La Plata, a su costa, en calidad de Procurador de la Ciudad de Asunción. Una vez en ella, presentó una Petición para que Juan de Torres Navarrete y los sobrinos del Adelantado sean separados de sus cargos.
Caballero de Bazán, con esta conspiración, pretendía librarse de causas judiciales pendientes.
El general Juan de Torres Navarrete no era un mal gobernante; el Tesorero Hernando de Montalvo, en su carta al Consejo, expresaba de él lo siguiente: “sirvió al rey en Chile y Perú y aquí conservó la tierra en justicia, castigando delitos pasados y presentes y se hizo temer como esta tierra lo merece por el poco respeto que hasta aquí han tenido a las justicias”.
Y para entender, de alguna manera, a los enemigos políticos del Adelantado, transcribimos lo que el licenciado Cepeda, presidente de la Real Audiencia de La Plata, expresaba en una carta al Consejo:
“es necesario para que le tengan respeto y obedezcan los soberbios e inquietos mozos criollos y mestizos que la mandan y van usurpando los oficios de justicia y republica que no puede parar en bien la tierra que tal gente y edad rige y manda”(7).
(7) Archivo General de Indias, Sevilla, España. // Charcas, 17, R.2, N.21, La Plata, 15 de Marzo de 1591. Carta del licenciado Juan López de Cepeda, Presidente de la Audiencia de Charcas. // Citado por Gustavo Miguel Sorg. “Juan de Torres de Vera y Aragón (Nueva historia de la fundación de la Ciudad de Vera)” (2007). Edición del Autor.
Si bien el licenciado Cepeda era enemigo político del Adelantado, no veía con buenos ojos la manera y proceder de los criollos en los asuntos de república.
Croquis del sitio donde los españoles construyeron el Fuerte y plantaron la Cruz, en la punta Arasaty, perteneciente al ingeniero Leopoldino Raffa (¿1913?)(14).
El Adelantado Torres de Vera y Aragón recibió la Provisión real, como era de costumbre, pero no sólo expresó que por el momento no la cumpliría sino que, además, justificó y confirmó las designaciones de Teniente de sus sobrinos(8).
“( ... ) que por haber de hacer ausencia de esta gobernación para ir de camino para los reinos de España a dar cuenta a Su Majestad del estado de esta tierra no se atreve por ahora a cumplir la dicha Provisión hasta que los señores presidentes y oidores de la Real Audiencia de la Plata, vistos estas causas y que Alonso de Vera y Aragón, el que es capitán de la ciudad de la Concepción y su primo que está en la constatación y nueva población de la ciudad de Vera quedaban por Capitanes y Ministros de Guerra, los cuales dichos oficios pueden usar cualquiera de los dos ( ... )”.
(8) Manuel M. Cervera. “Historia de la Ciudad y Provincia de Santa Fe. (1573-1853)” (1907), tomo I, apéndice XI, Santa Fe. Protesta de Juan de Torres de Vera y Aragón. Consta además en ésta protesta que el Cabildo de Asunción solicitó que mantuviera en su cargo de Teniente al tercer Alonso de Vera y Aragón, que el Adelantado había dejado nombrado antes de partir de Asunción. Contradice el Cabildo de Asunción al accionar del autonombrado Procurador, Juan Caballero de Bazán. // Citado por Gustavo Miguel Sorg. “Juan de Torres de Vera y Aragón (Nueva historia de la fundación de la Ciudad de Vera)” (2007). Edición del Autor.
Es interesante el contenido de esta protesta, formulada por el Adelantado, porque ya se menciona el nombre con el que iba a ser fundada nuestra ciudad, además de testimoniar que el Tupí ya se hallaba trabajando en la fundación.
Superado este contratiempo, prosiguió el Adelantado su jornada, arribando al paraje de las Siete Corrientes, donde lo esperaba "el Tupí" y los demás pobladores.
Domingo, 3 de Abril, el sol comienza a asomar en la línea del horizonte, dejándose entrever en las copas de los árboles. La ceremonia está pronta de comenzar. Todos los presentes proceden a tomar su lugar, entre ellos, el escribano Nicolás de Villanueva, que dejaría plasmada en el Acta fundacional una detallada crónica de los acontecimientos que se iban a suceder.
El Adelantado Juan de Torres de Vera y Aragón se ubica en medio de todos y, después de un profundo silencio, comienza a exclamar:
“En el nombre de la Santísima Trinidad Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios verdadero y de la Santísima Virgen María su madre, y del rey don Felipe Nuestro Señor, yo el licenciado Juan de Torres de Vera y Aragón, adelantado, gobernador, capitán general, justicia mayor y alguacil mayor de todas estas provincias del Río de la Plata por Su Majestad en cumplimiento de la capitulación que hizo el adelantado Juan Ortiz de Zárate, caballero de la Orden de Santiago, mi suegro, con Su Majestad de que poblaría ciertos pueblos en estas provincias como más largamente se contiene en la dicha capitulación a que me refiero, en cumplimiento de ella, fundo, asiento y pueblo la ciudad de Vera, en el sitio que llaman de las Siete Corrientes, provincia del Paraná y Tape ( ... )”.
Acto seguido, procedió a fijar los extensos límites de la jurisdicción de la ciudad, que estaban prefijados de antemano y constituían el punto de partida de las poblaciones que pretendía realizar en la costa del Brasil.
Si no fuera por sus adversarios políticos, estas poblaciones hubieran sido concretadas y quizás hoy nuestra República contaría, dentro de su territorio, al Estado brasileño de Río Grande do Sul.
“( ... ) con los límites y términos siguientes de las ciudades de la Asunción; de la Concepción de Buena Esperanza; Santa Fe y San Salvador; Ciudad Real; Villa Rica del Espíritu Santo; San Francisco y Mbiaza(9), en la costa del mar del norte para ahora y para siempre jamás ( ... )”.
(9) Su nombre deriva de la aldea indígena de “Biaça” que habitaba el lugar. También fue conocida como “Mbiaza”, “Viaça” y “Abiaça”, cuya traducción significa un final de camino o un pasaje para otra tierra, o sea, un embarcadero o puerto. // Citado por Gustavo Miguel Sorg. “Juan de Torres de Vera y Aragón (Nueva historia de la fundación de la Ciudad de Vera)” (2007). Edición del Autor.
Dejó, además, constancia en la fundación; que los pobladores podrían mudar el sitio inicial de la población a otro más adecuado, pero siempre manteniendo el nombre dado por él a la ciudad:
“( ... ) en el entretanto que su Majestad o por mi otra cosa sea mandada en su real nombre, la cual dicha parte parece ser mejor y buen sitio donde la gente pueda estar y poblar por tener como tiene tierras de labor; leña; pesquerías; caza; aguas; pastos y montes para la sustentación de los pobladores y de sus ganados para la perpetuación de la ciudad con muchas tierras para estancias para repartir a los pobladores y vecinos de ella como su Majestad lo manda por sus reales cédulas con protestación que si se hallare otro sitio mejor se pueda trasladar la ciudad con el propio nombre donde convenga más al servicio de Dios nuestro señor y de su Majestad ( ... )”.
Acto seguido, designó las autoridades del primer Cabildo que tendría la ciudad. Los nombres de los primeros cabildantes de la Ciudad de Vera quedarían así perpetuados en la historia local:
“( ... ) y por virtud de sus reales poderes que tengo, que por su notoriedad no van aquí insertos, nombro alcaldes; regidores; procurador general de la ciudad y mayordomo de ella para que la tengan en justicia; guarda y conservación, administrando justicia en los negocios civiles y criminales anexos a sus oficios, conforme a las cédulas y ordenanzas que su Majestad tiene dadas a las ciudades de las Indias para que usen sus oficios anexos a sus cargos conviene a saber alcaldes ordinarios y de la hermandad a Francisco García de Acuña y Diego Ponce de León; regidores y alguacil mayor Juan de Rojas; Martín Alonso de Velasco; Héctor Rodríguez; Asensio González; Esteban de Vallejo; Francisco de León; Diego Natera; Francisco Rodríguez y Pedro López; fiel ejecutor Melchor Alfonso; procurador Antonio de Lamadriz; mayordomo Jerónimo de Ibarra; y pareciéndome que la dicha elección es justa que de aquí adelante se haga en un día señalado para desde aquí para siempre jamás por la presente nombro y señalo la elección de los dichos oficios en cada un año para el día de año nuevo nombrando los que salieren a los que entraren por votos debajo de juramento conforme a derecho estando en su cabildo y ayuntamiento como Dios mejor les diere a entender en sus conciencias, nombrando aquellas personas que con más rectitud y celo entendieren que conviene al servicio de Dios y de su Majestad para el buen Gobierno de la ciudad, como se hace en los reinos del Perú y en todas las Indias, hecha en la ciudad de Vera en tres días del mes de abril de mil quinientos ochenta y ocho años -el licenciado Juan de Torres de Vera- por mandado de su señoría Nicolás de Villanueva, escribano público y del Cabildo”.
Concluía así esta parte del Acta fundacional de la Ciudad de Vera.
Seguidamente procedió el Adelantado a tomar juramento de las autoridades nombradas, que inmediatamente comenzarían a usar sus funciones:
“Y luego, el señor adelantado y gobernador en presencia y ante mi Nicolás de Villanueva escribano público y del Cabildo de la ciudad de Vera, tomó y recibió juramento de los alcaldes y regidores; alguacil mayor; procurador y mayordomo y de cada uno de ellos en forma debida de derecho por Dios Nuestro Señor y por Santa María su madre y por las palabras de los Santos Evangelios y por una señal de Cruz que usaran bien y fielmente los dichos oficios de alcaldes; alguacil mayor; procurador y mayordomo y guardaran justicia a los dichos y no llevaran derechos demasiados y en todo harán aquéllo que más conviniere al servicio de Dios nuestro señor; de su Majestad y bien de la república y a la conclusión del dicho juramento dijeron cada uno por sí y por lo que les toca sí juro y amén y prometieron de hacerla así = testigos: el general Juan de Torres Navarrete y el capitán Diego Gallo de Ocampo, maese de campo general de estas provincias; y el capitán Felipe de Cáceres, alférez general, estantes en esta ciudad, el licenciado Juan de Torres de Vera pasó ante mi Nicolás de Villanueva escribano público y del Cabildo”.
Constituido el Cabildo y sus autoridades en pleno uso de sus funciones, deliberaron -juntamente con el Adelantado- sobre el sitio más conveniente para la iglesia mayor. Una vez determinado el sitio, nombraron su Patrona y pusieron una Cruz, a la que manifestaron su devoción.
“El Milagro de la Cruz”. Oleo de Octavio Gómez (1987), ubicado en la secretaría el templo de la Santísima Cruz de los Milagros(15).
¿Habrá sido esta misma Cruz la que protagonizó el milagro?
“Y luego el dicho señor adelantado y gobernador, en cumplimiento de todo lo dicho fue con los alcaldes y regimiento, todos de común acuerdo y conformidad, nombraron y situaron el sitio para la iglesia mayor y le dieron por advocación Nuestra Señora del Rosario, de lo cual yo, el escribano, doy fe que en señal de posesión pusieron una Cruz a la cual todos adoraron y lo pidieron por testimonio testigos los dichos ante mí, Nicolás de Villanueva, escribano público y del Cabildo”.
Seguidamente, otra solemne ceremonia estaba por realizarse. El Adelantado Torres de Vera y Aragón invitó solemnemente a los flamantes Alcaldes y Regidores que le acompañen y en el medio del espacio que había señalado para la plaza de armas se procedió a clavar y enarbolar un palo -que seguramente fue un tronco de algarrobo- para que representara el Rollo donde, en adelante, y en nombre de Su Majestad y del gobernador, se ejecutará justicia conforme a las leyes y ordenanzas reales.
Desenvainó su espada, le dio dos golpes al Rollo y exclamó: “¡Por el Rey Don Felipe Nuestro Señor!”
“Y luego el dicho día mes y año susodicho el señor adelantado y gobernador junto con las justicia y regimiento fueron en mitad de la plaza y mandaron fincar un palo para el rollo donde se ejecutase justicia y mandó el señor gobernador que ninguna persona lo quitase de la parte y lugar donde queda fijado, so pena de la vida, sin licencia de Su Majestad o de su señoría u otro juez competente en nombre del señor gobernador mandase esta ciudad y desenvainando la espada le dio dos golpes en ella diciendo por el Rey don Felipe Nuestro Señor y lo pidió por testimonio, de lo cual todo lo dicho doy fe que delante de mi paso y quedo fijado y puesto todo lo referido = testigos los dichos = ante mí, Nicolás de Villanueva escribano público y del cabildo”.
Como acto final, se procedió a determinar el ejido de la ciudad y sus contornos, señalando las cuadras que serían repartidas entre todos los pobladores, con lo cual quedó fundada la Ciudad de Vera:
“Y luego el dicho día mes y año susodicho, por ante mi el escribano, el señor adelantado y gobernador juntamente con la justicia y regimiento andando por el campo de la ciudad nombraron y eligieron por ejido puesto de la ciudad para todos los vecinos y moradores que poblaron en ella y vinieron a poblar, desde las cuadras que señaló hasta un cuarto de legua que toma todo el contorno de la ciudad, con todo lo cual se acabo, feneció y fundo la población; ciudad; iglesia; horca y ejido, protestando como el señor gobernador protestado tiene de mejorar la ciudad; iglesia; horca y ejido y todo lo demás cada y cuando se hallare mejor oportunidad en nombre de Dios y de Su Majestad y pidió a mi el escribano se lo de por testimonio de lo cual todo lo que dicho es yo el presente escribano doy fe que pasó ante mi y vi que así se hizo y cumplió y protesto en la forma que va dicho y es pacificado y declarado y lo firmo el señor adelantado y gobernador y demás justicias y cabildo y regimiento y procurador y mayordomo = testigos los susodichos = el licenciado Juan de Torres de Vera y Aragón = Francisco de Acuña = Diego Ponce de León = Juan de Rojas = Martín Alonso de Velasco = Héctor Rodríguez = Asensio González = Esteban de Vallejo = Francisco de León = Diego Natera = Francisco Rodríguez = Pedro López = Melchor Alfonso = Antonio de Lamadriz = Jerónimo de Ibarra = pasó ante mí, Nicolás de Villanueva, escribano público y del cabildo”.
El Acta de Fundación de la ciudad, que precedentemente se transcribe íntegramente, sin quitar ni agregar nada, está inserta en el expediente que Don Juan Alonso de Vera y Zárate -hijo del licenciado Juan de Torres de Vera y Aragón- siguió contra el Fiscal de Su Majestad, sobre la conquista y población de la Gobernación del Río de la Plata, en cumplimiento con las capitulaciones que firmó el Adelantado Juan Ortiz de Zárate con el rey.
El documento está resguardado en al Archivo General de Indias de la Ciudad de Sevilla y constituye un voluminoso expediente de más de mil hojas(10).
(10) Archivo General de Indias, Sevilla, España. // Escribanía, 846A. Pleitos de la Real Audiencia de La Plata, Juan Alonso de Vera y Zárate, Adelantado de las Provincias del Río de la Plata y sus hijos, Francisco y Juan Alonso de Vera y Zárate, con el Fiscal, sobre las conquistas del Río de la Plata, Paraguay y Tucumán y ocho ciudades que fundaron en dichas provincias el general Juan Ortiz de Zárate y Juan de Torres de Vera; asimismo, sobre el cumplimiento de ciertas capitulaciones que Juan Ortiz de Zárate firmó con S. M. en 1571. El expediente continúa en Escribanía, 846C. Sorg, autor del presente trabajo, dice poseer en su archivo personal una copia completa de todo el expediente, folios 124/125v. Acta de Fundación de la Ciudad de Vera. // Citado por Gustavo Miguel Sorg. “Juan de Torres de Vera y Aragón (Nueva historia de la fundación de la Ciudad de Vera)” (2007). Edición del Autor.
El Acta de Fundación es una copia exacta del original y fue confeccionada por el escribano Nicolás de Villanueva, el 5 de Abril de 1588, a pedido del Adelantado. Su autenticidad está certificada por las autoridades del Cabildo(11). Este documento lo llevó consigo el Adelantado luego de ausentarse de la ciudad, como un fiel testimonio de sus actos.
(11) Cuatro son los textos del Acta de Fundación que fueron publicados en el país:
1.- El de la Comisión Oficial de 1877, transcripto parcialmente del libro del doctor Vicente C. Quesada. “La Patagonia y las Tierras Australes del Continente Americano”.
2.- El publicado por el doctor Manuel Florencio Mantilla, en su folleto titulado “La Ciudad de Vera”, impreso el 3 de Abril de 1888 en la Ciudad de Corrientes. Es el texto que la primera edición de las Actas Capitulares (1914) oficializa, al incluirlo como versión del Acta de Fundación. Según el doctor Mantilla, el texto que publicaba era copia de un testimonio del Acta original conservado en el Archivo de Indias de Sevilla. Esta copia, publicada por primera vez en 1888, no consigna su origen. Además el texto fue vertido al castellano corriente, en cuya forma fue reiterada, incluso, en la edición que la Academia Nacional de la Historia inició en 1941 de las Actas Capitulares de Corrientes.
3.- El texto obtenido y publicado por el historiador José Torre Revello, en el diario “La Prensa”, de Buenos Aires, en la edición dominical del 29 de Marzo de 1936. Conserva la redacción y ortografía de la copia sacada de un Libro de Cabildo -no dice si fue el de Actas Capitulares- el 13 de Noviembre de 1604 por el entonces Escribano Público y de Cabildo, Gabriel de Esquivel. Pero cabe aclarar que el texto publicado por Torre Revello es -según nota al pie- testimonio hecho en 1607 de otra copia, de 1604. En carta particular de Torre Revello al doctor Hernán Félix Gómez, informa que en el Archivo de Indias existen tres copias y ningún original del Acta de Fundación de Corrientes.
4.- El texto obtenido en 1915 por el profesor Juan W. Gez, por intermedio de Santiago Montero, de Sevilla, y que fue tomado del Legajo de Escribanía de Cámara, Nro. 846, del Archivo General de Indias. El testimonio de que se tomara este texto fue expedido el 13 de Noviembre de 1604, por el Escribano Público y de Cabildo, a petición de la parte del Adelantado Juan de Torres de Vera y por mandato judicial. Esta copia, tomada del Legajo Nro. 846, corresponde a los folios 124 y 125. Fue publicada en Corrientes en 1915 y en la edición de la Academia Nacional de la Historia ya aludida. Esta copia fue tomada en Corrientes, del original, el 5 de Abril de 1588, ante tres testigos, por el Escribano Público y de Cabildo, Nicolás de Villanueva, cuya firma aparece autenticada por los Alcaldes Ordinarios y de la Hermandad, de la Ciudad de Corrientes, en la misma fecha. Este texto es el que vuelca Gustavo Miguel Sorg, en 2007, en su obra “Juan de Torres de Vera y Aragón (nueva historia de la fundación de la Ciudad de Vera)”.
Al día siguiente de la fundación, el Cabildo realizó su primera reunión capitular con la asistencia del Adelantado Juan de Torres de Vera y Aragón.
Se acordó nombrar Procurador de la Ciudad a Antonio de Lamadriz, para que vaya a la Ciudad de Asunción en procura de mantenimientos y un sacerdote para la ciudad. La solicitud del Cabildo sugiere que no se halló presente un sacerdote o religioso en la fundación; caso contrario, constaría en el Acta fundacional la bendición de la Cruz que se colocó en el sitio para la Iglesia Matriz, cosa que no ocurrió.
La ausencia de un religioso en la fundación(12) no es algo que nos deba extrañar, ya que eran escasos los clérigos y religiosos que había en las provincias del Río de la Plata.