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Chamamé (A "Cambá" Castillo), de Román Vallejo

CHAMAME
(A “Cambá” Castillo)

    En la noche de Mercedes
    la cordiona llora y llora;
    por el barrio Calderón
    andan penando sombras.
    Empieza muy despacito,
    como entre sueños le brota
    algún aire que ya crece
    y va buscando su forma.
    Ya se tensa entre los árboles,
    ya cuerpea y se enamora,
    ya hierve en los corazones
    y por la pista retoza.

    ¡Es Chamamé! ¡Así se llama!
    No le pregunten la hora
    dónde nació, por qué grita,
    por qué tiembla en las cordionas.
    Por qué se mueve despacio,
    por qué las cinturas toca,
    por qué remueve las vidas
    y en salto ancestral desborda.

    Allí un indio se despierta,
    yaguareté(1) por la fronda,
    que cruza su río a nado
    como un yacaré(2) en las olas.
    Que se achica como un niño
    ante una flor melancólica
    porque descubrió en sus pétalos
    de espinas, una corona.
    Que se levanta en el aire
    de Itá Pucú(3) por la loma
    para arrancar desde el pecho
    ¡su yuré peté(4) en la boca!

    Es un recio castellano
    de adarga antigua y tizona
    que, bien firme, se adelanta
    y hace retemblar la historia.
    Son los fantasmas que vienen
    por avenidas remotas,
    en galeones, bergantines,
    o en carretas dormilonas.

    Son el alma de la raza
    que en chamamé se desdoblan.
    son las sangres que se mezclan,
    que se defienden y acoplan.
    Son las cargas granaderas
    que desde el fondo galopan,
    Miguel Chepoyá las trae
    con el furor de su trompa.

    Son la antigua montonera
    reclamando ser autónoma...
    Son los indios bautizados
    que por sus misiones lloran.
    ¡Son los mártires que vuelven
    a desandar sangre roja!
    ¡Son la Patria desvelada
    velando su cruz y antorcha!

    Corrientes, acá jhatá,
    corazón y lanza sola,
    son dos ríos que te nutren,
    son dos armas que te forjan.
    ¡A qué mundo te despliegas,
    a qué empresas sin demora!
    ¡Vela tu sien corajuda
    vela tu ansiedad heroica!
    ¡Qué la Virgen nos ampare
    desde Itatí, por la costa!
    En la noche de Mercedes
    ya mis suspiros desfloca,
    y va, acariciándome el alma,
    toro ñaró(5), ¡la cordiona!
    Por el barrio Calderón
    andan penando las sombras.
    ¡Qué las larguen campo afuera
    para ver cómo retozan!

Román Vallejo
(de “Carapecito-Libro”(6), Mercedes,
Editorial Paiubre, 1982)

 

Notas

(1) jaguarete:  sustantivo, que señala al tigre americano.
(2) jakare: sustantivo, que señala al cocodrilo.
(3) ita puku: ita: sustantivo, que indica piedra; puku: largo, alto; “piedra alta”. Se refiere a un paraje típico mercedeño.
(4) juru pete: juru: sustantivo, que indica boca; pete: sustantivo, que significa golpe, palmada. “palmada en la boca”. Se refiere a un grito, a un sapukái.
(5) ñarõ
: bravo, peleador, feroz.
(6) karape: pequeño.

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