Municipio Itá Ibaté
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Mientras navegaban el caudaloso Paraná, pariente del mar, los guaraníes fueron creando topónimos para señalar su derrotero, no pocos de los cuales mantienen vigencia en nuestros días. En el Alto Paraná quedaron los de Apipé, Itatí, Iribicuá, Yahapé, Itá Ibaté e Itapúa, voces todas que son expresiones de una característica ambiental o de una presencia escuetamente señalada.
El nombre Itá Ibaté significaba en guaraní: itá, piedra; ivaté, alta. Remontando el curso del río, aparecía, detrás de una punta, Itá Ibaté, a la vista de los navegantes. Era efectivamente la piedra alta (de itá piedra e ibaté alto) como Itatí era la punta de piedra e Iribicuá, era la cueva de los irubú.
Esta ciudad, que se encuentra en el Departamento General Paz, está en un paraje que ya era conocido a fines de siglo XVIII y fue visitado, en 1827, por el científico francés D’Orbigny.
Durante la conquista y hasta el siglo XVIII, el paraje de Itá Ibaté se mantuvo despoblado. Fue hacia las décadas finales de dicho siglo que la acción expansiva del Cabildo de Itatí comenzó a traducirse mediante la formación de estancias en los parajes denominados La Limosna, Iribicuá e Itá Ibaté, ésta la más lejana de todas, lindera con la jurisdicción que se dieron las misiones jesuíticas.
De todas esas estancias, las más importantes eran las de La Limosna y San Antonio, especialmente esta última donde, desde 1764, hubo una modesta capilla con regulares ornamentos.
En Itá Ibaté, a fines de dicho siglo no había capilla alguna; sin perjuicio de ello, parece ser que una Imagen de San Roque recibía culto en el lugar. De un Inventario de bienes de la Reducción de la Pura y Limpia Concepción de Itatí, formalizada en 1779, con motivo del reemplazo de fray Antonio de Acosta en el gobierno espiritual del pueblo, se desprende que el haber del puesto de Itá Ibaté consistía en 40 vacas, 15 lecheras, 29 yeguas chúcaras y 47 yeguas mansas, 1 garañón, 21 potros, 25 burros y burras, 3 caballos y 1 burro hechor y 1 hacha(1).
(1) Archivo General de la Provincia de Corrientes. Documentos de Gobierno. Año 1779. Legajo Nro. 21. Expediente: “Inventario realizado en el curato de Itatí con motivo del reemplazo de fray Antonio de Acosta. 1779”. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
En esa fecha atendía el paraje Justo Bernal, con título de capataz, a quien anualmente el Cabildo de Itatí le pagaba por su trabajo. Hay constancia que el 25 de Septiembre de 1802 se le entregó 20 varas de lienzo a cuatro reales la vara, 15 pesos plata, dos redomones, en tres pesos cada uno, una yegua en cuatro reales y un caballo en dos pesos(2).
(2) Valerio Bonastre. “Acuerdos del viejo Cabildo de Itatí” (1930), p. 102, Corrientes. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
A Bernal reemplazó Pedro José Rojas, a quien, en julio de 1804, se le abonó su trabajo con diez redomones a 12 reales cada uno. un caballo manso a 2 pesos y 10 pesos de plata(3).
(3) Valerio Bonastre. “Acuerdos del viejo Cabildo de Itatí” (1930), p. 142, Corrientes. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Nro. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
A fines del siglo XVIII este paraje era el punto final de la carrera de postas al Paraguay, establecida por la Real Renta de Correos. En ese entonces, dicha carrera estaba atendida por el Administrador de Correos de Corrientes hasta la posta de Ensenada Grande y, a partir de la posta inmediata -que era la San Isidro- hasta la de Itá Ibaté, hacía el servicio el Cabildo de Itatí, mediante la colaboración que prestaban los administradores de las estancias de la Virgen, proveyendo oportunamente de caballos y hombres aptos.
Después de Itá Ibaté estaban las postas de Ibiratingay, Caraguatay y Santa María, atendidas por las autoridades misioneras.
Hacia el año 1812, la vieja estancia había disminuido su caudal ganadero, pero el paraje cercano al río, el casco del establecimiento -por así llamarlo- había logrado mejor fisonomía. Mediante un Inventario levantado en ese año, se sabe que en el paraje había una casa con cupial y dos puertas, otra con dos puertas y dos cupiales, un rancho con puertas, otra con dos puertas y dos cupiales, un rancho con puertas y una casa de estanteo. Había dos hachas y una de guerra, una azuela, un escoplo, dos frenos mulares y una carreta(4).
(4) Valerio Bonastre. “Acuerdos del viejo Cabildo de Itatí” (1930), pp. 197 y sgtes., Corrientes. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
Según el censo levantado en 1820, por orden del Supremo Entrerriano, general Francisco Ramírez, en la zona de Itá Ibaté, incluyendo campiñas y montes, vivían cincuenta familias con un total de 306 personas, cifras discriminadas en las siguiente forma: hombres de 12 a 60 años 100; mujeres, de 12 a 60 años, 105; y niños 101.
La extinción del régimen de comunidad existente en Itatí, dispuesta a iniciativa del gobernador Pedro Ferré, en febrero de 1825, trajo aparejada la liquidación de sus bienes. La estancias fueron subastadas en almoneda, alcanzando su monto a $ 11.959, de los cuales, deducidas las deudas de la comunidad, sólo quedó la suma de $ 4.003, cantidad poco compensatoria para el Gobierno por la venta de inmuebles tan valiosos(5).
(5) Archivo General de la Provincia de Corrientes. Expedientes de Tierras. Legajo Itatí. Expediente: “Venta de tierras del pueblo de Itatí”. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
La estanca de Itá Ibaté, cuyos linderos a los fines de la venta fueron establecidos desde las inmediaciones de la punta del monte de Ibahay hasta las Barranqueras al arroyo Santa Lucía, con dos leguas o poco más o menos de frente sobre el Paraná, siendo su fondo hasta el Santa Lucía, fue vendida en septiembre de 1826, ante el escribano José Ignacio Rolón, a Angel Mariano de Vedoya, único postor, en la suma de quinientos treinta pesos, con prevención de que, en la costa del Paraná “queda un cuarto de legua (a tres vientos) de monte, a beneficio común del vecindario de Caá Catí”, conforme a lo acordado por la Legislatura el 26 de Junio de ese año.
Desde la estancia “La Asunción” hasta los confines de la jurisdicción itatiana, los montes, a la fecha de la extinción de la comunidad indígena, podían considerarse casi vírgenes, según la expresión del agrimensor francés Narciso Parchappé, “a excepción del beneficio que se ha hecho en ellos de la cáscara de curupay, beneficio que en el día tiene alcanzados los montes de Itá Ibaté”(6).
(6) Alcides d’Orbigny. “Viaje a la América Meridional” (1945), tomo I, p. 221, Buenos Aires. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
Allí fue a establecerse -en ese año de 1826- Pedro Duarte, enviado por Juan Asencio Virasoro quien, siendo dueño de una curtiembre en la Ciudad de Corrientes, necesitaba de la corteza del curupay, para usarla como tintórea. Para noviembre, Duarte había logrado despachar, a su comitente, 12 carretadas de cáscara, por lo que abonó al Fisco, por derechos, 4 pesos por carretada.
Parece que, de las casas apuntadas en el Inventario, realizado en 1812, poco y nada quedaba quince años más tarde. Según Alcides d’Orbigny, viajero por esos parajes en 1827, tres postes enclavados en la costa señalaban a los navegantes el paraje de Itá Ibaté:
“Por fin doblamos -dice en su relato- una punta ancha, que era la que buscábamos, según lo averiguamos enseguida. Se trataba de Itá Ibaté, bien caracterizada por sus barrancas pedregosas que le valieron su nombre...
“Al pasar por allí, vimos tres postes sin prestarles mucha atención, porque luego no advertimos ningún rastro viviente de hombres ni sendero en el monte que pudiera llevar al lugar. Lo supusimos plantados por los paraguayos...
“Pasamos los tres postes que, según luego supimos, eran la señal del puerto donde debíamos parar, pero que no reconocimos. Seguimos pues la costa mirando en todas direcciones... Nada. Ningún rastro humano se nos mostraba”(7).
(7) Alcides d’Orbigny. “Viaje a la América Meridional” (1945), tomo I, p. 221, Buenos Aires. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
- La Guardia de Itá Ibaté
El conflicto con los paraguayos, iniciado en 1821, mediante sostenidos atropellos a la soberanía correntina, se agudizó en 1832, expandiéndose la ocupación hasta cerca de Itá Ibaté, paraje que nuevamente adquirió carácter de límite jurisdiccional.
Desde el segundo mandato de Pedro Juan Ferré, en 1833, hubo destacada una Guardia en el lugar por la constante amenaza de invasión de fuerzas paraguayas. En enero de ese año, el gobernador Ferré dispuso que cincuenta hombres, al frente del Comandante Militar de Caá Catí, vayan a guardar el paraje “por hallarse destituido de toda fuerza, con peligro de que el enemigo nos aceche por aquella vía”(8).
(8) Archivo General de la Provincia de Corrientes. Libro Copiador de Notas del Ministerio de Gobierno. Legajo Núm. 4. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
Rafael León de Atienza, ni bien se hizo cargo del Gobierno, reforzó -en enero de 1834- esta Guardia, enviando trescientos hombres los que, con los anteriormente destacados, fueron puestos a las órdenes del comandante de San Miguel, medida que, bien pronto, se revió, volviendo la Guardia de Itá Ibaté a depender de la Comandancia de Caá Catí.
Esta presencia humana atrajo, como era natural, a elementos coadyuvantes al desarrollo económico del paraje, estableciéndose pequeños comercios, “boliches”, como les llamaban entonces. Ello dio pie, en 1843, al gobernador Joaquín Madariaga, a habilitar el puerto de Itá Ibaté para el comercio.
Terminada la guerra contra la tiranía de Juan Manuel de Rosas, comenzó a efectuarse, por este puerto, el paso de ganado en pie al Paraguay, tráfico que logró mayor volumen después de la guerra del '65, para satisfacer las necesidades del consumo interno, dado el estado de postración en que quedó la industria pecuaria del país hermano. En la época de la guerra con el Paraguay comenzó a realizarse un comercio bastante activo de ganado en pie.
Los herederos de Angel Mariano de Vedoya, propietario del campo de Itá Ibaté desde 1826, fallecido a fines de 1847, conservaron el campo por algún tiempo pero, tras sucesivas trasmisiones de dominio, el inmueble vino a parar a manos de Víctor Duarte, hijo de aquel Pedro Duarte, enviado por Virasoro, en 1826, a buscar cáscara de curupay.
La naturaleza de las operaciones y las exportaciones que, por ese puerto, se realizaban, movió a las autoridades nacionales a establecer -al término de la guerra con el Paraguay-, una Receptoría, encargada de la percepción de los correspondientes derechos de exportación. Esta creación implicó el asiento de nuevos pobladores y el arraigo de los ya existentes, obligando al Gobierno Provincial a crear una Comisaría encargada de controlar el movimiento del puerto.
Por decreto del 17 de Mayo de 1872, el gobernador Miguel Victorio Gelabert, “considerando que es de indispensable necesidad crear un puesto de comisario en el Paso de Itá Ibaté para atender las guías de haciendas que se extraen por ese puerto”(9), designó comisario a Manuel Aquino, funcionario no siempre ecuánime en sus procedimientos.
(9) Registro Oficial de la Provincia de Corrientes. Primer Semestre. Año 1872. p. 64. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Nro. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
A muy poco tiempo de iniciadas las tareas de esta Oficina -un rancho, una mesa y una destartalada silla- se le asignó al comisario un grupo de fuerza policial, encargada, no sólo de accionar en el quehacer inherente a las exportaciones, sino de ordenar el incipiente vecindario, formado en su mayoría por paraguayos, sujetos hasta entonces a su voluntad y sus pasiones.
- La fundación
Hacia el año 1873 se estableció una línea de mensajerías entre Itá Ibaté, San Antonio de Itatí y Caá Catí, cuyo empresario, Francisco C. Meabe, vinculado al progreso de esa zona del Alto Paraná, recibió del Gobierno una subvención mensual de treinta pesos fuertes.
Poco después, Meabe arrendó a Duarte buena porción de su campo para dedicarlo a la explotación ganadera, incluso la zona del puerto de embarque, circunstancia ésta que, más tarde, originaría inconvenientes. Se inició entonces una época de verdadero progreso para Itá Ibaté y, simultáneamente, una serie de conflictos entre les arrendatarios y los vecinos, estos últimos sin mucha vocación hacia las formas legales.
Esta circunstancia movió el ánimo de Duarte a dar aspecto definitivo al vecindario de Itá Ibaté, dirigiéndose a tal efecto al Gobierno, el 14 de Febrero de 1876, para señalar las persecuciones ejercidas por el arrendatario sobre los pobladores del campo de su propiedad y hacer donación de cinco manzanas de terreno para la fundación de un pueblo. Pero conviene señalar que Duarte omitió consignar las depredaciones que sufrían los arrendatarios por parte de los vecinos. Lo cierto era que las tierras eran propiedad de Víctor Duarte y que, en 1877, decidió donó al Gobierno cinco manzanas para que se levantara un pueblo.
Como el Gobierno objetase al donante lo reducida que resultaba el área donada a ese fin, Duarte ratificó el acto por Nota del 4 de Marzo. El Gobierno aceptó la donación por resolución del 5 de ese mes, cuyo texto expresa:
“En vista de lo expuesto en la precedente Nota, acéptase la cesión gratuita que hace el señor don Víctor Duarte en Nota de fecha 14 de Febrero del año pasado, de cinco manzanas de 150 varas por costado de su terreno de Itá Ibaté, departamento de Caá Catí, en la parte ocupada actualmente por una numerosa población, en las costas del Paraná, cuya donación es con objeto de que el Gobierno funde allí un pueblo, prefiriéndose especialmente a los pobladores actuales y a fin de que el Gobierno pueda disponer de la delineación del pueblo proyectado, diríjase oficio a dicho Sr. Duarte para que, de acuerdo con el Juez Pedáneo de la Sección y el Comisario del punto, determinen los límites del terreno cedido y comuniquen al Gobierno”(10).
(10) Archivo General de la Provincia de Corrientes. Expedientes Administrativos. Año 1880. Legajo Nro. 193. Expediente Núm. 393. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
La función será dispuesta por el Gobierno Provincial, por un decreto del 7 de junio de 1877, conservando el nombre del paraje donde ya vivían algunas familias. Tres meses después de aquellos sucesos, el gobernador José Luis Madariaga decretó la fundación de un pueblo en el paraje Itá Ibaté, asentándolo en la tierra donada por Duarte, mediante decreto cuyo texto dice:
“Corrientes, Junio 7 de 1877.
“Considerando que con fecha 14 de Febrero del año pasado Dn. Víctor Duarte ha cedido gratuitamente al Gobierno cinco manzanas de cincuenta varas por costado de su terreno de Itá Ibaté, Departamento de Caá Catí, para la fundación de un pueblo, existiendo ya en el terreno una numerosa población; que con fecha 4 de Marzo del mismo año, el Sr. Duarte, contestando una Nota del Gobierno, de Febrero 23, expuso, que no podía donar más terreno que las cinco manzanas referidas; que con fecha cinco de Marzo último, el Gobierno aceptó en todas sus partes la referida donación y en la misma fecha comunicó al donante su aceptación; que aunque el terreno donado es insuficiente para la fundación de un pueblo, éste inconveniente no obstaría a que el pueblo se funde, teniéndose conocimiento positivo de la importancia de la localidad, de su numerosa población, de su importante comercio, en cuyo punto existe una Receptoría Nacional; y atendida al espíritu de la ley de 6 de Noviembre de 1875; y en uso de la facultad conferida por la del 14 de Septiembre de 1869.
“El Gobernador de la Provincia, ACUERDA Y DECRETA:
“Art. 1.- Eríjase un pueblo en el paraje denominado “Itá Ibaté”, Departamento de Caá Catí, con la denominación de aquél paraje.
“Art. 2.- Nómbrase una Comisión encargada de dirigir los trabajos necesarios para la fundación del pueblo, compuesta de los señores, Dn. Lisandro Toledo, Dn. Juan Monzón y Dn. Juan B. Gallino, los que quedan autorizados a tomar las medidas conducentes para la más pronta realización del pueblo.
“Art. 3.- Comisiónase al agrimensor Dn. Ginés Lubary para que pratique la delineación del pueblo, debiendo ajustar sus operaciones a la ley del 6 de Noviembre de 1875, si hay terreno suficiente y, en caso contrario, reemplazar el metro por la vara.
“Art. 4.- Destínase para honorarios del agrimensor, tres pesos fuertes por cada manzana o suerte de chacra delineada, no debiendo pasar de una legua cuadrada el área del terreno delineado”(11).
(11) Registro Oficial de la Provincia de Corrientes. Primer semestre del año 1877. Corrientes. 1885. p. 179. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
Pero el problema que se presentó fue que el terreno donado por Duarte era parte de una mayor extensión que estaba arrendada a una firma comercial que protestó y consiguió que el Gobierno dejara sin efecto la fundación, por decreto del 20 de abril de 1880.
No bien se publicó el decreto de Madariaga, el doctor Tomás J. Luque -apoderado de Meabe Hnos.- sociedad arrendataria del campo, formuló una protesta -fue el 21 de Junio- ante el escribano Jorge Ulbrich, “por los daños y perjuicios que les vengan” y “porque está persuadido de que, ocupadas por poblaciones, las cinco manzanas donadas y creado allí un pueblo sobre esa base, se hace imposible llenar el objeto que el arrendatario tuvo en vista al celebrar el contrato de arrendamiento”(12).
(12) Registro Oficial de la Provincia de Corrientes. Primer semestre del año 1877. Corrientes. 1885. Llamada Núm. 8. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
Después, el doctor Luque se presentará al Gobierno pidiendo la anulación de lo actuado, formulando atrevidas apreciaciones en torno a la bondad de la idea de fundar allí un pueblo pues, en su entender, todo radicaba en el deseo del ministro de Gobierno, doctor Severo Fernández, de anular el quehacer de la firma Meabe Hermanos, “con la plantación de un nuevo pueblo allí y la aglomeración de gente ad hoc que mandaría poblarse allí el ministro de Gobierno, para dar prevalencia a su suegro, don Juan B. Gallino, competidor desde 1874 en tal negocio de Meabe y Cía”. Esta afirmación -expresada con énfasis- no fue probada en el expediente(13).
(13) Registro Oficial de la Provincia de Corrientes. Primer semestre del año 1877. Corrientes. 1885. Llamada Núm. 8. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
Como el agrimensor Lubary no acaptó el encargo de mensurar y dividir el terreno para el pueblo, se le encomendó la tarea, por decreto del 28 de septiembre de ese año 1877, al agrimensor Gustavo Perret, francés avecindado desde años atrás en Corrientes. El 4 de octubre de ese mismo año, realizó la mensura, midiendo 4.140 varas de frente sobre el río Paraná, 6.000 varas de contrafrente, 2.750 de contrafondo y 6.448 varas de fondo, conteniendo un área de 22.318 varas cuadradas, en cuya área quedaron incluidas las cinco manzanas donadas por Duarte.
Delineó enseguida el pueblo midiendo cuarenta y nueve manzanas de cien varas en cuadro, separadas por calles de veinte varas con una calle de circunvalación de cincuenta varas y nueve suertes de chacras de quinientas varas por costado, divididas por calles de cincuenta varas.
Pero una ley, del 14 de marzo de 1881 dejó las cosas como antes y el pueblo continuó su vida normal, siendo ampliada su área urbana en 1890.
- Escuelas y maestros
Inmediatamente de formalizada la fundación, dispuso el Gobierno -por decreto del 31 de agosto de 1877- el establecimiento de una escuela de varones, designando a Celestino Esquivel para regentearla(14). La Inspección General de Escuelas envió, al mes siguiente, ocho bancos, a los fines de la iniciación de las clases.
(14) Registro Oficial de la Provincia de Corrientes. Segundo semestre del año 1877. Corrientes. 1885. p. 44. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
Esquivel atendió la escuela durante corto tiempo. Le sucedió, en septiembre de 1878, Estanislao Peinado a quien, a su vez, en marzo del siguiente año, reemplazó José Ramírez. Desde 1882 ejerció Solano Pintos y, en marzo de 1885 se hizo cargo de la escuela Gregorio Alsina, reemplazado meses después por dBenjamín Appleyard.
En julio de 1886 entró a ejercer Benigno Sánchez. La escuela, que durante largos años había sido de varones solamente, en 1890 fue convertida en mixta, atendiéndola doña Julia J. López y luego doña Magdalena A. de Viera.
En 1903, Eleodoro A. Toledo instaló una escuela particular, a la que imprimió características de Graduada. A poco de su funcionamiento, ya había logrado decidido auspicio popular. Al iniciar las clases el año siguiente, contaba con sesenta y dos alumnos.
El plan de estudios era el mismo que aplicaba el Consejo de Educación de la Provincia en las escuelas de su dependencia. En junio de 1904, la Comisión Municipal, presidida entonces por Miguel F. Ortiz, solicitó al Poder Ejecutivo una subvención para el mantenimiento de la escuela, la cual le fue concedida(15).
(15) Archivo General de la Provincia de Corrientes. Expedientes Administrativos. Año 1904. Legajo Nro. 311. Expediente Núm. 65. Letra C: “Comisionado Municipal solicita una subvención mensual de $ 30 para sostenimiento del maestro normal Eleodoro A. Toledo. Itá Ibaté”. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
- Riesgo y confirmación del decreto del P. E.
El trámite del expediente iniciado por el doctor Luque, en representación de la firma Meabe Hermanos, siguió su curso durante el año 1879 y parte del siguiente. Dictámenes fiscales e informes fueron dándole volumen y configurando una situación adversa al decreto fundador del pueblo.
La circunstancia de no haber sido aprobado dicho decreto por la Legislatura, dio pie al Poder Ejecutivo a dejar sin efecto dicha disposición, cuando lo sensato hubiera sido pedir su aprobación. Todo ello evidencia que hubo entonces una pugna de intereses en la que jugó no corto papel la pasión política. El 21 de Abril de 1880, el P.E. dictó el decreto que expresa:
“En mérito de lo obrado en este expediente y, resultando que la H.C.L. no ha confirmado ni prestado su aprobación al decreto gubernativo de Julio 7 de 1877, que ordenaba la fundación de un pueblo en Itá Ibaté, destinando para su planta cinco manzanas de terreno, donadas para dicha fundación por el señor Duarte, y más una extensión mayor a expropiarse; que la H. C. no sólo no ha confirmado, sino que expresamente no ha aprobado el Decreto citado, por considerar inconvenientes los terrenos de aquellos parajes para pueblo, según la Nota de su presidente del 2 de Noviembre de 1879; y considerando:
“1.- Que el decreto dictado no puede tener fuerza, desde que no ha obtenido la confirmación legislativa, necesaria en este caso.
“2.- Que de acuerdo con lo dictaminado por el Procurador General, y con los principios del derecho, la donación queda sin efecto, desde que no se ha cumplido el objeto que al hacerla se tuvo en vista; pero tenienndo a la vez presente que bajo la promesa o la esperanza de que ese local se destinaría para un pueblo, hay allí poblaciones hechas, cuyos dueños serían perjudicados si precipitadamente fueran obligados a la desocupación, y que en atención a esto, la parte de Meabe ha convenido ante el Gobierno, en no molestar a esos pobladores ni pedirles la desocupación hasta fin del corriente año.
“Se resuelve:
“1.- Queda sin efecto el decreto del 7 de Junio de 1877, que disponía la erección de un pueblo en Itá Ibaté.
“2.- Queda sin efecto la donación de cinco manzanas de terreno hecha por Dn. Víctor Duarte, y la propiedad sobre ellas queda restituida a dicho señor Duarte o a sus legítimos sucesores.
“3.- Los vecinos que se encuentren actualmente con casas en esas cinco manzanas, no serán obligados a la desocupación durante todo el corriente año ni al pago de arrendamiento”(16).
(16) Archivo General de la Provincia de Corrientes. Expedientes Administrativos. Año 1904. Legajo Nro. 311. Expediente Núm. 65. Letra C. Llamada Nro. 8: “Comisionado Municipal solicita una subvención mensual de $ 30 para sostenimiento del maestro normal Eleodoro A. Toledo. Itá Ibaté”. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
Los sucesos de julio del '80 provocaron la caída del Gobierno correntino. Quienes lo sucedieron, salvaron la omisión en que se incurriera en 1877, pidiendo a la Legislatura la aprobación del decreto fundador del pueblo. El 17 de Marzo de 1881, el gobernador Antonio Gallino, promulgó la ley del decreto del 7 de Junio de 1877.
Pocos días después, por decreto del 7 de Abril, fue designada la primera Comisión Departamental que tuvo el pueblo, base de su Gobierno Municipal, integrada por Juan B. Gallino, como presidente; Juan E. Gutiérrez y Pedro N. Oscari, como vocales titulares; y Emilio Gallino y Rufino Ruiz Díaz, como suplentes.
Con el fallecimiento de Francisco C. Meabe -producido a principios de 1886- decayó la empresa que había estado impulsada mediante su esfuerzo laborioso. Duarte decidió entonces vender el terreno donde estaba el pueblo de Itá Ibaté y, por ende, el puerto de embarque de haciendas, motivo vital para el paraje.
Nueva protesta surgió entonces, la que estuvo a cargo de Salvador Micheri(17), más sin perjuicio de ella, Duarte vendió su campo a Alfredo Laffont.
(17) Periódico “Las Cadenas” (Corrientes), del 12 de Julio de 1886. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Núm. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
El problema de la tierra donde estaba asentado el pueblo se agudizó entonces, pues mientras el pueblo evolucionada -bien que lentamente-, la tierra de su asiento era de propiedad particular. La ley del 15 de Julio de 1890 concluyó con esa situación:
“Declárase de utilidad pública -decía en su artículo l9- el terreno que ocupa el actual pueblo denominado Itá Ibaté, en una extensión de tres mil metros de frente sobre el río Paraná, por tres mil de fondo hacia el malezal, arrancando desde el zanjón que desemboca en el río Paraná, contiguo al brete del señor Salvador Micheri, al Este del pueblo, debiendo trazarse las líneas en ángulos rectos sobre paralelos a los fondos de la misma propiedad”.
Y agregaba en su artículo 29:
“Autorízase al P. E. para expropiar del señor Alfredo Laffont, el área del terreno relacionado en el artículo anterior y venderlo en lotes a los pobladores, reglamentando la presente ley”(18).
(18) Registro Oficial de la Provincia de Corrientes. Año 1890. Corrientes, 1918, p. 338. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Nro. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
- Itá Ibaté en 1894
Hacia el año 1894, Itá Ibaté contaba con 200 habitantes. Un cronista en aquellos días ha escrito:
“Itá Ibaté es un caserío de paja, edificado sobre una alta barranca, que es el único alto que tiene. Por una escalinata rústica, en plano inclinado, se asciende de la playa. Su nombre de piedra elevada o alta está perfectamente puesto...
“Está rodeado de malezal, por eso muchos no tienen fe en su progreso, a pesar de su buen puerto. Los vecinos en cambio creen en él y piden sólo delineación para marchar...
“Por Itá Ibaté se hace un activo pasaje de haciendas al Paraguay. Hay allí dos casas de comercio, Oficina de correos y telégrafos, vapores dos veces por semana de Posadas y Corrientes y es el desembarcadero casi obligado de pasajeros, cargas y correspondencias para todos los pueblos del Interior.
“A pesar de su malezal del sur y de las mudas costas paraguayas del norte, Itá Ibaté tiene algo de vivo, de gérmenes civilizadores, tanto le vale estar en fácil comunicación con el mundo civilizado”(19).
(19) Periódico “La Libertad”, (Corrientes), del 29 de Julio de 1894. // Citado por Federico Palma. “Orígenes del pueblo de Itá Ibaté” (1977), en. “Cuadernos de Historia - Serie I”, Nro. 3. Ed. Imprenta del Estado, Corrientes.
El problema del aislamiento originado por la falta de comunicaciones terrestres fáciles y regulares con Caá Catí, dada la naturaleza del terreno aledaño, tuvo comienzos de solución a mediados de 1898. Dispuso el Gobierno Provincial la construcción de un camino de ocho metros de ancho entre ambos pueblos, a cuyo efecto designó comisiones encargadas de promover una suscripción popular. En Itá Ibaté la integraron los vecinos, señores Angel Ortiz, Valeriano Pérez y Eleodoro A. Toledo.
El 1 de Marzo de 1902 comenzó a funcionar el Registro Civil de la Provincia, nominado actualmente Registro Provincial de las Personas. Fue su primer encargado, Eleodoro A. Toledo, quien era también Juez de Paz.
- La iglesia
La piedra fundamental de la iglesia se colocó el 30 de noviembre de 1902, culminando así una etapa singularmente laboriosa de la Comisión Pro Templo presidida por Eleodoro A. Toledo.
Ese día ofició, predicó y bendijo la piedra fundamental del templo a edificarse, el presbítero Juan Cloquell, párroco de Caá Catí. Fueron padrinos de la ceremonia, el doctor Rómulo Amadey -representado por Eduardo Díaz Colodrero- y doña Amada Toledo de Díaz Colodrero.
El templo, levantado mediante la contribución vecinal, fue inaugurado en 1906 bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Por decreto del 31 de julio de 1956, la jerarquía eclesiástica separó la capellanía de Itá Ibaté del curato de General Paz, erigiéndolo en parroquia, la cual quedó a cargo del P. Vicente Tormo, a quien sucedió -en febrero de 1966- el P. Juan I. Pérez, ambos de la Orden Jesuítica(20).