Los números en guaraní
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El guaraní enfrenta un problema serio en el tema de la numeración. Es sumamente curioso, pero la verdad es que no se tienen noticias ciertas del sistema numeral utilizado por los kario ni por los indígenas guaraní en general.
En la memoria colectiva de la población han quedado sólo 4 números: peteĩ, mokõi, mbohapy, irundy.
Los indígenas guarani actuales del Paraguay Oriental tampoco aportan la solución. Algunos estudiosos argumentan que el sistema nunca fue denario -como la numeración occidental-, sino simplemente cuaternario, así como fue ternario el de los antiguos egipcios. Otros creen que los nombres de los demás números simplemente se han perdido por desuso.
El maestro guarajo Severo Flores informó que ellos utilizan actualmente en Bolivia y en el Chaco paraguayo un sistema denario, pero no precisa si es tradicional o también una adaptación. Los números dice que son: pétĩ, mókõi, mbápy, irúndy, pandépo, óva, gúri, chíu, cháu, pañandépo.
El doctor Reinaldo Decoud Larrosa realizó una interesante y muy práctica adaptación al sistema denario, utilizando los 4 números genuinos y dándole al número 5 el nombre de “po”, en alusión a los dedos de la mano.
A partir del número 6 procede por aglutinación, utilizando los aféresis de los 4 números genuinos. Tales son: poteĩ, pokõi, poapy, porundy. Al número 10 le da el nombre de “pa”, aféresis de “opa”, se acaba, por ser la cumbre del sistema.
Luego sigue de nuevo por aglutinación: 11, pateĩ; 12, pakõi; 13, paapy; 14, parundy; 15, papo; 16, papoteĩ; 17, papokõi; 18, papoapy; 19, paporundy; 20, mokõipa.
El sistema es por demás sencillo; siempre están en combinación dos números y la regla es que si el orden de dichos números es mayor-menor, se suman.
Ej.: pakõi, 12 (pa + mokõi) .
Pero si el orden es menor-mayor, se multiplican.
Ej.: mokõipa 20 (mokõi x pa). Así, papo sería 15, y popa, 50. El 100 es “sa”; el 1.000, “su”; y el millón “sua”. Estas últimas ya son arbitrarias.
El sistema numeral no funciona
La adaptación hecha por Decoud ha sido bien recibida por el Gobierno paraguayo, el cual decidió darle la más amplia difusión, a fin de recuperar el sistema numeral propio. Hace más de 25 años que el Estado mandó estampar dichos números en el reverso de los billetes de la moneda nacional: ”el guaraní”.
Sin embargo la medida ha sido lamentablemente ineficaz En 25 años el pueblo paraguayo no aprendió la referida numeración guaraní, teniendo en sus manos y bolsillos esos billetes, todos los días, desde los más humildes hasta los más encumbrados ciudadanos.
Al respecto se es pesimista. Muchos estudiosos creen que ya no es vendible al pueblo este sistema numeral. El Estado ya no le puede dar una mayor difusión de lo que le viene dando, a través del sistema educativo y de los billetes de la moneda nacional.
Se cree que cuando los enfoques lingüísticos son equivocados, los esfuerzos son inútiles y se considera que este enfoque está equivocado.
La gente sigue guaranizando simplemente los números castellanos: úno, do, trre, kuátrro, sínko, séi, siéte, ócho, nuéve, die, ónse, dóse, trrése, katórse, kínse, diesiséi, diesisiéte, diesiócho, diesinuéve, véinte, veintiúno, etc.
La lengua es un sistema que resiste a las creaciones artificiosas. Tiene sus mecanismos de creación de palabras, entre los cuales se destacan el vulgarismo, los calcos y préstamos.
El esperanto es un ejemplo de lengua creada en laboratorio con la intención de imponer una sola lengua a toda la humanidad, pero fracasó estrepitosamente.
No se cree que el guaraní paraguayo tenga otra salida que la adaptación y guaranización por vía de calco de la numeración castellana. Lastimosamente, en el sistema educativo se hallan empotrados fundamentalistas dogmáticos, en vez de lingüistas y gramáticos. Ellos, a pesar del evidente fracaso, siguen impulsando una política lingüística equivocada, cuyo mayor logro es hacer odiar el guaraní por las nuevas generaciones de americanos.
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