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CAMPAÑA MILITAR DE BELGRANO EN EL PARAGUAY

El espíritu de Manuel Belgrano no estuvo -durante los días que antecedieron al cruce del río Paraná- lo suficientemente sereno. Las dificultades, las noticias contradictorias, la propia distancia, pusieron en su alma una nota de amargura.

Con motivo de comunicaciones de Elías Galván a la Junta de Mayo sobre donativos de caballada para el Ejército, Belgrano protesta -en Oficio del 3 de Diciembre de 1810- desde la costa del Paraná.

Sin negar el tributo popular, habla del estado de flacura de los animales que se le dieron, de la necesidad en que se vio de adquirir otros; de la desconfianza del pueblo con respecto a su eficacia militar, puesto que daba por inevitable su derrota, y se cooperaba disimuladamente como para excusar, después, responsabilidades.

Ese estado de espíritu tiene un cartabón: faltaban al general hasta hachas para abrir el camino en la selva o construir almadías en el río, elemento insustituible que -imprevisoramente- no se trajera al iniciarse la campaña.

¿Para qué hablar de las canoas? Ellas debieron hacerse en Corrientes, por el después brigadier general Pedro Ferré, y transportarse por tierra, en carretas, hasta Candelaria.

Junto a estos elementos esenciales pedía Belgrano otros que no podía redundar sino en pérdida de tiempo, como el complicado vestuario de la banda de música que reclamaba. Dice en Oficio del 4 de Diciembre:

“El uniforme de los músicos debe ser casaca azul, vuelta, collarín y solapa encarnada, con galón de oro en el cuello y solapa y botón dorado; pantalón y chaleco blanco y bota o botín; sombrero elástico o redondo a falta de azul; pero si sus instrumentos no son bélicos, excúselos Vd. como voy a excusar a los de Misiones que me han venido, que en nada se diferencian de las ranas de la laguna Iberá y de sus adyacencias”.

- Ayuda de Corrientes. La división de caballería de José de Silva

Dedicado personalmente a reconocer la costa, observa la fuerza insuficiente que el Paraguay tenía vigilando los pasos del río, y su optimismo despierta otra vez con vigor. “La fuerza del Paraguay -escribe a Galván- espero que vaya de suyo a tierra como todo lo que no tiene fundamento”, y es tan honda su convicción que- sin esperar la articulación de sus varias unidades- cruza el Paraná.

Para apreciar debidamente este error inicial débese recordar que el Ejército patriota se formaba de tres columnas en marcha convergente. La primera, organizada por Belgrano en Curuzú Cuatiá, llegaba al Paraná dividida, al iniciar su avance desde ese punto eludiendo la ruta de Misiones para llegar cuánto antes al Paraguay en línea recta, pasando el río Corriente -en Capitá Miní- para dirigirse luego al Ipucú

La segunda, de milicias yapeyuanas, a las órdenes del Teniente de Gobernador de Misiones, Tomás de Rocamora, había arrancado de Yapeyú y, cruzando el Miriñay y el Corriente, llegaba al Paraná con la dirección del Paso de Itapúa; y la tercera -de fuerzas correntinas- en número de quinientos milicianos que, arrancando de Corrientes y Saladas, iban a las órdenes del comandante José de Silva y de su segundo, el español patriota, capitán Carlos de Arenosa(1).

(1) Las milicias correntinas se formaban de la 3ra. compañía del regimiento voluntario de caballería. Arenosa mandaba 120 milicianos de Saladas, que actuarán en Paraguary y Tacuary. Además de las canoas fabricadas por Pedro Ferré, se envió una batería de 8 cañones alistada por los patriotas Pedro Ferré, Angel Fernández Blanco y el español Julián de Molina Torres, y el equipo, fornituras, etc. de la división. // “Historia de la provincia de Corrientes (desde la Revolución de Mayo al Tratado del Cuadrilátero)”, del doctor Hernán Félix Gómez.

El general Belgrano, en sus “Memorias” publicadas en la Revista de Buenos Aires(2)- abunda en el propósito de mantener oculto el lugar en que pensaba cruzar el Paraná.

(2) Tomo XIII, pp. 397 y siguientes. // “Historia de la provincia de Corrientes (desde la Revolución de Mayo al Tratado del Cuadrilátero)”, del doctor Hernán Félix Gómez.

El secreto de que revistió a sus planes está de manifiesto -además- en el itinerario que indicara a la columna de Tomás de Rocamora(3), como en sus Oficios al Teniente de Gobernador de Corrientes, Galván, en el Archivo de esta provincia, planes que aclara en el indicado memorial señalando como punto terminal el Paso que enfrenta a la Isla de Apipé para de ella cruzar a San Cosme (Paraguay).

(3) Revista de Buenos Aires. // “Historia de la provincia de Corrientes (desde la Revolución de Mayo al Tratado del Cuadrilátero)”, del doctor Hernán Félix Gómez.

Cuando la exploración personal de la costa lo convenció de las ventajas que ofrecía el Paso de Candelaria como de las reducidas fuerzas paraguayas que podían oponerse a la operación, Belgrano cambia sus proyectos.

Y fuese la necesidad de obrar con rapidez o la impremeditación de proceder sin reunir las tres columnas convergentes llamadas a integrar el ejército, es lo cierto que inicia el cruce del río en la noche del 18 al 19 de Diciembre de 1810 con las fuerzas a su comando inmediato y sólo 120 milicianos correntinos de Saladas que -a las órdenes de Arenosa- se habían adelantado(4).

(4) Antes de cruzar, el 17 de Diciembre, rompió el armisticio convenido con el jefe paraguayo Thompson, en espera de la intimación que dirigiera a las autoridades de Asunción. // “Historia de la provincia de Corrientes (desde la Revolución de Mayo al Tratado del Cuadrilátero)”, del doctor Hernán Félix Gómez.

Así, a mediados de Diciembre de 1810 el ejército liderado por Belgrano cruzó penosamente el río Paraná y, una vez en territorio paraguayo, dispersó a una guarnición enemiga en Campichuelo.

Cruce del Paraná y acción de Campichuelo

Manuel Belgrano simuló hacer el cruce a la vista del enemigo al anochecer del 18 de Diciembre de 1810 y en la noche envió una patrulla para inspeccionar la costa norte. Esta patrulla capturó prisioneros e informó que por ese punto se podía hacer el desembarco.

Sabiendo que las fuerzas enemigas eran escasas, Belgrano ordenó a José Ildefonso Machain el cruce del río Paraná en la madrugada del 19 de Diciembre de 1810. Al amanecer, los soldados llegaron a la costa opuesta desperdigados por efecto de la corriente.

Luego de desembarcar sin oposición alguna, se extraviaron en los montes linderos, por lo que Machain ordenó la previa reunión de los mismos antes de atacar el puesto de observación paraguayo ubicado en Campichuelo de la Candelaria.

En un acto lindante con la insubordinación, Manuel Artigas, Jerónimo Helguera y Ramón Espínola decidieron avanzar con siete soldados. Los defensores, el subteniente paraguayo Domingo Soriano del Monje y 13 soldados, luego de disparar brevemente con los 3 pedreros, se retiraron del lugar. En esta breve escaramuza no hubo bajas en ninguno de los dos bandos.

El capitán Gregorio Perdriel, que llegó a Campichuelo en la segunda oleada de desembarco, salió de allí a las 14:00 y marchando a pie llegó a Itapúa a la medianoche. No encontró oposición alguna porque el capitán Pablo Thompson ya se había retirado del lugar. El día 20 de Diciembre, Belgrano cruzó el río Paraná directamente a Itapúa. En Candelaria quedó una compañía del regimiento de Caballería de la Patria para custodiar las municiones que faltaban pasar.

La falta de caballos, las lluvias y los caminos en mal estado -que impedían el transporte de la artillería- determinaron que el ejército se detuviera en el río Tacuarí hasta que el día 27 de Diciembre de 1810 la vanguardia -al mando de Machain- reinició el avance hacia el río Tebicuary.

Belgrano, intentando no desesperarse ante estos contratiempos, escribió a la Junta que iba a adoptar “la calma cruelísima de todos estos habitantes”, refiriéndose a la conducta de los pocos paraguayos que iba encontrando en el camino(5).

(5) Instituto Belgraniano Central (1982). Documentos para la Historia del General don Manuel Belgrano, p. 368, tomo III, volumen 1, 1792-1811. Buenos Aires. Instituto Nacional Belgraniano.

Este primer éxito -con la victoria de Campichuelo- obtenida sobre las fuerzas que custodiaban el paso del Paraná, arrastró entusiasta al ejército de Belgrano.

Tomado Itapúa se persiguió a los españoles hasta Tacuarí y Santa Rosa, desatendiéndose el río, en forma tal que cuando el grueso de la columna de Silva llega a Candelaria no puede cruzarlo porque las canoas habían sido destruidas por los españoles que dominaban el Paraná.

Entusiasmado con el triunfo, Belgrano prosiguió su fatigoso aunque rápido avance en dirección a Asunción. Por su parte, los oficiales paraguayos -que eran hábiles militares- decidieron atraer al ejército expedicionario hacia el interior del territorio, privándolo de los víveres y recursos que pudiera hallar, al solo efecto de disminuir su efectividad, para finalmente enfrentarlo en una batalla sobre la línea defensiva del río Paraguay.

En cuanto a Rocamora, cruza con su columna en Paso Itapúa antes del avance de Belgrano pero, fuese por la calidad de los soldados de Yapeyú o más seguramente por falta de experiencia militar del general patriota, tales fuerzas son empleadas en Misiones, aisladas, sin llegar a combatir.

Esta es como una característica de Belgrano. En vez de reunir los elementos con que cuenta, los distribuye; pone guardias en todas partes: en Itapúa, en Candelaria, en Tacuarí, etc.

- El avance hacia Asunción

Belgrano envió a Machain con una división de caballería para apoderarse del paso del río Tacuarí, ubicado a 40 kilómetros de Itapúa, mientras hacía construir balsas para viajar por agua hacia ese paso, pero desistió al comprobar lo peligroso que era.

Luego dispuso que Machain saliera en busca de caballos y que persiguiera al enemigo. El 27 de Diciembre de 1810 Machain llegó a Santa Rosa. Tres días después, una patrulla de 50 hombres -al mando de Ramón Espínola, acompañado por el teniente de granaderos Correa, ayudante de Belgrano- obligó al comandante paraguayo Pablo Thompson, que se venía retirando desde Itapúa, a cruzar el Tebicuary.

En sus Memorias, escritas años después, Belgrano afirmó que Thompson comandaba un destacamento de 400 hombres, cifra que omitió mencionar en su Oficio a la Junta del 4 de Enero de 1811.

En ese mismo Oficio, Belgrano informó a la Junta que la falta de caballos “casi había disminuido totalmente” y mencionó el resultado de una expedición realizada por José Espínola al mando de un destacamento reforzado que recorrió unos 60 kilómetros hasta llegar a Yutý, un pueblo de naturales guaraníes ubicado hacia el nordeste de su línea de marcha, más allá del Tebicuary.

La poca cantidad de caballos requisados en ese lugar -unos 300- demuestra que los pobladores habían desplazado la mayor parte de ellos hacia el Norte o escondido en los bosques(6).

(6) Instituto Belgraniano Central (1982). Documentos para la Historia del General don Manuel Belgrano, p. 384, tomo III, volumen 1, 1792-1811. Buenos Aires. Instituto Nacional Belgraniano.

Las vanguardias y patrullas se dedicaron fundamentalmente a apropiarse de caballos para dar movilidad a las fuerzas de Belgrano.

El tradicional camino desde Itapúa a Asunción presentaba muchos cursos de agua que por la época de lluvias dificultaban el avance del ejército. El camino atravesaba una zona abierta, con espacios desprovistos de vegetación alta, destinados a campos de pastoreo, salvo en las márgenes de los ríos y arroyos con sus pasos de vadeo bien determinados.

Sobre el río Tebicuary existían varias estancias, algunas de ellas propiedad de las familas Yegros, Cabañas y Espínola y Peña.

La primera división de Machain estaba compuesta por las compañías del capitán Saraza, de los Regimientos 1 y 2, de Granaderos de Fernando VII, la de Vidal, la de Pardos y tropa de Caballería de la Patria.

Unos días después lo siguió Belgrano con el resto del ejército, los 4 cañones de a 4, 6 carretas con municiones y un lanchón tirado por ocho yuntas de bueyes. Más atrás seguían el hospital, los útiles y herramientas. En Santa Rosa se reunieron la columnas de Belgrano con la de Machain.

A los pocos días de marcha, Belgrano recibió la noticia de que Rocamora había llegado a Candelaria. Las milicias guaraníes de Rocamora, con dos cañones de a 4 y dos de a 2, lo hicieron con muchas deserciones.

Después que cruzaron a Itapúa, Belgrano ordenó a Rocamora que le envíe toda su caballada y a marchas forzadas 150 fusileros que debían alcanzar al ejército que avanzaba hacia el río Tebicuary.

Pero estas fuerzas, al mando del capitán Clemente López, tuvieron que esperar que se pasaran los caballos inservibles que se habían dejado al otro lado del Paraná por lo que recién se encontraron con Belgrano cuando éste volvió a ese río tras su derrota de Paraguarí.

Mientras tanto, el resto de la división de Rocamora avanzó lentamente hacia el río Tacuarí, adonde llegó el 21 de Enero de 1811. Allí dejó un destacamento de 50 hombres (que después participaron en la batalla de Tacuarí) y ese mismo día retrocedió con 150 hombres para guarnecer Itapúa, amenazada por lanchas cañoneras enviadas por Velasco y Huidobro para cortar la logística de Belgrano.

El día 5 de Enero de 1811 la vanguardia -al mando de Machain- cruzó, sin oposición alguna, el río Tebicuary, límite entre la gobernación militar de las misiones y la provincia del Paraguay.

Belgrano avanzaba detrás, a unos 50-60 kilómetros de distancia. Ese mismo día se detectó una patrulla enemiga en su retaguardia, por lo que Perdriel salió en su búsqueda. El día 6 de Enero de 1811 se produjo con esa patrulla una escaramuza en el bosque de Maracaná, donde se capturó a un soldado español, que fue fusilado.

Belgrano cruzó el río Tebicuary durante la noche del día 7 al 8 de Enero de 1811.

“Desde que atravesé el Tebicuary no se me ha presentado ni un paraguayo ni menos los he hallado en sus casas; esto, unido al ningún movimiento hecho hasta ahora a nuestro favor, y antes por el contrario, presentarse en tanto número para oponernos, le obliga al ejército de mi mando a decir que su título no debe ser de auxiliador, sino de conquistador del Paraguay”(7).

(7) Belgrano a la Junta de Buenos Aires, 24 de Enero de 1811 en: Bartolomé Mitre (1859). “Historia de Belgrano”, pp. 290-291, volumen 1, Buenos Aires. Librería de la Victoria.

Al darse cuenta Belgrano de que la expedición era vista como conquistadora y que avanzaba en un “país del todo enemigo”, tuvo que cambiar su estrategia.

Dejó fuerzas en el río Tebicuary para que, en caso de retirada, aseguraran el cruce y no quedar acorralado contra ese río. Como contrapartida, su poder ofensivo se debilitó.

El 11 de Enero de 1811 el ejército llegó hasta Itaipá, a 27 leguas de Asunción, sin conocer la situación del ejército paraguayo. El 15 de Enero Belgrano divisó finalmente a las tropas enemigas que lo esperaban en la localidad de Paraguarí y se dispuso a atacarlas.

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