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ASONADAS PERIODICAS CARGAN SOBRE LA ADMINISTRACION PUJOL

En las sociedades habituadas a los Gobiernos de hecho, el principio de la autoridad legal es sustituido -en el sentimiento colectivo- por la noción de la fuerza.

Y cuando un Gobierno moderado se instala en medio de ese desorden y realiza sistemáticamente el juego regular de las Instituciones, considerando los derechos políticos y la libertad ciudadana, tropieza con los malos instintos y con todos los elementos que la disolución y la anarquía habituales anidaron en el seno de esa sociedad inorganizada.

Tal pasó con el Gobierno del doctor Juan Gregorio Pujol en la provincia de Corrientes. Ayudado y apoyado con unanimidad -cuando su tarea interna se concretó a destruir el caudillismo en sus manifestaciones levantiscas y arbitrarias- fue combatido fuertemente al amparo de las propias garantías que realizaba cuando la clase directora se vio avasallada por su obra social importantísima.

El fenómeno, tristemente humano, arranca y termina con el primero y último día de su Gobierno. Es paulatino, sucesivo, proporcional, sin duda alguna, a la capacidad personal de los gobernados, que desde el silencio hermético impuesto por la espada de la tiranía al régimen de libertad de 1859, fueron gradualmente viendo y viviendo el régimen de un republicanismo desusado.

No hablamos de la circunstancia para arrojar sobre la sociedad de aquella época el reproche de los ataques o resistencias sin razón. Hablamos de ella para ponderar en el Gobierno del doctor Pujol la virtuosidad de haber enseñado, objetivamente, las libertades del hombre y sus derechos imprescriptibles; de haber forjado con la discusión libre del pensamiento, el factor social de la opinión pública; de haber disciplinado la masa en el ritual de las leyes y las Instituciones; y de haber enseñado a pensar al pueblo soberano, eterno claudicante de su señorío indiscutido.

Esta obra, grandiosa en sus consecuencias, que constituye el aspecto provincial de la gestión política del doctor Pujol, confunde sus límites con lo que llamamos su obra social propiamente dicha, que se estudia por separado.

Su orientación juega en derredor de dos principios: destruir el caudillismo y formar una opinión pública de control, propósitos beneficiosos que consigue en la forma relativa de las conquistas humanas.

Y así, mientras el caudillo del campamento, de ascendiente de montonera, desaparece, para evolucionar hacia los caudillos eminentemente electorales de la época actual, la conciencia ciudadana se orienta en partidos orgánicos, más o menos definidos, que entre el accidente político debían conservarse hasta las presentes horas, quizás para salvar con el valor moral de la tradición el desequilibrio de la plebecía escalando a empujones las dignidades de la República.

Para formar la conciencia pública usó principalmente de la prensa. Para ello, y en el primer mes de su Gobierno(1), importó de Montevideo y Buenos Aires una imprenta completa y operarios idóneos.

(1) Carta de M. Bellbergh, 1 de Septiembre de 1852, avisándolo -de Buenos Aires- que embarcaba la imprenta. // Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo II, p. 128. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

Editó por ella, con carácter oficial, el periódico “La Libre Navegación”, cuyo primer número es del 3 de Febrero de 1853.

Incorporado el programa que el título de la hoja inducía, a la Ley Fundamental de la República, y el 29 de Diciembre de 1853 dá al periódico el título de “El Comercio”, “La Unión Argentina” y, posteriormente, “La Opinión”, órganos todos escritos en forma serena, divulgando los artículos sesudos de la prensa de Buenos Aires y Paraná y transcribiendo estudios científicos, industriales y de cultura política, etc., que cumplieron -junto con los anteriores- la misión social que les correspondía.

La cultura en el juicio y la selección del vocabulario dieron la pauta de la serenidad a las discusiones públicas y enseñaron a pensar con la consideración de las razones o circunstancias coincidentes.

Esta obra, de formación de la opinión pública, lo afirma el doctor Pujol con el reconocimiento de los derechos imprescriptibles del individuo. La ley del 31 de Diciembre de 1852(2) declaraba nulas las confiscaciones por delitos políticos y restablecía en el derecho de propiedad sobre sus bienes a los emigrados.

(2) Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo II, p. 299. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

Era borrar la causa de hondos resentimientos, atraer y avecinar a elementos sociales proscriptos de la patria y grabar en la conciencia del pueblo que la diferencia política no traía en la desgracia la pérdida del patrimonio, casi siempre trabajosamente reunido.

Más luego, aún en medio de la lucha con el caudillismo, en Junio 24 de 1855, decretaba(3) la amnistía para todos los emigrados políticos, estableciendo el derecho de los mismos, de cualquier clase o condición que fuesen, a regresar al país “con el goce de los derechos y bajo el amparo de las garantías que acuerda la Constitución Nacional”.

(3) Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo V, p. 246. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

A continuación extendía el concepto de la medida y ordenaba “a las autoridades civiles y militares de la campaña, bajo la más seria responsabilidad, respeten y hagan respetar los derechos de los emigrados” que volviesen y “a los que debían las consideraciones de los vecinos honrados de la provincia...”.

La opinión pública, libremente expresada bajo la protección de estas medidas elevadas de Gobierno, constituyó a continuación un valor moral en la tarea de mantener la paz a raíz de la dominación del caudillo de montonera y campamento.

Esto importó la tarea más difícil del doctor Pujol. Las guerras civiles y la organización especial de la milicia correntina, que se reunía por Departamentos bajo las órdenes de Jefes residentes en los mismos, daba en la paz una lógica influencia a estos caudillos militares.

Obvio es manifestar que esta dominación efectiva de los Jefes departamentales oponía, a un Gobierno de instituciones, la costumbre del abuso. Y ésta, defraudada en las medidas racionales del Gobierno de Pujol, estaba pronta para la revuelta y a la solicitación que Madariaga y Virasoro, por ejemplo, hacían desde la frontera de Corrientes.

Usó el doctor Pujol, a estos efectos, del prestigio del general Nicanor Cáceres, que él mismo pusiera a su servicio. Al respecto, cabe observar que el general Cáceres tenía, junto a su popularidad, una fama excesiva de cruel. Sus represalias, ejercidas sin piedad, convertíanlo -para el pueblo y los caudillos secundarios- en la personificación del terrorismo.

Y así, mientras en la zona curuzúcuatiense era llamado familiarmente Nicanor, en el Norte de la provincia se lo apodaba “El Tigre de Montiel”(4), y su venida, pregonada en los momentos de crisis, bastaba para calmar las exaltaciones de la pasión.

(4) Se refiere a la selva o monte de Montiel, que cruza el sudeste de la provincia. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

No todas, sin embargo, terminaban con tales medidas preventivas. El 24 de Febrero de 1853, por ejemplo, el comandante José Berón, del Paiubre, reúne una fuerza de más de trescientos hombres y marcha sobre Curuzú Cuatiá y en dirección a Entre Ríos.

El general Cáceres, que usurpaba carta blanca en la organización de las milicias de la zona en que residía, reúne fuerzas y el 27 de Febrero de 1853(5) lo alcanza en la estancia de López. Pese a un pequeño tiroteo, los jefes convienen -en una conferencia- sellar la paz, arguyendo el comandante Berón que su actitud obedecía al temor que le inspiraba el general Cáceres.

(5) Su carta a Pujol. // Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 68. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

No era ésta la causa del movimiento. De un carácter sedicioso, respondía a planes de Virasoro(6) y Madariaga(7) que enviaron mensajeros a toda la provincia y que se tradujo en el asalto de Restauración, la muerte de sus autoridades y el saqueo de las Arcas Fiscales.

(6) Carta del comandante R. F. Reguera. // Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 69. Editorial Kraft, Buenos Aires.
(7) Carta de Urquiza, desde San Nicolás. // Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 84. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Todo referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

Respetuoso del Convenio arreglado por el general Cáceres, el 2 de Marzo de 1853, desde Corrientes, el doctor Pujol proclamaba la pacificación del movimiento(8) ponderando que al llamado del Gobierno y en 48 horas se hubiesen reunido en los Departamentos algo así como seis mil soldados prontos a acudir donde las circunstancias lo hubieran requerido.

(8) Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 71. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

Para posesionarse con exactitud de las causales de la sedición, el doctor Pujol abandonó la capital en viaje al sur. Ya en Empedrado(9) supo que la rebelión debía estallar el 15 de Abril de 1853, que fue apresurada, que José Virasoro reunía gente por el Quareim (República Oriental) y que el comandante Berón había sido seducido por los sediciosos.

(9) Su carta a Valdés. // Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 79. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

Esto lo decide a congregar algunas fuerzas y a tener una conferencia con el general Cáceres y el comandante Berón, que se realiza en Paso del Tala, a mediados de Marzo de 1853.

Berón se vindicó oficialmente en un comunicado al doctor Pujol, fechado en San Roque(10), imputando su actitud a los consejos de hombres a quienes creía amigos.

(10) 20 de Marzo de 1853. // Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 88. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

Pero no fue leal su conducta. Ensoberbecido con el relativo éxito de la revuelta, del que salió como Comandante del Paiubre (Mercedes), licenció a su milicia con armas, contrariando órdenes del Poder Ejecutivo e hizo propaganda en contra de la obediencia a las autoridades legítimas.

El general Cáceres se traslada a Mercedes e inopinadamente manda fusilar, en la plaza pública, el 1 de Mayo de 1853, al comandante Berón(11).

(11) Su Nota al doctor Pujol, avisando el hecho y disculpando su conducta. // Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 106. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

No estamos habilitados para abrir un juicio definitivo sobre el suceso. Nos consta, solamente, que la tradición popular conserva su recuerdo como el de un delito, carácter que presenta al suceder en un momento en que las pasiones dormían.

Pero el Poder Ejecutivo, al considerar el hecho, el 1 de Mayo de 1853(12), lo aprueba, arguyendo que Berón -pese al indulto- insistía en su compromiso de revuelta, siendo una de las cabezas de la conspiración pronta a estallar al primer grito.

(12) La tradición conserva los detalles de lo que llama "crimen monstruoso" en el general Cáceres. Dice haberse realizado el fusilamiento a raíz de un disgusto que tuviera con Berón en un baile y al suegro de éste último se le hizo una descarga sin balas, simulando fusilarlo. // Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 114. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

Sin embargo, el gobernador Pujol decidió reprimir las demasías del general Cáceres, restando a sus prestigios personales la influencia del cargo que desempeñaba.

En efecto: el 29 de Julio de 1852, días antes(13) de su nombramiento de gobernador, Cáceres había sido nombrado Comandante General en campaña, cargo que dividía las atribuciones de Capitán General que eran innatas del gobernador, en desmedro de su influencia militar.

(13) Pujol se hizo cargo del P. E. en Agosto de 1852. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

Cansado de los abusos del general Cáceres, que muchas veces hacía chocar su influencia con la del Poder Ejecutivo en cuestiones administrativas, que disponía a su antojo de los dineros de las Receptorías de campaña, que llegó a tener una escolta veterana a sus órdenes, excusada con la vigilancia de la frontera, etcétera, decreta, el 28 de Mayo de 1853, casi un mes después del fusilamiento del comandante Berón, la supresión de la Comandancia General en campaña, reasumiendo en el Poder Ejecutivo la autoridad de la misma(14).

(14) Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 134. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

El general Cáceres creyó ver en la medida un ataque premeditado contra su persona y se levantó en armas contra la autoridad del doctor Pujol. Los Comandantes Militares departamentales, teniente coronel Raymundo F. Reguera, coronel Quiroz y Soto, los de San Miguel, Yaguareté Corá, etc., se deciden por el general Cáceres y éste marcha sobre la capital.

El doctor Pujol, secundado por los jefes leales, como el general Domingo Abalos, preparó la resistencia con olímpica serenidad. Tal reconocía el mismo Cáceres(15), en carta al comandante Denis, del 4 de Junio de 1853, desde la costa del Batel, donde tenía su campamento, diciéndole:

“Pujol está en el estado más apurado pero, sin embargo, es tal la impavidez de este hombre que toma sus medidas para resistir”.

(15) Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 139. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

La eficacia del doctor Pujol resultaba notoria y el general Cáceres, impresionado por la opinión publica que lo condenaba, convencido de que resistía sin derecho a una medida que el Poder Ejecutivo creía necesaria, llega a un arreglo pacífico. En su honor, a cambio de la armonía social(16), bien valía sacrificar un poco de amor propio y de vanidad.

(16) Proclama de Pujol, 9 de Junio de 1853. // Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 142. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

Así lo expresaba Pujol al pueblo en su Proclama desde el Campamento del Anguá y en su Mensaje al Honorable Congreso(17) en el que aseguraba que la legalidad había vencido a la fuerza en una lucha decisiva y que la opinión pública sabía ya sostener el Derecho y la Justicia.

(17) Del 10 de Junio de 1853. // Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 144. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

El general Cáceres no quedó conforme. A principios de Julio de 1853, con algo más de cien hombres, pasó a la provincia de Entre Ríos donde el general Manuel Antonio Urdinarrain los desarmó. Cáceres fue admitido en el territorio federalizado, indicándosele un punto del sur para su residencia(18).

(18) Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 117. Editorial Kraft, Buenos Aires. Carta del gobernador delegado de Entre Ríos, A. Crespo a Juan Pujol del 13 de Julio de 1853; de Urquiza, del 11 de Agosto de 1853, tomo III, p. 202. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

Prometió respetar el reposo del pueblo correntino y sus derechos al desenvolvimiento de la industria y el trabajo, requiriendo del doctor Pujol la custodia de sus intereses en esta provincia.

No debía cumplir su palabra el caudillo de Montiel. En Septiembre del mismo año ya estaba haciendo reuniones en Federación, casi sobre la frontera correntina, bien provisto de dinero.

El coronel Bernardino López, Comandante Militar de Restauración, tenía al Poder Ejecutivo al tanto de las maniobras de Cáceres e imputaba al general Urquiza(19) complicidad en los referidos preparativos.

(19) Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 252. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

La influencia de los hombres de Buenos Aires también trabajaba para inclinar a Corrientes a su partido. El coronel Antonio Ocampo y el teniente coronel Nicolás Ocampo, con otros oficiales, como el alférez Escobar, etc., se complotaron para trastornar la paz pública y derrocar al Gobierno.

Descubierto el complot, el 2 de Noviembre de 1853, Pujol dirigió(20) una Circular a los Comandantes Militares ordenando la reunión de las milicias y la captura de los Ocampo, que pudieron fugar.

(20) Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 277. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

Y el día 7 de Noviembre de 1853(21), imputando al complot puramente propósitos personales y anárquicos y ninguno político, decretaba el Gobierno declarándolos traidores a la patria y borrándolos de la lista militar de la provincia.

(21) Citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo III, p. 283. Editorial Kraft, Buenos Aires. Al parecer, los Ocampo procedían de acuerdo con el general Juan Madariaga quien, consecutivamente al descubrimiento del complot, se había dirigido a Río Grande. Carta de Urquiza. // También citado en el Archivo de Pujol que fue publicado a principios de la década de 1910 bajo el título de: “Corrientes en la Organización Nacional” (1911), tomo IV, p. 33. Editorial Kraft, Buenos Aires. // Todo referenciado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia., Buenos Aires.

Estas asonadas casi periódicas se atribuían -por la opinión corriente- a la demasiada libertad y lenidad que el Poder Ejecutivo tenía con los revoltosos. Así lo sostiene el parecer de los hombres que rodeaban al Gobierno y el de la clase comercial que gustaba inmediatamente de los beneficios de la paz.

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