LA SITUACION POLITICA EN LA CUENCA DEL PLATA EN 1821-1824
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- Las consolidaciones provinciales
Si el Tratado de Benegas modificó sustancialmente las relaciones interprovinciales al hacer de Santa Fe una aliada de Buenos Aires, la desaparición de Francisco Ramírez y José Miguel Carrera -consecuencia de aquella alianza- puso fin a seis años de guerra civil, a los que sucedió un período de paz y orden que permitió la consolidación de las nuevas estructuras provinciales.
Martín Rodríguez
Después de tantas calamidades y destrucción, se despertó el ansia de orden y progreso. En casi todas las provincias los gobernantes se aplicaron a crear instituciones, dictar leyes progresistas, fomentar o establecer industrias, mejorar la educación pública.
Si el gobernador Martín Rodríguez y su ministro Bernardino Rivadavia constituyeron -en Buenos Aires- la muestra más acabada y radical de ese espíritu, sus obras no fueron únicas en el país.
Tomás Godoy Cruz y Pedro Molina, en Mendoza; José María Pérez de Urdininea y Salvador María del Carril, en San Juan; Lucio Norberto Mansilla, en Entre Ríos; Juan José Fernández Blanco -y Pedro Ferré después- en Corrientes, son otros tantos ejemplos de aquella febril actividad por alcanzar un grado adecuado de organización interior y por recuperar el tiempo perdido.
Mientras Molina se destacaba por sus esfuerzos por la educación lancasteriana y la instalación de nuevas industrias, los correntinos y sanjuaninos ponían el acento en una organización constitucional donde se procuraba armonizar las ideas liberales con la fe católica, en tanto que Mansilla se prodigaba en Entre Ríos en materia de justicia, administración, policía, curatos, escuelas y edificios públicos(1).
(1) Citado por Carlos Floria y César A. García Belsunce. “Historia de los Argentinos” (1971), segunda edición (1975), Buenos Aires. Ed. Kapelusz S. A.
Otras Administraciones fueron menos brillantes, pero igualmente ordenadas, dentro de la pobreza de medios de sus jurisdicciones, como ocurrió en Santiago del Estero, con Juan Felipe Ibarra, y La Rioja.
En esta última, desde la deposición del gobernador Francisco Antonio Ortiz de Ocampo, en 1820, había aparecido como factor político local decisivo el Comandante de Milicias de los Llanos, Juan Facundo Quiroga quien, en 1823 -provisionalmente- asumió pacíficamente el Gobierno Provincial y, dos años más tarde, se convertirá en uno de los personajes claves de la República.
- El Congreso a reunirse en Córdoba
El Tratado del Pilar disponía organizar el país por medio de un Congreso a realizarse en San Lorenzo (Santa Fe). El intento fracasó por la actitud de Juan Bautista Bustos, el gobernador de Córdoba, quien consideraba imprudente una reunión en el Litoral, por cuanto la Asamblea podía caer bajo la influencia de José Miguel Carrera y Carlos María de Alvear, personajes que trataban de recuperar el poder.
En consecuencia, Bustos trató de desplazar el centro de reunión hacia la provincia de Córdoba, para quitar a Buenos Aires la posibilidad de cualquier predominio.
La lucha que libraban Buenos Aires y Santa Fe favoreció las aspiraciones de Bustos, quien se dirigió a las provincias para poner fin a las hostilidades y reunir un futuro Congreso.
El Tratado de Benegas señaló el fin de la lucha en el Litoral y, de acuerdo con una de sus cláusulas, Buenos Aires resolvió enviar una diputación a Córdoba. Sin embargo, la designación de esos representantes se hizo en medio de grandes dificultades, porque los elegidos se negaban a aceptar el cargo, argumentando carecer de inmunidades o seguridad en el desempeño de sus funciones.
No debe olvidarse que en el Gobierno de Buenos Aires prevalecían las ideas políticas unitarias y sus integrantes se empeñaban en hacer fracasar el Congreso, que respondía a la tendencia federal.
Después de largas tramitaciones, el 20 de Febrero de 1821, la Junta de Representantes porteña eligió cuatro diputados, que representaban a la ciudad y a la campaña de Buenos Aires.
Cuando todos esperaban la apertura del Congreso Federativo de Córdoba, en Agosto de 1821, ocupó la cartera de Gobierno en Buenos Aires el ministro Bernardino Rivadavia, quien consideró que no era oportuno instalar la Asamblea -por no hallarse las provincias organizadas institucionalmente- y el 24 de Septiembre revocó los poderes de los diputados bonaerenses.
Estos regresaron a Buenos Aires, pero antes firmaron con el Gobierno cordobés un acuerdo sobre postas y correos. A pesar de los esfuerzos de Bustos, el Congreso había fracasado.
- El Congreso de Córdoba y el Tratado del Cuadrilátero
Mientras estas transformaciones se iban operando, el gobernador Juan Bautista Bustos veía fracasar su más caro proyecto: el Congreso Nacional en Córdoba por él convocado y destinado a organizar la Nación en federación.
Juan Bautista Bustos
Este fracaso se debió fundamentalmente a la acción de Buenos Aires que, persistentemente, trabajó para que el Congreso Nacional no pudiese reunirse en Córdoba, pues ello significaba consagrar una organización federal donde no tendría cabida la hegemonía porteña.
Por eso Buenos Aires iba a desconocer -como lo había vaticinado Miguel Estanislao Soler- su compromiso de concurrir al Congreso, contraído en el Tratado del Pilar.
Aunque envió sus diputados a Córdoba para salvar las apariencias, se ocupó en desalentar a su aliado santafesino sobre la utilidad del Congreso, y comenzó a tejer una nueva alianza interprovincial en la que Córdoba quedaría excluida y donde el Litoral reaparecía unido, con Buenos Aires a la cabeza
Mientras duró la lucha contra Francisco Ramírez, el Gobierno de Buenos Aires argumentó que el estado de guerra hacía inconveniente la convocatoria de un Congreso. Luego, cuestionó que pudiese tener carácter legislativo, sosteniendo que sólo podría salir de él un pacto entre las provincias; agregó que la representación era desigual, pues no respetaba la proporción con la población de cada provincia.
Por fin, cuando hubo ganado bastante opinión, expresó clara y oficialmente que, careciendo aún las provincias de suficiente organización y estabilidad, no existían las garantías necesarias para constituir un todo coherente y sólido, por lo que la reunión del Congreso era imprudente.
La actitud de Buenos Aires -inspirada por Bernardino Rivadavia- sellaba la suerte del Congreso, pues era utópico pensar en organizar el país al margen de la más poderosa de las provincias.
Bernardino Rivadavia
Pero Buenos Aires no quiso dejar librado el asunto al prestigio de su opinión y aprovechó la realización de un Tratado con Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos que, por el número de sus firmantes, se llamó del Cuadrilátero, para estrechar vínculos con esas provincias y comprometerlas a no concurrir al Congreso de Córdoba(2).