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La organización eclesiástica y la expansión de las Parroquias

La estructura eclesiástica de Corrientes, acompañó el gradual avance de la frontera, dando lugar -casi siempre- a la formación de caseríos y pueblos. Ellos fueron, generalmente, el fruto de agrupamientos espontáneos, de una población que llegó a adquirir cierta densidad y que no tardó en reclamar la atención religiosa y escolar, sentida como uno de los beneficios primordiales de la vida urbana, así como el amparo de la Justicia y el mantenimiento del orden necesario para su desarrollo.

Desde su fundación, hasta el primer tercio del siglo XVIII, la feligresía de Corrientes estuvo encuadrada en una sola Parroquia, que atendía el Cura y Vicario de la ciudad, con la eventual asistencia de Tenientes. En la misma ciudad, colaboraban, en las tareas pastorales, los pocos eclesiásticos seculares existentes y, sobre todo, los frailes franciscanos y mercedarios(1).

(1) El Convento franciscano -colocado bajo la advocación de San Antonio de Padua-, estuvo instalado en Corrientes desde los primeros tiempos, aun cuando se desconoce la fecha exacta de su instalación. Góngora registró su existencia en 1622 y, la colaboración de sus frailes, en las Reducciones, se remonta a 1615. Una descripción del Convento se halla en el Achivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares, L. 23 (1760-1769), Legajo de 1760 in fineDe los mercedarios -de quienes consta también su presencia, en épocas tempranas, al menos desde 1591- tampoco se sabe la fecha de la creación del Convento de San Pedro Pascual. Fray Eudoxio de J. Palacio OM, “Los mercedarios en la Argentina. Documentos para su Historia (1535-1754)”, con prefacio y anotaciones de fray José Brunet OM, Buenos Aires, 1971, pp. 305, 335, 349, 412, 469, 479, 484 y 504. // Todo citado por Ernesto J. A. Maeder (1981). “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

A ellos, se agregaron, luego, los Padres jesuitas que, en 1690, instalaron Colegio y residencia y que -en su hora- significó un sensible progreso para la ciudad(2).

(2) El concurso de los jesuitas -solicitado, sin que llegara a concretarse, en 1595 y 1658- fue reiterado por el Procurador de la Ciudad, en nombre del vecindario, en Escrito del 5 de noviembre de 1685. Como consecuencia de ello, el Provincial Tomás Dombidas, viajó a Corrientes, y acordó, con el Cabildo, el 28 de enero de 1686, que se señalara sitio para la iglesia y residencia, tierras para chacras y estancias para sostenimiento de la Casa, y alguna ayuda para construir el edificio. El Acuerdo tuvo efecto el 7 de octubre de ese año, y se expidieron cartas, solicitando la autorización de la Orden y del monarca, “para instalar Casa donde puedan vivir con decencia 2 ó 3 misioneros, y hospedar a los que pasen, y capilla o iglesia pequeña para instruir a los indios, sin congrua alguna de la Real Hacienda”. Ello fue otorgado por Real Cédula del 30 de marzo de 1688. El 13 de marzo de 1690, llegaron los primeros Padres, dándose, al P. Sebastián Toledo, escritura de donación y dotación de los solares en la ciudad, chacras en Santa Catalina y estancia en el pago de San Juan, Paraná Arriba, el 5 de junio de 1690. En el acto, se incluyeron las reses necesarias para costear la edificación. En 1692 -previo pedido del Procurador, el Gobernador y el Obispo- solicitan, al rey, que se permita erigir, en Corrientes, Colegio e iglesia en forma, dado el elevado número de niños, que asistían a la escuela jesuítica. En 1696, el trámite se hallaba radicado en el Consejo de Indias, y fue autorizado más tarde. Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares 10 (1680-1688); Pablo Pastells, “Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia del Paraguay, según la documentación del Archivo de Indias”, t. IV, pp. 172-173; 282; 285; 290; 346-347 (editado en Barcelona, 1912-1933 -5 tomos-); y Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, 1.29.3.19 y 1.29.4.62. Además, Federico Palma, “Los jesuitas intentaron establecerse en Corrientes en 1595”, en el diario “El Litoral”, Corrientes, edición del 24 de febrero de 1968. El Colegio, según Cardiel -que lo Visitó en 1742- era, “de fábrica muy humilde, comúnmente de tapia o de adobe, y de un suelo a modo de una pobre granja o cortijo... Hay, en cada Colegio de estos, 7 u 8 sugetos. En éste, de las Corrientes, hay gran concurso de confesiones...”. Guillemo Furlong, “José Cardiel y su carta relación”, Buenos Aires, 1953, p. 190. // Todo citado por Ernesto J. A. Maeder (1981). “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Algo más tarde -en 1728-, llegaron los frailes dominicos y ubicaron su hospedería(3).

(3) Los dominicos, solicitaron autorización, para fundar una Casa, en Corrientes, en 1716, y lo concretaron en 1728 -en forma de hospedería-, colocada bajo la advocación de San Pío V. Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares 15 (1715-1718) y 18 (1726-1730). Con posterioridad, fue elevado a Convento y aprobado por el virrey Pedro de Cevallos, en 1778. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

La diversidad de Institutos, el número de eclesiásticos disponibles y, en ocasiones, la calidad de algunos de sus ministros, hicieron que, la labor de los regulares, supliera con creces las cortas posibilidades del Clero secular de Corrientes(4).

(4) El 22 de enero de 1760, la comunidad mercedaria hacía presente su tarea, “... no sólo en nuestra Casa, aun fuera, en las Parroquias, supliendo la falta de clérigos, que aiuden al cura a sostener el peso de crecida feligresía... asimismo, supliendo con sugetos de casa en las viceparroquias (Caá Catí), que ay en el distrito”. Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares 1760 in fineRespecto de los jesuitas, el Cabildo hace constar, el 2 de mayo de 1736, la meritoria labor de los Padres, “evangelisando al Pueblo continuamente en los Pulpitos y plazas, chacras y estancias, a chicos y grandes, y a todo genero de Jente como misioneros apostolicos... y el exemplo que dan dichos Padres al Pueblo con su vida religiosa, santa, virtuosa, y llena de letras y eloquencia... atropellando pantanos, frios, soles rigorosos, lluvias, escuridades y otros peligros, a qualquier hora del dia o de la noche, y en qualquier tiempo, por ir o socorrer y consolar y confesar a los enfermos... abandonando su conveniensia y quietud por acudir al socorro del próximo, expesialmente con los pobres, con quienes practican la caridad espiritual y temporal, socorriéndolos en sus necesidades, cumpliendo en todo y por todo, con su Instituto... sin dar escándalo, ni molestar a ninguno por materia de interés, tratando con los moradores de esta ciudad con amor y caridad...” - Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, 1.29.4.62. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981). “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

En la ciudad, existían iglesias y oratorios suficientes, pero, la campaña sólo contaba -en aquel tiempo- con las Capillas de los pueblos de indios de Itatí, Santa Lucía, Candelaria de Ohóma y Santiago Sánchez, atendidas por los franciscanos, así como con algunos oratorios y capillas en los establecimientos de campo, pertenecientes a las Ordenes(5).

(5) En la ciudad -aparte de las cuatro Casas religiosas y la Iglesia Matriz- hay que recordar la Capilla de La Cruz del Milagro, de venerable tradición en Corrientes, trasladada a 7 cuadras de la plaza y reedificada en 1730. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

A pedido del Cabildo, esta situación fue modificada, por el obispo de Buenos Aires, fray Juan de Arregui, en Auto del 4 de noviembre de 1731, y aprobado por el gobernador Bruno Mauricio de Zabala, el 23 de noviembre de 1731. Por medio de ese documento, se crearon los Curatos rurales de San José de Saladas y del Empedrado; por la misma resolución, se dividió, el Curato Rectoral de Corrientes, en dos Parroquias -para españoles y para naturales- respectivamente. Como no existían poblaciones, ni edificios dónde instalar los Curatos rurales, el obispo agregaba,

y atento a que por dicho informe, no se proponen los parajes en donde se puedan construir las Iglesias Parroquiales de cada partido, ni constar, que en aquel distrito haya capillas de particulares que puedan suplir, ínterin ... le encargamos (al Cabildo) se sirva tomar a su cuidado la construcción de su fabrica, y distribución de los Parajes, que parecieren mas cómodo a cada curato...(6).

(6) El Auto, y disposiciones correlativas, en el expediente seguido por el maestro Juan José Arze, Cura de Naturales, sobre su traslado a la Iglesia de La Cruz. Archivo General de la Nación - Justicia - L. 41 - E. 1.220 (IX.31.7.7), fs. 47 a 50. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Le asignaba -además-, la dotación correspondiente, señalaba su jurisdicción y dejaba fijados el arancel y congrúa de los Curas(7).

(7) Archivo General de la Nación, IX.31.7.7. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

La Capilla de Saladas, que, al parecer, existía en el lugar, fue sede del Curato que, desde el 18 de octubre de 1732, inició sus labores y actividades parroquiales a cargo del doctor León de Pessoa y Figueroa(8).

(8) Archivo Parroquial de Saladas, Libro 1ro. de Bautismos. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

En cambio, la instalación del Curato del Empedrado -con sede inicial en la Capilla de Candelaria de Ohóma-, sufrió distintos tropiezos, ya que, las invasiones de 1739, destruyeron ese sitio y llevaron, el temor y la despoblación, a las costas del Paraná, por largos años. Lo cierto es que, el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires -en sede vacante- pidió, por oficio del 24 de diciembre de 1743, al Cura y Vicario de Corrientes, que se insistiera en la edificación de la Capilla, para ese Curato, sin lograr que se llevara a cabo.

Todavía, en 1751, el Cabildo daba cuenta de las dificultades que subsistían allí, pues, “por ahora es moralmente imposible, respecto a que en dicho partido y los inmediatos a él no se hallan suficientes vecinos para mantener el ministro eclesiástico”, proponiendo, como alternativa, “que, en el medio del distrito y longitud que hay desde aquí (Corrientes) a Itatí, se ponga una ayuda de Parroquia... en el paraje donde está el pueblo de Guácaras, en que está hecha una Capilla mediana, juntando, en dicho pueblo, todos los indios e indias de nación Ohómas que están desparramados por esta ciudad(9).

(9) Julio S. Storni, “Así, como la Historia de un Pueblo. Primer Centenario de Empedrado”, Buenos Aires s/f, p. 18. Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares del 5 de mayo de 1751, L. 21-22 (1750-1759). // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Pero, si estos lugares languidecieron por un tiempo, a causa del retroceso de la frontera, en 1739, el gradual asentamiento de pobladores, en Zapallos y Caá Catí, hizo que, allí, se reclamara, desde temprano, la atención religiosa. La distancia impedía un cuidado eficaz desde Saladas y, los vecinos -con verdadero celo y por su cuenta-, edificaron una Capilla y obtuvieron que, el cura Casajús, colocase allí Teniente. Dicha Capilla quedó -años más tarde-, bajo la atención de los frailes de La Merced.

El 25 de junio de 1755, el Sargento Mayor del Partido, y un grupo de vecinos, se dirigen al Cabildo y al Cura y Vicario de Corrientes -en sendas notas- para exponer sus tribulaciones y la edificación de una nueva Capilla, “que se halla acabada muchos meses ha, juzgando nos consolarían los prelados eclesiásticos y nos darían Cura propio para nuestros Partidos de Caá Catí y Zapallos, porque, del Cura de las Saladas, jamás hemos tenido asistencia ni Visita ...”.

Al parecer, el Visitador eclesiástico, Matías de Ziburu -que Visitó Corrientes, en 1757, por encargo del obispo Marcellano y Agramont- la constituyó en ayuda de Parroquia, dependiente de Saladas, colocándola bajo la advocación de Nuestra Señora del Socorro y con la atención de los mismos mercedarios. El 22 de agosto de 1764, el obispo Antonio de la Torre, durante su Visita episcopal, la erigió en Parroquia(10).

(10) Sobre Caá Catí -cuyos orígenes son oscuros- pueden leerse los documentos citados en el Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares - L. 21-22 (1750-1759); sobre la gestión de Ziburu, Cayetano Bruno, “Historia de la Iglesia en la Argentina”, Buenos Aires, 1971, t. V, p. 306; además, Raúl de Labougle, “La Historia de los Comuneros”, p. 115, Buenos Aires. Coni (1953); sobre la erección del Curato, ver, la Matrícula de Vecinos del Partido de Caá Catí, Zapallos y San Felipe, en el Archivo General de la Provincia de Corrientes, Carpeta General Paz. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Para esta época, en la que el crecimiento y la expansión de Corrientes comienzan a sentirse, la expulsión de los jesuitas, resta un grupo numeroso de sacerdotes, en el trabajo pastoral, tanto en las misiones de guaraníes como en las Reducciones de abipones y el Colegio de la ciudad. Es, por esos años, cuando los poblados, de la otra banda del Santa Lucía, manifiestan, al Cabildo, la necesidad de una Capilla; éste, el 14 de agosto de 1771, acoge, favorablemente, la iniciativa y promueve su ejecución(11).

(11) Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares 24 (1770-1775). // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

El Cura y Vicario Antonio Trinidad Martínez de Ibarra, y el Teniente de Gobernador García de Cossio, eligen el lugar para la nueva Parroquia, y fijan su jurisdicción, el l1 de octubre de 1773, remitiendo, las actuaciones, al Provisor del Obispado, para formalizar, debidamente, el acto. La Parroquia de San Roque fue aprobada, definitivamente, por el obispo y el virrey, el 29 de octubre de 1780(12).

(12) Archivo General de la Provincia de Corrientes - Carpeta San Roque; y Archivo General de la Nación, IX.6.7.4. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

La creación de Parroquias -sobre todo las rurales-, sigue un procedimiento que, en la mayoría de los casos, está bien documentado. A la petición de los vecinos, sucede la opinión del Cabildo y, eventualmente, del Teniente de Gobernador, al Obispo, el empadronamiento de la futura feligresía, para verificar su densidad y fundamento de la congrua eclesiástica. Cumplidos estos pasos, sucedía la aprobación, por parte del diocesano, y la aprobación por el vicepatrono -en su caso- el Gobernador o Virrey. La edificación del templo y la dotación del mismo, generalmente, se llevaban a cabo con el trabajo y la contribución del vecindario. En la campaña correntina, los Curatos eran pobres, y son frecuentes las indicaciones de sus Curas -en tal sentido-, reclamando auxilios para sostener el templo(13).

(13) El cura Bernardo Báez -de Caá Catí- el 18 de septiembre de 1771, y el cura Verón de Astrada, de Saladas, el 25 de noviembre de 1778, dada la pobreza de sus Curatos, reclamaron la parte de los diezmos cedidos por obispo, para reedificar sus templos. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

El Cura de Saladas, en 1771, se conformó con que, a los vecinos que trabajan en la fábrica de la iglesia, se los exonere de otros servicios(14).

(14) Archivo General de la Provincia de Corrientes, Documentos de Gobierno 20 (1777-1779) y Actas Capitulares 24 (1770-1775). // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Las Visitas episcopales dieron, también, ocasión, para que las ciudades y sus Partidos expusieran, al prelado, las necesidades que padecían en el orden eclesiástico. Por otra parte, el contacto con la realidad y la necesidad de una mejor atención religiosa, en las vastas campañas, impulsaron siempre a los obispos, a procurarles remedio, aumentando las Parroquias y tomando medidas administrativas, pastorales y aún disciplinarias, en cada jurisdicción. En Corrientes, la Visita del obispo De la Torre, así como la de sus sucesores, son representativas de esta preocupación(15).

(15) Durante el siglo XVIII, Visitaron Corrientes, los obispos Pedro Fajardo, en 1718. Su relato se halla en Archivo General de Indias (Sevilla) - Charcas 373; Juan de Arregui, en 1732; Antonio de la Torre, en 1764; y Sebastián Malvar y Pinto, en 1779. En los Libros Parroquiales de la Iglesia Matriz -hoy Catedral- se conservan anotaciones prolijas de estos últimos -en aspectos pastorales y sacramentales- de mucho interés para los estudios de la vida religiosa de entonces. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

El obispo Malvar y Pinto, inició su Visita a principios de 1779 -comenzando por la Banda Oriental y Entre Ríos- donde erigió los Curatos del Arroyo de la China (Concepción del Uruguay), Gualeguay y Gualeguaychú. Siguió, luego, a las misiones, para después pasar a Corrientes y Santa Fe; de allí siguió a Buenos Aires, donde estuvo de regreso a mediados de junio del mismo año(16).

(16) César B. Pérez Colman, “Apuntes históricos. El Nordeste de Entre Ríos, fundación de Concordia”, pp. 69-71, Paraná. La Acción (1933); y Cayetano Bruno, “Historia de la Iglesia en la Argentina”, t. VI, Buenos Aires. Ed. Don Bosco (1960-1970), Vols. I-VI. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981). “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

El Cabildo de Corrientes esperó, con interés, la llegada del prelado, a los efectos de plantearle una serie de problemas, que hacían al estado de la Iglesia Parroquial de la ciudad, diezmos, uniformidad de aranceles, reedificación de templos, escuelas de primeras letras y latinidad.

De modo particular, el detallado Memorial destacaba el crecimiento de la población rural y la necesidad de dotar, a la campaña, de un número mayor de Curatos, para elevar el bajo nivel de vida espiritual, por ser, “manifiesta la imposibilidad de subministrar cada uno de estos párrocos a tanta grei el pasto espiritual necesario, siendo forzoso que muchos mueran sin sacramentos y los mas, sino todos, sin los auxilios de la asistencia del Pastor, que muchos omitan el cumplimiento del precepto anual, que no se remedien los escándalos, que los incolas de la campaña vivan una vida puramente brutal y que haiga en la maior parte, aun de la gente urbana, una lamentable ignorancia de la profession y doctrina Christiana; y consiguientemente, una general corrupción de costumbres, como todo realmente se experimenta”.

En virtud de ello, solicitan la creación de dos nuevas Parroquias, en la jurisdicción del Curato Rectoral, en Ensenadas y Empedrado; aconsejan suprimir el Curato de Naturales; y erigir, formalmente, la Parroquia de San Roque(17).

(17) Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares 25 (1776-1782). Acta del 4 de mayo de 1779. Con respecto a la Parroquia de Ensenadas, la voluntad de los vecinos venía de lejos. El 16 de enero de 1759, dirigen una Petición, al Cabildo y al Cura y Vicario, solicitando una ayuda de parroquia y escuela. Martínez de Ibarra contestó, señalando que, hacía falta un ministro y congrúa para sustentarla, y que, además, la mayoría de los pobladores poseían casas en la ciudad. El Regidor Decano rebatió esas razones, pero, Ensenadas, quedó sin Parroquia, debiendo acudir, sus pobladores, a Itatí, como antaño. Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares 21-22 (1750-1759). // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

El pedido, es bien recibido por el Obispo, que, el 19 de mayo de 1779 -desde Corrientes- alabó el celo del Cabildo, prometió estudiar, con el Virrey, los distintos problemas planteados, y concordó en la necesidad de crear nuevos Curatos. Por otra parte, los invitaba a construir las Capillas correspondientes, ínterin se tramitaba el asunto. Además, dejó comisión, al Vicario de Corrientes, “a fin de que, junto con Vuestra Señoría, hagan la división de los límites que ha de tener cada iglesia y tomen, de común acuerdo, todas las providencias necesarias, en la inteligencia que las iglesias han de fabricarse capaces...(18).

(18) La carta, del Obispo, en el Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares 25 (1776-1782). // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Todo ello, como paso previo, a la formal erección de los Curatos, y provisión, por concurso, de los párrocos. Estas medidas, que estaban pensadas para acelerar los trámites y dar participación a los Cuerpos locales, hallaron -sin embargo- distintos tropiezos, que esterilizaron su realización. Por una parte, la enemistad del Cabildo con el Vicario, impidió concretar el trazado de las Parroquias en tiempo oportuno, al punto que, el 28 de julio de 1783, el cura Martínez de Ibarra recién propone, al Obispo, la desmembración de las proyectadas Parroquias, de Ensenadas y Empedrado, de su Curato Rectoral, ya en las postrimerías del obispado de Malvar(19).

(19) Archivo General de la Nación, IX.3,3.7. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

El Obispo -por su parte-, tramitó la creación de los Curatos, aunque, la inclusión de una Parroquia, con sede en Santa Lucía, deshaciendo la Reducción aborigen y transformándola en Parroquia de españoles, halló reparos, en el Visitador franciscano y en el Protector de Naturalcs de Corrientes, todo lo cual demoró las medidas(20).

(20) El 19 de abril de 1780, se inició un expediente, proponiendo la erección de Curatos. Después de varios Informes, el Virrey lo hizo conocer, al Cabildo, por oficio del 27 de junio de 1782 y, éste, formuló diversas observaciones, entre las cuales figuraban los inconvenientes, que significaba, erigir el proyectado Curato en Santa Lucía. A esta Acta, del 18 de julio de 1782, se agregaron los puntos de vista del Visitador franciscano y del Teniente de Gobernador, en carta del 27 de julio de 1782. Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares 25 (1776-1782); y Cayetano Bruno, “Historia de la Iglesia en la Argentina”, t. VI, pp. 279 y 330, Buenos Aires. Ed. Don Bosco (1960-1970), Vols. I-VI. // Todo citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Si bien, hubo acuerdo final, los Curatos no llegaron a erigirse y, años más tarde­, el Subdelegado Alonso de Quesada, volvió a insistir, en la necesidad de Capillas en los Partidos de Ensenadas y Empedrado(21).

(21) Archivo General de la Provincia de Corrientes, Documentos de Gobierno, “Papeles del Gobernador Quesada”, 21 de marzo de 1785 y 29 de mayo de 1785. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

El alejamiento de Malvar y la muerte del cura Martínez de Ibarra -en 1784 y 1785, respectivamente- dificultaron, aún más, las cosas. En 1788, el Cabildo reiteró la necesidad de nuevas Parroquias, señalando que se había edificado la Capilla de Mburucuyá y acopiado los materiales para la de Ensenadas; concluía, estableciendo la necesidad de erigir otras, en Empedrado y en el Pago de María, hacia la zona del Pay Ubre(22).

(22) El tratamiento, surgió como consecuencia del Escrito que presentaran los Curas interinos de Corrientes -Bernardo Báez y Juan J. Arze-, el 14 de mayo de 1788, sobre este problema. El Cabildo hizo suyas, las razones expuestas, en Acta del 21 de julio; y carta al Virrey, del 26 de julio de 1788. Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares 26 (1783-1789). // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Pero, nada se resolvería, en el terreno formal, hasta principios del siglo XIX. Sin embargo, aún de manera precaria, las iniciativas de los feligreses, o de los Curas, llevaron a crear una serie de oratorios y capillas que -aunque no constituían parroquias- cumplieron con la necesidad de satisfacer los requerimientos religiosos de la población.

Sus edificios más antiguos, eran las Capillas correspondientes a las estancias del pueblo de Itatí, entre las que se destacaban, las de San Isidro, La Cruz y San Antonio (hoy Berón de Astrada), en el camino a las misiones, y atendidas por los propios franciscanos(23).

(23) Los Inventarios de Itatí -especialmente el de 1785- son muy detallados, en la nómina de Capillas y su dotación. Archivo General de la Provincia de Corrientes, Documentos de Gobierno 26 (1785). // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Del mismo modo, hay que incluir la Capilla que, los Padres mercedarios, poseían en Empedrado; la de los dominicos, en Saladas; y las que, antiguamente, tuvieron los jesuitas en Las Garzas y el Rincón de Luna(24).

(24) La Capilla de los dominicos, según Informe de agosto de 1773, en el Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares, L. 24 (1770-1775); de los mercedarios, en el Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares 23 (1760-1769), del 22 de enero de 1700; de los jesuitas, consta por los Inventarios del Rincón de Luna, Archivo General de la Nación - Tribunales, 114, Exp. 13, IX.37.1.4; y, los posteriores, erigidos en la Reducción de Las Garzas. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

A ellas, corresponden agregar, las Capillas levantadas en Santa Ana de Guácaras, Mburucuyá, El Palmar, Yaguareté Corá, Esquina (1797), Curuzú Cuatiá (1799) y los oratorios de Ignacio Ojeda (hoy 9 de Julio) y Fernández Blanco (Empedrado). Los Libros, de la Parroquia de San Roque, registran frecuentes Bautismos, en la otra banda del río Corriente -desde 1797, en adelante- aunque, a veces, sin indicar el sitio preciso(25).

(25) En los Libros de Bautismo, se precisa -en 1798-, “Oratorio de Nuestro Señor de los Milagros; oratorios: Nuestra Señora de los Dolores de Yaguareté Corá, en 1806; y, posterior, a Esquina, Goya y costa Santa Lucía”. Archivo Parroquial San Roque, Libros III y IV de Bautismos. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Todas ellas eran -sin duda- sencillísimas, de paredes anchas de adobe, piso de tierra, techo de palmas, con galerías, al frente y a los lados, y, generalmente, dos ventanas laterales, con campanario separado del edificio(26).

(26) El viejo edificio de la Iglesia de San Roque y el de la Capilla de Santa Ana, a pesar de las reformas y mejoras que experimentaron en los siglos XIX y XX, aún dan testimonio de aquella arquitectura. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

A ellas, pueden agregarse las numerosas Capillas que, los pueblos guaraníes del Uruguay, poseían en las estancias(27).

(27) Aunque, la información disponible, no es completa, pueden enumerarse 3 capillas, techadas con teja y 9 con paja, correspondientes a los pueblos de San Carlos, Santo Tomé y Yapeyú, sólo en la banda occidental del río Uruguay. Faltan datos de La Cruz. Véase: Archivo General de la Nación, IX.35.5.3; IX.33.7.7; IX.22.7.7; IX.13.7.7; IX.7.7.7; y IX.22.7.6. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

La Visita, del obispo Benito Lué y Riega, permitirá ordenar, buena parte, de este estado de cosas. Su gestión episcopal -luego de una larga vacancia de la sede- comenzó con una detenida Visita de la diócesis, que inició en 1804, en Montevideo, y concluyó a fines de 1805, en Buenos Aires. Desde junio a agosto, de ese año, recorrió las Capillas y Parroquias de Corrientes, concluido lo cual, pasó a las misiones(28).

(28) La reconstrucción de su itinerario, permite establecer, que pasó por San Roque, el 11 de junio; el 18, a Saladas; el 19, en San Antonio de Mburucuyá; entre el 15 al 30 de julio, en Corrientes; el 7 de agosto, en Curupayty; agosto, en Zapallos y Caá Catí; el 19 de septiembre, en Apóstoles. Véase: Libros Parroquiales de las respectivas Parroquias; y el Archivo General de la Provincia de Corrientes, Actas Capitulares 28 (1800-1806). // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Como resultado de la Visita, dejó prolijas Instrucciones, en los Libros -para ilustración de los párrocos- así como una serie de medidas pastorales, que revelan conocimiento de los problemas y diligencia suficiente para solucionarlos. El Cabildo, se apresuró, a hacerle presente, los problemas pendientes, entre los cuales figuraban la uniformidad en la percepción de derechos parroquiales y la necesidad de nuevos Curatos.

Con respecto a esto último, el Procurador Bartolomé Cabral, recordó las medidas del obispo Malvar -en 1779-, pero, “aunque su celo expidió las combenientes providencias que incluyó su oficio del 19 de mayo del mismo año, se hallan sin el debido cumplimiento pues apenas se retiró de este distrito, se dieron al olvido(29).

(29) Archivo General de la Provincia de Corrientes. Actas del 9 de julio de 1805, en: Actas Capitulares 28 (1800-1807). // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Entre las medidas propuestas, figuraba el aumento de sacerdotes, para la atención del Curato Rectoral; la supresión del Curato de Naturales; la delimitación de los distritos correspondientes a los Curatos de la ciudad; y la erección de los necesarios en la campaña. Como consecuencia de ello, y en base a las observaciones realizadas, Benito de Lué y Riega dio decidido impulso, a la creación de Parroquias, adecuando la estructura eclesiástica al crecimiento que, Corrientes, había experimentado en las últimas décadas. Las medidas tomadas, llevaron a distribuir mejor los recursos humanos y las jurisdicciones, aunque no le faltaron dificultades qué vencer(30).

(30) El Curato de Naturales había sido suprimido por el obispo Azamor y Rodríguez, en Auto del 31 de enero de 1795, nombrando a su cura, Juan José Arze, Sacristán Mayor de la Matriz, y, agregando, sus feligreses y rentas, al Curato de españoles. Arze apeló. Con posterioridad, y dadas las desaveniencias entre ambos eclesiásticos, el Provisor del Obispado, el 25 de febrero de 1801, señaló, a Arze, la Capilla de La Cruz del Milagro, para ejercer su ministerio, lo cual fue objetado por Arze, en larguísimo pleito. El obispo Lué y Riega, aprovechó, su estada en Corrientes, para señalar, el 3 de mayo, como fecha de la Festividad de La Cruz. Archivo General de la Nación - Justicia 41, Exp. 1.220, IX.31.7.7. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Dispuso la creación del Curato de San Cosme de las Ensenadas, con una ayuda de Parroquia, en la Capilla de Nuestra Señora del Rosario y San Luis Gonzaga -establecida en Lomas de Pedro González-; y, el Curato de San Luis del Palmar, con otra ayuda, en el oratorio de Fernández Blanco, todo ello en Auto del 31 de mayo de 1806, aprobado, por el Virrey, el 9 de junio de 1806(31).

(31) Archivo General de la Provincia de Corrientes - Carpeta San Luis del Palmar. Además, numerosos datos en Federico Palma, “Orígenes del Pueblo de San Luis del Palmar”, Corrientes (1959). // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Más al sur, el plan de erecciones parroquiales era ambicioso y bien fundamentado, comprendiendo, tanto la campaña correntina como la entrerriana y misionera. Por Auto, del 10 de febrero de 1806, dispuso la creación de los Curatos de Nuestra Señora de los Dolores de Alcaraz, con ayuda de Parroquia en el oratorio de Francisco Candioti; Nuestra Señora del Carmen de Nogoyá, con ayuda en La Matanza; Santa Rita de la Esquina, con ayuda en el oratorio de María Grande; Nuestra Señora de La Merced, con ayuda en la Capilla de Nuestra Señora del Pilar de Curuzú Cuatiá; Nuestra Señora de la Concepción de Mandisoví, con ayudas en, San Antonio del Salto y Belem; San Bernardo Abad del Tala; y una Viceparroquia en La Bajada, dependiente de Paraná(32).

(32) El expediente, y su cuidadosa tramitación e Informe, en el Archivo General de la Nación - Justicia - L. 50, Exp. 1446, IX.31.8.8. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

La suerte, de estas obras pastorales, fue desigual. Los Curatos del sur, pese al interés de Lué y Riega, no llegaron a hacerse efectivos, por distintos problemas, surgidos -sobre todo- en los Curatos de Entre Ríos(33).

(33) Véase: Archivo General de la Nación, IX.3.5.1; y Cayetano Bruno, “Historia de la Iglesia en la Argentina”, t. VII, Buenos Aires. Ed. Don Bosco (1960-1970), Vols. I-VI; y Juan José Antonio Segura, “Historia eclesiástica de Entre Ríos”, pp. 54-55, Nogoyá (1964). // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

En el norte, el deslinde del Curato de San Cosme necesitó -en cambio- que se precisara mejor su límite con la ciudad, pero no afectó su funcionamiento(34).

(34) El problema, en el Archivo General de la Nación - Justicia - L.41 - Exp. 1.220, IX.31.7.7, fs. 223 y ss. El cura de San Cosme, doctor Juan Nepomuceno de Goytia, inició sus Libros Parroquiales el l de diciembre de 1806, “interinamente... en la Capilla de Santa Ana de los Guácaras”. Archivo Parroquial de San Cosme, Libro I de Bautismos. // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

El cura Arze -nombrado para San Luis del Palmar-, se instaló, provisionalmente, en el Convento mercedario y, el 21 de mayo de 1810, tomó posesión de la Capilla de La Cruz del Milagro, desde donde ejerció su ministerio, sin llegar a edificar iglesia en El Palmar(35).

(35) Archivo General de la Nación - Justicia - L. 41, fs. 266-268; y Federico Palma, “Orígenes del pueblo de San Luis del Palmar”, Corrientes (1959). // Citado por Ernesto J. A. Maeder (1981), “Historia Económica de Corrientes en el Período Virreinal. 1776-1810”. Academia Nacional de la Historia.

Más diligentes, los feligreses de las Capillas, de los Partidos del sur, propiciaron la separación de, San Antonio de Mburucuyá, de la Parroquia de Saladas, y edificaron -sucesivamente- Capillas, en Esquina y Goya (1807), contribuyendo, con ello, a la regular atención religiosa de los Partidos, a medida que la edificación de los templos y la provisión de sacerdotes, lo hacía posible. El ordenamiento parroquial, proyectado por Lué y Riega -en cambio-, debió esperar largos años, complicado con la falta de diocesanos, para consolidarse de un modo efectivo.

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