El contenido de esta página requiere una versión más reciente de Adobe Flash Player.

Obtener Adobe Flash Player

Creación del Directorio de la Guerra contra Rosas

El propósito de la liberación de la República no podía realizarse bajo las banderas extranjeras. Una íntima convicción hizo coincidir en este pensamiento a los hombres más espectables de la acción contra Juan Manuel de Rosas, tanto a los argentinos emigrados en Montevideo como a los dirigentes correntinos que rodeaban la persona del general JoaquínMadariaga, representante genuino de las masas populares.

Además, Corrientes precisaba alguien experimentado para ser puesto al frente del Ejército que se preparaba para la inminente guerra con Entre Ríos y, a principios del año 1844, se estableció contacto con José María Paz -que se hallaba en Montevideo- autorizándolo el Gobierno de la provincia, el 28 de Marzo de 1844, “para promover y celebrar tratados y convenios con los poderes extranjeros y las repúblicas vecinas”.

Las fuerzas sociales inorgánicas pueden ser el brazo que labra el monumento, pero nunca el cerebro que dirige. Este debe tener la capacidad de los grandes conceptos y debía, en el propósito de la lucha contra Rosas, encarnar el sentimiento de la nacionalidad, superior, en la relatividad de los valores morales, al sentimiento localista.

El doctor Pujol, al apartarse de la gestión subalternizada por Madariaga -en su campaña de Entre Ríos- indicaba al caudillo militar el precio de sacrificio que había de ganarle el apoyo del elemento ilustrado. Madariaga lo comprendió y -aunque sin ofrecer una fórmula definitiva- determina el viaje del general Paz a Corrientes.

- El general Paz en Corrientes

José María Paz fue llamado por el Gobierno de Corrientes para ponerse al frente del Ejército. El cordobés partió(1) de Montevideo -acompañado de un numeroso grupo de oficiales- el 3 de Julio de 1844, y junto con el doctor Santiago Derqui, íntimo amigo del doctor Pujol.

(1) José María Paz. “Memorias Póstumas”, tomo III, p. 230. Buenos Aires. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia.

El viaje lo efectuó en una nave brasileña rumbo a Río de Janeiro, donde sostuvo varias entrevistas con la Administración de Madariaga. Después fue a Río Grande -en busca de su familia- y, por fin, partió hacia Corrientes, haciendo todo el viaje por Brasil con nombres supuestos, pues se temió un atentado contra su vida. La ruta del Brasil facilitó la empresa y es así como el 21 de Noviembre de 1844 pisaba territorio provincial en Paso de los Libres(2).

(2) José María Paz. “Memorias Póstumas”, tomo III, p. 255. Buenos Aires. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia.

En Paso de los Libres fue recibido con gran alborozo; el pueblo fue embanderado y se hicieron disparos de armas con pólvora. Paz hace el siguiente relato:

“La alegría degeneraba en locura en la masa de la población, por más que los adeptos a los Madariaga procuraban hacerme comprender que si yo veía aquellas demostraciones era porque sus patrones las permitían y autorizaban.
“Recuerdo que don Antonio Madariaga hizo cantar, entre otras, una canción, himno, vidalita o no sé qué, dedicado a su familia. Todo era para hacerme comprender la gran popularidad de que gozaban”(3).

(3) José María Paz. “Memorias Póstumas” (2000), tomo II, p. 257, Buenos Aires. Ed. Emecé. // Citado por Antonio Emilio Castello. “Historia Ilustrada de la provincia de Corrientes” (1999).

El general Paz fue recibido como en triunfo desde Paso de los Libres hasta la capital; varios jefes y oficiales llegaron al mismo tiempo(4).

(4) Coroneles: Federico Báez, Inocencio Chenaut, Faustino Velazco, Ramón Cáceres, Felipe López, Carlos Paz, Manuel Saavedra; tenientes coroneles: Eustaquio Frías, Juan Francisco Olmos, N. Calderón; capitanes: Vicente Fernández, G. Escobar; ayudante: Isidoro Fulco; teniente Gallegos; alférez Pizarro, y otros. // Citado por Manuel Florencio Mantilla. “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” (1928), tomo II, capítulo XI: “Guerra contra la tiranía de Rosas. (1843-1845)”, parágrafo 189. Notas biográficas por Angel Acuña, Buenos Aires. Ed. Juan Ramón y Rafael Mantilla.

El paso del cordobés por la Villa de Mercedes hasta la capital fue festejado por el pueblo correntino, que depositaba en él grandes esperanzas pues tenía fresco el recuerdo de la magnífica victoria de Caá Guazú. Revividos por la lucha que se sostenía contra Rosas, iluminaron las conciencias y dejaron hablar al corazón y, el mismo gobernador -con las personas de espectabilidad- fue a recibir a Paz en la zona inmediata a la capital, a la que penetró el futuro Director de Guerra, el 5 de Enero de 1845.

A todo esto se estaban realizando ya las conversaciones entre el doctor Santiago Derqui -que representaba a Paz- y el doctor Juan Gregorio Pujol, representante del Gobierno de Corrientes, para lograr una fórmula que solucionara el aparente conflicto entre la soberanía política de Corrientes y un poder militar de carácter nacional.

- La relación Madariaga-Paz

Cuando terminaba aquel año de relativa tranquilidad en la provincia (1844), llegó a ella el general José María Paz. Retirado de Montevideo por la ingratitud de la mezquina política uruguaya, el Gobierno de Corrientes, cuya representación exterior le había sido con confiada(5), brindóle con el teatro del suelo argentino y el mando del Ejército provincial(6).

(5) En carta de fecha 11 de Diciembre de 1843 -datada en Montevideo- el general Paz decía al gobernador Madariaga: “Para todo evento no sería malo que el Gobierno de Corrientes me autorizase para entenderme con los extranjeros en nombre de él, pues aunque para con los jefes de estación y el ministro brasileño no lo necesitaría, ni lo necesito para todo aquéllo que pueda interesar a Corrientes y a la República, esta confianza que les merezco es personal y las personas pueden cambiar”. Madariaga accedió gustoso a la indicación del general Paz, haciendo para ello caso omiso del incidente de que instruye la Nota siguiente.
(6) Con fecha 3 de Junio de 1844, escribió el general Paz una carta al gobernador Madariaga, desde Montevideo. En el párrafo primero de ella le decía:
“El coronel Baltar es el conductor de ésta, y a quien me refiero para que le comunique nuestro estado político y militar. ¿Qué pudiera yo decirle sobre esto, que él no se lo refiera con más extensión y con la exactitud de un testigo presencial?”
El jefe de esta suerte, recomendado por el general Paz, llevaba instrucciones del mismo para explorar “las disposiciones de los Madariaga y las del pueblo que los había elevado al poder respecto de la vuelta de aquél a Corrientes”.
“Llegué a la capital y fui alojado en la casa embargada de Cabral (me decía el coronel Baltar, en 1884, contestando a preguntas de un cuestionario que le presenté). El único con quien tenía algunas expansiones era con José Inocencio Márquez, porque era íntimo amigo del general Paz; entonces desempeñaba el Ministerio que había renunciado Pujol. Recelaba para abordar al gobernador sobre la necesidad que había de hacer venir al general Paz, porque sabía que en 1841 ocurrió el siguiente hecho: don Joaquín Madariaga era un gran patriota y pensaba que era deber de todo Gobierno de provincia argentina hacer la guerra a Rosas hasta voltearlo, yendo sobre él en el mismo corazón de su poder; por eso, después de Caá Guazú, época en que ya era un hombre de influencia, dijo un día, reservadamente, al general Paz:
- ‘Mientras Ferré esté al frente de la provincia tendremos muchas dificultades para derrocar a Rosas; es preciso ponerle a un lado’. El general refirió a Ferré la opinión de don Joaquín.
- Ferré lo llamó y le dijo: ‘¿Es posible que Vd. haya emitido un juicio que no merezco y que me perjudica?’.
- Don Joaquín preguntó cuál era el origen de la noticia y como la supiese, contestó: ‘Es cierto y así digo a Vd. mismo; pero, ya que el general Paz ha sido desleal, estoy con Vd. y cuente conmigo’.
- Yo creía que don Joaquín continuaría resentido, por eso no le hablé pronto pero, cuando comprendí que no era hombre de rencores y sí un verdadero patriota, me animé a hablarle y sobre tablas convino en todo”.
El general Paz encomendó al coronel Baltar la exploración de las disposiciones de Madariaga cuando ya había recibido el ofrecimiento espontáneo y patriótico del gobernador de Corrientes y cuando ya estaba resuelto a aceptarlo.
El entonces teniente coronel Eustaquio Frías, después Teniente General, jefe de la escolta del general Paz en Montevideo, dice en sus inéditos “Recuerdos de la Vida de Campamento”:
“Un día llamó el general Paz al comandante Frías y le dijo que había sido llamado por el Gobierno de Corrientes para ponerlo a la cabeza del Ejército correntino, agregando que iba a mandar al coronel Baltar a que observase la disposición de los ánimos sobre su ida. Continuó exponiéndole que pensaba llevar algunos jefes de su confianza y ‘Vd. será uno de ellos, si es que quiere acompañarme en la cruzada’”.
Después de retirarse el general Paz de Montevideo, mandó como segundo “explorador” al doctor Santiago Derqui, quien halló en Madariaga las mismas disposiciones que de propia voluntad manifestó desde el primer momento al general Paz.
El teniente coronel Tejerina fue comisionado para ir al Brasil al encuentro del general Paz, con una escolta montada en mulas, llevándose un auxilio de 2.000 pesos plata pudiendo, además, vender las mulas y entregar el valor de ellas al general si éste necesitase de mayores recursos. // Todo citado por Manuel Florencio Mantilla. “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” (1928), tomo II, capítulo XI: “Guerra contra la tiranía de Rosas. (1843-1845)”, parágrafo 189. Notas biográficas por Angel Acuña, Buenos Aires. Ed. Juan Ramón y Rafael Mantilla.

- La Misión Derqui

Había precedido(7) al general Paz, el doctor Santiago Derqui. Conociendo el pensamiento del general y de acuerdo con el doctor Pujol, arbitraron una fórmula que solucionaba el aparente conflicto entre la soberanía política de Corrientes y un poder militar de carácter nacional.

(7) José María Paz. “Memorias Póstumas”, tomo III, p. 259. Buenos Aires. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia.

Consistía ésta en la creación de un Directorio de la Guerra, que el mismo día de la llegada de Paz propone al gobernador, en Nota(8), al Congreso de la provincia.

(8) Registro Oficial de la Provincia de Corrientes, año 1845, p. 8. Nota del 5 de Enero de 1845. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia.

En efecto: el 19 de Diciembre del año 1844, la Sala Permanente había resuelto congregar al Congreso General para tratar graves asuntos relacionados con la venida del general Paz a Corrientes(9) y, después de aprobar el diploma del diputado suplente por Goya, Fermín Félix Pampín(10) había -el 3 de Enero de 1845- indicado el 5 del mismo mes para la reunión de la Asamblea General.

(9) Libro de Actas. Archivo de la Legislatura.
(10) Libro de Actas. Archivo de la Legislatura. // Todo citado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia.

Así se procedió, designando el Congreso como secretarios a los diputados José T. de los Santos y Pedro Díaz Colodrero. Sin embargo, hasta el 10 de Enero de 1845 no estuvo completa la representación, fecha en que se aprueba el diploma y se incorpora el diputado por La Cruz, doctor Juan Gregorio Pujol(11).

(11) Libro de Actas. Archivo de la Legislatura. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia.

El general Paz dice en sus “Memorias Póstumas”(12) que Madariaga insistía en que el nombramiento de Director de la Guerra fuera de su exclusiva nominación, en cuyo caso podría revocarlo o suprimirlo.

(12) José María Paz. “Memorias Póstumas”, tomo III, p. 260. Buenos Aires. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia.

No se ha podido considerar en forma definitiva la circunstancia, por no haberse encontrado en la premiosa busca de los archivos el proyecto elevado por el gobernador en su Nota aludida del 5 de Enero de 1845.

Fue lo cierto -sin embargo- que el Congreso General se abocó el proyecto, designando una Comisión para dictaminar, formada por los diputados J. B. Acosta, presbítero José V. Fernández y doctor Pedro Díaz Colodrero.

La Comisión se expidió el 12 del mismo mes(13), en un luminoso dictamen y, al día siguiente, el Congreso sancionaba la Ley del Directorio(14). Los antecedentes se publicaron por la prensa.

(13) Registro Oficial de la Provincia de Corrientes, año 1845, p. 14.
(14) Registro Oficial de la Provincia de Corrientes, año 1845, p. 17. // Todo citado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia.

- Fundamentos sostenidos para crear el Directorio de la Guerra

El proyecto de ley de creación del Directorio de la Guerra, luego de arduas discusiones, fue redactado por el mismo general Paz de acuerdo con Joaquín Madariaga.

También por el primero fueron inspirados los considerandos de la ley del Directorio de la Guerra sancionada el 13 de Enero de 1845. Por ella, el P. E. correntino quedó autorizado para crear un Directorio de la Guerra y para conferir al general Paz la autoridad creada por dicha ley.

El Director sería el Jefe de todas las fuerzas y elementos que “están o pueden ponerse al servicio de la guerra contra el tirano y le están sometidos todos los asuntos que le conciernen; puede obligarse en nombre de la República, sin poder, empero, suscribir tratados con poderes extranjeros sin aprobación del Congreso General de la provincia, que se recabará por conducto del P. E.; puede conferir los grados y empleos militares establecidos en las leyes generales”(15).

(15) Manuel Florencio Mantilla. “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” (1928), tomo II, pp. 115-116. Notas biográficas por Angel Acuña, Buenos Aires. Ed. Juan Ramón y Rafael Mantilla. // Citado por Antonio Emilio Castello. “Historia Ilustrada de la provincia de Corrientes” (1999).

Se establecía que el Directorio de la Guerra cesaría cuando se hubiera derrocado al dictador y establecido un Gobierno Nacional. La obra de la insurrección se nacionalizó, pero hay que tener en cuenta que el Congreso correntino no tenía atribuciones para dictar una ley de esa naturaleza. Las razones dadas para arrogarse esas atribuciones fueron:

“Colocada la provincia de Corrientes en la altura a la que la han elevado el poder de sus armas y el espíritu de libertad que han excitado en todos los tiempos el valor de sus hijos, se halla al frente de la revolución argentina contra el tirano de la República y el sistema de anarquía y retroceso que forma la base de su Gobierno.
“Esta circunstancia le impone el deber de adoptar las medidas que regularicen la acción de los argentinos que, por todas partes, se disponen a combatir contra el tirano, dándole una base firme de que han carecido hasta el presente, por cuya razón se han esterilizado los más heroicos sacrificios; y también para que los hombres y los pueblos conozcan el centro de que deben hacer depender sus esfuerzos, si no se quiere que el aislamiento los haga estériles, si no se quiere renunciar a las ventajas de la unidad de acción, en que únicamente ha consistido el poder del tirano sangriento”(16).

(16) Manuel Florencio Mantilla. “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” (1928), tomo II, pp. 114-115. Notas biográficas por Angel Acuña, Buenos Aires. Ed. Juan Ramón y Rafael Mantilla. // Citado por Antonio Emilio Castello. “Historia Ilustrada de la provincia de Corrientes” (1999).

En realidad, ésta era la única forma de alentar esperanzas de triunfo en la lucha contra Rosas: unificar los esfuerzos en lugar de la dispersión y el debilitamiento que habían privado en los esfuerzos anteriores.

La ley de referencia que confería al brigadier José María Paz el Directorio de la Guerra, en nombre de la provincia y de la revolución argentina, tiene su fundamento en la exposición de motivos que contiene su texto y en el dictamen de la Comisión legislativa que la preparó.

Partíase de la necesidad de uniformar la obra de la reacción, de darle unidad en los propósitos y de prestigiarla moralmente y, considerándose la esclavitud en que se encontraba toda la República, declarábase a la provincia de Corrientes en el derecho de asumir la representación nacional.

¿Quién ha contestado -decía uno de los párrafos del dictamen- el derecho del primer pueblo que se armó contra la dominación española, para hablar y obrar en nombre de las Provincias Unidas? ¿Y quién podrá contestar, a la de Corrientes, esta misma facultad en la actual lucha, contra el más cruel y oscuro de los tiranos, cuando hable en nombre de pueblos hermanos que han identificado de hecho su suerte con la de ella, que marchan a un mismo fin y que desean, como ella, los medios indispensables de llegar a él?

Los hombres de Corrientes estaban en lo cierto. Lo ha declarado el Tribunal sereno de la historia.

El 16 de Enero de 1845, el gobernador Madariaga promulgaba la ley. Al día siguiente, la reglamentaba e incurría en un primer error: reiteraba el nombramiento de Paz como si éste, -designado Director en el texto de la ley- necesitase de la confirmación del Poder Ejecutivo. Son pequeñeces, si se quiere, pero que arrojan luz sobre los sucesos posteriores.

El Congreso General, por su parte, decretaba concentrarse el 5 de Febrero de 1845, organizando su Sala Permanente con los diputados Cossio, Gramajo, Vargas, Vedoya y Fernández.

El 18 de Febrero de 1845 y por licencia del diputado, presbítero Fernández, integraba la Sala Permanente el doctor Juan Gregorio Pujol(17).

(17) Libro de Actas. Archivo de la Legislatura. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Vida Pública del Dr. Juan Pujol (Historia de la provincia de Corrientes de Marzo 1843 a Diciembre 1859)” (1920). Ed. por J. Lajouane & Cia.

- Las exigencias que Paz impuso a Corrientes

Puso el general -por condición indispensable de sus servicios- la aceptación previa de sus conocidas ideas, declarando que no dependería de la autoridad local; exigió investidura nacional, dada por la provincia; que le dejase ancho campo de acción como soldado y como político: una verdadera dictadura militar.

La cuestión fue discutida en laboriosas conferencias sin que los razonamientos legales y de principios venciesen la tenacidad del general. Madariaga cortó las dificultades cediendo patrióticamente(18).

(18) Aunque el general Paz trata con dureza injusta al coronel Baltar en sus “Memorias Póstumas”, dicho jefe y el doctor Derqui contribuyeron para que el ilustre guerrero no repitiese -a principios de 1845- el mismo error de que no le disuadió en 1842 la Comisión Argentina. Paz y Madariaga, solos, trataron reservadamente las cuestiones presentadas por el primero y como éste no hubiese conseguido vencer la resistencia del gobernador dio todo por concluido y preparó su regreso al Brasil. Listo ya para marcharse, lo vieron Baltar y Derqui y le rogaron desistiese:
- “¿No hay un medio de avenimiento?”, le preguntaron.
- “No”, replicó. Ambos pasaron a conferenciar con el gobernador.
- “Yo doy al general Paz -les dijo Madariaga- todo lo que la provincia tiene; pongo mi persona a sus órdenes; y no se contenta; quiere ser más que el gobernador y que la provincia. Estoy dispuesto a todo, menos a que el general Paz se haga árbitro del Gobierno de la provincia. Esto no puedo consentir, porque me prohibe el deber. Comprendo que la especie de dictadura militar que pide será de fatales consecuencias, pero se la daremos con tal de voltear a Rosas. Yo seré el primero en ponerme a sus órdenes, sin otro puesto que el de Jefe del escuadrón Paiubre, cuando marchemos sobre el tirano”.
No era, pues, imposible el advenimiento, con tal que el general declinase de su extremada terquedad. Viéronle nuevamente los intermediarios antes mencionados, le repitieron las declaraciones del gobernador, pidieron que cediese en algo y, tanto empeño pusieron, que Paz buscó a Madariaga y ambos acordaron la creación del Directorio de la Guerra. Referencias verbales de los contemporáneos Manuel S. Mantilla y Gregorio Pampín, confirmadas por el coronel Baltar. // Citado por Manuel Florencio Mantilla. “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” (1928), tomo II, capítulo XI: “Guerra contra la tiranía de Rosas. (1843-1845)”, parágrafo 189. Notas biográficas por Angel Acuña, Buenos Aires. Ed. Juan Ramón y Rafael Mantilla.

Salvar la patria era su único anhelo y por ella sacrificó sus opiniones, los justos recelos del Gobierno y comprometió las mismas leyes orgánicas del Estado. Los miembros del Congreso aceptaron también la imposición a fin de que ni el remordimiento de haber resistido con derecho quedase, en caso de nuevos contrastes.

El Poder Ejecutivo presentó, el 5 de Enero de 1845, el proyecto de la ley creadora de las facultades del general Paz(19) y ella fue sancionada el 13 de Enero y promulgada el 16 del mismo mes y año.

(19) El mismo general Paz redactó el proyecto, de acuerdo con Madariaga; también fue inspirada por él la exposición de motivos de la Ley (“considerandos de ella”). La diferencia entre la pretensión primera del general y el proyecto acordado consistió en que -según aquélla- el Congreso establecería directamente una autoridad militar nacional y, de la misma suerte, la confería al general Paz, porque dicho Cuerpo representaba la voluntad del pueblo, de lo que habría resultado un Poder Superior al Ejecutivo, del mismo origen; según el proyecto, el Poder Ejecutivo quedaba “autorizado para crear un Directorio de la Guerra y conferir al general Paz la autoridad creada por la Ley”, con lo que no se deprimía al Poder Ejecutivo en provecho del Directorio. Además, el proyecto no mencionó obligaciones expresas de dependencia del Gobierno local en la parte militar, atribuciones del Director para imponer contribuciones; el general Paz desistió de sus pretensiones al respecto. // Citado por Manuel Florencio Mantilla. “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” (1928), tomo II, capítulo XI: “Guerra contra la tiranía de Rosas. (1843-1845)”, parágrafo 189. Notas biográficas por Angel Acuña, Buenos Aires. Ed. Juan Ramón y Rafael Mantilla.

El Congreso carecía de atribuciones para dictar aquella ley, por eso no buscó en la Constitución el fundamento de ella; la tomó en otra parte y la presentó en la forma siguiente:

“Colocada la provincia de Corrientes en la altura a que la han elevado el poder de sus armas y el espíritu de libertad que ha excitado en todos los tiempos el valor de sus hijos, se halla al frente de la revolución argentina contra el tirano de la República y el sistema de anarquía y retroceso que forma la base de su Gobierno.
“La circunstancia le impone el deber de adoptar las medidas que regularicen la acción de los argentinos que, por todas partes, se disponen a combatir contra el tirano, dándole una base firme de que han carecido hasta el presente por cuya razón se han esterilizado los más heroicos sacrificios y también para que los hombres y los pueblos conozcan el centro de que deben hacer depender sus esfuerzos, si no se quiere que el aislamiento los haga estériles, sino se quiere renunciar a las ventajas de la unidad de acción, en que únicamente ha consistido el poder del tirano sangriento”.

La ley -fundada en estas razones de circunstancias- contenía las siguientes disposiciones:

“Art. 1.- Se autoriza al P. E. para crear en la persona del brigadier don José M. Paz, un Directorio de la Guerra, a quien conferirá, en nombre de la provincia y de la revolución argentina toda la autoridad correspondiente al objeto de esta creación, y sobre las bases que contienen las disposiciones siguientes.
“Art. 2.- El objeto del Directorio es salvar la revolución; y su principal deber, reforzar los medios de conseguirlo.
“Art. 3.- El Director de Guerra es el Jefe de todas las fuerzas y elementos que estén o puedan ponerse en acción contra el tirano de la República y le están sometidos todos los asuntos de ella.
“Art. 4.- Puede obligarse en nombre de la República, pero no podrá concluir tratados públicos con Poderes extranjeros sin aprobación del Congreso General de esta provincia, que recabará por conducto del P. E.
“Art. 5.- Puede conferir los grados y empleos militares establecidos por las leyes generales.
“Art. 6.- La provincia de Corrientes, en nombre de la República, impone al Director de la Guerra sobre su honor, el deber de libertar la patria y propender a su organización; y a todos los argentinos libres, el de prestarle sin reserva sus servicios y cooperación.
“Art. 7.- La presente ley no afecta al orden interno de esta provincia ni de las demás que concurran con ella a sostener la causa de la libertad.
“Art. 8.- El Directorio cesará cuando, recuperada la libertad con el derrocamiento del tirano, hubiere otra autoridad nacional, para lo que serán convocadas las provincias inmediatamente, a cuya convocación queda obligado el Congreso de la provincia de Corrientes, en virtud de la representación que ejerce”.

El general Paz fue nombrado Director de la Guerra el 17 de Enero de 1845(20) y el día 20 prestó juramento ante el gobernador y capitán general de la provincia, en acto público solemne(21).

(20) El general Paz exigió que, antes de ser nombrado, le fuese comunicada la ley del Directorio, trámite que el gobernador llenó por Oficio de fecha 14 de Enero de 1845, contestado el 15 de Enero. En su respuesta, decía el general: “Me honran altamente los conceptos con que V. E. me favorece. Ellos son una cordial expresión del Magistrado de Corrientes; del ciudadano que, con tanta valentía como decisión, se ha consagrado al servicio de la patria; y del guerrero que ha practicado, en el campo de batalla, los principios del deber social, cuyo cumplimiento reclama hoy de todos los argentinos. Corrientes, con su derecho y su nobleza incontestables, habla en nombre de la Nación y debe ser obedecida”.
(21) Véase en Apéndice de la obra “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” del doctor Mantilla, los Documentos Oficiales, Correspondencia, Proclamas y Manifiestos referentes a la creación del Directorio de la Guerra. // Todo citado por Manuel Florencio Mantilla. “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” (1928), tomo II, capítulo XI: “Guerra contra la tiranía de Rosas. (1843-1845)”, parágrafo 189. Notas biográficas por Angel Acuña, Buenos Aires. Ed. Juan Ramón y Rafael Mantilla.

Al poner Madariaga a Paz en posesión de su alto destino, le dijo:

“Como Primer Magistrado he llenado el más agradable deber, poniendo a la cabeza de mis compatriotas al hombre de las esperanzas. Como soldado, señalad el punto del peligro; volaré a ocuparle sin tardanza.
“Grande es la empresa que se os encomienda; inmensa la responsabilidad de vuestra misión; pero si fijáis la vista en la gloria que os aguarda con el triunfo, en la gratitud de la presente y las futuras generaciones, a quienes habéis dado patria, vuestro genio creador sabrá superar las dificultades.
“Tenéis a vuestro favor la santidad de la causa que defendéis, las simpatías de todos los hombres de humanidad y civilización y el entusiasmo y la valentía del pueblo que tengo el honor de presidir, al cual conocéis bien: le habéis conducido varias veces a la victoria y no debéis dudar de su fidelidad y de su constancia”(22).

(22) Grave y digna del compromiso contraido y del guerrero ilustre fue la contestación del general Paz; reproduzco algunos párrafos de ella:
“Los testimonios de la estimación pública que he recibido a mi llegada a esta provincia me imponían una deuda inmensa; pero la confianza que hoy deposita en mí excede con mucho cuánto pudiera hacer para llenarla suficientemente ...
“Yo la hubiera declinado, si no contase con el patriotismo de Corrientes, con la cooperación de todos los buenos argentinos y con las simpatías de los hombres de civilización y humanidad, cualesquiera que sea su nacionalidad y origen ...
“Al aceptar una responsabilidad tremenda, declaro con la franqueza de un soldado, es sólo con la firme esperanza que hallaré en todas las clases un apoyo sincero, eficaz y, muy particularmente, en V. E., cuyo patriotismo y demás prendas que lo adornan me dan esta seguridad”. // Citado por Manuel Florencio Mantilla. “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” (1928), tomo II, capítulo XI: “Guerra contra la tiranía de Rosas. (1843-1845)”, parágrafo 189. Notas biográficas por Angel Acuña, Buenos Aires. Ed. Juan Ramón y Rafael Mantilla.

En toda la provincia y en el Ejército fue solemnemente reconocida la autoridad del Director, a quien se pasó un estado general de las fuerzas y del material de guerra disponibles. El gobernador presentó -además- a la República, la ley del Directorio, en manifiesto ilustrativo de alto pensamiento(23).

(23) Véase en el Apéndice de la obra “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” del doctor Mantilla, los Documentos Oficiales, Correspondencia, Proclamas y Manifiestos, referentes a la creación del Directorio de la Guerra. // Citado por Manuel Florencio Mantilla. “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” (1928), tomo II, capítulo XI: “Guerra contra la tiranía de Rosas. (1843-1845)”, parágrafo 189. Notas biográficas por Angel Acuña, Buenos Aires. Ed. Juan Ramón y Rafael Mantilla.

- Situación militar de la provincia

El 11 de Febrero de 1845 Paz llegó al campamento de Villanueva, en Mercedes y, después de tomar contacto con el Ejército dirigió un Oficio a Juan Madariaga en el que le decía:

“He visto con la más grata emoción el buen estado, disciplina e instrucción del Ejército y tengo la satisfacción de asegurarle de que sus tareas militares han tenido el éxito más feliz”(24).

(24) Manuel Florencio Mantilla. “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” (1928), tomo II, p. 117. Notas biográficas por Angel Acuña, Buenos Aires. Ed. Juan Ramón y Rafael Mantilla. // Citado por Antonio Emilio Castello. “Historia Ilustrada de la provincia de Corrientes” (1999).

La situación militar de la provincia agradó al general Paz; lo mismo ocurrió con el espíritu reinante en ella:

“Resolví trasladarme a la invicta Corrientes -decía entonces- donde los valerosos Madariaga habían enarbolado el pabellón de la libertad después de anonadar a los tiranos, siempre teniendo en vista las desgracias de la patria.
“He encontrado un Ejército numeroso, que ansía por el combate y un pueblo que recuerda con horror los aciagos días de su esclavitud para jamás volver a ella.
“Con tales disposiciones, Corrientes se halla en estado de la más segura defensiva, sino en el de buscar los esclavos del tirano en sus mismas guaridas. Corrientes, a quien su valor ha colocado al frente de la revolución argentina, conoce el tamaño de su empresa y no ha trepidado en lanzarse con la mayor confianza.
“Ha pesado sus medios, ha calculado sus fuerzas y cuenta con la victoria”.

El Ejército era una máquina de guerra regularmente preparada. Al recibirse de él, el Director decía -en Oficio- al ya coronel Juan Madariaga:

“He visto con la más grata emoción el buen estado, disciplina e instrucción del Ejército y tengo la satisfacción de asegurarle que sus tareas militares han tenido el éxito más feliz. Por ésa me creo en el honroso deber de manifestarle por mi y a nombre de la patria, mi vivo reconocimiento y darle, al mismo tiempo, las más expresivas gracias por los relevantes servicios que ha hecho a la revolución y por el celo e inteligencia con que ha sabido dirigir la formación y educación del Ejército”(25).

(25) El Director de la Guerra confirmó el empleo de Coronel Mayor al coronel Juan Madariaga, “en consideración a los revelantes servicios prestados a la causa de la revolución argentina”. El general José María Paz, en sus “Memorias Póstumas”, emite el siguiente juicio sobre el mismo coronel Madariaga, a quien elogió y ascendió de la manera expresada, en 1845:
“Había sido una dificultad no pequeña la colocación de Dn. Juan Madariaga; algo se dijo de Jefe del E. M. Pero era el menos a propósito para ese destino, porque hubiera abusado de la facilidad que él dá a su espíritu turbulento y atrevido; por otra parte, no tenía idea ni remota del mecanismo de la administración de un Ejército, carece de todo espíritu de orden, de método y de regularidad”.
Lo reproducido en el texto fue escrito por el general Paz en presencia de las cosas, de los hechos y de hombres juzgados, en época de serenidad, de contento y de esperanzas para su alma; estaba en condiciones de ser justo. Lo copiado en esta Nota fue escrito mucho tiempo después, durante una vida amarga en el extranjero, llena el alma de resentimientos justos e injustos, desencantado, ya sin fe en el día presente, preocupado el general de la vindicación histórica de sus errores y de sus faltas. // Citado por Manuel Florencio Mantilla. “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” (1928), tomo II, capítulo XI: “Guerra contra la tiranía de Rosas. (1843-1845)”, parágrafo 190. Notas biográficas por Angel Acuña, Buenos Aires. Ed. Juan Ramón y Rafael Mantilla.

Confirmó luego a Juan Madariaga en el grado de Coronel Mayor “en consideración a los relevantes servicios prestados a la causa de la revolución argentina”. Sin embargo, en sus “Memorias Póstumas” dice que en el Ejército se notaba “un fondo de ignorancia, de ineptitud y de atraso”.

Sobre sus elogios al Ejército y a Juan Madariaga, dice que los hizo para complacer a los amigos y para no alentar a los enemigos. Mantilla -a su vez- señala que el Ejército se componía de 4.000 hombres, con buen armamento y provisión de guerra.

Ruiz Moreno reconoce, por su parte, que Paz no debió encontrar al Ejército preparado para una invasión inmediata a Entre Ríos. Agrega que la demasiada intimidad entre los jefes superiores y subalternos y la excesiva francachela entre los oficiales y los soldados, había menoscabado varias veces el mérito de los Ejércitos correntinos. Agrega sobre todo esto Hernán Gómez

“El juicio es exacto, desde que la prelación en el mando era cuestión de prestigio personal, como caudillo o como valiente”. Paz organizó las cosas como correspondía a un verdadero Ejército, cortando abusos y encarrilando a los soldados.

El 6 de Mayo de 1845 el Congreso General sancionó dos leyes reconociendo como Coroneles Mayores al gobernador Joaquín Madariaga y a su hermano Juan. Los nombramientos habían sido hechos por Paz, como Director de la Guerra, pero se creyó conveniente la confirmación legislativa.

También el Congreso tuvo que intervenir para desautorizar una medida del gobernador quien, exasperado contra el general Paz por los continuos roces, le había retirado el mando de la tropa, el régimen y la administración de las fuerzas correntinas. Luego de explicaciones y arreglos particulares se restableció en apariencia la armonía, pero la tirantez quedó latente.

- La tropa del Ejército

Aquéllos soldados salieron de la cuarta conscripción general dada por una pequeña población ya agobiada por seis años de guerra, durante los cuales no fueron compensadas las vidas sacrificadas.

Representaban toda la vitalidad de la provincia. Existía, además, una titulada división de santafesinos, mandada por Juan Pablo López, acampada en el Rincón de Soto y sostenida por la provincia; componía de unos trescientos hombres, “con poca instrucción y menos disciplina”.

Los elementos militares fluviales se reducían a dos buques mercantes armados precipitadamente y el lanchón “Caá Guazú”, siendo el principal marino en servicio el teniente Alberto Villegas, antiguo práctico, transformado en atrevido y valiente hombre de empresa.

En tanto, el Tratado firmado el 2 de Diciembre de 1844 por Corrientes y el Paraguay hizo que Rosas cerrara los puertos de la Confederación a los barcos paraguayos.

Esta medida favoreció a Corrientes que, por medio de Juan Madariaga y el ministro José Inocencio Márquez -que representaba al Director de la Guerra- firmó un Tratado de Alianza ofensiva y defensiva con el Paraguay, el 11 de Noviembre de 1845, siendo una de las condiciones puestas por el presidente paraguayo que Corrientes reconociera la jurisdicción de su país sobre la Isla Borda o Atajo que estaba ocupada por esa nación desde 1842.

Madariaga y Márquez resistieron todo lo que pudieron estas pretensiones, pero al fin cedieron.

- Situación económica y financiera

No correspondía al entusiasmo marcial el estado económico y financiero. Las fuerzas productivas estaban postradas por la paralización o el aniquilamiento de las industrias, carentes de brazos y de capitales; los campos, los ganados y las propiedades urbanas de las clases acomodadas valían poco, no tenían movimiento; pasaban como bienes muertos.

El comercio era, en consecuencia, triste y muy limitado; para el de exportación, acopiaban frutos únicamente los extranjeros europeos(26).

(26) Al finalizar el mes de Abril de 1845, los comerciantes ingleses, franceses y sardos tenían acopiados los siguientes frutos: 434.300 cueros vacunos, 22.000 pipas con sebo derretido, 13.215 arrobas de cerda, 2.300 cueros becerros curtidos, 3.700 arrobas de lana, 800 arrobas de tabaco, 1.400 suelas. Los correspondientes agentes diplomáticos fueron instruidos por el Gobierno de la existencia de los mencionados intereses. // Citado por Manuel Florencio Mantilla. “Crónica Histórica de la provincia de Corrientes” (1928), tomo II, capítulo XI: “Guerra contra la tiranía de Rosas. (1843-1845)”, parágrafo 191. Notas biográficas por Angel Acuña, Buenos Aires. Ed. Juan Ramón y Rafael Mantilla.

La guerra destructora del enemigo, los gastos y sacrificios realizados desde fines de 1838, la interrupción del comercio, la falta de numerario, la depreciación del papel moneda, la necesaria transformación en soldados de todos los ciudadanos aptos para el trabajo, formaron el cúmulo de factores de la pobreza general que igualaba las clases bajo el peso de necesidades comunes y de privaciones impuestas por la naturaleza de los sucesos del día.

Sobre las Rentas públicas reflejaba esa amarga situación, sin bastar para mejorarlas los empeños del Gobierno. Las entradas fiscales por impuestos guardaban la siguiente relación con los Gastos, desde el triunfo de la reacción de Madariaga:

* 1843, Rentas, 74.626 pesos; Gastos, 214.444 pesos;
* 1844, Rentas, 53.931 pesos; Gastos, 187.330 pesos;
* 1845, Rentas, 193.851 pesos; Gastos 364.250 pesos.

Las diferencias eran llenadas con el producido de decomisos aplicados por represalia y con emisiones de billetes.

De ese estado casi desesperante debían, sin embargo, salir los recursos para sostener la guerra, cuya dirección estaba confiada al general Paz, porque era ilusorio esperar el concurso de la emigración empobrecida, lo mismo que confiar en el crédito exterior de la provincia.

El Gobierno puso a disposición del Director todo cuanto el Estado poseía, “sin tasa, sin medida, sin responsabilidad”; la fortuna particular lo secundó, cargando sobre los establecimientos pastoriles el consumo, a crédito perdido, del Ejército y la provisión al mismo de cabalgaduras y animales de tiro; los soldados renunciaron contentos a sus sueldos; el trabajo personal de la gente menesterosa, inútil para las armas, rindió también su contribución generosa.

Nada fue reservado por el Gobierno y por el pueblo.

Additional information