Saqueos del Ejército paraguayo como política de Estado
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Luego de los reveses militares de las columnas paraguayas y la pérdida de los espacios estratégicos, las tropas invasoras inician una lenta pero ininterrumpida retirada del territorio correntino. Una de las acciones llevadas a cabo por los batallones paraguayos en estas circunstancias, ha sido la incautación y arreo del ganado vacuno y caballar y la destrucción de establecimientos rurales.
Como testimonio de los saqueos generados por paraguayos, cabe citar el del miembro de la Junta Gubernativa correntina, Víctor Silvero, en ocasión del descargo que oportunamente hiciese ante la Corte Suprema de Justicia, donde expresó lo siguiente:
(La Junta Gubernativa) “... dio órdenes a las autoridades departamentales para que no permitan a los Comandantes de esos regimientos y partidas hacer esas arreadas y que en vez de hacerlas, perjudicando enormemente a muchas familias pobres, manifiesten la cantidad de ganado que tenían orden de llevar para que ellos, los Jueces, se las proporcionen (...).
“Entonces, y llevándole las quejas de los Jueces departamentales y de respetables vecinos, de que las arreadas de ganado continuaban y aumentaban su fuerza logrando la ruina del vecindario, tomé la resolución con previa noticia -a mis colegas y al ministro Bergés- de embarcarme en uno de los vapores de guerra paraguayos y seguir hasta Humaitá a verlo al presidente López, recordarle sus palabras y promesas a la provincia de Corrientes, hacerle presente los actos perjudicialísimos y poco honroso para las Armas paraguayas que cometían sus Ejércitos en aquella provincia.
“Le dije: con esas arreadas sin medida, sin prudencia y sin consideración alguna, las Fuerzas paraguayas hicieron y continuaban haciendo, pasando con desprecio por sobre la autoridad local y despojando hasta a las familias pobres de la última lechera, el último buey y el último caballo que tenían para su alimento y su servicio, la causa del Paraguay habrá perdido en mucho de las simpatías que pudo haber tenido en la provincia de Corrientes (...).
“Es demás decir que en el Paraguay y fuera de él, por los que le obedecían al presidente López, no se hacía ni lo más insignificante sin que sea por orden suya, sus instrucciones y su previo consentimiento y que, por consiguiente, esas arreadas y todo lo que sus agentes hacían en Corrientes era por orden de él; y tanto más cuando las arreadas de ganado que se hacían no era sólo para el consumo de sus Ejércitos en Corrientes, sino para el Paraguay”(1).
(1) Archivo General de la Nación. Fondo Juan José Viedma. Legajos 1.055-1.056. Proceso por Traición a la Patria. Recurso de Queja de Víctor Silvero (1872), 2 cuerpos. // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “La Guerra del Paraguay en la provincia de Corrientes (Impactos Políticos, Daños y Consecuencias en la Población Civil)” (2014), Corrientes. Ed. Moglia S. R. L.
Los saqueos paraguayos se hicieron sentir fuertemente en el Interior provincial. Es evidente que las medidas adoptadas por la Junta Gubernativa no los pudo evitar y la intensidad que alcanzaron a partir de Julio de 1865 tuvo dimensiones importantes, sin importar el vecindario y ni orden emanada de autoridades locales.
Un concepto trascendente de la defensa citada de Silvero, es que el accionar del Ejército paraguayo era conocido o incluso aprobado por el presidente Francisco Solano López.
Las denuncias de los saqueos generados por tropas paraguayas se incrementaron notoriamente, adquiriendo mayor intensidad después de la batalla del Riachuelo (11 de Junio de 1865). Las reiteradas derrotas y la expectativa no cumplida de adhesión masiva de correntinos, modificó el proceder de los invasores.
Durante el primer período de ocupación de Corrientes se buscó seducir a la población autóctona hacia la causa paraguaya, por lo que inicialmente los ocupantes se esforzaron por ser prudentes en las acciones contra los habitantes y sus propiedades.
Posteriormente las adversidades llevaron a los paraguayos a adoptar otra actitud que alcanzaba, en ocasiones, extremos de crueldad, sobre todo en establecimientos rurales y en los poblados del Interior de la provincia. Con el transcurrir de los días, especialmente a partir de la segunda quincena de Junio, se multiplicaron los ataques a la población civil, con cautiverio de mujeres y prisión de hombres.
Las agresiones alcanzaron en Julio niveles no previstos por la Jefatura militar del vecino país. Cuando se desestimó la colaboración de los correntinos paraguayistas, considerándosela insuficiente, se produjo una reacción violenta contra todos aouéllos que en un principio no fueron considerados enemigos directos.
Si bien grupos de correntinos adhirieron directamente a la causa del Paraguay, estos no tuvieron la dimensión que esperaba el presidente López, tal como lo manifiesta en una comunicación a la Junta Gubernativa de Junio de 1865. Las expectativas de los paraguayos estaban en que los correntinos otorgasen mayor colaboración y garantías y, al no materializarse como López pretendía, hizo que éste llegase a manifestar:
“La continuación de este estado de cosas pondrá al Paraguay en la dura necesidad en obsequio del feliz éxito de la lucha y de la seguridad de las operaciones de sus Ejércitos, de no contemplar ya al Estado de Corrientes y la Junta Gubernativa como aliado y amigo, sino como una población enemiga y peligrosa, adaptando su política a ésta, una convicción que tanto repugna a sus sentimientos”(2).
(2) En el Archivo Nacional de Asunción, Colección Río Branco, 1.30, 22, 45. // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “La Guerra del Paraguay en la provincia de Corrientes (Impactos Políticos, Daños y Consecuencias en la Población Civil)” (2014), Corrientes. Ed. Moglia S. R. L.
Los meses demostraron que el trato de amigo hacia los correntinos se desfiguró, convirtiéndose en peligroso rencor, fruto de la impotencia. Sin la masiva colaboración esperada de correntinos, los planes de Solano López cambiaron y, a la vez, se diluyeron.
Como consecuencia de esto, gran parte de la reacción final contra la población civil y sus propiedades se debió a un sentimiento de impotencia ante el fracaso de la campaña del Ejército paraguayo en territorio correntino y el antiguo amigo y aliado pasó a ser también parte del enemigo.
Al abandonar los paraguayos la plaza de la Ciudad de Corrientes se intensificaron las agresiones. Juan Gregorio Pampín describe que al ingresar a la ciudad, luego del abandono paraguayo, su casa estaba desbastada, no quedando nada en su interior, corriendo la misma suerte sus casas de comercio(3).
(3) Diego Mantilla. “Recuerdos de un soldado correntino” (2005), p. 265, Corrientes. Moglia Ediciones. // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “La Guerra del Paraguay en la provincia de Corrientes (Impactos Políticos, Daños y Consecuencias en la Población Civil)” (2014), Corrientes. Ed. Moglia S. R. L.
En el mismo sentido -y complementando las afirmaciones de Pampín- se sitúan algunos reclamos ante el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina, presentados varios años después de concluida la guerra(4).
(4) Archivo General de la Provincia de Corrientes, Expedientes Administrativos, Reclamos Deudas Guerra del Paraguay, Legajos I, II, II y IV. // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “La Guerra del Paraguay en la provincia de Corrientes (Impactos Políticos, Daños y Consecuencias en la Población Civil)” (2014), Corrientes. Ed. Moglia S. R. L.
Algunos damnificados expresarán sus reclamos vía judicial a través de Informaciones Sumarias, entre los que podemos citar:
* Modesto Méndez. Propietario de un comercio en la ciudad capital. El 14 de Abril de 1865 se retiró al Interior provincial a engrosar los batallones correntinos. A su regreso a la ciudad, la totalidad de sus inmuebles -tanto comerciales como personales- fueron saqueados. Es más: la casa de comercio y la vivienda particular de Méndez fueron incendiados(5).
(5) Archivo General de la Provincia de Corrientes. Ej.: Legajo 15, Civiles, Capital (1865). // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “La Guerra del Paraguay en la provincia de Corrientes (Impactos Políticos, Daños y Consecuencias en la Población Civil)” (2014), Corrientes. Ed. Moglia S. R. L.
Entre los bienes de este hombre figuran tres establecimientos o fábricas de ladrillos en plena producción, con dotación de carros, caballos, mulas, bueyes y yeguas para el servicio de los mismos(6).
(6) Archivo General de la Provincia de Corrientes. Ej.: Legajo 26 (1869). // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “La Guerra del Paraguay en la provincia de Corrientes (Impactos Políticos, Daños y Consecuencias en la Población Civil)” (2014), Corrientes. Ed. Moglia S. R. L.
* Felipe Recalde. Debido a los peligros bélicos, abandona la ciudad junto a su familia el 26 de Mayo de 1865, dejando su vivienda y pertenencias a la custodia de Lujana Ortellano de Benítez, quien tenía dos hijas.
El 26 de Junio del mismo año, en las primeras horas de la mañana, una partida paraguaya, al mando del capitán Benigno López, se apodera de la vivienda y comercio de Recalde con todas las mercaderías que allí estaban depositadas. Los artículos fueron llevados al Cuartel de la Batería. De acuerdo a testigos, estas mercaderías serán vendidas a precios irrisorios al vecindario de la ciudad(7).
(7) Archivo General de la Provincia de Corrientes. Ej.: Legajo 17 (1867). // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “La Guerra del Paraguay en la provincia de Corrientes (Impactos Políticos, Daños y Consecuencias en la Población Civil)” (2014), Corrientes. Ed. Moglia S. R. L.
Merecen puntual referencia los reclamos efectuados por Encarnación Atienza de Osuna y Carmen Ruiz Moreno de Cobiello, por sufrir prisión y cautiverio en el Paraguay. Moreno de Cobiello reclamaría 150.000 pesos fuertes por sus cuatro años de cautiverio(8).
(8) Archivo General de la Provincia de Corrientes, Expedientes Administrativos, Reclamos Deudas Guerra del Paraguay, Legajo II, f. 40. // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “La Guerra del Paraguay en la provincia de Corrientes (Impactos Políticos, Daños y Consecuencias en la Población Civil)” (2014), Corrientes. Ed. Moglia S. R. L.
Entre las acciones más emblemáticas realizadas por tropas paraguayas, está el secuestro y cautiverio de cinco mujeres, algunas de ellas vinculadas a militares correntinos, que se hallaban en la vanguardia de combate. La mujeres arrebatadas de sus hogares fueron Jacoba Plaza, casada con el mayor Manuel Cabral, uno de los jefes de la defensa; María Encarnación Atienza Vargas, esposa del Sargento Mayor Santiago Osuna, integrante de las Fuerzas de la provincia en la Guardia Nacional; Carmen Ferré Atienza, esposa del coronel Fermín Alsina y Atienza; Toribia de los Santos, esposa del Sargento Mayor Desiderio Sosa; y Victoria Bar, esposa del hacendado Alejo Ceballos.
Es importante señalar que estas mujeres no fueron las únicas secuestradas y llevadas al territorio paraguayo. Hemos hallado indicios de otras más, probando documentalmente el efectivo cautiverio que padeció Carmen Ruiz Moreno de Cobiello. Estas mujeres fueron arrebatadas de sus hogares en la tercera semana del mes de Julio, aproximadamente tres meses después de la ocupación paraguaya de Corrientes.
Oportunamente, Víctor Silvero, en un testimonio ante la Justicia, manifestará que la reacción paraguaya se fundamentó en la incautación de comunicaciones que estas mujeres mantenían, girando información a sus esposos, ubicados en la vanguardia de la defensa argentina(9).
(9) Archivo General de la Nación. Fondo Juan José Viedma, Legajos 1.055-1.056, Proceso por Traición a la Patria, Recurso de Queja de Víctor Silvero (1872), 2 cuerpos. // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “La Guerra del Paraguay en la provincia de Corrientes (Impactos Políticos, Daños y Consecuencias en la Población Civil)” (2014), Corrientes. Ed. Moglia S. R. L.
Hernán Félix Gómez afirma que las cartas interceptadas actuaron como fundamento paraguayo para arrebatar aquellas mujeres de sus hogares e impedir así la continuidad de la comunicación informativa(10).
(10) Hernán Félix Gómez (1871). “Ñaembé (Crónicas de la Guerra de López Jordán y la Epidemia de 1871)”, p. 7, Corrientes. Amerindia Ediciones. // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “La Guerra del Paraguay en la provincia de Corrientes (Impactos Políticos, Daños y Consecuencias en la Población Civil)” (2014), Corrientes. Ed. Moglia S. R. L.
Es conveniente señalar que durante la permanencia de las tropas invasoras en la ciudad se emitió correspondencia que traspasaba la vigilancia paraguaya, comunicación que no sólo era militar sino también era de carácter privado y algunas de ellas proporcionaban información comercial(11).
(11) Archivo General de la Provincia de Corrientes, Correspondencia Privada, Legajo 5, Años 1865-1866. Carta de Tiburcio Gómez Fonseca a Wadislao Gramajo, Corrientes, 1 de Junio de 1865. // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “La Guerra del Paraguay en la provincia de Corrientes (Impactos Políticos, Daños y Consecuencias en la Población Civil)” (2014), Corrientes. Ed. Moglia S. R. L.
Tras el retiro definitivo de las tropas paraguayas de la capital, comenzarán a ingresar los primeros batallones provinciales de vanguardia, entre los que se encontraba Juan Vicente Pampín. Este, en las anotaciones de su diario personal, mencionará que el 8 de Octubre de 1865 ya no había paraguayos en la ciudad, encontrándose sólo un sargento y tres soldados mal vestidos y sin armas, que se adelantaron con los brazos en alto para entregarse.
En la plaza se encontró -ese mismo día- una bandera paraguaya, la que fue reemplazada inmediatamente por la celeste y blanca(12).
(12) Diego Mantilla. “Recuerdos de un soldado correntino” (2005), pp. 263 y 264, Corrientes. Moglia Ediciones. // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “La Guerra del Paraguay en la provincia de Corrientes (Impactos Políticos, Daños y Consecuencias en la Población Civil)” (2014), Corrientes. Ed. Moglia S. R. L.
Durante la ocupación, los vecinos de la Ciudad de Corrientes vivieron en un estado de temor y preocupación constantes ante los peligros a los que estaban sometidos por las intimidaciones paraguayas. El vecindario temía ser víctima de saqueos, por lo que permanentemente hacía guardia y la población dormía alerta con las pocas monedas que permanecían escondidas en las vestimentas(13) y hasta los mismos miembros de la Junta Gubernativa llegaron a ocultar sus pertenencias en el Convento de La Merced(14).