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Corrientes se opone a la guerra con el Brasil. Actitud de Santa Fe

La provincia más interesada en que la dominación extranjera sobre la Banda Oriental desapareciese era Santa Fe. Sus poderosos recursos militares daban a su política un carácter imperialista, habiendo sus hombres -aliados a Buenos Aires- pretendido ejercitar una verdadera hegemonía en la Mesopotamia.

Tal vez buscase crear un poder que pudiese contrarrestar al de Buenos Aires, o persiguiese, su gobernador, el general Estanislao López, heredar a los generales Artigas y Ramírez. Pero fuese una u otra la razón de ese imperialismo, es indudable que el ambiente se cargó de nubes.

El general Lucio Norberto Mansilla, gobernador de Entre Ríos, alarmado, se dirigió a los gobernadores de las provincias que suscribieron el Tratado del Cuadrilátero, solicitando una reunión de éstos para considerar los problemas urgentes del momento político.

El de Corrientes, previsor, solicitó una aclaración sobre los motivos de la reunión (Diciembre de 1822) pero, bien pronto hubo de advertir la gravedad del orden de cosas.

El general López, de Santa Fe, deseaba declarar la guerra al Brasil, solicitaba la cooperación de Corrientes y amenazaba -ante la negativa de cooperar de Entre Ríos- con invadir su territorio. Era encender de nuevo la hoguera en el Litoral argentino, como cuestión previa a una guerra ofensiva contra el poderoso vecino del Oriente(1).

(1) En Marzo de 1823 el gobernador Lucio N. Mansilla, de Entre Ríos, había escrito al de Santa Fe sobre la oportunidad de que Buenos Aires -en nombre de las cuatro provincias- reclamara al Brasil la devolución de Montevideo. Agregaba que no urgiera la guerra, que después actuarían todos juntos. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Historia de la provincia de Corrientes (desde la Revolución de Mayo hasta el Tratado del Cuadrilátero)” (1929). Edición del Estado.

Las horas eran difíciles para la provincia de Corrientes. Despojada de sus recursos por el general Ramírez (1820-1821), apenas si el bienio transcurrido le había permitido -entre invasores de los indios del Chaco y de Misiones- restablecer en algo su orden público y la regularidad de su Organismo económico.

Una medida elocuente de sus angustias brinda la siguiente circunstancia: el Tratado secreto del Cuadrilátero, obligábala a entregar como indemnización un mil quinientos pesos fuertes a Entre Ríos y mil cabezas de ganado a Santa Fe.

Y bien: su Gobierno, exponiendo no existir ganado en su territorio, ofrecía a Santa Fe llenar la cláusula del Tratado con la remisión de tres mil pesos fuertes en que se apreciaba el valor de la entrega en especie...

Si a estas dificultades de su economía agregamos los nuevos sacrificios que una guerra impone, podemos imaginar la trascendencia de cualquiera de sus actos de gobierno: si estar con Santa Fe era luchar primero en Entre Ríos y luego con el Brasil, y estar con Entre Ríos enfrentarse a Santa Fe.

Sólo el genio político del ministro de Gobierno, doctor García de Cossio, encontró el norte en tan difíciles circunstancias. Y lo notable no es sólo la habilidad con que se sortean los escollos, sino la clara visión de las cosas, después comprobadas, de 1825 a 1828.

La síntesis de los puntos de vista de la política correntina obran en documentos del 21 de Marzo, 22 de Abril y 3 de Mayo de 1828(2).

(2) Publicados en el libro del doctor Hernán Félix Gómez, “Corrientes en la Guerra con el Brasil”, 1928, Corrientes. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Historia de la provincia de Corrientes (desde la Revolución de Mayo hasta el Tratado del Cuadrilátero)” (1929). Edición del Estado.

Los dos primeros están dirigidos al Gobierno de la provincia de Santa Fe. El del 21 de Marzo es amplia respuesta, del gobernante correntino, a las razones que, según el de Santa Fe, justificarían la guerra contra el Imperio.

Expresa el gobernador Fernández Blanco que en la resolución a tomarse no debía

decidir el partido que ha podido inspirar el amor a la libertad nacional y la funesta idea de una futura presión; no ha debido obrar ni la razón ni la justicia que nos asiste, ni el odio con que todos los momentos puede ser mirado el poder de un conquistador sin otros títulos que su ambición y fuerza”.

Y agrega:

... el miramiento a la humanidad y los consejos de la prudencia van de acuerdo para no dar principio a derramamiento de sangre sin esperanza probable de arrancar el territorio usurpado”.

Luego, ampliando su tesis, exponía que, apurados todos los recursos de las tres provincias (Corrientes, Santa Fe y Entre Ríos), no podrían pasar a la Banda Oriental más de 1.500 hombres, según datos seguros que tenía a la vista, a lo que debía agregarse que la guerra no sería corta.

El Gobierno de Santa Fe insistió, motivando el segundo documento correntino del 22 de Abril, en que se exponen los argumentos con carácter definitivo. Esa guerra -le decía- va a ser larga, demandando sacrificios prolongados, para los que las tres provincias unidas no tienen recursos suficientes.

Supongamos -se agregaba- que el heroismo de nuestros Ejércitos triunfe en la primera parte de la campaña; en tal hipótesis, sin los recursos, que no podemos arbitrar, aún en el caso de esa victoria, se tendría que abandonar el campo enemigo.

Continúa el documento su análisis de la situación, partiendo de estas premisas, pero expresando que Corrientes ajustaría su conducta a lo que se resolviese en el Congreso Provincial que convocaría.

En cuanto al propósito de invadir a Entre Ríos para obligarla a luchar, el gobernante correntino hacía un llamado a la paz, de alta elocuencia.

El otro documento, del 3 de Mayo, está dirigido al gobernador de Entre Ríos, contestando el Oficio en que esta provincia daba cuenta de la actitud de Santa Fe y exploraba la opinión correntina.

Significábasele que Corrientes la auxiliaría, “sin ser un mero espectador” de los sucesos, cumpliendo así lo pactado en los Tratados del Cuadrilátero.

La actitud del Gobierno de Santa Fe tiene en su apoyo el pedido de auxilio que, para su liberación, formulara -ante esa provincia y la de Buenos Aires- el Cabildo de Montevideo. Mientras la última enviaba a Valentín Gómez a Río de Janeiro reclamando la devolución de la Banda Oriental a las Provincias Unidas, Santa Fe -más ejecutiva- inicia la acción política y militar de que dimos cuenta.

Entendía su gobernante que, además de la popularidad de un movimiento de independencia, contribuirían al éxito de la campaña militar las luchas entre las fuerzas de Portugal y las del Brasil, que declarara su separación de la metrópoli bajo las formas imperiales.

La actitud de Corrientes contrariaba estos planes, que la historia prueba fueron realmente inoportunos. La Banda Oriental había declarado -por un Congreso de Representantes- su voluntad de incorporarse al Imperio del Brasil, y aunque era presumible la presión del invasor, el acto estaba en pie y sugería dudas sobre la actitud del pueblo.

- Entre Ríos cede ante presión santafesina

Entre Ríos, no satisfecho con la cooperación que Corrientes le prometía para el caso de ser invadida por Santa Fe, concluye por dejarse influir por los planes del general López, y se suscribe, por las dos provincias, el 4 de Agosto de 1823, un Convenio para ayudar a Montevideo a expulsar a los portugueses, en el que, además de arreglar sus diferencias, resolvían invitar a las provincias de Corrientes y Buenos Aires para cooperar en la lucha.

Por su parte, el Cabildo de Montevideo, para precipitar los sucesos y convencer a la opinión pública argentina, declaraba el 29 de Octubre del mismo año nulas las Actas de incorporación al Imperio, manifestando la libre voluntad del pueblo oriental de pertenecer a la comunidad argentina.

El Tratado entre Santa Fe y Entre Ríos para invadir la Banda Oriental, declarando la guerra al Imperio, afirmó a los hombres de Buenos Aires. El abrir una lucha sin garantías de éxito, por dos de las provincias argentinas, contra un Estado poderoso, importaba comprometer la nacionalidad.

Si el Brasil triunfaba, era difícil calcular el límite de sus exigencias, no con respecto a las dos provincias decididas a la lucha, sino con el resto de la argentinidad. Corrientes reiteró sus puntos de vista; aún en caso de triunfo, los recursos eran tan pequeños que el esfuerzo debía limitarse y la obra resultar incompleta. El primer paso lógico debía ser sumar voluntades.

La tesis correntina que obtiene su comprobación después de la victoria de Ituzaingó, es aceptada por Buenos Aires, dando pie a una labor política de memorable recuerdo(3).

(3) Véanse los documentos que sintetizó -para exponer los sucesos- del doctor Hernán Félix Gómez, en su libro “Corrientes en la Guerra con el Brasil”. // Citado por Hernán Félix Gómez. “Historia de la provincia de Corrientes (desde la Revolución de Mayo hasta el Tratado del Cuadrilátero)” (1929). Edición del Estado.

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