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Intervención en Catamarca en suspenso

Catamarca había sido intervenida el 4 de Octubre de 1866 y continuaba estándolo, a pesar de que el Gobierno Federal no decidía ningún procedimiento, desde el fracaso de su Comisionado.

El 7 de Mayo de 1867 ocurrió en esa provincia un hecho que debía acabar con la inactividad del Ejecutivo. Avivada, tal vez, la antigua inquina contra los Taboada por la desautorización que recibió de Antonino en La Rioja, el inquieto clérigo -que actuaba de ministro en Tucumán- concertó con algunos catamarqueños la caída de Espeche.

A tal fin, un agente de Campo llegó a Catamarca el 6 de Mayo, se puso al habla con el jefe del batallón de Guardiacárceles, Eustafio Maturano y, con otros oficiales de ese Cuerpo, los alentó a pronunciarse contra las autoridades.

Desde luego, el ex gobernador Moisés Omill y sus amigos, animaban el movimiento.

En la madrugada del siguiente día se sublevó el batallón, y el gobernador fue depuesto y asegurado en un calabozo con la indispensable barra de grillos. Los autores del motín protestaron su acatamiento a las autoridades nacionales: tacharon de viciosa la autoridad de Espeche, surgida precisamente de un alzamiento contra el representante federal; y le enrostraron su permanencia indefinida en el Gobierno, siendo que había sido nombrado interinamente y para que actuara durante un lapso menor del que pretendía tomarse.

El mismo día 7 se reunió una asamblea, que aclamó gobernador provisorio al pertinaz Omill.

El presidente tomó enseguida cartas en el asunto. Para actuar con eficacia, debía desembarazarse del comisionado Sánchez de Bustamante y, con tal propósito, el 28 de Mayo ordenó que se le comunicara la resolución de aplazar hasta mejor oportunidad las gestiones que se le habían confiado(1).

(1) Resolución, en: Memoria del Ministerio del Interior de la República Argentina correspondiente a los años de 1867 y 1868, presentada al Congreso Nacional de 1868 (Buenos Aires, Imprenta Americana, 1868), p. 67. // Citado por Luis H. Sommariva. “Historia de las Intervenciones Federales en las Provincias” (1931), tomo I, capítulo VII: “La rebelión de Cuyo”. Ed. El Ateneo, Buenos Aires.

Despedido así ese funcionario, Mitre esperó por brevísimo tiempo la mejor oportunidad, pues al día siguiente el ministro Rawson comunicó al general Antonino Taboada su designación de Comisionado. El nombramiento se efectuó por simple nota y no por decreto, como era de estilo.

En los primeros instantes, el Ejecutivo consideró al motín un verdadero atentado, un escándalo ante la faz de la República, insoportable después de tantos ocurridos(2).

(2) Rawson. Discurso, en: “Senado”, sesión de Julio 6 de 1867. // Citado por Luis H. Sommariva. “Historia de las Intervenciones Federales en las Provincias” (1931), tomo I, capítulo VII: “La rebelión de Cuyo”. Ed. El Ateneo, Buenos Aires.

Sin embargo, los autores del motín procuraban demostrar con hechos su acatamiento a las autoridades nacionales. El 22 de Mayo, Omill entregó el Gobierno al presbítero Tolosa, reconociendo el nombramiento que éste recibió del ex comisionado(3); y el nuevo gobernador expresó su propósito de abrir a la Intervención Federal las puertas de la provincia, que estaban cerradas por un acto sedicioso(4).

(3) Omill, Decreto (hoja impresa).
(4) Tolosa. Nota al gobernador Alsina (Mayo 24 de 1867), Ms., en: Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, Ministerio de Gobierno, 1867, expediente número 309. // Todo citado por Luis H. Sommariva. “Historia de las Intervenciones Federales en las Provincias” (1931), tomo I, capítulo VII: “La rebelión de Cuyo”. Ed. El Ateneo, Buenos Aires.

Desde luego, tales circunstancias eran desconocidas del Ejecutivo en el momento de designar nuevo Interventor.

El general Taboada se mezcló en los asuntos catamarqueños, ignorante de la misión que se le había confiado y prevalido únicamente de su carácter de comandante del Cuerpo de Operaciones en el Norte.

El 6 de Junio, Taboada comunicó a sus milicias que para él no había más gobernador en Catamarca que Espeche, cuyos servicios a la Nación eran notorios y cuya caída era imposible aceptar, por haberla producido una fuerza que, en último análisis, dependía del propio Comandante en Jefe.

A pesar de ello, Tolosa se creyó abroquelado contra toda agresión con su nombramiento emanado del Ejecutivo. Equivocóse lamentablemente. El 18 de Junio, Taboada entró en Catamarca, de paso para La Rioja, donde debía reponer al gobernador depuesto y, aprovechando su estada, sacó a Espeche de la cárcel, lo colocó en el Gobierno, detuvo al azorado Tolosa y a su ministro y los mandó a su estancia del Bracho, asegurados con sendos grillos, con orden de que los pusiesen a disposición del Juez Federal.

Enseguida siguió viaje a La Rioja, contento de haber repuesto las cosas al estado que tenían antes del motín y de haber sentado el precedente de que las fuerzas puestas -aunque accidentalmente- al servicio de la Nación, no pueden injerirse en asuntos provinciales(5).

(5) Taboada. Nota al ministro Rawson (Agosto de 1867), en: “La Tribuna”, (Buenos Aires), Nro. 4.078, Septiembre 6 de 1867. // Citado por Luis H. Sommariva. “Historia de las Intervenciones Federales en las Provincias” (1931), tomo I, capítulo VII: “La rebelión de Cuyo”. Ed. El Ateneo, Buenos Aires.

En la estancia donde lo confinaron, que a la vez era presidio famoso, Tolosa escribió a Mitre plañidera súplica versificada: “Desde la altura en que te hallas - Mirad, estos desaciertos. - Líbranos de los Taboada, - Esos hombres tan funestos”...(6).

(6) Tolosa. “¡Oh, Ilustre Presidente!”, en: Juan Alfonso Carrizo, “Antiguos cantos populares argentinos”, (Buenos Aires, Silla Hermanos, 1926), p. 59. // Citado por Luis H. Sommariva. “Historia de las Intervenciones Federales en las Provincias” (1931), tomo I, capítulo VII: “La rebelión de Cuyo”. Ed. El Ateneo, Buenos Aires.

Rawson desaprobó el proceder del General y dispuso la libertad de Tolosa y el ministro, manifestando su extrañeza por la violencia cometida contra ellos. No se debía olvidar que aquel gobernador fue nombrado por un representante del Ejecutivo, así como que, lejos de resistir la intervención, prometía cooperar a su buen éxito con toda su influencia(7).

(7) Rawson. Nota al comisionado Taboada (Julio 11 de 1867), en: “La Tribuna”, Nro. 4.078, Septiembre 6 de 1867. // Citado por Luis H. Sommariva. “Historia de las Intervenciones Federales en las Provincias” (1931), tomo I, capítulo VII: “La rebelión de Cuyo”. Ed. El Ateneo, Buenos Aires.

Taboada contestó con la renuncia de Comisionado -que no le fue aceptada- y prosiguió combatiendo las montoneras que desaparecían en un punto para renacer en otro. Mientras tanto, Espeche permanecía en el Gobierno de Catamarca pero, el 4 de Septiembre, delegó sus funciones en Ramón Recalde y se retiró de la vida pública.

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