La recuperación de Corumbá
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La expedición brasileña desde São Paulo a Mato Grosso y al norte del Paraguay no fue solamente desastrosa, sino también tonta. En un ambiente tan desafiante, la defensa tiene todas las ventajas, y fue irresponsable de parte de Camisão presumir otra cosa. Sus superiores habían preparado mal la “Força Expedicionária”, que ya estaba debilitada al llegar a Mato Grosso, pero la impulsividad de Camisão, su ambición o, acaso, su sentido del deber, nunca le permitieron admitir la imposibilidad de su situación.
La idea de que su columna, con pocas provisiones y sin caballos, podía tener éxito en tomar Concepción era completamente ilusa. Camisão pagó esta bravata con su vida y la de muchos de sus hombres. En retrospectiva, su mejor curso de acción habría sido abandonar el territorio ocupado por los paraguayos y reforzarse en Cuiabá. Pero no hizo nada de eso.
En el mundo de las letras, la retirada de Laguna constituyó una historia de proporciones épicas. Taunay se trasladó a Río de Janeiro con las noticias del destino de la expedición y desde el principio fue tratado como el hombre del momento en la Capital imperial(1).
(1) Alfredo d’Escragnolle Taunay, “Memórias do Visconde de Taunay” (1948), pp. 286-288. Instituto Progresso Editorial: São Paulo. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
El Gobierno acuñó elaboradas medallas para todos los participantes y comenzó a transformar el fiasco militar en una propaganda de victoria, repleta de relatos asombrosos y generalmente verdaderos de coraje y sacrificio. Taunay hizo su parte, al escribir su clásica narración de la retirada que, irónicamente, dado su carácter de obra distintiva de la vena nacionalista, apareció primero en francés en 1871.
El autor ponderó a sus camaradas en términos profundamente elegíacos, y así estuviera describiendo a paulistas, mineiros o matogrossenses, atribuyó a todos constancia y heroísmo acordes con lo que corresponde a los súbditos del emperador. Y, sin embargo, el relato de Taunay es un grueso palimpsesto lleno de significados no del todo claros, quizás ni siquiera para el propio autor.
Por ejemplo, reservó una particular admiración para los sertanejos de las provincias del Interior, hombres muy diferentes de las personas con las que creció y cuya astucia, rudeza y autosacrificio respetaba. Con más indulgencia que evidencia, juzgó que habían salvado a la “Força Expedicionária” de la total aniquilación en repetidas ocasiones.
Consideraba que eran rústicos, ignorantes y sumamente violentos pero que, pese a todos sus toscos impulsos, habían actuado como leales brasileños(2). Si esta evocación nacionalista nutrió el sentido de identidad de los contemporáneos de Taunay, sólo lo hizo en una época posterior(3).
(2) Sobre la figura del sertanejo, que en las letras brasileñas tiende a jugar el papel reservado al gaucho en la literatura argentina, ver: Peter Beattie. “National Identity and the Brazilian Folk (The Sertanejo in Taunay’s A retirada da Laguna)” (1991), en: “Review of Latin American Studies”, 4: 1, pp. 7-43. Albuquerque.
(3) Taunay estaba tan hechizado por la belleza -y la tragedia- del Mato Grosso, que nunca las dejó atrás del todo. Su novela más famosa, “Inocência” (1875), comparte el mismo ambiente aislado de “A Retirada...”, aunque sustituye la desierta provincia por la isla de Prospero, donde se encadena un destino turbulento y cruel en una tierra implacable.
// Todo citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
Los soldados que participaron en la retirada, sin duda habrán encontrado reconfortantes las palabras del poeta cuando, en la ancianidad, les contaban historias a sus nietos. En 1867, sin embargo, su tarea primordial no era otra que la supervivencia, pura y simple. El emperador y sus ministros, y el propio Brasil como entidad nacional, estaban demasiado lejos como para pensar en ellos.
Taunay no podía haber sabido que, mientras sus camaradas estaban sufriendo lo peor de su
experiencia, la situación militar en Mato Grosso había comenzado a tornarse en favor del Imperio, al menos momentáneamente. En Cuiabá, el presidente provincial, José Vieira Couto de Magalhães, había estado reuniendo una fuerza para retomar Corumbá.
Razonó que los paraguayos ya habían abandonado Miranda y Nioaque junto con las pequeñas colonias militares sobre el Mbotey, y que Corumbá no podía ser defendida si era atacada con rapidez. Los regulares de Camisão habían fracasado, según parecía, pero sus guardias matogrossenses, que conocían mejor el terreno y el clima, podrían triunfar.
El 10 de Junio de 1867, una fuerza mixta de, quizás 1.000 hombres, partió de Cuiabá con destino a Corumbá. Esta última comunidad había soportado la ocupación paraguaya lo mejor que había podido por más de dos años, en los cuales los recursos disponibles habían decrecido proporcionalmente al aumento de la demanda desde el sur.
Los funcionarios del mariscal habían tratado de promover el comercio terrestre con Bolivia desde este punto, pero no habían recibido ningún dinero considerable para invertir en el esfuerzo y la comunidad se había encogido en todas las formas imaginables. En general, sus habitantes encontraban la presencia paraguaya irritante, incluso penosa, particularmente porque había cortado una década de notable expansión comercial(4).
(4) Pese al indudable rigor impuesto a los matogrossenses durante la ocupación paraguaya, no hay realmente excusas para refrendar el sesgo de la prensa brasileña en esta cuestión, que fue precisamente lo que hizo el ministro de Estados Unidos en Río de Janeiro al reportar al Secretario de Estado, Seward, que “nada, en los anales de las guerras indias, ha igualado al asesinato, la carnicería, las mutilaciones y las bestiales atrocidades perpetradas contra esa casi indefensa e inaccesible provincia y, seguramente, en la guerra civilizada no se oyen tales cosas...”. Para un ex general en el Ejército de la Unión, hacer una afirmación tan exagerada y antihistórica, era de verdad insólito. Ver: Watson Webb a Seward, Petrópolis, 3 de Mayo de 1867, en: National Archives Records Administration, Washington, D.C., M-121, n. 34. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
Para 1866, López trasladó a un gran número de mercaderes extranjeros e importantes figuras políticas desde la provincia al territorio paraguayo y, desde entonces, había sido difícil procurarse alimentos. Al mismo tiempo, el teniente coronel Hermógenes Cabral, Comandante del mariscal en el sitio, mantenía la estricta orden de reservar las provisiones disponibles para su guarnición. Esta política draconiana hizo la vida difícil para todos los que se quedaron en Corumbá(5).
(5) Emmanuelle Cavassa, un comerciante italiano que ya tenía varios años de residencia en Corumbá cuando llegaron los paraguayos en 1865, dejó una corta pero edificante memoria sobre lo que le pasó a él y a su familia (quienes fueron trasladados al Paraguay en Agosto de 1866), así como a aquéllos que se quedaron en Mato Grosso. Ver: Valmir Batista Corréa y Lúcia Salsa Corréa, “Memorandum de Manoel Cavassa” (Campo Grande, 1997), pp. 19-42. Para otros detalles, sobre la ocupación paraguaya de la provincia, ver: “Guerre du Paraguay (Faits Authentiques de l’occupation d’une Province Brésilienne par les Paraguayens)”, en: “Arquivo de Itamaraty”, lata 281, maço 1, p. 15. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
A las 14:30 del 13 de Junio, la fuerza de Cuiabá llegó al pueblo ocupado y desembarcó con cuatro vapores, al tiempo que unidades terrestres -bajo las órdenes del teniente coronel Antonio Maria Coelho- avanzaban desde Dourados. Rumores de un brote de viruela habían hecho a este último acelerar su llegada al pueblo, y pareció haber tomado a los paraguayos completamente por sorpresa.
Las tropas brasileñas penetraron en las fortificaciones del enemigo y descubrieron que muchos de los 316 hombres de Cabral estaban en el hospital a causa de la epidemia. Los paraguayos que pudieron resistir, lo hicieron con su usual ferocidad, pero fueron pronto superados. Cabral, su segundo en comando, el capellán, seis oficiales y 160 hombres murieron en la batalla(6).
(6) De nuevo, hay muchas opiniones diferentes sobre el número de hombres envueltos en este enfrentamiento. Mario Monteiro de Almeida, en: “Episódios Históricos da Formação Geográfica do Brasil” (Rio de Janeiro, 1951), p. 430, afirma que la fuerza atacante contaba solamente con 430 hombres, mientras que los defensores paraguayos tenían una guarnición de 313; en contraste, Efraím Cardozo. “Hace Cien Años (Crónicas de la Guerra de 1864-1870)” (1968-1982), publicadas en “La Tribuna”, 6: 241, (trece volúmenes). Ediciones EMASA, Asunción, establece el número de defensores en 316 y el número de atacantes en más de 3.000 (es difícil de creer esta última cifra, en una provincia donde la escasez de mano de obra había sido crónica desde 1865). Francisco Doratioto. “Maldita Guerra” (2004), p. 129. Emecé, Buenos Aires, da la cifra de 1.000 para la fuerza atacante, probablemente cercana a la real. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
Luego de esta rápida victoria, Coelho y Couto de Magalhães no sabían qué hacer. Habían rescatado a 500 individuos en Corumbá, incluyendo a 400 mujeres quienes, como un posterior comentarista declaró con cierta ingenuidad, “vivían como esclavas y [eran constantemente] objeto de los lascivos apetitos de los soldados paraguayos”(7).
(7) Genserico de Vasconcellos, “A Guerra do Paraguay no Theatro de Matto-Grosso” (¿1921?), p. 66. São Paulo. Uno desea ser juicioso en este punto, pero los estudiosos de hoy deberían tal vez recordar que la gente hambrienta hace cualquier cosa para comer, y que el “apetito” sexual de los hombres desesperados puede ser incontrolable. Es posible que el hambre forzara a las mujeres a prostituirse por un pedazo de mandioca. Centurión afirma que un oficial naval de avanzada edad le dijo que Cabral, el Comandante paraguayo en Corumbá, había “vendido sus afectos a una muchacha brasileña” en el pueblo, pero si este chisme puede indicar una fotografía general de la comunidad ocupada, es otra cuestión. En síntesis, no sabemos con certeza lo que ocurrió. Ver: Juan Crisóstomo Centurión. “Memorias o Reminiscencias Históricas sobre la Guerra del Paraguay” (1987), 2: 263-264, (cuatro volúmenes). Ed. El Lector, Asunción. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
¿Qué se suponía que sus liberadores hicieran con ellos, especialmente por el hecho de que muchos habían contraído viruela? No había provisiones extras ni medicinas. La amenaza de un mayor contagio se apoderó de la comunidad y nadie creía que pudiera llegar ayuda a tiempo desde Cuiabá. Aunque no parece haber sido su primera decisión, Coelho, Couto de Magalhães y los otros Comandantes brasileños optaron por retornar a la Capital provincial al día siguiente(8).
(8) “Recuperación de Corumbá”, en: “La Nación Argentina”, (Buenos Aires), edición del 1 de Septiembre de 1867. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
Habían pensado que el combate estaba terminado, pero no contaban con el teniente Romualdo Núñez, el comandante naval enemigo, quien tenía dos vapores ocultos en un oscuro recodo del río hacia el norte(9).
(9) Romualdo Núñez sobrevivió a la guerra y fue acusado de deserción en las memorias del general Resquín (ver: Francisco I. Resquín. “La Guerra del Paraguay contra la Triple Alianza” (1996), p. 144. El Lector, Asunción). En parte para defender sus acciones y en parte para dejar un registro de su experiencia para sus hijos, Núñez compuso una corta memoria que incluyó descripciones de su tiempo en Mato Grosso; fue finalmente publicada como “Rectificación histórica (La reconquista de Corumbá por los brasileños)”, en: “La Opinión”, (Asunción), edición del 22 de Julio de 1895. Ver también: Valério D’Almeida, “Primer Centenario de la Retomada da Vila de Corumbá: 1867-1967” (1967), passim. Corumbá. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
Aunque las fuerzas terrestres paraguayas habían sido destrozadas en Corumbá, los tripulantes de estos dos buques estaban determinados a hacer pagar un precio por la pérdida de sus amigos en la costa. Se deslizaron entre las unidades brasileñas a la noche y enfilaron al sur hasta Coimbra, donde cargaron municiones y hombres y volvieron a remontar el río.
El presidente provincial retornó a Corumbá con un nuevo contingente de regulares el 24 de Junio. Su intención esta vez era evacuar a los enfermos que habían sido dejados atrás, pero cayó luego en la cuenta de que la epidemia se había esparcido mucho más de lo que pensaba entre la población civil.
Le tomó más de dos semanas embarcar a los infectados en chatas, que eran escoltadas río arriba hacia Cuiabá por dos pequeños vapores imperiales, el “Antonio João” y el “Jaurú”. La pequeña flotilla había estado en ruta al norte por varios días cuando, el 11 de Julio, los dos barcos anclaron cerca de la boca del río São Laurenço para carnear unas cuantas cabezas de ganado. A las tres de la tarde, desde una oscura curva del río, el buque de guerra paraguayo “Salto de Guairá” apareció a la vista y disparó sus cañones.
Núñez había regresado por venganza. El teniente paraguayo enfiló directamente hacia el “Jaurú”, al que dañó severamente. El barco se dirigió a la costa y estaba atracando cuando una patrulla de marineros paraguayos lo abordó. Los sorprendidos tripulantes brasileños apenas tuvieron tiempo de lanzarse a tierra y correr a ocultarse entre los pastizales.
Mientras tanto, el “Antonio João” pudo maniobrar a último momento hacia una posición ventajosa en el estrecho canal del río y lanzó varios disparos que impactaron en el “Salto de Guairá”. El fuego de mosquete de las tropas brasileñas desde tierra fue aún más efectivo.
Las balas silbaron en el cielo e hirieron a Núñez y a un buen número de los miembros de su tripulación. En una última arremetida antes del anochecer, los brasileños lograron recuperar el casco del “Jaurú”, matando a la mayoría de los paraguayos que estaban a bordo. El “Salto de Guairá” interrumpió el contacto poco después y navegó río abajo hacia Corumbá, que para entonces ya había caído nuevamente en manos de tropas del mariscal. El herido Núñez tuvo el placer de despachar a Paso Pucú un relato completo del daño causado a los brasileños en el São Laurenço(10).
(10) Ver correspondencia de Romualdo Núñez (Junio-Agosto de 1867) en: Archivo Nacional de Asunción, Colección Rio Branco I-30, 12, 137-9. El relato del enfrentamiento del oficial brasileño puede ser encontrado en: “Partes officiaes e Ordens do Dia Relativa ao Combate do Alegre”, en: Antônio Fernandes de Souza, “A Invasão Paraguaia em Matto-Grosso” (1919), pp. 77-97. J. Pereira Leite: Cuiabá. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
Dos días después, recibió una noticia todavía más feliz cuando su timonel y dos de sus soldados reaparecieron en Corumbá. Habían escapado de sus captores brasileños después del asalto al “Jaurú” y se habían abierto camino a través del barro y los helechos para alcanzar las líneas paraguayas. Confirmaron que el buque brasileño se había hundido y que
todas las fuerzas enemigas habían abandonado el sitio y huido a pie hacia Cuiabá(11).
(11) Romualdo Núñez, “Rectificación histórica”; Mario Monteiro de Almeida. “Episódios Históricos da Formação Geográfica do Brasil” (1951), p. 387. Pongetti, Río de Janeiro. Uno de los tripulantes paraguayos que murió fue, de hecho, el inglés Charles Butler, cuyos efectos personales fueron inventariados y entregados a otro maquinista inglés, Henry Foster, quien continuó a bordo del “Salto de Guairá”. Ver: “Inventario de Charles Butler”, Corumbá, 29 de Julio de 1867, en: Archivo Nacional de Asunción, Colección Rio Branco I-30, 14, 142. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
Noticias aún más trágicas esperaban a los matogrossenses. La viruela que llevaron consigo los individuos infectados a la Capital provincial, en vez de aplacarse, aceleró su diseminación una vez en el pueblo. Como hemos visto, bastante más de la mitad de la población de esa localidad pereció, entre cinco y diez mil personas(12).
(12) Francisco Doratioto. “Maldita Guerra” (2004), p. 129 Emecé, Buenos Aires; y “Relatório como que o Exm. Snr. Dr. João José Pedrosa, Presidente da Provincia de Matto-Grosso abrió a Primeira Sessão da 22ª Legislatura da Respectiva Assembléa no Dia Primeiro de Novembro”, p. 32; y “La guerra, el hambre y la peste”, en: “La Nación Argentina”, (Buenos Aires), edición del 30 de Noviembre de 1867. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
Tantos murieron, de hecho, que las patrullas de sepultureros no daban abasto y los cadáveres eran simplemente arrojados a las calles, donde los devoraban los perros. Le llevó muchos años a la provincia recobrarse. Ministros del Gobierno en Río de Janeiro presentaron las acciones en Mato Grosso, en 1867, como ejemplos heroicos del estoicismo brasileño(13).
(13) Pocos políticos brasileños estuvieron dispuestos a criticar a la “Força Expedicionária” pese a las muchas vidas que se perdieron; una excepción fue Teófilo Ottoni quien, en la sesión parlamentaria del 7 de Agosto de 1867, puso énfasis en la insensatez de lanzar un ataque a través del Apa sin caballos. Ver: Cámara dos Deputados, “Perfis Parlementares”, n. 12. “Teófilo Ottoni”, (Brasilia, 1979), pp. 999-1.009. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
Pero el orgullo que adornó sus reportes y proclamaciones fue un simple cúmulo de palabras vacías. De hecho, los paraguayos continuaron controlando Coimbra hasta Abril de 1868, y podían jactarse razonablemente del éxito de sus fuerzas armadas en la provincia hasta ese momento.
No obstante, el mariscal se rehusó a aceptar ese simple veredicto y, en cambio, concentró su irritación en la caída temporal de Corumbá, el 13 de Julio. Negándose a aceptar que sus hombres habían sido tomados por sorpresa, maquinó una explicación que culpaba por el revés a la supuesta traición del Comandante paraguayo:
“Cabral [,dijo,] había vendido el sitio a los brasileños y había, en el día del asalto, enviado a todos los hombres sanos a los bosques y removido las armas de las trincheras; que cuando los hombres enfermos en el hospital vieron venir a los brasileños, todos tomaron sus armas [...] fueron sobrepasados al principio, pero al final expulsaron al enemigo.
“López, además, afirmó que los brasileños habían cortado a Cabral y al cura en pequeños pedazos y se los habían comido en pago por su traición”(14).
(14) George Thompson. “The War in Paraguay with a Historical Sketch of the Country and Its People and Notes upon the Military Engineering of the War” (1869), p. 204. Ed. Longmans, Green, and Co., Londres. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
Esta fantasiosa e injusta versión de los acontecimientos, ingresó al registro oficial en las páginas de “El Semanario”, aunque no se puede saber hasta dónde fue aceptada(15).
(15) “Una traición y una victoria”, en: “El Semanario”, (Asunción), edición del 20 de Julio de 1867. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
Centurión, quien nunca cuestionó las interpretaciones del mariscal durante la guerra, expresó posteriormente serias dudas sobre el asunto, señalando que se necesitaban pruebas más tangibles antes de mancillar el nombre de Cabral(16).
(16) Juan Crisóstomo Centurión. “Memorias o Reminiscencias Históricas sobre la Guerra del Paraguay” (1987), (cuatro volúmenes), 2: 264. Ed. El Lector, Asunción. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
Lo que ni el Gobierno Imperial ni López se preocuparon en admitir, fue que toda la campaña de Mato Grosso de 1866-1867 era, en realidad, de poca importancia(17).
(17) Ana Paula Squinelo, “A Guerra do Paraguai e suas interfaces: memoria e identidade em Mato Grosso do Sul (Brasil)” (2008). Ensayo leído ante el V Encuentro Anual del CEL, 4 de Noviembre de 2008, Buenos Aires. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (el Triunfo de la Violencia; el Fracaso de la Paz)” (2011), volumen II. Santillana S. A. - Prisa Ediciones, Asunción.
Fue sangrienta y trágica, pero significó poco para el más amplio esquema de la guerra. Los primeros esfuerzos del mariscal en la provincia habían demostrado que, si bien los brasileños podían ser derrotados en batallas locales, la enorme vastedad del territorio hacía imposible -para una fuerza limitada- infligirles pérdidas irremediables.
En este caso, el tamaño mismo del Imperio también fue adverso a los intereses brasileños. En el sur, en Humaitá, tanto la flota como los ejércitos eran demasiado grandes para el terreno, y el margen de maniobra era escaso y difícil. En Mato Grosso, al contrario, el terreno era demasiado grande para los ejércitos.