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La plástica correntina en los siglos XVII - XVIII y XIX

por Ethel S. Almoznino

 

Rilque, como epígrafe a su bella meditación sobre Rodin, empleó una frase de un tratado de escultura de Pompenuis Gauricus, de 1504, que opone “los escritores expresándose con palabras, a los escultores expresán­dose con los actos”; nosotros pensamos que cada acto llama a una imaginación, un material po­ne en acción diferentes elemen­tos, dándoles funciones en su contexto general.

Toda forma de comunicación: lenguaje, lenguaje del arte, son hechos de la cultura, comunicación que se concreta bajo el imperio de una emoción. Baudelaire decía en el artículo que escribió en ocasión del Salón de 1846: “Se puede ser a la vez colorista y dibujante, pero en cierto sentido. Lo mismo que un dibujante puede ser colorista por las grandes masas, un colorista puede ser dibujante por una lógi­ca completa del conjunto de líneas, pero una de esas cualida­des absorbe siempre el detalle de la otra. Los coloristas son poetas épicos”.

En Corrientes, podemos hablar de los plásticos que se expresan con actos de la imagi­nación amantes de su terruño, de su gente, de su naturaleza, de sus costumbres, que plasmaron y plasman a través de los años y con distintos materiales, su emo­ción y su estética en cosas de su tierra. Como lo presente es pasado y es también porvenir, tenemos que hablar de los antecedentes artísticos en nuestra Provincia.

Entremos en un “museo imagina­rio” al decir de Malraux, donde podemos apreciar valores que forman nuestro acervo cultural en plástica.

En 1983 aparece el Inventario de Bienes Muebles, patrimonio artístico nacional de la Provincia de Corrientes, investigación lleva­da a cabo por iniciativa de la Academia Nacional de Bellas Artes y los auspicios del Banco de la Pro­vincia de Corrientes y de la Sub­secretaría de Cultura de Corrien­tes, conducida por los académi­cos de número Adolfo Rivera y Héctor Schenone.

Los investiga­dores Iris Gori y Sergio Barbieri, hicieron los trabajos de campo, redactaron el texto y fotografiaron las piezas antiguas y de valor plástico, casi todas obras de las Misiones guaraníticas en excelen­te estado de conservación.

 

Plástica de los siglos XVII - XVIII y XIX en Corrientes

 

En el siglo XVII: El indio Juan Yaparí, perteneciente a las Mi­siones jesuíticas del Litoral, realizó varios grabados sobre planchas de cobre para ilustrar el libro de Juan Nierember “De la diferencia entre lo temporal y lo eterno”.

Pablo Núñez de Ibarra, grabador, platero, pintor, dibujan­te, orfebre; se radicó en Buenos Aires, dejó cuatro retratos, uno ecuestre del general San Martín, dos de Manuel Belgrano y uno de Bernardino Rivadavia. Su grabado es sencillo y sumamente inge­nuo. Representa una de las prime­ras manifestaciones del arte rioplatense. Es el primer argenti­no (correntino), que nos ha legado la imagen de nuestros próceres; estos grabados sirvieron de mo­delo a Géricault para la litografía que le había encargado Crámer sobre la Revolución hispanoameri­cana.

En el siglo XIX: Cándido Ló­pez, pintor, soldado de la guerra con el Paraguay, alistado en el ejército argentino durante la Guerra de la Triple Alianza, pintó las escenas con su valor local.

José Fonteneau, francés, ra­dicado en Corrientes; fue el pri­mero que enseña dibujo y pintura con carácter gratuito en un aula situada en la Casa de Gobierno y a solicitud de las autoridades. Su autorretrato y el retrato de su es­posa, son el reflejo de la sociedad intelectual de su época y explican su especialización en este géne­ro. Amaba el color local y varias de sus obras representan luga­res, escenas familiares y paisajes idílicos. Transmite calma y sere­nidad por su colorido.

 

Nota

* “La plástica en Corrientes”, por Almoznino, Ethel S. - Nota divulgada en el fascículo 4, “Corrientes en la cultura nacional”, en la publicación “Todo es Historia”, colección dirigida por Félix Luna, en Abril de 1986.

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