Antonilo
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Antonilo. Un guaraní en el Fuerte de la Ciudad de Vera
por Gustavo Miguel Sorg(*)
No todos los guaraníes pretendieron la destrucción de la población en los primeros años de vida de la ciudad. Con el contingente poblador, también vinieron muchos indios guaraníes, amigos de los españoles, que ayudaron a construir y defender el Fuerte. Los indios ohomas del Chaco también sirvieron a los españoles en este tiempo.
Antonilo fue uno de ellos; indio de nación guaraní, nacido en el Guairá, indio noble y bueno, emparentado con los españoles a través de sus hijas. Antonilo asistió a la fundación de Corrientes al servicio de Martín de Rapallo y su esposa, Mariana de Vergara, hija, ésta última, del gobernador Francisco Ortiz de Vergara.
Antonilo vino a la población con su familia. Algunas de sus hijas se casaron con españoles. Todo el tiempo que vivió en la ciudad de Vera lo hizo con libertad, y nunca estuvo obligado a prestar servicio personal a ningún español. Todo esto quedó demostrado en la “Información Ad Perpetua Rei Memoria de la vida estado y nobleza de indio bueno”(1), que mandó realizar, en el año 1627, en la Ciudad de Vera, su yerno, Pedro de Medina.
De la declaración de los testigos se puede saber que Antonilo nunca fue encomendado ni obligado a prestar servicio personal. Que todos los visitadores de la Real Audiencia, y los gobernadores(2), lo habían excusado de esta obligación, por sus buenos servicios prestados a Su Majestad, siempre mostrando buena disposición para servir a lo que se ofreciere, participando en la población de la ciudad de Vera, en la defensa del fuerte y en las jornadas de descubrimiento y conquista.
Al parecer, Antonilo descendía de la familia de una de las criadas(3) del gobernador Domingo Martínez de Irala. Para tener una síntesis de su vida y origen, transcribimos a continuación la declaración de Diego Pérez(4), hermano de Martín de Rapallo:
“( ... ) que conoce al dicho Antonilo desde su niñez, que servía a su hermano Martín de Rapallo y que el dicho indio Antón sabe este testigo no fue de su hermano, mas de que cuando el dicho Martín de Rapallo, su hermano, al tiempo y cuando se casó con doña Mariana de Vergara le dio, al dicho Antón, Juan de Guzmán hermano de la dicha Mariana para que le sirviese y así el dicho indio Antón sirvió al dicho Martín de Rapallo no porque fuese de su encomienda y es natural el dicho indio de lo hacia el Brasil y Guayra y así el dicho Antón no es encomendado a nadie y es el dicho Antón muy buen indio leal al servicio de su Majestad acude a lo que las justicias le mandan con mucha puntualidad con su persona e hijos y sabe este testigo que los gobernadores y visitadores le han dado por libre como es publico y notorio a el y su mujer e hijos y asimismo tiene yernos españoles y esto dice que es la verdad para el juramento que fecho tiene y si es necesario lo volverá a decir de nuevo y en él se afirma y ratifica e dijo ser de edad de sesenta años poco mas o menos y lo firmé ( ... )”.
Rendimos, así, nuestro homenaje a los guaraníes amigos(5), que participaron del nacimiento y sustento de la Ciudad de Vera.
Notas
(*) Material extraído del libro "Juan de Torres de Vera y Aragón. Nueva historia de la fundación de la ciudfad de Vera", de Gustavo Miguel Sorg - edición del autor- 2007.
(1) A.G.P.C., Sala 1, Sección Judiciales, Tomo 96, Folios 54r - 56r, San Juan de Vera, 4 . III . 1627- Información Ad Perpetua Rei Memoria de la vida estado y nobleza de indio bueno de Antón.
(2) Consta que fue excusado por el visitador Diego de Vera, por el licenciado Francisco de Alfaro y por el gobernador Hernandarias de Saavedra.
(3) Me refiero a una de las criadas, con las cuales el gobernador Domingo Martínez de Irala tuvo hijas. Desafortunadamente, la parte del papel donde se manifiesta esta relación está roto pero, de la lectura del texto completo se entiende que así fue.
(4) Diego Pérez. Su nombre completo era Diego Pérez de Centurión. Nació en Asunción, hijo del conquistador Bernardo de Centurión y de María Pérez Rapallo, naturales de Génova. Estaba casado con Leonor de Valderas, asuncena, hija de Diego Martínez de la Orta y de María de Valderas, hija, ésta última, de Juan de Valderas y de Brianda de Guzmán.
(5) Era ésta una expresión muy común de la época; de esta manera se referían los españoles a los guaraníes que servían a su lado y habían aceptado la prédica del Santo Evangelio, como lo fueron también los guaraníes que se asentaron en la Reducción de Itatí. Actitud contraria demostraron los guaraníes de la zona del río Uruguay, que siempre demostraron una actitud rebelde y hostil.