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Abalos, José Domingo

BIOGRAFIA I

Nació en la provincia de Corrientes a fines del siglo XVIII. Se inició en la carrera de las armas incorporado a los Cuerpos correntinos que marcha­ron con el ejército patriota mandado por Belgrano al Paraguay en los últi­mos meses de 1810, siendo Abalos casi un niño(1).

(1) Citado por Jacinto R. Yabén. "Biografías Argentinas y Sudamericanas".

Posteriormente prestó dilatados servicios en las fuerzas de su provin­cia natal. Asistió a la famosa batalla de Pago Largo, el 31 de Marzo de 1839, y el 5 de Octubre de este año, siendo capitán de la escolta del gober­nador, coronel José Antonio Romero, magistrado impuesto por los fede­rales vencedores en la acción de guerra precitada, Abalos dio el grito de Libertad, iniciando la reacción antirrosista en Corrientes, que llevó al po­der al general Pedro Ferré.

Pocos días después, el general Lavalle establecía su cuartel general en el Rincón del Ombú, para organizar el Ejército Libertador, al que se in­corporó Abalos en calidad de sargento mayor, y allí formó y organizó la "Legión Abalos" que, primitivamente mandó el coronel Vilela y después de Sauce Grande pasó a las órdenes de Abalos, al frente de la cual se halló en los combates de Don Cristóbal y de Sauce Grande, el 10 de Abril y el 16 de Julio de 1840.

Participó en el pasaje del Ejército Libertador a la provincia de Buenos Aires; en la toma de San Pedro; en las acciones libradas durante el avance de los invasores hasta Merlo, amenazando seriamente el poder de Rosas; en el asalto y toma de Santa Fe, el 29 de Septiembre de aquel año, siendo Abalos encargado de conducir bajo la escolta de su Legión, al general Garzón, que había caído prisionero, hasta el campamento del general Lavalle.

En la batalla de Quebracho Herrado, el 28 de Noviembre de 1840, Abalos se batió con su valor acostumbrado. Fue uno de los que acompaña­ron al General en Jefe en su marcha a Catamarca y La Rioja, y posteriormente se incorporó al ejército de Lamadrid, mandando una de las divisio­nes de caballería, y con el cual partió de Tucumán el 23 de Mayo de 1841.

El coronel Acha mandaba en jefe toda la caballería del ejército, el cual fue sorprendido el día 20 de Junio por la división federal del coronel José María Flores, que lo derrotó completamente en Muzau, siendo la fuerza del coronel Abalos la que resistió el choque de la fuerte columna federal y, no obstante la decisión de este Jefe, no se pudo impedir el desastre.

El 24 Septiembre del mismo año se halló en la batalla de Rodeo del Medio, donde Abalos combatió bizarramente.

Acompañó al general Lamadrid cuando emprendió el camino de la proscripción, atravesando la Cordillera de los Andes, recibiendo Abalos el mando de una de las columnas (la primera de las tres que se formaron), que organizó aquél con los restos de su ejército para realizar el penoso pasaje de tan elevada cadena de montañas, cubiertas de nieve a la sazón.

Las Memorias del general Lamadrid dan una idea aproximada de los sufrimientos tremendos que debieron soportar los derrotados de Rodeo del Me­dio en aquella emergencia.

Desde Valparaíso, el 30 de Noviembre de 1841, el coronel Abalos y 61 oficiales y tropa correntina (restos de la Legión mandada por el prime­ro), se dirigieron al gobernador Ferré ofreciéndole sus servicios, comisio­nando al efecto al coronel José Joaquín Baltar.

Abalos pasó después a Montevideo por la vía del Cabo de Hornos, y de allí a Corrientes, donde llegó en Septiembre de 1842. El general Ferré lo promovió a coronel ma­yor y le dio el mando de una de las divisiones del ejército correntino que mandaba el general. Manuel Vicente Ramírez, en reemplazo del general Paz.

Se halló en el desastre de Arroyo Grande, el 6 de Diciembre de aquel año, hecho de armas en el cual las fuerzas de Rivera tuvieron como 2.000 muertos, y fueron perseguidas por espacio de 14 leguas, y en el cual el ge­neral Abalos mandó parte de la caballería del ala derecha del Ejército Uni­do. El último y el general Ramírez, con los restos derrotados del Ejército correntino, tomaron la dirección de su provincia, perseguidos de cerca por los coroneles Takuave y Abraham.

Llegado Abalos a Corrientes, planteó a Ferré la necesidad imperiosa que salvara su familia, que si no sería sacrificada por los vencedores. Abalos ob­tuvo de la Colecturía correntina la entrega de 32.000 pesos, de los cuales só­lo 900 eran de plata, pasando después al Paraguay y posteriormente a São Borja, en territorio brasileño, a donde también se trasladó Ferré con su fami­lia y muchos emigrados unitarios.

Después de la cruzada libertadora emprendida por los Madariaga, el general Abalos y el coronel Manuel Antonio Ocampo permanecieron distan­ciados de aquéllos, y quedaron en Uruguayana; pero cuando el general José María Paz fue designado Director de la Guerra contra Rosas, en Enero de 1845, se apresuró Abalos a poner su valiente espada al servicio de la causa de la libertad.

Fue uno de los más eficientes colaboradores del vencedor de Caá Guazú en la ruda tarea de organizar el ejército en el campamento de Villanueva.

Asistió a la campaña de Enero-Febrero de 1846, cuando el general Urquiza invadió la Provincia de Corrientes. En la marcha retrógrada empren­dida por el general Paz con el Ejército Aliado Pacificador, el general Abalos mandó una división colocada entre la vanguardia mandada por el general Juan Madariaga y el grueso del ejército al mando del propio general Paz.

Cuando la sorpresa sufrida por dicha vanguardia, en Laguna Limpia, el 4 de Febrero de 1846, en la que cayó prisionero su jefe, Abalos con su división contuvo los dispersos y restableció la disciplina y el orden en aquella parte del Ejér­cito Aliado; siendo encargado por Paz para mandar la nueva vanguardia organizada después del contraste de referencia.

Después de la retirada de Urquiza y cuando los manejos secretos del gobernador Joaquín Madariaga para salvar la vida de su hermano, desor­ganizaron el ejército, minando su disciplina, el general Abalos fue uno de los pocos jefes correntinos que permaneció profundamente leal al insigne general Paz.

Este lo destacó el 30 de Marzo de aquel año, al frente de 500 hombres, para apoyar a la Legislatura de Corrientes que lo había solicitado a aquél General, con el fin de garantizar la inviolabilidad de sus Sesiones; pero en la noche del 4 de Abril, en las inmediaciones del río Empedrado, la columna de Abalos se sublevó al grito de "¡Viva el Gobernador!", sin po­der dominar el movimiento, ni Abalos, ni su segundo, el coronel Ocampo, los que se vieron obligados a huir con algunos hombres, emigrando de la Pro­vincia .

Más tarde volvió a Corrientes y se incorporó al ejército de los Madaria­ga, y en la batalla de Vences, el 27 de Noviembre de 1847, mandó la izquierda del ejército correntino. Esta derrota impuso nuevamente a Abalos la emigración al Brasil.

En 1849 se reunió en São Borja un grupo de emigrados correntinos, entre los cuales se hallaban: Dn. Gregorio Valdés; generales José Domingo Abalos y Juan Madariaga; coroneles Bernardino López, Victoriano Alemí, Plácido López, Zenón Pérez, José Luis Madariaga; y el teniente coronel Juan Gregorio Acuña (a) "Mocito"; y espontáneamente eligieron gobernador de Corrientes provisorio al primero de los nombrados para que, investido de tan alta representación, interviniera en las conferencias iniciadas por el coronel Manuel Legueisa, jefe que, al frente de las columnas paraguayas, había invadido parte del territorio correntino.

El jefe paraguayo, facultado por el presidente Carlos Antonio López, intentó reanudar la alianza con Corrientes pa­ra intensificar la lucha contra Rosas.

En la campaña de Caseros, el general Abalos mandó una de las divisio­nes de caballería del Ejército Aliado, con la cual formó parte del ala izquierda de la línea en la batalla del 3 de Febrero de 1852.

De regreso a su provincia, Abalos falleció más tarde en la capital de la misma, siendo depositados sus restos en el viejo Cementerio de La Cruz, donde posteriormente se perdieron. Según Paz, el general Abalos era de "una leal­tad probada y de mucho juicio".

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BIOGRAFIA II

Nació en la Ciudad de Corrientes a fines del siglo XVIII y desde joven siguió la carrera de las armas ingresando -en 1826- con el grado de sargento segundo a la Columna de Frontera del Uruguay, cuya misión era impedir la invasión de tropas del Imperio del Brasil(2).

(2) Citado por Antonio Emilio Castello. “Historia Ilustrada de la provincia de Corrientes” (1999).

En Julio de ese año, bajo las órdenes de “López Chico”, formó parte de la expedición que invadió Rio Grande del Sur para hostilizar al enemigo, cosa que se logró con señalado éxito.

Participó luego de los combates de Cambay o Tuyuné y Curuzú Cuatiá -en Noviembre de 1826- contra los indios misioneros mandados por Félix de Aguirre.

Terminada la guerra con el Imperio y también con los indios misioneros, formó en la división que -con carácter permanente- se situó en Curuzú Cuatiá para vigilar las fronteras con Entre Ríos, el Brasil y la R. O. del Uruguay.

Fue más tarde uno de los que estuvo en el desastre de Pago Largo y tuvo la suerte de salvar la vida.

Durante el breve Gobierno de José Antonio Romero estuvo en San Roque como jefe de la escolta del gobernador y fue ascendido a Capitán el 20 de Agosto de 1839. Cuando Ferré se pronunció el 6 de Octubre de 1839, Abalos, que estaba en contacto con él, lo hizo el 5 de Octubre en horas de la madrugada y esto obligó a Romero a refugiarse en los bosques del Santa Lucía.

El 12 de Octubre de 1839, Abalos fue ascendido a Mayor y luego formó parte del Ejército correntino de Juan Lavalle llegando con él hasta Buenos Aires, acompañándolo en su retirada, estando a las órdenes de Mariano Acha en la accidentada campaña a Córdoba y Santiago del Estero y luego con el general Gregorio Aráoz de Lamadrid en Cuyo hasta la derrota de Rodeo del Medio (24 de Septiembre de 1841).

Con los vencidos se dirigió a Chile donde permaneció exiliado durante un año con otros correntinos. Por fin, en el mes de Septiembre de 1842 estuvo de regreso en su tierra y el gobernador Ferré lo ascendió a Coronel Mayor.

En Arroyo Grande estuvo al frente del Ejército correntino que formó parte del Ejército Aliado bajo el mando de Fructuoso Rivera. Posteriormente, al resultar vanos sus esfuerzos y los de Ferré para defender a Corrientes, se exilió en el Brasil donde permaneció dos años.

Regresó a Corrientes en 1845, integró el Ejército mandado por el general José María Paz y fue puesto por éste al frente de la vanguardia luego de la derrota de Laguna Limpia y la posterior prisión de Juan Madariaga.

Más tarde acompañó al general Paz al Paraguay cuando fracasó el presunto golpe contra el gobernador Madariaga. Después pasó al Brasil donde permaneció durante cinco años y regresó al país para participar en la campaña del Ejército Grande que culminó en Caseros.

Cuando regresó a su provincia se afincó en la capital, donde falleció el 22 de Noviembre de 1853. Había contraído matrimonio con Concepción Tedesqui.

En el decreto de honores dijo de él Juan Pujol:

El general José Domingo Abalos ha terminado su existencia en el día de hoy (...) Este soldado valiente y generoso ha presentado durante toda su vida el ejemplo de la lealtad, de la constancia y del patriotismo.
En una aciaga época, en que tantos se servían de la espada como de un vil e infame instrumento para medrar y hacer fortuna, el general Abalos vivió en su patria pobre de bienes y comodidades, pero rico de honradez y de dignidad (...)
No ha dejado ninguna mancha sobre los galones con que la patria le hizo justicia para premiar sus servicios (...) La irreparable pérdida del general Ábalos ha dejado en el Ejército un vacío que nunca podrá llenarse dignamente.
La patria ha perdido en él una columna y un intrépido defensor de sus derechos y libertades”.

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