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EL MOVIMIENTO DEL 6 DE SEPTIEMBRE

- La oposición y el manifiesto de los “44 legisladores”

Sobre el tema del movimiento de Septiembre mucho se ha dicho y mucho se ha escrito. No se persigue aquí el propósito de analizar en profundidad sus causas sino referirse a él en relación a los episodios que, como una consecuencia, serán cumplidos en la provincia y afectarán la marcha de las entidades cívicas que en ella actuaban.

Dice Etchepareborda(1) que en Junio se iniciaba el ataque virulento de la oposición. El radicalismo antipersonalista de Entre Ríos había logrado imponerse en la elección de gobernador; el socialismo independiente concertaba con representantes de las agrupaciones conservadoras de Buenos Aires, Córdoba y San Luis, la realización de actos públicos, realizándose en la primera quincena de ese mes tres actos conjuntos en Córdoba, La Plata y la Capital.

(1) Roberto Etchepareborda. “La Segunda Presidencia de Hipólito Yrigoyen y la Crisis de 1930” (1963), en: “Historia Argentina Contemporánea. 1862 - 1930”, volumen I de “Historia de las Presidencias”, segunda sección, p. 364. Ed. El Ateneo, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

El 9 de Agosto, los representantes parlamentarios del socialismo independiente, de la Unión Provincial de Salta y de los partidos Liberal de Tucumán, Demócrata de Córdoba, Liberal de San Luis, Autonomista de Corrientes y Conservador de Buenos Aires, daban a conocer un manifiesto conocido como el de “los 44 legisladores nacionales”, en el que fundamentaban la actitud que habría de guiar su accionar conjunto, pero que tendría además enorme influencia en la opinión pública frente a los sucesos que habrán de producirse menos de un mes después y cuya conspiración ya estaba en marcha.

Decía aquel histórico documento:

Reunidos los senadores y diputados firmantes para cambiar ideas sobre la grave situación porque atraviesa la República y, considerando:
Que el sistema de gobierno republicano, representativo y federal de nuestra Constitución Nacional ha sido anulado en los hechos por el Poder Ejecutivo, cuya voluntad arbitraria y despótica es hoy la única norma que rige el manejo de los asuntos públicos;
Que el Poder Ejecutivo ha subvertido y desnaturalizado el régimen de las autonomías provinciales y ha violado la ley de instrucción primaria, la ley de instrucción secundaria, las leyes orgánicas del Ejército y de la Armada, la ley de Contabilidad, la ley de Obras Públicas, la ley electoral, la ley orgánica del Banco de la Nación Argentina, la ley que ordena el funcionamiento de la Caja de Conversión; la ley reglamentaria de los Ferrocarriles, la ley que estatuye la jornada de 8 horas, la ley de Presupuesto, las leyes orgánicas de la Justicia y las Convenciones internacionales adoptadas por el país.
Que los dineros públicos se despilfarraron sin más criterio que el capricho del presidente y las conveniencias electorales del partido oficialista, precisamente en momentos en que mermando los recursos fiscales y el contribuyente sufre las tribulaciones propias de un malestar económico en vías de acentuación.
Que mientras el país tropieza con dificultades cada vez mayores para la colocación de sus productos en el exterior, el Poder Ejecutivo abandona -con negligencia inexplicable- la gestión pública relacionada con los intereses agrarios.
Que a la crisis institucional se ha agregado una grave crisis económica producida por la desvalorización de nuestro signo monetario, la falta de una obra positiva de gobierno y la desconfianza general que provoca la desorbitación manifiesta de los netos del Poder Ejecutivo.
Que es urgente decenciar y cambiar este estado de cosas por una acción parlamentaria y popular concordante, enérgica y patriótica, de todos los hombres que quieran salvar las instituciones democráticas argentinas y evitar la ruina del país, sin que ello importe perseguir fines electorales, abdicar de los respectivos credos partidistas o constituir conglomerados políticos artificiosos.
Resuelven en consecuencia:
1.- Coordinar en las Cámaras la acción parlamentaria para exigir al Poder Ejecutivo el cumplimiento de la Constitución Nacional, la correcta inversión de los fondos públicos y la fiel aplicación de las leyes ordinarias fundamentales.
2.- Coordinar, asimismo, la acción opositora fuera de las Cámaras, en todos los distritos, para difundir en el pueblo y ante el electorado de los respectivos partidos, el conocimiento de los actos ilegales del Poder Ejecutivo y del oficialismo, y crear un espíritu cívico de resistencia a esos abusos y desmanes.
3.- Proyectar un plan de acción encaminado al logro de los propósitos enunciados y, en caso necesario, solicitar y admitir la adhesión de todos los ciudadanos que quieran para la República un Gobierno constitucional y democrático, y desean prestar, hasta lograrlo, su esfuerzo sano y desinteresado(2).

(2) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 10 de Agosto de 1930. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Este manifiesto constituyó la primera exteriorización pública de una inmediata y decidida acción cívica que comenzó a ponerse en práctica inmediatamente. Firmaban el documento por el partido autonomista de Corrientes, el senador nacional doctor Juan Ramón Vidal y el diputado nacional, doctor Felipe C. Solari. El partido liberal estuvo ausente.

También lo estuvo el partido radical antipersonalista y ello movió a la Junta de Gobierno del “Comité Acción” de esa tendencia, a dictar una resolución solidarizándose con el manifiesto y signifícando su desagrado por el hecho de no haberlo suscripto los senadores y diputados antipersonalistas. Esto determinó que el sector antipersonalista diera en forma inmediata a conocer otro manifiesto en el que adherían a los conceptos expresados(3).

(3) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), ediciones del 14 y 21 de Agosto de 1930. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

El diario “La Prensa” se referirá al “manifiesto de los 44” con cierto escepticismo, expresando que el paso que se había dado imponía a sus autores una seria responsabilidad, ya que el país estaba harto de la declamación y de la mala literatura. Expresaba que no se hacía otra cosa que anunciar propósitos continuamente sin que haya advertido hasta entonces una obra seria dentro del Congreso o en las tribunas callejeras.

Que los partidos creían llenar sus finalidades consiguiendo prosélitos aún cuando lo hicieran a costa de principios que debieran regir sus tareas. Seguía diciendo que el cuadro pintado por los legisladores era desgraciadamente cierto y no existía una sola duda sobre la verdad de las afirmaciones contenidas en el manifiesto y, esta comprobación, obligaba a no omitir un solo esfuerzo para que el imperio de la Ley Fundamental se lograra contra todos los obstáculos alzados por un oficialismo que no vacilaba en cometer todas las tropelías imaginables con tal de afianzar posiciones que habían dejado de ser firmes.

Contra el abuso debía alzarse la ley -decía- contra la complacencia la energía, debiendo volverse hacia la lucha noble, hacia la lucha seriamente inspirada y la acción que prometían los legisladores sino se desvirtuaba podría ser un paso muy eficaz para llamar a la realidad de los responsables del desquiciamiento institucional(4).

(4) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 11 de Agosto de 1930. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Tres sucesivas asambleas públicas, realizadas en los teatros Nuevo, Boedo y Pueyrredón de la Ciudad de Buenos Aires y similares en otros lunares del Interior, sirvieron para que los legisladores opositores de diversos partidos se explayaran sobre los propósitos que los nucleaban al tiempo que señalaban las características del momento que vivía la República.

- La inactividad legislativa

En la Cámara de Diputados recrudecía el ausentismo, pues las cuestiones puramente políticas habían continuado absorbiendo la atención de los legisladores, que esta vez partían para las provincias en tren de agitación electoral, especialmente hacia San Luis, San Juan y Mendoza, donde se había convocado a comicios. En este recinto, los legisladores reunidos en minoría denunciaban como “gravísima” la situación del momento actual en el país(5).

(5) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), ediciones del 2, 11, 15, 21, 22 y 28 de Agosto de 1930. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

En Santa Fe, la Legislatura provincial cumplía tres años sin funcionar, siendo su responsabilidad de los Gobiernos nacional y provincial, ambos del yrigoyenismo.

Un nuevo factor vino a enturbiar aún más el momento político argentino, al disponerse la ocupación militar de la provincia de Entre Ríos por fuerzas de la Nación, sin que ningún acontecimiento anormal aconsejara este traslado de tropas, a menos que ellas hubiesen ido para apoyar el obstruccionismo que los legisladores personalistas de aquella provincia venían realizando para demorar la consagración del gobernador y vicegobernador recientemente elegidos(6).

(6) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), ediciones del 12 y 20 de Agosto de 1930. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

El momento político entrerriano condensaba poderosamente la atención pública, partiendo hacia la provincia sus representantes en el Congreso, Herminio Quiroz, Leopoldo Melo y Francisco Mihura, mientras aumentaban las versiones relativas al posible envío de una Intervención Federal y era inusitado el despliegue militar en ese Estado, determinando el viaje del Inspector General del Ejército, general Severo Toranzo.

Las cifras del escrutinio ratificaban el triunfo del partido liberal en la provincia de San Luis, consagrando gobernador a su candidato, el doctor Laureano Landaburu. Nuevo golpe para el oficialismo.

- El pensamiento en la provincia de Corrientes

El semanario “Norte” hace un agudo análisis en su edición del 24 de Agosto de la situación imperante, y refleja el pensamiento generalizado en la provincia de Corrientes:

En Buenos Aires corre el rumor sobre posibles levantamientos contra el señor Yrigoyen; la situación en Entre Ríos, la protesta persistente de los opositores y el ambiente popular netamente contrario al jefe del radicalismo, contribuyen a dar visos de veracidad a esos rumores.
Hay quienes hablan de un motín militar; otros esperan un levantamiento popular. Las bayonetas comienzan a jugar en nuestra vida nacional el papel que desgraciadamente desempeñan en otros lugares de Europa y América, listas para abatir a Yrigoyen o prontas para sostenerlo, nadie lo sabe.
Lo cierto es que en los cuarteles comienzan a tirarse las cartas de nuestro destino cívico. Y esto es lamentable y odioso. Yrigoyen se acaba de entregar al Ejército: lo adula con banquetes, con ascensos y prebendas, hace vigilar a los jefes sospechosos de insubordinación y con su política de caudillo primitivo divide las filas, estimula rencores entre los jefes, fomenta la delación y el espionaje.
En síntesis, temiéndole o confiando en él, finca todo su poder en el Ejército. Permanecerá en el Gobierno o caerá de él según se incline la voluntad de los dirigentes militares(7).

(7) “Norte” - Semanario de Corrientes, edición del 24 de Agosto de 1930. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

La situación es realmente trágica y, más allá de la existencia de no una sino varias voluntades militares encaminadas a lograr la deposición del presidente, como las de aquéllos que estaban dispuestos a sostenerlo, no debe olvidarse que también los civiles buscaban una salida que, en lo posible, se desenvolviera en los carriles de la Constitución y de la ley, algunos dentro de las propias filas del Gobierno y otros fuera de él.

- Agitación y ambiente subversivo

Etchepareborda(8), de reconocida filiación radical y a quien seguimos en gran parte en la crónica de los sucesos, dice que los manifiestos de los legisladores opositores produjeron gran excitación e hicieron aumentar el ambiente subversivo.

(8) Roberto Etchepareborda. “La Segunda Presidencia de Hipólito Yrigoyen y la Crisis de 1930” (1963), en: “Historia Argentina Contemporánea. 1862 - 1930”, volumen I de “Historia de las Presidencias”, segunda sección, pp. 366 y sigtes. Ed. El Ateneo, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Arreciaban los rumores sobre negociados y defraudaciones; se acusaba al oficialismo de preparar el fraude y el robo de libretas en las elecciones convocadas para el 7 de Septiembre de Mendoza y San Juan; se generaliza el descontento que, incluso, hacía temer a las clases poseedoras el peligro de una inminente subversión social.

Los actos oficialistas -seguía diciendo- carecían de sabor popular. La formación de grupos de choque con el nombre de “Klan Radical”, indignaba aún más a la opinión pública, máxime cuando en los últimos días del Gobierno constitucional realizaban manifestaciones recorriendo con vehículos las calles céntricas de la Ciudad de Buenos Aires, promoviendo tiroteos en los que, afortunadamente, no hubo heridos(9).

(9) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 30 de Agosto de 1930. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Se sucedían los mitines opositores; fuerzas de choque -presuntamente integradas por elementos de la Liga Patriótica Argentina, de tendencia nacionalista- provocaban disturbios; el estudiantado universitario se unía a la prédica opositora y en ruidosas manifestaciones exigía la renuncia de Yrigoyen. Sólo los socialistas y demócratas progresistas se mantenían al margen de la insurrección que ya estaba en la calle.

Las fuerzas coordinadas de la oposición convocan a un gran mitin para el 20 de Septiembre. La calle se llena de rumores, el aire huele a pólvora. Se configura la preparación psicológica del inminente golpe militar; se afirma la posición de quienes creen indispensable un cambio violento para eliminar de la escena política al radicalismo y reconquistar el poder político” dice Etchepareborda.

- Las tendencias entre los militares

El mismo autor, analizando el proceso insurreccional, dice que un sector del Ejército, encabezado por el teniente general José Féix Uriburu e integrado por los elementos más militaristas, contaba con el apoyo de las agrupaciones de tinte nacionalista y la simpatía de conspicuos dirigentes conservadores. Tendía a una reforma sustancial del régimen vigente, a la eliminación del sufragio popular responsable de la democracia inorgánica, para reemplazarlo por un corporativismo que permitiera a las clases dirigentes sobrellevar la crisis mediante el anquilosamiento del proceso social.

Según el propio jefe del movimiento, su plan era el de hacer una revolución verdadera, que cambiara muchos aspectos del régimen institucional argentino, modificara la Constitución y evitara que se repitiera el imperio de la demagogia, por lo que no era su propósito hacer un motín en beneficio de los políticos, sino un levantamiento trascendental y constructivo con prescindencia de los partidos.

El otro sector -sigue diciendo este autor- estaba formado por el grupo -aparentemente mayoritario de la oficialidad comprometida- que tenía por inspirador al ex ministro de Guerra del Gobierno radical del doctor Alvear, el general Agustín Pedro Justo.

Sostenía la necesidad de desalojar del poder al radicalismo por sus desaciertos, manteniendo el orden institucional. Su objetivo era reconquistar el poder político, para impedir el desplazamiento definitivo de los viejos grupos dirigentes, asustados por el avance de los sectores populares y salvar, al mismo tiempo, la estructura económica, amenazada por los planes de transformación sostenidos por el radicalismo.

Mantenía múltiples contactos con los partidos opositores a través de sus figuras principales, atemorizadas de verse también desplazadas, con el partido oficial, por un golpe militarista afortunado.

Ambas tendencias luchaban por controlar el movimiento y la liderada por el general Justo lograba finalmente imponer la participación de los políticos opositores e introducir sustanciales modificaciones en el programa insurreccional. Estas dos tendencias seguirían enfrentándose después del triunfo por el predominio futuro, logrando imponerse la justista en la renovación presidencial de 1932.

Por otra parte, las fuerzas del Ejército leales al Gobierno, encontraban en la persona del ministro de Guerra, general Luis Dellepiane, un celoso defensor del orden constitucional que estaba perfectamente interiorizado del golpe que se avecinaba y de quiénes eran los conspiradores. Reclamaba de Yrigoyen la adopción de las medidas necesarias para prevenirlo y no hallaba en el presidente la respuesta adecuada ni las facultades necesarias para hacer abortar la maniobra.

Por el contrario, su declarado propósito de adoptar medidas enérgicas para contrarrestar el proceso sedicioso, son abortadas por el ministro del Interior Elpidio González, apoyado por el jefe de Policía, coronel Graneros, cómplices en otro proceso que se seguía incubando dentro del Gobierno y que pasaba por el propósito de obtener la renuncia y alejamiento del presidente Hipólito Yrigoyen.

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