Indefinición del liberalismo rupturista
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Una situación menos definida era la del liberalismo rupturista, que se debatía en sus contradicciones internas. Ya se ha visto que esta fuerza colaboraba activamente con el Gobierno de facto y muchos de sus principales dirigentes ocupaban posiciones expectantes en la Administración o en el Poder Judicial.
Se agregaba a ello la presencia del doctor Armando Meabe como gobernador del vecino Territorio del Chaco, fuerte bastión para definir elecciones, aunque merced a las gestiones del autonomismo, se veía impelido a renunciar. También había resultado beneficiado por el Gobierno de facto el doctor Raymundo Meabe, designado interventor en la provincia de Salta, a la que arribó llevando como ministros a los caracterizados dirigentes liberales correntinos, doctor Fernando Valenzuela -recientemente renunciado camarista- y Erasmo Martínez y, como secretario privado, a Enrique Gigliani.
Había ofrecido también la secretaria de la misión federal a Isidro J. Odena, pero éste había declinado el ofrecimiento “invocando razones de principios fácilmente presumibles”(1).
(1) Diario “La Nación”, (Buenos Aires), ediciones del 17 y 21 de Junio de 1931 y 1 de Julio de 1931; “Norte” - Semanario de Corrientes, edición del 21 de Junio de 1931. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
Cuando se comenzó a hablar de la candidatura del general Agustín Pedro Justo, la juventud liberal le restó significación a un almuerzo llevado a cabo entre dirigentes liberales y el referido militar; más adelante, al hablarse de una posible fórmula Justo - Laurencena, temía que se malograra si era tomada como bandera del “frente único antiyrigoyenista” o que al Gobierno se le ocurriera propiciarla oficialmente, por lo que consideraba suicida todo intento de complicar al partido liberal en una aventura semejante con autonomistas y liberales pactistas y los grupos personalistas de Mendoza y San Juan.
Otra de las situaciones que se habían planteado era la decisión del comité ejecutivo de enviar delegados a la junta de gobierno del recientemente formado partido Demócrata Nacional. La juventud leberal se había venido oponiendo a esa incorporación, fundamentalmente por hallarse representada en ella sus adversarios políticos autonomistas y liberales pactistas, e integrarse con grupos personalistas como los de San Juan y Mendoza.
Sin embargo, en la reunión celebrada para convocar a la convención general, se hallaron presentes los doctores Leopoldo Sosa y Raymundo Meabe, bajo la presidencia del doctor Robustiano Patrón Costas. Se advierte la fuerte presión que debieron soportar, cuando expresaban que la juventud liberal no había escondido nunca sus intenciones ni sus ideas, las había proclamado dentro y fuera del partido liberal y consideraban que sus ideas no estaban en contra de la agrupación.
Expresaban que su actividad tendía a insuflar un aliento nuevo con vistas al porvenir y, de allí, que hayan marcado su proximidad a dos fuerzas de análogo espíritu en lo fundamental, los partidos socialista y demócrata progresista, posición que ya sustentara el doctor Leopoldo Sosa, figura abanderada del liberalismo.
Una resolución del comité de la juventud aprobaba la prédica de los redactores de “Norte” que interpretaba fielmente el pensamiento de los hombres jóvenes del partido y reclamaba la urgente convocatoria a la convención para definir la orientación partidaria en la política nacional, significando desde esa resolución su posición contraria a toda conjunción transitoria o permanente del partido con fuerzas políticas argentinas de tendencia “derechista o conservadora”, su deseo de coincidir con partidos de orientación liberal y renovadora, en una acción permanente extraña a todo cálculo electoral y de mantenerse libre de todo compromiso con cualquier oficialismo para actuar con entera libertad de crítica y análisis.
Más adelante, acusaba a la junta ejecutiva de indecisión y pasividad, que conspiraba contra el arraigo popular del liberalismo y hacía peligrar su inveterada posición democrática, como también lo era la posible vinculación con los intentos de una nueva coalición nacional heterogénea calcada en los moldes del antigüo Frente Unico de 1928 e integraba una comisión encargada de dar forma a las propuestas que serían enviadas a la convención(2).
(2) “Norte” - Semanario de Corrientes, ediciones del 14 y 28 de Junio y 5 de Julio de 1931. La comisión estaba integrada por Isidro J. Odena, Mariano Gómez, Roberto Gigliani, Justo Alvarez Hayes (h) y otros. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
La situación comenzaba a ponerse realmente tensa dentro de las filas liberales, cuando el comité de la juventud reclamaba urgente convocatoria a la convención general, ya que la situación política era cada día más difícil y el partido debía elegir “estar con el oficialismo o con el pueblo” y días después aprobaba una resolución de la que resultaba estar en total desacuerdo con la junta ejecutiva por el envío de delegados al partido Demócrata Nacional, que actuarían conjunta y promiscuamente con los representantes autonomistas y pactistas.
Disentían también con el silencio medroso y reticente de dicho organismo partidario ante las sucesivas amenazas del Gobierno de facto contra las instituciones democráticas y sus órganos legítimos -los partidos políticos- precisando que para la juventud la solidaridad con la insurrección de Septiembre no quería decir acatamiento a todo lo que resolviera el Gobierno que decía ejecutarla.
Invitados por el secretario de Gobierno, a cargo del Poder Ejecutivo de la Intervención, concurrieron a la Casa de Gobierno los redactores de “Norte”, Isidro J. Odena y el doctor Ulises Alvarez Hayes (h) con el objeto de hacer conocer el programa y la posición de la juventud liberal. Pocos días después se producía la renuncia del doctor Justo Alvarez Hayes (h) como miembro y secretario de la junta ejecutiva del partido, en discrepancia con la resolución tomada sobre la concurrencia de delegados al seno de los cuerpos pertenecientes al partido Demócrata Nacional, por entender que se había vulnerado el espíritu y la letra de la resolución de la convención de Noviembre al integrar un organismo en el que participaban determinadas entidades cuyos idearios las señalaban como antagónicas del liberalismo(3).
(3) “Norte” - Semanario de Corrientes, edición del 19 de Julio de 1931.Los delegados acreditados para la reunión del partido Demócrata Nacional fueron Evaristo Pérez Virasoro y el doctor Mariano Gómez. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
La respuesta de la junta ejecutiva no se hizo esperar y, reunida bajo la presidencia del doctor Leopoldo Sosa, acordaron hacer pública una declaración en la que se establecía que ninguno de los medios de publicidad que se editaban en la provincia era órgano oficial del partido liberal y que las opiniones y conceptos de orden político y social vertidos en dicha prensa eran expresiones del pensamiento y sentir particular de sus direcciones y, por lo tanto, no comprometían el criterio de la entidad partidaria, que no era otro que el adoptado en la última convención general(4).
(4) Diario “La Nación”, (Buenos Aires), edición del 20 de Julio de 1931. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
- El pensamiento político del presidente de facto
Por esos días, se daba a publicidad la carta que el presidente de facto, general José Félix Uriburu envió al doctor Eduardo Laurencena, en respuesta a la que aquél le dirigiera como colaboración para dar una salida al proceso insurreccional.
El general Uriburu coincidía en que la situación del país es difícil aunque lo era menos grave que antes del 6 de Septiembre y, sin dejar de reconocer el buen Gobierno de Laurencena en Entre Ríos, le hacía notar que sus comentarios tenían una visión unilateral al contemplar los problemas con la corta lente de un partido.
Seguía diciendo que el malestar político del país era debido única y exclusivamente a los grupos que actuaron y actuaban como partidos políticos, y que la situación a que fue llevada la República hasta el 6 de Septiembre no había sido causada sólo por la acción personal del doctor Yrigoyen y su banda, sino también por los grupos opositores que fueron incapaces de poner dique a los desmanes del personalismo, que sólo se ocuparon de sus intereses electorales y no de los grandes y permanentes del país.
“El desprestigio de los grupos políticos adversarios a Yrigoyen, contribuyó principalmente a mantener a éste e impedir que se formara una gran fuerza de oposición al personalismo”. Niega después que haya habido “partidos revolucionarios”, ya que ninguno intervino en la preparación del movimiento, que fue hecho contra un sistema y no contra un hombre, sistema político en descomposición del que formaban parte con el personalismo “todos los partidos adversarios a Yrigoyen”.
Terminaba prometiendo que “si los partidos se organizan y concuerdan en una solución alta y digna, que no pueda ser continuadora del sistema que la revolución debe extirpar, esa solución, que contaría con la opinión sana e independiente, determinaría, en cuanto apareciera con ese prestigio, la convocatoria a elecciones”.
Seguía diciendo que “tanto unas como otras agrupaciones sufren crisis tan intensas que ninguna de ellas puede por el momento proclamar fórmula. La postergación favorece a todos por igual”.
Sigue luego destacando la incapacidad en que se encuentran los partidos para unirse en derredor de un candidato, y que el estado de sitio, que sería levantado oportunamente, no impedía la propaganda política, y sólo se había aplicado a los agitadores y a los que conspiraban contra la insurrección septembrina.
“Después de un sacudimiento tan intenso como el de Septiembre y en momentos en que el comunismo revolucionario ruso realiza una ofensiva general, es natural que haya entre nosotros un fermento peligroso de conspiraciones y de atentados que es necesario prevenir con sumo cuidado”.
Estos principios expuestos en la nota, eran ratificados en el discurso pronunciado en el banquete de las Fuerzas Armadas del 8 de Julio, citando como ejemplo de la insurrección de Septiembre al movimiento de San Martín y Alvear en Octubre de 1812(5).
(5) Diario “La Nación”, (Buenos Aires), ediciones del 6 y 8 de Julio de 1931. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
Así están las cosas en el país, cuando un acontecimiento ocurrido precisamente en Corrientes, va a cambiar sustancialmente el curso del proceso político en marcha: el movimiento militar encabezado por el teniente coronel Gregorio Pomar el 20 de Julio de 1931.