SE PERFILAN LAS CANDIDATURAS PRESIDENCIALES PARA EL PERIODO 1932 - 1938
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En el panorama politico del país -en el segundo semestre del año 1931- quedaban dos candidaturas con predicamento para triunfar: la del general Agustín Pedro Justo y la del doctor Lisandro de la Torre.
Federico Pinedo expresa que los partidos radical de Santa Fe y Defensa Provincial de Tucumán fueron los primeros que -como entidades políticas- resolvieron apoyar a Justo, pero consideraba que el primero y más eficaz de los propulsores de esa candidatura fue el propio general Justo, aunque creía que un factor importantísimo fue el hábil y reflexivo presidente del partido Demócrata Nacional, doctor Robustiano Patrón Costas, que tenía -además de la natural gravitación sobre su partido- una muy grande atracción sobre el ánimo de su comprovinciano, el presidente, y que consiguió con argumentos ad hominem evitar muchas dificultades por ese lado.
Lo siguieron después el partido Radical Reformista, de Santiago del Estero y, en los primeros días de Julio, los dirigentes más destacados del radicalismo antipersonalista redactan un manifiesto proponiendo la fórmula Justo-Laurencena, que firmaban, entre otros, Luis Etchevehere, José N. Matienzo, Leopoldo Melo, Rómulo S. Naón y Miguel Sussini.
Pero todavía el presidente de facto Uriburu no se convencía de ceder ante la candidatura de Justo y realizaba un último intento para convencer a Lisandro de la Torre a que se constituyera en el candidato oficial, lo que nuevamente fue rechazado, provocando la ruptura de una larga amistad que tenía su origen en la “Revolución” del 90 y que se prolongaba en el intento de conformar una fuerza conservadora nacional bajo el rótulo de Partido Demócrata Progresista(1).
(1) Rosendo Fraga. “El General Justo” (1993), pp. 233/235. Emecé Editores, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
- Los demócrata nacionales reúnen su convención
Mientras tanto, el recientemente constituido Partido Demócrata Nacional realizaba su convención general en el Salón Príncipe Jorge, de la Ciudad de Buenos Aires, concurriendo junto a los partidos Conservador de Buenos Aires, Demócrata de Córdoba, Concentración Cívica, de San Juan, Liberal, de Mendoza, Concentración Popular, de Entre Ríos, Nacional, de Santiago del Estero, Unión Provincial, de Salta, Conservador, de La Rioja, Liberal, de San Luis, Demócrata, de Tucumán y Unión Catamarqueña; los partidos de Corrientes, Autonomista -con 11 representantes-, Liberal “rupturista”, con 11 representantes, y Liberal “pactista” con 6 representantes.
Se eligió la mesa directiva de la convención, que estuvo integrada con el doctor Alberto Rodríguez Saa, de San Luis, como presidente; los doctores Alberto Méndez Casariego, de Entre Ríos, y Ramón S. Castillo, de Catamarca, como vicepresidentes; y como secretarios los doctores Adrián C. Escobar, de Buenos Aires, y Horacio A. Blanco de Córdoba.
Se rindió homenaje al teniente coronel Lino H. Montiel, recientemente muerto en los sucesos de Corrientes, propuesto por el delegado de Buenos Aires, doctor Juan Silva Riestra, al que adhirió el liberal de Corrientes, doctor Justo Alvarez Hayes. Posteriormente, se constituyeron las comisiones(2).
(2) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 1 de Agosto de 1931. En la comisión de Carta Orgánica participaron el doctor Leopoldo Sosa, liberal de Corrientes; Cornelio Candia, autonomista; y el doctor Adolfo B. Sánchez, liberal pactista. En la comisión de Programa Partidario participó el doctor Benjamín Solano González, autonomista; y Ercilio Rodríguez, liberal pactista. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
El partido Demócrata Nacional se formó con el propósito de buscar la concordancia con otras fuerzas para resolver el problema presidencial, retrotrayendo el estado de cosas a la situación de nueve meses atrás, cuando se conformó la Confederación Nacional Democrática o Confederación de las Derechas.
Tan pronto hubo ocurrido la sublevación de Septiembre, las fuerzas que lucharon contra el personalismo advirtieron la necesidad de formar una fuerza política sólida y así nació la Confederación. Pero, apenas echadas las bases, ella quedó destruida por la acción del partido Conservador de Buenos Aires, que se lanzó a la conformación de un nuevo partido, tal vez haciéndose eco de las sugerencias presidenciales y a las que siguieron las adhesiones de las fuerzas provinciales de tinte conservador y centrista.
No así el antipersonalismo ni el socialismo, que no estaban dispuestos a perder su identidad, aunque en última instancia estuvieron de acuerdo en actual en “concordancia” para dar solución al problema presidencial.
En la asamblea constitutiva, al tratarse el proyecto de programa partidario, el doctor Alvarez Hayes declaró que los liberales de Corrientes tenían juicio formado y comprometido acerca del alcance del voto popular, pero expresó su opinión personal favorable a la restricción del sufragio, hasta llegar a su calificación.
El doctor Leopoldo Sosa aclaró que el partido liberal no compartió la ideología sostenida por el preopinante. En oportunidad de tratarse el tema de la carta orgánica, el representante liberal protestó por la situación de inferioridad numérica en que se colocaba a su partido respecto del liberal pactista, estableciendo que las delegaciones debieron haber sido determinadas por el capital electoral que cada fuerza representaba.
Por ello señalaba que la permanencia del partido liberal estaba supeditada a lo que oportunamente resolviera su convención, anunciando que esa situación de desmedro no iba a ser aceptada por los liberales. Se le respondió que la comisión no había fallado en el pleito de Corrientes y que éste debía ser resuelto por los delegados de los tres partidos correntinos.
Luego de un intercambio de opiniones del que participaron los delegados Meabe y Pérez Virasoro, la convención demócrata nacional se manifestó en el sentido de que era su aspiración de que los tres partidos arreglaran esta situación en forma satisfactoria.
- Antagonismo liberal-autonomista
La situación antagónica existente entre los partidos liberal “rupturista” y el autonomismo, se proyectará en el problema de la representación de éstos en la conducción del nuevo partido nacional.
Al organizarse el comité nacional de la agrupación, eligió presidente -como hemos dicho- al doctor Robustiano Patrón Costas, secundado por los vicepresidentes, ingeniero Luis Duhau y doctor José Heriberto Martínez. Correspondía designar a cada provincia tres delegados. En el comité nacional sólo se hicieron presentes como tales los representantes del autonomismo y del liberalismo pactista, doctores Benjamín Solano González y Adolfo B. Sánchez, no así el liberalismo rupturista.
Ante el planteo efectuado por estos últimos, se comisionó a Robustiano Patrón Costas, Pedro Groppo y José Heriberto Martínez para realizar gestiones ante el doctor Leopoldo Sosa. Una vez cumplido su cometido, Patrón Costas hizo saber que iba a proponer la aceptación de los diplomas presentados por los dos representantes de Corrientes y que se le enviaría al partido liberal de aquella provincia una nota explicativa de todo el proceso habido en torno a la cuestión promovida, a fin de que éste se pronunciara con respecto a su permanencia en el partido.
Mientras tanto, se esperaba la llegada del presidente de la junta antipersonalista, doctor Eduardo L. Laurencena, para conversar sobre el tema de la elección presidencial.
- Las negociaciones para la candidatura del general Justo
La coordinación de las fuerzas políticas, a fin de elegir la fórmula presidencial, era ya un proyecto en marcha, pero sólo se concretó luego de arduas negociaciones que alcanzaron su objetivo a medias. Se coincidió alrededor del nombre del general Agustín Pedro Justo como candidato a presidente; con todo, cada partido propuso su vicepresidente(3).
(3) María Dolores Béjar. “Uriburu y Justo (el Auge Conservador)” (1983), p. 45. Ed. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
Las diferencias con relación al nombre que sería postulado por los partidos que coincidían en la política de “concordancia”, fueron finalmente solucionadas resolviéndose que el partido radical antipersonalista llevaría la fórmula Justo-Laurencena y, ante la renuncia de éste último, se proclamó al doctor José Nicolás Matienzo, ex ministro del Interior de Alvear, que compartiera entonces las funciones de gabinete con el general Justo, y donde trabaran una sólida amistad. Los socialistas independientes adhirieron a esa fórmula.
Por su parte, los conservadores nucleados en el partido Demócrata Nacional ratificaban su posición en favor del general Justo y elegían como candidato a vicepresidente al doctor Julio Argentino Roca (h).
Es decir, los tres partidos que combatieron al yrigoyenismo y apoyaron el movimiento de 1930, coincidían en la misma candidatura presidencial.
- Las otras fórmulas
La otra fórmula era de la Alianza Civil, integrada por los socialistas y los demócrata progresistas, que se decidían por la fórmula conformada por los doctores Lisandro de la Torre y Nicolás Repetto.
Por su parte, el radicalismo “personalista” había manifestado su vocación concurrencista a los comicios presidenciales y en tal sentido había proclamado la fórmula integrada por los doctores Marcelo T. de Alvear y Adolfo Güemes, la que fue vetada por el Gobierno de facto que, a ese efecto, había dictado una serie de decretos proscriptivos del radicalismo.
Pocos días después del golpe de Gregorio Pomar en Corrientes, se estableció que las Juntas Electorales de la nación y de las provincias no oficializarían listas de candidatos en las que figuraran nombres de las personas que actuaron en el Gobierno y en las representaciones políticas como adictas al régimen depuesto el 6 de Septiembre y aquellas comprendidas como autores o cómplices del abortado movimiento.
Luego dictó el decreto reglamentario de la actividad de los partidos políticos y finalmente vetó la formula. En el caso del doctor Alvear se sostenía que estaba inhabilitado legalmente porque no habían transcurrido seis años desde que ejerciera la presidencia de la Nación y, al doctor Güemes lo descalificaba por haberse solidarizado con el régimen depuesto, por haber presidido -con el doctor Alvear- la reorganización de los elementos derrocados por la insurgencia sepetembrina y haber participado en actos tendientes a desvirtuar sus fines y anular sus resultados.
- La anulación de las elecciones del 5 de Abril
Faltaba, para completar el cuadro, la anulación de las elecciones de la provincia de Buenos Aires que se habían realizado el 5 de abril de 1931. Las investigaciones realizadas demostraron la existencia de irregularidades en los padrones, irregularidades que ahora se empleaban para justificar aquella decisión.
La anulación se hizo no sin hallar dificultades en el propio seno del Gobierno, al extremo de motivar la renuncia del ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Bosch, y del interventor en la provincia de Buenos Aires, doctor Alvarado. A su renuncia, aceptada por el Gobierno, siguió la designación del doctor Raymundo Meabe como interventor(4) que, hasta entonces, se había venido desempeñando en la de Salta en igual carácter, y que tuvo activa participación en la adopción de la cuestionada medida(5).
(4) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), ediciones del 1, 2 y 3 de Octubre de 1931. El doctor Raymundo Meabe, que asumió en La Plata como nuevo interventor federal, designó -para integrar su Ministerio- al doctor Matías G. Sánchez Sorondo, al doctor Alberto Uriburu, al doctor Pedro Groppo y a los señores Nicanor Salas Chávez y Rodríguez Egaña.
(5) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 9 de Octubre de 1931.
// Todo citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
Ante tan drástica decisión, tomada el 8 de Octubre, a escaso un mes de los comicios, el radicalismo personalista convocó a su conducción y allí se presentaron dos posiciones: una totalmente abstencionista y, otra, más contemporizadora, que propiciaba la nominación de una nueva fórmula, que no pudiera merecer objeciones y que estaría integrada por los doctores Vicente Carmelo Gallo y Saguier. La primera posición triunfó y el radicalismo decidió abstenerse totalmente en los próximos comicios.
El coronel Orona, analizando estos hechos, dice que ha habido errores de ambas partes. De parte del Gobierno, la anulación de las elecciones del 5 de Abril de 1931 y la proscripción relativa del radicalismo y, de parte de éste, el empecinamiento en no querer modificar la fórmula presidencial y la declaración de abstención absoluta.
El radicalismo debió comprender -dice- que no se hace una revolución para que al cabo de un año vuelvan al poder los mismos hombres que fueron su causa y la provocaron. Consideró en cambio que el país había dado un salto atrás y volvió a su vieja táctica abstencionista y subversiva(6).
(6) Juan V. Orona. “La Revolución del 6 de Septiembre” (1966), p. 174. Ed. Imprenta López, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.
Este es el cuadro nacional(7). Se llegaba al primer aniversario de la insurrección de Septiembre y el presidente de facto lo recordaba leyendo ante el pueblo un mensaje sobre la obra de gobierno realizada durante el año transcurrido, contando las fiestas realizadas con el jubiloso concurso popular(8).