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La marcha del Gobierno del general Justo

Mucho se ha hablado en favor y en contra del Gobierno del general Agustín Pedro Justo. Para Floria y García Belsunce(1), “la presidencia del general Justo constituye, por sus notas características, uno de los períodos singulares de la historia de la Argentina moderna.

Durante su gestión se insinuaron procesos que harían eclosión en la década del 40, pero la ‘restauración conservadora’, que se perfiló como una ‘reversión política’, fue al cabo un fenómeno más complejo y matizado que el que sugieren los calificativos ideológicos, apologéticos o peyorativos, que generosamente le han atribuido la derecha y la izquierda. “Su estilo, fue muy diferente al de Yrigoyen, relativamente próximo al de Roca, pero también adecuado a un difícil período de restauración”, dicen más adelante.

(1) Carlos Alberto Floria y César A. García Belsunce. “Historia de los Argentinos” (1975), tomo II, p. 340. Ed. Kapeluz, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Hacen luego un análisis de la situación diciendo que las consecuencias de la depresión económica mundial coincidieron con los desarreglos en la conducción administrativa del último Gobierno radical y expresan que la Argentina estaba inserta en un cuadro de relaciones económicas internacionales controlado por los británicos, mientras la economía nacional se fundaba sobre todo en la exportación de productos agrarios y por lo tanto se hallaba gravemente expuesta ante el reajuste económico de los mercados europeos. Esos factores condicionaron la conducción política y económica de Justo, sobre todo en la primera mitad de su gestión(2).

(2) Carlos Alberto Floria y César A. García Belsunce. “Historia de los Argentinos” (1975), tomo II, p. 341. Ed. Kapeluz, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Por su parte, Rosendo Fraga, uno de los biógrafos modernos del general Justo(3), citando a Federico Pinedo que fue el segundo ministro de Hacienda de su Gobierno, dice que “eran días terribles esos de principios de 1932, cuando la crisis mundial más profunda que se recuerda estaba llegando a su punto de mayor agudez y cuando en el orden interno, por razón de esa crisis general y por efecto de factores locales, la economía del país y las finanzas públicas pasaban por los trances más difíciles: reducción de la producción industrial, triplicación del número de obreros desocupados, reducción de las importaciones, disminución de las reservas de oro y aumento considerable de la deuda externa”.

(3) Rosendo Fraga. “El General Justo” (1993), p. 268. Emecé Editores, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

El mismo autor señala que la política económica ocupa un lugar central en la gestión de Justo y la entidad de la crisis hacía necesario que fuera en este campo donde se iniciase la prioridad inicialmente:

Responsabilidad financiera del personalismo”, editorializaba “La Prensa”, señalando que “tres Administraciones radicales agotaron las reservas que necesita hoy el país para combatir los males económicos que le vinieron de afuera. Por falta de esas reservas, sus únicas defensas son el hambre y la sed de que hablara Avellaneda, cuando el país empezaba su reconstitución. Así paga el país las culpas del radicalismo(4).

(4) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 11 de Agosto de 1932. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

El primer objetivo fue el de resolver el equilibrio de las finanzas públicas, para lo cual se hacía necesario cerrar el déficit y, consecuentemente, aumentar los ingresos a través de nuevos impuestos y reducir los gastos. Una de las primeras medidas fue la del “empréstito patriótico”, autorizándose la emisión de títulos por valor de $ 500.000.000, resultando todo un éxito, teniendo en cuenta las difíciles circunstancias.

Es de esta época también la sanción de la ley de Impuesto a los Réditos que, criticada por muchos sectores, no fue jamás derogada por los Gobiernos de distinto signo que asumieron la conducción del país.

Se envió también a Londres una misión encargada de solucionar el problema de la exportación de los productos agropecuarios argentinos, seriamente perjudicada como consecuencia de los pactos de Ottawa en el que el imperio británico, ante la crisis mundial, se autodefendía con medidas restrictivas del comercio con los países no integrantes del Commonwealth y, esto dará origen al tan controvertido pacto Roca - Runciman.

Se requirió también la asistencia del Banco de Inglaterra, quien envió a Sir Otto Ernst Niemeyer, en base a cuyas opiniones se creó posteriormente el Banco Central de la República, otra de las entidades que -pese a los cambios- aún subsiste hoy.

Otras medidas de gobierno atendían al desarrollo de la estructura nacional, especialmente la creación de la Dirección Nacional de Vialidad que, con la inteligente dirección del ingeniero Justiniano Allende Posse, extenderá la red vial argentina en proporciones hasta entonces desconocidas o, la Ley Orgánica de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, que puso a cargo de ese organismo la explotación de la riqueza petrolífera del país.

- Los apoyos políticos. La Concordancia

En lo político, el Gobierno de Justo se apoyaría básicamente en los partidos que constituyeron la “concordancia”, es decir, el radicalismo antipersonalista, el socialismo independiente y los conservadores agrupados en el partido Demócrata Nacional. Es sabido que el general Justo era considerado simpatizante del radicalismo y como tal integró el gabinete ministerial en la presidencia del doctor Alvear.

No tenía ninguna simpatía por el partido Demócrata Nacional y, en tal sentido, Federico Pinedo -que lo trató muy de cerca- expresaba que “por inferencia de una serie de actitudes se inclinaba a creer que si el presidente no sentía un amor frenético por el partido radical, es seguro que no sentía un afecto mayor por los más fuertes antagonistas de aquél, que eran los demócrata nacionales y, en el balance de las fuerzas oficialistas, no se inclinaba nunca voluntariamente del lado de la más poderosa fuerza que era el partido Demócrata Nacional.

La relación de Justo con los conservadores no fue fácil en los primeros años de Gobierno y no satisfacía los reclamos de cargos públicos que estos le solicitaban, no obstante lo cual éstos se mantendrán solidarios durante toda su gestión presidencial(5).

(5) Rosendo Fraga. “El General Justo” (1993), pp. 321, 328 y 329. Emecé Editores, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Ese apoyo se va a manifestar especialmente en el Congreso, donde el oficialismo tenía mayoría gracias a ellos. En el Senado, la oposición contaba con seis escaños sobre un total de treinta y, en él, los conservadores poseían catorce, es decir que, retirándoles su apoyo, habría quedado en difícil situación para gobernar. Se destacaban entre ellos Antonio Santamarina, José Heriberto Martínez, el correntino Juan Ramón Vidal y el salteño Robustiano Patrón Costas.

En la Cámara de Diputados pasaba otro tanto, ya que sobre 158 legisladores la oposición contaba con 57, integrada por demócrata progresistas y socialistas, además de otros 9 no definidos y una banca vacante, mientras que el oficialismo se nutría del apoyo de 63 diputados conservadores y el resto eran 14 radicales antipersonalistas y 11 socialistas independientes(6).

(6) Rosendo Fraga. “El General Justo” (1993), p. 295. Emecé Editores, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Precisamente, para coordinar ese accionar legislativo de representantes identificados por el apoyo al Gobierno, pero con disidencias doctrinarias en muchos aspectos, que se ponían a veces de resalto en los debates parlamentarios, se resolvió actuar en aquel ámbito en forma concordante, que asegurase la aprobación de las leyes necesarias para el accionar gubernativo, formándose un comité provisional de la “concordancia”, integrado por legisladores de distinto signo(7).

(7) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), ediciones del 15 de Julio y 4 de Agosto de 1932. Lo integraron los senadores, doctor Robustiuno Patrón Costas, del partido Demócrata Nacional; Rudecindo Campos, del partido Popular de Jujuy; Lucio López Peña, del partido Defensa Provincial, de Tucumán; y los diputados Luis Duhau y Abraham de la Vega, del partido Demócrata Nacional; Belisario Albarracín y Héctor S. López del partido Radical antipersonalista; Federico Pinedo y Roberto Giusti, por el partido Socialista Independiente. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

No hay dudas de que esta coordinación legislativa dio sus frutos positivos, considerando el periodismo que la actividad parlamentaria del año había sido algo así como la necesaria reacción contra la abulia y la ineficacia de los períodos anteriores y, si bien se consideraba equitativo señalar que se habían cometido errores, debía aceptarse que se había producido un importante progreso democrático a pesar de algunas fallas(8).

(8) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), edición del 1 de Octubre de 1932. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Pese a la armonía evidenciada en el andar legislativo, algunas diferencias insinuaban la intranquilidad por el rumbo que pudiera tomar el Gobierno. Así, el senador nacional por el partido socialista, doctor Alfredo Palacios, entrevistó al presidente de la nación y trascendió que lo había visitado para hacerle conocer la preocupación que existía en los sectores democráticos por una posible alteración del orden y que en función de tales circunstancias su partido, juntamente con otras agrupaciones políticas, gremiales y estudiantiles, estaban programando la realización de un gran acto público en defensa de las instituciones republicanas y democráticas, de las libertades públicas y el imperio de la Constitución y el sufragio universal.

Contemporáneamente, los partidos formulaban declaraciones repudiando los planes subversivos que habían sido descubiertos. Sin embargo, a este mitin no fue invitado el partido Demócrata Nacional, determinando ello una rápida aclaración del general Justo en el sentido de que la iniciativa de éste no había partido del Gobierno sino de parte del socialismo y que la entrevista pedida por el senador Palacios no tuvo otro objeto que informarlo de los actos, recordando a la opinión pública que la Casa de Gobierno estaba abierta para todos los partidos políticos, a fin de asegurarles el pleno ejercicio de sus legítimos derechos.

La presencia del ministro del Interior en una interpelación en la Cámara de Diputados, en la que aseguró que no había peligro de alteración del orden, dio lugar a un agudo debate entre los sectores socialistas y los demócrata nacionales, en el que el representante de estos últimos decía que se estaba gestando una conjunción de partidos propiciada por los primeros, con el ánimo deliberado de excluir a los demócrata nacionales, presentándolos falsamente a la conciencia nacional como promotores del peligro y posible alterador de la forma de gobierno y de la tranquilidad pública, tratándose de asimilarlos a las corrientes fascistas y nacionalistas tan en boga en la época, especialmente en Europa.

Finalmente se realizó el mitin en el que hablaron representantes de la Federación Universitaria Argentina (F.U.A.), de la Unión Cívica Radical antipersonalista, la Confederación General del Trabajo, el antipersonalismo de Entre Ríos, el partido socialista independiente, el partido socialista, el demócrata progresista y, cerrando el acto, el senador nacional, doctor Alfredo L. Palacios(9).

(9) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), ediciones del 12, 15 y 16 de Octubre de 1932. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

- Preocupaciones internacionales

El peligro de alteración del orden y la actividad conspirativa que desarrollaban los radicales personalistas habría de traer otras consecuencias de orden internacional; era sabido que los elementos agitadores habían recibido asilo en la vecina República del Uruguay, donde se reagrupaban para intentar nuevos ataques a objetivos militares con la finalidad de obtener un levantamiento en contra del Gobierno, y ello motivó un enérgico reclamo prometiendo las autoridades hacer cesar tales actividades.

Sin embargo, el incumplimiento por parte del país vecino de las obligaciones que le imponía el derecho internacional y de un tratado que debió tener en cuenta para evitar que su territorio se convirtiera en centro de conspiraciones y de propaganda en contra de la Argentina, creó una situación de tirantez que condujo a la ruptura de las relaciones diplomáticas. Naturalmente, el hecho produjo intensa repercusión, que determinó el ofrecimiento de mediación por cuatro naciones. La embajada de Gran Bretaña atendió los intereses argentinos en Montevideo(10).

(10) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), ediciones del 5, 14 y 15 de Julio de 1932. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

También en el orden internacional se habrían de producir otros hechos que determinaron el conflicto bélico de los vecinos paraguayos y bolivianos y en el que el Gobierno argentino habría de inclinarse en favor de la causa de los primeros, aunque sin dejar de luchar por la paz entre los países hermanos, lo que a la larga se habrá de obtener mediante la eficaz gestión del general Justo y su ministro de Relaciones Exteriores, doctor Carlos Saavedra Lamas, quien será galardonado después con el Premio Nobel de la Paz.

Durante esos años se desempeñaba como secretario del Ministerio de Guerra un joven militar, Juan Domingo Perón, que con el correr de los años habrá de tener mucha influencia en los cambios que habrán de operarse en el país.

- El fraude

El tema que siempre sirvió de fundamento a las críticas de este período es el fraude electoral. Debe señalarse -sin embargo- que en la primera etapa de la gestión justista prácticamente no fue necesario, teniendo en cuenta de que el radicalismo, principal partido de oposición, se había manifestado en la abstención total.

Sin embargo, un sector de estas fuerzas, correspondiente a la provincia de Buenos Aires, se manifestaba -ya en 1932- abiertamente concurrencista, expresando que desde el dictado de la Ley Saenz Peña las sublevaciones quedaron desarmadas y las abstenciones sin justificación.

En un manifiesto dado a conocer con motivo del llamado a elecciones municipales en aquella provincia, se expresaba que con la abstención se abdicaba de la soberanía y se ayudaba indirectamente al socialismo o al partido conservador, y el que votaba a cualquiera de ellos le prestaba su ayuda expresa.

A los comicios sólo concurrieron los socialistas y los demócrata nacionales, estos últimos divididos con un sector disidente(11). Este último sector estaba presidido por el diputado nacional, doctor V iccnte Solano Lima, contrario a las prácticas fraudulentas.

(11) Diario “La Prensa”, (Buenos Aires), ediciones del 25 y 27 de Noviembre de 1932. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Refiriéndose al tema, Aguinaga y Azaretto(12) dicen que “los comicios anteriores al levantamiento de la abstención por parte del radicalismo fueron limpios”. Ni socialistas ni demócrata progresistas, tenían caudal para amenazar el predominio de los partidos de la “concordancia”, fuera de la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Santa Fe, respectivamente. Precisamente, en esta última provincia, triunfaba el partido gobernante demócrata progresista.

(12) Carlos E. Aguinaga y Roberto Azaretto. “Ni Década ni Infame (del 30 al 43)” (1991), p. 223. Ed. Jorge Baudino, Buenos Aires. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea de Corrientes (del doctor Benjamín S. González al doctor Pedro Numa Soto. 1925-1935)” (1999). Ed. Dunken, Buenos Aires.

Un proyecto de Intervención a la provincia de Buenos Aires no prosperó en la Cámara de Diputados

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