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La Administración de Castillo llega a su fin

Para circunscribirnos sólo a la provincia de Corrientes, se puede decir que el general Pedro Eugenio Aramburu tomó a su cargo sublevar las importantes guarniciones de Curuzú Cuatiá y Mercedes.

En ambos lugares, “fue relevante la participación de civiles. Esto formaba parte de la tradición guerrera de los correntinos y del carácter específico de la política local: Corrientes fue la única provincia donde perdió el peronismo en 1946”, señala María Sáenz Quesada. Y dice que en la sublevación de Curuzú Cuatiá, fueron centenares los comprometidos a pelear, aunque sin instrucciones ni armas suficientes:

Existía -dice más adelante- una profunda división espiritual entre militares y civiles: los correntinos no se sintieron valorados en su potencial combativo por la jefatura rebelde, a pesar de que, entre los civiles destacados, figuraba el doctor Rafael Cáceres Monié, un hombre de prestigio y de que la actividad conspirativa era muy anterior a la del Ejército”.

La misma autora señala que merece destacarse la fuerza con que reaccionó el cuerpo de suboficiales, en el foco rebelde de Curuzú Cuatiá, cuya guarnición tenía considerable peso en el sistema defensivo de la Mesopotamia. Allí, el mayor Juan José Montiel Forzano se rebeló, auxiliado por pocos oficiales y por numerosos civiles; más tarde, llegó el general Pedro Eugenio Aramburu, para encabezar la rebelión.

Hubo indecisión y desconcierto entre los rebeldes, ante la certeza de que fuerzas poderosas venían a reprimir; esto dio lugar a que el cuerpo de suboficiales, que permanecía leal, retomara ese mismo día la guarnición(1).

(1) María Sáenz Quesada. “La Libertadora” (2007), pp. 14/15. Ed. Sudamericana, Buenos Aires. La autora cita, a su vez, a Rolando Hume. “La sublevación de Curuzú Cuatiá” (1962), p. 146. Editorial Castellvi, Santa Fe.// Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea (1949 - 1955). Ed. Moglia Ediciones, Corrientes.

Por su parte, el profesor Antonio Emilio Castello hace un pormenorizado relato de los acontecimientos sucedidos en la gestación y marcha del proceso sedicioso:

A media tarde del 16 de Septiembre, Radio del Estado transmitía un comunicado del Ministerio de Ejército, que decía:

En la zona del N. E. se sublevaron las tropas de Curuzú Cuatiá solamente. Fuerzas muy superiores marchan para sofocar ese foco rebelde’”.

De acuerdo con esto, uno de los focos insurreccionales se encontraba en la provincia de Corrientes, y era la guarnición de la Ciudad de Curuzú Cuatiá. El hombre más importante de la sublevación de esas unidades fue el mayor Juan José Montiel Forzano que ya, desde mucho tiempo atrás, estaba en la postura de derrocar a Perón, y hacía partícipe de estos deseos a personas de su confianza, dice el autor citado, y que luego de un viaje a Buenos Aires, donde quedó incorporado al núcleo rebelde, comenzó a preparar el núcleo de gente que habría de secundarlo en el levantamiento.

Uno de sus grandes colaboradores fue el capitán José Eduardo Montes. En cambio, no pudieron lograr la adhesión del Jefe de la Guarnición Mercedes, el general de brigada Adolfo L. Giorello, que algunos creían tenerlo con el movimiento.

En la noche del 15 al 16 de Septiembre de 1955, los conspiradores comenzaron a poner en pie de guerra a la tropa de todos los regimientos, pero sin decirles los verdaderos motivos. Los oficiales comprometidos cumplieron con su palabra, y a los otros se los puso en la disyuntiva de plegarse o negarse y, en este último caso, eran arrestados.

A las ocho de la mañana, todo Curuzú Cuatiá estuvo en poder de los rebeldes.

Gran cantidad de civiles ofrecieron sus servicios y fueron destinados a tareas de patrullaje y conservación del orden en la ciudad. Entre los civiles, por su acción antes y durante la revuelta, estuvieron los doctores Enrique Jorge Arballo y José Rafael Cáceres Monié, según afirma Castello, basado en información proporcionada por Rolando Hume(11).

(11) Rolando Hume. “La sublevación de Curuzú Cuatiá” (1962), p. 58. Editorial Castellvi, Santa Fe. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea (1949 - 1955). Ed. Moglia Ediciones, Corrientes.

El general Pedro Eugenio Aramburu, a quien se había asignado movilizar esa guarnición, no aparecía, y los informes eran confusos, todo lo cual comenzó a desmoralizar a muchos oficiales y suboficiales, que empezaron a abandonar las filas sediciosas.

Finalmente, llegó la comitiva esperada, tras una serie de peripecias, integrada, además, por los coroneles Arias Duval, Señorans y Carlos Ayala, y el capitán de fragata Aldo Luis Molinari, sucediéndose algunas acciones, con bajas en ambos bandos, pero sin resultado efectivo para ninguno.

Más tarde, se tuvieron noticias de que las unidades de Paso de los Libres y Monte Caseros se habían puesto en movimiento para sofocar el levantamiento de Curuzú Cuatiá, por lo que Aramburu dispuso enfrentarlos con una importante fuerza pero, cuando caía la tarde, comunicó que, debido a la oscuridad y falta de nafta para varios de sus vehículos, consideró inadecuado llevar a cabo la acción, regresando a los cuarteles.

Mientras tanto, un grupo de suboficiales se infiltró en las unidades, buscando hacer cambiar de ideas a la mayor cantidad posible de sus hombres, lo que fue consiguiendo, ante la incertidumbre que se vivía, por lo que Aramburu decidió abandonar la lucha, recomendando que se actuara por su cuenta e hicieran lo posible para no ser tomados prisioneros.

Gran indignación suscitó entre los colaboradores civiles la decisión, pero éstos no se achicaron, y continuaron en sus puestos, y las fuerzas leales al Gobierno debieron hacer un gran despliegue de tropas para obligarlos a rendirse.

Las fuerzas rebeldes de Curuzú Cuatiá no fueron vencidas por una fuerza superior -continúa Castello-, ni por haber tenido gran número de bajas, ni siquiera por falta de valentía. Fueron vencidas por la desmoralización, que las fue mermando.

Aramburu y Ayala decidieron dirigirse a Monte Caseros, pero terminaron en Paso de los Libres, tras largas marchas plagadas de vicisitudes, encontrando que el regimiento 27 de infantería se había sublevado cuando se estableció la tregua entre los sediciosos y la Junta Militar, reemplazante de Perón, que había renunciado.

Producida la victoria de los amotinados, y derrocado el Gobierno peronista, hubo cierta demora en la reposición, pero Montiel Forzano volvió rápidamente a Curuzú Cuatiá, pues ninguno de sus hombres aceptaba ser reincorporado a su puesto, sin la presencia del jefe con el cual habían servido(12).

(12) Antonio Emilio Castello. “Novísima Historia de Corrientes” (2008), (corregida y aumentada), tomo II, pp. 295 a 300. Moglia Ediciones, Corrientes. Toda la información suministrada en esta última parte ha sido resumida del libro de este autor. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea (1949 - 1955). Ed. Moglia Ediciones, Corrientes.

Tan pronto se hizo cargo, la recientemente formada Junta Militar dispuso que los comandantes militares de cada provincia asumieran los respectivos Gobiernos.

En la provincia de Corrientes, en un sencillo acto llevado a cabo el 21 de Septiembre, asumió provisionalmente el comandante de la Séptima División del Ejército, con asiento en la ciudad capital.

El general de brigada Esteban Font recibió de manos del gobernador, doctor Raúl Benitio Castillo, la Administración de la provincia, acompañado -en la oportunidad- por sus secretarios de Estado y otros altos funcionarios.

Finalizada la ceremonia, el ahora ex gobernante fue acompañado hasta su auto por el propio militar.

Al general Font lo reemplazó, una semana después, el coronel Oscar Raúl Dumas, quien continuó a cargo del Gobierno hasta el 3 de Octubre de ese mismo año (1955), haciéndolo también en carácter interino, confirmando a los ministros designados por su antecesor(13).

(13) Gabriel Enique del Valle. “Los hombres que gobernaron Corrientes (1588 - 2005). (Compendio de historia política)”, con carta-prólogo del autor de este libro. Fueron sus ministros, Osvaldo Cepeda, Julio Luis Wanneson y Guillermo G. Estévez, todos ellos militares. Confrontar, también: Antonio Emilio Castello. “Novísima Historia de Corrientes” (2008), (corregida y aumentada), tomo II, p. 300. Moglia Ediciones, Corrientes; y Edmundo F. Serpa. “Historia de los cuatro siglos de Corrientes” (1989), p. 279. Cicero Impresiones, Corrientes. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea (1949 - 1955). Ed. Moglia Ediciones, Corrientes.

Finalmente, asumió como interventor nacional, el capitán de navío Manuel Norman Bianchi, quien permaneció en tales funciones hasta el 1 de Mayo de 1958, en que asumió su mandato constitucional el nuevo gobernador, doctor Fernando Piragine Niveyro(14).

(14) Gabriel Enique del Valle. “Los hombres que gobernaron Corrientes (1588 - 2005). (Compendio de historia política)”, con carta-prólogo del doctor Ricardo Harvey, p. 144. Fueron sus ministros, Julio Luis Wanneson, Mariano Queirel, Osvaldo Dodero, Alfredo Echevarría, Hernán T. Davel, Ricardo Pereira Moine, Juan P. Sáenz Valiente, Eduardo D. Firpo y Eduardo Augusto Cazes Irigoyen Coronel. // Citado por Ricardo J. G. Harvey. “Historia Política Contemporánea (1949 - 1955). Ed. Moglia Ediciones, Corrientes.

- Los sucesos mundiales de la época

El siglo XX fue la etapa de la historia en la que, con mayor rapidez y asombro, se fueron produciendo transformaciones fundamentales, tanto en lo científico, como en lo económico, político y social, aunque es evidente que ese desarrollo adquirió una rapidez impresionante a partir de la segunda mitad de la era, esto es, precisamente, la etapa que estamos analizando.

Para el país y para la provincia, el cambio más significativo estuvo dado en lo político, con la caída del régimen implementado por el general Juan Domingo Perón, que había terminado dividiendo a la población en dos posturas irreconciliables, caída que se opera al haber provocado el enfrentamiento con la Iglesia Católica -profundamente afirmada en el pueblo argentino- y la consiguiente pérdida de apoyo de las Fuerzas Armadas, que habían constituido las bases más importantes de su poder.

En el orden mundial, se pueden señalar algunos hechos que trascendieron en los años 1954 a 1955, última etapa del Gobierno peronista.

A comienzos de año, se tomaba conocimiento de un avance tecnológico que habría de transformar, más adelante, el mundo de las finanzas y de las comunicaciones: el llamado “cerebro electrónico”, presentado en Nueva York por el departamento de investigación de la firma IBM.

En el mismo país, se botaba el primer submarino de propulsión atómica al que, como era lógico, ha sido bautizado con el nombre de “Nautilus”, haciendo referencia a una nave producto de la imaginación del gran novelista que fue Julio Verne.

En el tema médico, se anunciaba el paso decisivo en el desarrollo de una vacuna antipoliomielítica. La vacuna Salk ha resultado eficaz en el 80 % de los casos.

También en los EE. UU. se desataba la “caza de brujas”, generada por el senador Joseph Raymond McCarthy, empeñado en una campaña anticomunista. Más adelante, el Senado termina destituyéndolo. Para el mes de Marzo, Estados Unidos hacía estallar la más potente bomba de hidrógeno experimentada hasta la fecha.

Graves inundaciones en Argentina, producidas por los ríos Paraná y Paraguay, que dejan unas 30.000 personas sin hogar.

En Suiza, se realiza el campeonato mundial de fútbol, resultando campeón Alemania, que sorpresivamente vence a los favoritos húngaros. Por su parte, Juan Manuel Fangio se consagra por tercera vez campeón mundial de automovilismo.

En el Brasil, se suicida el presidente Getulio Vargas, como consecuencia de haberle requerido su alejamiento del poder una reunión de generales. En Inglaterra, renuncia a su cargo de Primer Ministro, Sir Winston Churchill, a la edad de 80 años. Este genial estadista, se había destacado durante la segunda guerra mundial pero, al término de ella, su partido, el conservador, fue derrotado por los laboristas. Sin embargo, años después el pueblo británico le dio nuevamente su espaldarazo.

La ciencia mundial sufre un golpe significativo, con la muerte del sabio Alberto Einstein, que desarrolló una imponente obra de reflexión sobre física teórica, dando cima a su teoría de la relatividad restringida sobre la inercia de la energía y las leyes cuánticas que rigen la emisión y absorción de la luz, que le permitieron construir, más adelante, la teoría de la relatividad.

El vuelo inaugural de un nuevo modelo de avión, el “Caravelle”, primer avión civil de reacción, construido por Francia, constituyó todo un éxito. El aparato transporta 60 pasajeros y una tonelada de carga. Cubre etapas de 1.500 a 2.000 kilómetros. En Inglaterra, un avión de reacción de esa nacionalidad, “Canberra PR-MK 7”, establece un record al volar, en un viaje de ida y vuelta, entre Londres y Nueva York, en 14 horas, 21 minutos y 45,4 segundos.

La carrera de los vuelos supersónicos se ha iniciado.

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