LA RESISTENCIA PARAGUAYA CONTINUA
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Por mucho que trataran, a los paraguayos les iba a ser extremadamente difícil, si no imposible, sostener su posición, cuando Caxias apretara el puño en torno a Humaitá. Todos en el lado Aliado estimaban que una batalla decisiva era inminente y, en la lejana Buenos Aires, los editores de “The Standard” anticipaban que la campaña por fin estaba a punto de concluir, “posiblemente antes del embarque del correo británico”(1).
(1) “The Standard”, (Buenos Aires), edición del 11 de Agosto de 1867. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Uno podría suponer que, a esas alturas, observadores responsables tendrían que haber aprendido a evitar predicciones tan optimistas. La guerra se había devorado ya muchos vaticinios ingenuos y lo haría una vez más ya que, aunque los Aliados se supieran fuertes y bien situados, los paraguayos estaban lejos de aceptar su derrota.
Cualquier ejército, desde luego, puede ser forzado a la sumisión y, a mediados de 1868, el paraguayo no era una excepción. Muchos en el bando Aliado habían sido partidarios de un duro y constante desgaste, pero ahora que las fuerzas del mariscal lucían tan deterioradas, lo más lógico parecía ser apresurar su derrota, adoptando un método más violento.
Sin embargo, un giro hacia una victoria total, en ese momento, requería confianza política y cohesión, tanto en el Alto Comando como entre las unidades del Ejército Aliado. Caxias aún tenía que construir una solidaridad de tales características. Bartolomé Mitre, como siempre, estaba lleno de elaboradas ideas y estrategias, pero que sus nociones pudieran conducir a un rápido triunfo en Humaitá seguía siendo dudoso para los hombres en el frente.
Y había otra cuestión. Aunque la mayoría de los oficiales y consejeros no lo creyeran posible, algunos sospechaban que López podría continuar la lucha incluso después de que la fortaleza hubiera caído.
- Ajustando el cinturón
El 31 de Julio de 1867, los Aliados tomaron San Solano, una pequeña estancia al norte de Tuyucué, perteneciente a la familia López y recientemente convertida en albergue temporal para civiles desplazados de las Misiones.
Capturar este sitio (que llevaba el nombre del Santo Patrono del mariscal), significaba una excelente oportunidad para acorralar la Fortaleza, por lo cual parecía que un cerco completo sobre Humaitá estaba al alcance de la mano.
Los Aliados, sin duda complacidos por su progreso, observaron una considerable actividad dentro de las líneas paraguayas, con mucho movimiento de hombres y traslado de ganado al Campamento principal. A finales de la tarde, el Mariscal hizo traer dos lanzacohetes y cuatro piezas de campo, que inmediatamente dispararon sobre las nuevas posiciones Aliadas. Varias piezas brasileñas respondieron y el fuego continuó hasta después del anochecer.
Al día siguiente, el general Manoel Luiz Osório envió varias unidades contra estos mismos cañones enemigos, para descubrir que López había retirado las piezas principales y dejado sólo un regimiento de caballería cubriendo la posición.
Los jinetes paraguayos no tenían capacidad de resistir la caballería que Osório lanzó a la refriega, pero no estaban dispuestos a rendirse. No había dudas sobre lo que ocurriría. Ciento veinte paraguayos murieron; otros quince fueron hechos prisioneros; y pequeñas cantidades de armas, municiones y lanzacohetes cayeron en manos Aliadas(2).
(2) “Anglo-Brazilian Times”, (Río de Janeiro), edición del 23 de Agosto de 1867. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Este fue el comienzo de una fase mucho más activa de la campaña, en la cual los Aliados hostigaron a los paraguayos con toda la regularidad que les fue posible. Mitre ya había llegado a Tuyucué. Trajo consigo un plan para la siguiente etapa del avance, que contemplaba un ataque general sobre las líneas enemigas de comunicación entre el Cuadrilátero y Pilar, un pueblo bastante grande, siete leguas al norte, que alguna vez había sido el centro comercial del sur del Paraguay(3).
(3) Mitre a Paz, Tuyucué, 3 de Agosto de 1867, en: “Archivo del coronel, doctor Marcos Paz” (1964), 7: 301-302. La Plata; y, en forma más detallada, Mitre a Caxias, Tuyucué, 5 de Agosto de 1867, en: Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, Rio de Janeiro, lata 312, pasta 33. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Pilar había decaído en importancia desde la construcción de Humaitá en los años 1850, pero era todavía una comunidad significativa que, en la mente de Mitre, podría más adelante convertirse en un lugar seguro para el desembarco de tropas y suministros Aliados. No está claro si Mitre pretendía tomar Pilar en este momento.
Acababa de acomodarse en el nuevo Cuartel preparado para él en Tuyucué; construido con troncos de lapacho y arcilla, tenía poco para halagar la mirada de un poeta, pero era suficientemente espacioso para proporcionarle refugio temporal.
Su presencia y sus planes, sin embargo, ya no eran tomados como fundamentales. Aunque el presidente argentino todavía podía presentarse como el cerebro del esfuerzo de guerra Aliado, ahora el control de facto lo tenía Caxias, tanto en las operaciones del día a día, como en cuestiones más amplias de Comando. Eso incluía la relación con la Flota, un tema particularmente urticante en el Comando Aliado.
El Gobierno Imperial, con sus inclinaciones aristocráticas y mercantiles, hacía tiempo que se había comprometido con una política a favor de la Armada sobre el Ejército en materia de defensa, y Caxias lo sabía. Aunque esta preferencia tenía sentido en la geografía costeña del Brasil, no pasaba lo mismo en la estrategia ofensiva en Paraguay.
Pese a ello, a diferencia de Mitre, quien nunca pudo reconciliarse con este orden de prioridades, el Marqués se propuso esquivar sus aspectos más negativos, haciendo concesiones a los intereses navales cuando tenía espacio de maniobra para ello y sobrepasándolos cuando debía hacerlo.
Por encima de todo, no tenía intenciones de romper sus acuerdos previos con el vicealmirante Joaquim José Ignácio. Mitre aceptó todo esto a regañadientes, por más que lo desconcertaba y enfadaba. Una vez más, presionó para contar con una mayor acción por parte de la Flota y Caxias le prometió todo el apoyo que fuese apropiado(4).
(4) Efraím Cardozo, “Hace Cien Años (Crónicas de la Guerra de 1864-1870)” (1968-1982), publicadas en: “La Tribuna”, 7: 31-33, (13 volúmenes). Ediciones EMASA: Asunción. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
A pesar de sus propias dudas, el Marqués continuó comportándose con deferencia tanto con su subordinado naval como con su superior nominal en tierra. Pero su fortaleza como militar siempre había consistido en su singular lucidez para comprender cada situación. Esta no fue la excepción. Durante este período, la prensa de Europa y los países Aliados dedicó mucho espacio a las supuestas riñas entre los dos Comandantes(5).
(5) Ver, por ejemplo, “Noticias do Rio da Prata”, en: “Diário do Rio de Janeiro”, (Río de Janeiro), edición del 4 de Septiembre de 1867, donde se afirma que el “general Mitre ha sido la única causa de la prolongación de la guerra y el despilfarro de tantos sacrificios brasileños”. “La Tribuna”, (Buenos Aires), dio una enfática, si bien no muy mesurada, respuesta a tales ataques contra el “espíritu guerrero” del presidente argentino en su edición del 8 de Septiembre de 1867. El periódico “El Pueblo”, (Buenos Aires), fue un paso más lejos en su edición del 14 de Septiembre de 1867, señalando que Mitre “puede ser un General de salón, pero [Caxias] todavía no pasó la antesala”. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Lo más probable es que don Bartolo quisiera encontrar una forma honorable de ceder más autoridad al marqués, cuya reputación en el frente había crecido, a la par que la de Mitre había menguado. Ambos hombres se daban cuenta de que cualquier desviación de la práctica establecida debía, de ahí en adelante, partir de los brasileños. Sin embargo, pese a este entendimiento, las maquinaciones e intrigas para la planificación militar y la asignación de responsabilidades eran inevitables.
El 3 de Agosto, Mitre despachó al general uruguayo Enrique Castro con una columna de unos 3.000 jinetes -brasileños y orientales- para explorar los senderos que llevaban al norte, hacia Pilar. Justo después de San Solano, Castro se encontró con 700 paraguayos mal montados y, en una desigual refriega, los hizo retroceder hasta un punto dos leguas debajo del pueblo. Reportó pérdidas enemigas de 150 muertos y 34 prisioneros, mientras que, en su propio Comando, solamente registró un muerto y ocho heridos(6).
(6) “South America”, en: “The Times”, (Londres), edición del 21 de Septiembre de 1867. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Los Aliados presumieron que el mariscal había abandonado la comunidad a su suerte para concentrarse en la defensa de Humaitá, pese a lo cual Castro no avanzó para tomar el lugar que, de todos modos, no tenía forma de mantener(7). En cambio, cortó las líneas telegráficas paraguayas a Asunción en varios puntos y volvió a Tuyucué(8).
(7) Mitre a Paz, Tuyucué, 6 de Agosto de 1867, en: “Archivo del coronel, doctor Marcos Paz” (1964), 7: 303-304. La Plata. En realidad, los paraguayos no habían todavía abandonado Pilar, aunque al final lo hicieron bajo considerable presión algunas semanas más tarde. A mediados de Agosto, sin embargo, era dado por hecho que, tan pronto como los Aliados terminaran sus obras en el frente de Tuyucué, despacharían una fuerte División para tomar Pilar o algún otro sitio al norte de Humaitá y dominarían el río desde ese punto, completando así el cerco y dejando al mariscal enteramente dependiente de sus escasas existencias dentro de las líneas.
(8) Dionísio Cerqueira reportó como un hecho, un relato en el que un oficial brasileño, observando un tendido de cable telegráfico a lo largo del camino, en las inmediaciones de Humaitá, lamentó que no pudiera ser usado por sus tropas ya que, siendo paraguayo, solamente podía transmitir mensajes en guaraní. Ver: Evangelista de Castro Dionísio Cerqueira, “Reminiscências da Campanha do Paraguai, 1864-70” (1948), p. 310. Gráfica Laemmert: Río de Janeiro. Los hombres del mariscal rápidamente reconstruyeron la línea a Asunción por una ruta más segura. Ver: Efraím Cardozo, “Hace Cien Años (Crónicas de la Guerra de 1864-1870)” (1968-1982), publicadas en: “La Tribuna”, 7: 18, (13 volúmenes). Ediciones EMASA: Asunción.
// Todo citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Durante las siguientes semanas, su caballería condujo varias exploraciones y reconocimientos similares que, en conjunto, mantuvieron a las tropas del Mariscal alejadas del campo abierto(9).
(9) Ver, por ejemplo, José Luiz Mena Barreto a Mitre, San Solano, 10 de Agosto de 1867, en: “Archivo del coronel, doctor Marcos Paz” (1964), 6: 230-231. La Plata; y “Teatro de la guerra”, en: “La Tribuna”, (Buenos Aires), edición del 27 de Agosto de 1867. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
El hostigamiento no era exclusivo de uno de los bandos. La distancia entre Tuyutí y Tuyucué era más del doble de la que había entre Tuyutí e Itapirú, y los senderos al norte eran ideales para montar ataques sorpresa. Las provisiones para las Fuerzas Aliadas en Tuyucué eran despachadas -a través de bosques de palmeras- desde el Campamento principal cada dos días, y sus espías mantenían informado al mariscal de estos movimientos y del tamaño de las escoltas de caballería o infantería. López estaba decidido a aprovechar al máximo estas oportunidades.
El 11 de Agosto, una fuerza montada, bajo las órdenes del mayor Bernardino Caballero, preparó una emboscada en un monte entre Tuyutí y Tuyucué. Maestro del ocultamiento, el Mayor organizó el ataque con gran precisión.
Los paraguayos se lanzaron sobre la escolta enemiga disparando sus mosquetes a corta distancia y, cuando las balas quebraron las ramas de los árboles y silbaron cerca de las cabezas de las tropas oponentes, los transportistas Aliados, llenos de pánico, saltaron de sus caballos y corrieron a los bosques del sur. Caballero se hizo de una considerable cantidad de carretas, llenas de suministros, con mínimas pérdidas de su lado, un logro por el cual fue ampliamente recompensado por el mariscal(10).
(10) En “Nupã ha’e chúra cacuaa”, en: “Cacique Lambaré”, (Paso Pucú) predeciblemente se jacta de esta confiscación, señalando -con alguna verdad- que los paraguayos habían capturado cantidades sustanciales de “harina, azúcar, yerba, galleta, cerveza, vino, aguardiente, cognac y gin” y, también, con tremenda exageración, que la nación felizmente celebraba “los 500 cadáveres de macacos dejados como banquete para los buitres”. Ver edición del 22 de Agosto de 1867. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Esta fue sólo una de muchas aventuras similares. En otra ocasión, los paraguayos lograron capturar un rebaño de 800 cabezas de ganado que estaban siendo arreadas exactamente en el mismo monte(11). Y, en otra oportunidad, capturaron una gran cantidad de papel para escribir, artículo que se había vuelto sumamente escaso en Humaitá y Paso Pucú(12).
(11) “Teatro de la guerra”, en: “La Tribuna”, (Buenos Aires), edición del 9 de Agosto de 1867. Este éxito fue celebrado en uno de los grabados más elaborados de “Cabichuí” (ver edición del 16 de Enero de 1868). En otra ocasión, una caravana de diez carretas cargadas con suministros generales y mercaderías de macateros fue asaltada por los paraguayos al mediodía. Ver: “The War in the North”, en: “The Standard”, (Buenos Aires), edición del 14 de Agosto de 1867.
(12) Los saqueadores paraguayos no pudieron llevar el papel inmediatamente al Campamento pero, reconociendo su valor, escondieron la mayor parte entre los arbustos y lo fueron llevando de a poco, en varias incursiones nocturnas durante la siguiente semana. Ver: Juan Crisóstomo Centurión, “Memorias o reminiscencias históricas sobre la guerra del Paraguay” (1987), 3: 21, (4 volúmenes). El Lector: Asunción.
// Todo citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
La misión más inusual se cumplió poco tiempo después, cuando soldados del mariscal llegaron gateando por la noche, tomaron uno de los mangrullos enemigos, mataron a los custodios y trasladaron la estructura completa hasta sus propias líneas antes de que los Aliados se dieran cuenta de lo que había ocurrido(13).
(13) George Thompson, “The War in Paraguay with a Historical Sketch of the Country and Its People and Notes upon the Military Engineering of the War” (1869), p. 224. Longmans, Green, and Co.: Londres. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Mientras tanto, Mitre y los otros Comandantes aliados se ocupaban de la fortificación, construyendo nuevas baterías frente a Tuyucué, para intentar neutralizar los regulares bombardeos enemigos sobre su posición.
El mayor Max von Versen, consciente de la debilidad de las defensas paraguayas, más tarde escribió que los Aliados cometieron un error al no montar un ataque; en vez de avanzar al son de los tambores y rápidamente quebrar la posición enemiga, esperaron a una distancia de una milla y media, mantuvieron un vigoroso bombardeo de más de dos días y prepararon sus propias trincheras.
El marqués de Caxias trató de cortar la comunicación de los paraguayos con Asunción con el despliegue de 10.000 soldados en el flanco Este, en Solano, buscando al mismo tiempo mantener contactos con Tuyutí [pero esto favoreció al Mariscal] y los paraguayos nunca cesaron de apropiarse de varios rebaños de ganado [mientras] López agotaba a los puestos de avanzada del enemigo y perturbaba su transporte de toda clase de suministros(14).
(14) Max Von Versen, “Reisen in Amerika und der Südamerikanische Krieg” (1872), pp. 129-130. Málzer: Breslau. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Los Comandantes aliados, evidentemente, habían decidido sitiar la posición paraguaya, ya que creían que la superioridad de su caballería impediría a López seguir abasteciendo a Humaitá por mucho tiempo más. En el momento indicado, los acorazados del almirante Ignácio avanzarían, forzarían el paso en Curupayty y sellarían el destino de las unidades paraguayas de la costa.
En realidad, incluso entonces la posición paraguaya seguía siendo firme. López pensaba que la maniobra de flanqueo que el Ejército Aliado ya había desarrollado más allá de San Solano, preparaba el camino para un ataque a gran escala contra su izquierda. Al no materializarse ese ataque, tuvo tiempo de reevaluar su distribución, trasladar piezas de artillería desde Curupayty y mejorar la defensa de la Fortaleza.
En las siguientes semanas, sus hombres construyeron una nueva ruta desde Timbó, del lado chaqueño del río, 15 kilómetros al norte de Humaitá, hasta Monte Lindo, pequeño sitio de desembarco, a unos ocho kilómetros de la confluencia del río Paraguay y su tributario oriental, el Tebicuary(15).
(15) George Thompson, “The War in Paraguay with a Historical Sketch of the Country and Its People and Notes upon the Military Engineering of the War” (1869), p. 212. Longmans, Green, and Co.: Londres. En el sitio donde estaba Timbó, actualmente hay un pequeño asentamiento argentino llamado Puerto Bermejo. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Finalmente, el Mariscal ordenó a los civiles -que seguían en el Cuadrilátero- abandonar Humaitá y marchar al norte por esta ruta, lejos del posible ataque Aliado. Mientras tanto, el duro hostigamiento sobre las posiciones paraguayas continuaba sin tregua, con la Armada por una vez liderando el camino. Poco antes de las siete de la mañana del 15 de Agosto, diez acorazados del almirante Ignácio consiguieron pasar río arriba de las baterías de Curupayty.
Los paraguayos les dispararon un tiro tras otro mientras pasaban, pero no recibieron respuesta(16). El comandante del Tamandaré, Elisário Barboza, abrió la ventana de su cabina en un intento de descargar un cañón, pero fue alcanzado por una bomba paraguaya antes de que pudiera disparar. Perdió una pierna como resultado(17).
(16) El reporte semanal de Natalicio Talavera afirmó que los buques brasileños se negaban a responder el fuego por cobardía y que, “a pesar del hecho de que son acorazados, aun así les preocupa la derrota”. Ver: “Correspondencia del Ejército”, en: “El Semanario”, (Asunción), edición del 17 de Agosto de 1867. En realidad, los brasileños actuaron prudentemente ya que, ¿por qué se detendrían enfrente de las baterías paraguayas, donde la Fortaleza enemiga era tan manifiesta? No era temor, sino sentido común.
(17) El mismo disparo dañó tanto el buque, que éste tuvo que ser remolcado río arriba por el Silvado y el Herval, una operación que supuso muchos peligros, ya que fue realizada bajo fuego a discreción de los paraguayos. Ver: “A Passagem de Curupaity”, en: “Jornal do Brasil”, (Río de Janeiro), edición del 15 de Agosto de 1895; Afonso Celso de Assis Figueiredo, Visconde de Ouro Preto, “A Marinha d’Outrora” (1981), pp. 161-163. SDGM: Río de Janeiro; y A. J. Victorino de Barros, “Guerra do Paraguai (O Almirante Visconde de Inhaúma)” (1870), pp. 220-235. Typ. do Imperial Instituto Artístico: Río de Janeiro.
// Todo citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Los cañoneros paraguayos golpearon a los barcos brasileños 246 veces, pero no pudieron hundir ninguno, y el daño infligido fue pronto reparado(18).
(18) “Facts from Brazil”, en: “Daily Picayune”, (Nueva Orleans), edición del 24 de Octubre de 1867; Washburn a Seward, Asunción, 31 de Agosto de 1867, en: National Archives Records Administration, Washington, D.C., M-128, n. 2; y “Breves Apontamentos sobre a Campanha do Paraguai. A passagem do Humaitá. 1866 [sic]”, en: Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, Rio de Janeiro, lata 335, pasta 9. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Después de un paso de dos horas y media, cinco buques de la flotilla soltaron anclas entre Curupayty y Humaitá, mientras otros cinco siguieron río arriba y amarraron detrás de una pequeña isla, frente a la Fortaleza principal, fuera del alcance de sus cañones(19).
(19) “Anglo Brazilian Times”, (Río de Janeiro), edición del 7 de Septiembre de 1867. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
El anarquista francés Elisée Reclus, escribió un artículo a fines de 1867, en el que afirmó que este paso brasileño por Curupayty fue sólo la primera etapa de un plan más ambicioso de ataque y que, al fracasar en hacer el movimiento en el mismo día, el almirante Ignacio había asegurado un “desastre” para los Aliados.
A. J. Victorino de Barros (un muy respetado historiador masón que hizo del estudio de la parte católica de la vida del Almirante la obra de su vida), tildó el argumento de Reclus como una insípida apología de los paraguayos y afirmó, en forma bastante correcta, que no había un plan de avanzar sobre Humaitá en este tiempo(20).
(20) Ver: Elisée Reclus, “La guerra del Paraguay”, en: “Revue des Deux Mondes” (1867), edición del 15 de Diciembre, pp. 934-965. París; y A. J. Victorino de Barros, “Guerra do Paraguai (O Almirante Visconde de Inhaúma)” (1870), pp. 227-231. Typ. do Imperial Instituto Artístico: Río de Janeiro. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
El paso de la Armada por Curupayty levantó la moral de los Aliados y, poco después, el emperador recompensó al almirante Ignácio, ennobleciéndolo como Visconde de Inhaúma(21). Había demostrado -por fin- que sus unidades navales podían moverse a la par que las fuerzas terrestres(22).
(21) “Chronique”, en: “Ba-Ta-Clan”, (Río de Janeiro), edición del 21 de Marzo de 1868.
(22) Entradas del diario del almirante Ignácio del 14 al 18 de Agosto de 1867, en: Guilherme de Andréa Frota, , ed. “Diário Pessoal do Almirante Visconde de Inhaúma durante a Guerra da Tríplice Aliança (Dezembro 1866 a Janeiro de 1869)” (2008), pp. 110-112. Río de Janeiro. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Sin embargo, también tenía motivos de preocupación. Cuando hizo el recuento de los 33 brasileños muertos y heridos, así como de los numerosos agujeros y abolladuras que los paraguayos habían dejado en sus barcos (algunas de las cuales tenían tres pulgadas de profundidad), solamente pudo concluir que pasar Humaitá -de manera similar- sería costoso en extremo(23).
(23) En una de sus típicas muestras de desdén, Washburn menospreció el logro de Ignácio, señalando que “si el Escuadrón hubiera pasado inmediatamente por Curupayty, en una hora habría estado sobre Humaitá y esta guerra podría pronto haber terminado”. Ver: Washburn a Watson Webb, Asunción, 5 de Septiembre de 1867, en: Washburn-Norlands Library, Libermore Falls, Maine. Washburn no era el único estadounidense que criticaba el progreso de la Armada Imperial. El ministro de Estados Unidos en Buenos Aires, general Alexander Asboth, remarcó que, o bien los acorazados brasileños eran de clase inferior, o bien la efectividad de los cañoneros paraguayos era mayor de la que se podía suponer, en comparación con la experiencia estadounidense durante la Guerra Civil. Ver: Asboth a Seward, Buenos Aires, 12 de Septiembre de 1867, en: National Archives Records Administration, Washington, D.C., FM-69, n. 17. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Las pérdidas que había sufrido la Armada eran mínimas en comparación con las de las fuerzas terrestres, pero esto no pareció importarle a Ignácio. Al igual que a los otros Comandantes brasileños (a excepción de Osório), le irritaba estar bajo el Comando de Mitre y se preguntaba, a veces en voz alta, si el presidente argentino estaba conduciendo el conflicto de acuerdo con una agenda oculta, con la intención de ver debilitado al Imperio(24).
(24) En una carta del 3 de Agosto de 1867, Ignácio se preguntaba si el reciente refuerzo argentino de la Isla Martín García no indicaría un plan de aniquilar la Flota brasileña; y, en una misiva similar, escrita el 11 de Septiembre, se preocupaba por inspirar en otros enemigos del Imperio un deseo de intervenir en los asuntos del Plata de una manera que no fuera favorable al Brasil si él arriesgaba un mayor número de buques brasileños en aguas paraguayas. Citado en: Joaquim Nabuco, “Um Estadista do Império: Nabuco de Araújo, Sua Vida, Suas opinhões, Sua época” (1897), 2: 73-76, (2 volúmenes). H. Garnier: Río de Janeiro y París. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
De esta forma, todos los esfuerzos por lograr que los soldados argentinos odiaran a los paraguayos quedaban opacados por los hechos que hacían a los hombres de Buenos Aires y de las pampas odiar la guerra.
En términos estratégicos, el logro de Ignácio era significativo. Volvió insostenible la posición paraguaya de Curupayty, dejando al mariscal pocas opciones más que ordenar, al coronel Paulino Alén, abandonarla con la mayor parte de la tropa y dirigirse al norte hasta Humaitá. Allí Alén se ocupó de Comandar la guarnición (y comenzó a beber, hasta tener serios problemas con el mariscal y con sus camaradas oficiales). Dejó atrás una mínima fuerza bajo las órdenes del capitán naval Pedro Victoriano Gill, sobrino del general Barrios(25).
(25) Efraím Cardozo, “Hace Cien Años (Crónicas de la Guerra de 1864-1870)” (1968-1982), publicadas en: “La Tribuna”, 7: 61, (13 volúmenes). Ediciones EMASA: Asunción; Juan Bautista Gill Aguinaga, “El capitán de navío Pedro V. Gill”, en: “Revista Nacional de Cultura” 1: 1 (1957), passim. Asunción. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Más allá de su supuesto éxito, Ignácio había dejado su flotilla mal situada en Curupayty, desligada de sus bases de suministro en Corrientes y Paso de la Patria. Sin carbón suficiente, sus opciones para hacer mayores avances a lo largo del río eran limitadas(26). Algunas provisiones eran transportadas hasta en canoas y a través de un enmarañado camino que los Aliados habían abierto en el lado chaqueño del río(27).
(26) Théodore Fix, “Conférence sur la Guerre du Paraguay” (1870), pp. 57-58. Tanera: París; Asboth a Seward, Buenos Aires, 26 de Agosto de 1867, en: National Archives Records Administration, Washington, D.C., FM-69, n. 17; “Teatro de la Guerra”, en: “La Tribuna”, (Buenos Aires), edición del 20 de Agosto de 1867; y Efraím Cardozo, “Hace Cien Años (Crónicas de la Guerra de 1864-1870)” (1968-1982), publicadas en: “La Tribuna”, 7: 177-178, (13 volúmenes). Ediciones EMASA: Asunción (que menciona que los marineros brasileños se vieron forzados a cortar leña en el Chaco, por falta de carbón).
(27) “The War in the North”, en: “The Standard”, (Buenos Aires), edición del 4 de Septiembre de 1867. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Pero el Almirante necesitaba suministros en cantidades mucho mayores, lo que significaba que tendría que esperar hasta que las fuerzas terrestres reiniciaran su avance. La Armada Aliada dedicó entonces muchas semanas a bombardear “espirituosamente” la Fortaleza. Los cañoneros brasileños se hicieron aún más duchos en aclarar sus ojos en medio de la bola de humo que llenaba los compartimentos de sus barcos. El estruendo de sus cañones retumbaba sin misericordia en sus oídos y hacía temblar casas hasta en Corrientes(28).
(28) “The War in the North”, en: “The Standard”, (Buenos Aires), edición del 25 de Agosto de 1867. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Aun así, el daño que lograban causar era mínimo, excepto por los ladrillos de la capilla, la única estructura en Humaitá claramente visible desde su posición. Más que como blanco, sus campanarios se ofrecían como modelo para el lápiz de un artista, ya que conjugaban perfectamente la vanidad del mariscal, el coraje de sus soldados y la desesperación de su pueblo.
Los cuatro acorazados más avanzados todavía no habían avistado las baterías menores “a la barbeta”, ni las fortificaciones más pesadas encima de la Batería Londres. Por otra falla del sistema de inteligencia, los Aliados no sabían que la Guarnición paraguaya se había reducido a 2.000 hombres, custodiando una docena de edificios.
No obstante, estas tropas todavía podían contestar las aproximaciones desde el río con piezas que Alén había traído desde Curupayty. La mayor parte de la artillería había sido enviada al Este, para resistir a Mitre y a los brasileños en Tuyucué.
Un número importante de cañones no estaba disponible para su uso contra los acorazados, pero el paso por el río seguía siendo, pese a todo, peligroso. Todavía había “torpedos” flotando en el agua, y la cadena que los hombres del mariscal habían extendido a través del río, desde Humaitá hasta el Chaco, dificultaba la navegación aún más.
La mala ubicación de los barcos Aliados en relación con Paso de la Patria, causó algunas renovadas fricciones entre los Comandantes aliados. Ignácio escribió a Caxias, el 23 de Agosto, para señalar que necesitaría más provisiones si iba a forzar el paso en Humaitá y que, si no podía obtener al menos alguna ayuda inmediata, no podría mantener su situación arriba de Curupayty. E incluso, si llegaban esas provisiones -indicó- una retirada a Paso de la Patria podría ser necesaria(29).
(29) Ignácio a Caxias, frente a Curupayty, 23 de Agosto de 1867, en: Efraím Cardozo, “Hace Cien Años (Crónicas de la Guerra de 1864-1870)” (1968-1982), publicadas en: “La Tribuna”, 7: 64-65, (13 volúmenes). Ediciones EMASA: Asunción. Ver, también, Mitre a Arturo Silveira de Mota, Buenos Aires, Octubre de 1869, en: “La Nación Argentina”, (Buenos Aires), edición del 11 de Noviembre de 1869 (en la cual el ex presidente argentino recapitula sus frustraciones con Ignácio y Caxias por el lento progreso de la Armada). // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Con todos sus bueyes y mulas empleados en transportar provisiones de Tuyutí a Tuyucué, el Marqués no tenía forma de incrementar el flujo a través de los senderos del Chaco para ayudar a Ignácio. Incapaz de satisfacer el requerimiento del Almirante, y convencido de que hacía poca diferencia para la ofensiva general, Caxias ordenó a los acorazados navegar río abajo y retornar a su posición previa.
Razonó que un retiro temporal supondría pocos inconvenientes, debido a que los paraguayos ya habían retirado sus cañones de Curupayty y ya no amenazaban el paso de la Flota. Ignácio podría reanudar sus operaciones contra las baterías fluviales del mariscal una vez que se reabasteciera de carbón, municiones y comestibles.
El tiempo, sin embargo, no estaba del lado del Almirante. Cuando el mariscal descubrió que los acorazados no atacarían Humaitá, mandó llevar de nuevo a Curupayty varios de los cañones que recientemente había retirado. Esto tuvo el efecto de encajonar los buques de Ignacio y confirmar las preocupaciones de Mitre de que se había perdido un tiempo irreparable(30).
(30) Antonio Sousa Junior, “Guerra do Paraguai” (1985), en: Sergio Buarque de Holanda, ed., “História Geral da Civilização Brasileira”, 2: 4: 307. Difel: São Paulo. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Quizás la posición de Curupayty no era tan insostenible, después de todo. Caxias había discutido el problema de la Flota con el presidente argentino en varias ocasiones, pero dar la orden de retirada sin consultar a su superior era una violación de la cortesía militar, y Mitre no se sintió feliz al enterarse.
La noche del 26 se reunió con el Marqués para quejarse y recibió como calmada respuesta que debería circunscribirse a su papel dentro de la Alianza y recordar que las cuestiones concernientes a la Armada caían bajo la exclusiva jurisdicción de los brasileños. Este era, de hecho, un asunto discutible. Mitre tenía todo el derecho a demandar una apropiada subordinación de sus Comandantes, sin excepción de Caxias(31).
(31) Caxias a Mitre, Tuyucué, 26 de Agosto de 1867, en: Bartolomé Mitre, “Archivo del General Mitre” (1911), 4: 281-282, (28 volúmenes). Diario “La Nación: Buenos Aires. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
En ese momento, parecía que el orgullo herido de un molesto republicano argentino chocaba con la innata arrogancia de un aristócrata brasileño, y no estaba claro quién retrocedería primero. Ninguno lo hizo. Ambos hombres salieron de la reunión a considerar las palabras que habían intercambiado. Nunca habían sido amigos, pero se respetaban en muchos sentidos y debieron sentirse preocupados por la fricción que crecía entre ellos.
Al día siguiente, el presidente envió al Marqués otra nota, para clarificar sus razones para oponerse a un retiro naval, incluso si sólo era temporal. Ya había tomado demasiado tiempo cumplir los objetivos en el río: ¿por qué debería contemplarse ahora una vuelta atrás, aunque fuese momentánea?, preguntó Mitre.
El presidente argentino no era alguien acostumbrado a disimular. No hay razones para dudar de la razonabilidad de sus argumentos, aunque estaban probablemente más basados en su resistencia a admitir ninguna debilidad frente al marqués que en su fe en la Alianza.
Caxias había anticipado este mensaje y, conociendo la elocuencia de Mitre (y su propia posición de fuerza), decidió concederle la razón en ese punto. Cuidadosamente, le respondió que su orden a Ignácio no fue más que una sugerencia y que no tuvo carácter imperativo. Esto -declaró- debería satisfacer a Su Excelencia, ya que la Flota podría permanecer donde estaba(32). Y por un tiempo lo hizo.
(32) Caxias a Mitre, Tuyucué, 28 de Agosto de 1867, en: Bartolomé Mitre, “Archivo del General Mitre” (1911), 4: 286-289, (28 volúmenes). Diario “La Nación: Buenos Aires; Tasso Fragoso comenta que Caxias compuso una respuesta más elaborada al presidente argentino, el 24 de Diciembre de 1867, en la cual el Marqués citó muchos casos de la recientemente concluida Guerra Civil de los Estados Unidos que contradecían la visión de Mitre sobre tácticas navales; cuando envió una copia de esta misiva a funcionarios en Río de Janeiro, dejó de lado su usual decoro y afirmó que muchas de las teorías de Mitre, “no estaban de acuerdo con la práctica de la guerra y otras habían sido completamente rebatidas”. Ver: Augusto Tasso Fragoso, “História da Guerra entre a Tríplice Aliança e o Paraguay” (1957), 3, 385-389. Biblioteca do Exército: Río de Janeiro. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Mitre estuvo lejos de quedar satisfecho con la situación. La nota del Marqués no mencionaba ninguna acción contemplada contra Humaitá y dejaba cuestiones de Comando sin resolver. No obstante, en vez de enredarse en una indecorosa competencia de gritos, prefirió remitirle por escrito, sus puntos de vista, el 9 de Septiembre.
Este extenso Memorándum, que solamente fue publicado a principios del siglo XX, irradiaba frustración. Enumeraba todos los obstáculos que había encontrado por parte de la Armada desde los tiempos de Tamandaré.
Afirmaba que nunca había existido un impedimento real que justificara la negativa de la Flota a pasar Humaitá y que, de hecho, era incuestionable que había llegado el momento de hacer ese avance, ya que los paraguayos habían trastrabillado rotundamente desde Julio y tenían todavía que erigir una defensa consistente, fuera en la Fortaleza, fuera más cerca de Tuyucué.
Subrayó, además, que, como Comandante en Jefe, él siempre había apoyado una coherencia total entre los Ejércitos y la Flota y que, por lo tanto, podía reclamar autoridad sobre los buques de guerra Aliados de la misma manera que sobre las unidades militares en tierra(33).
(33) Mitre a Caxias, Tuyucué, 9 de Septiembre de 1867, en: Bartolomé Mitre, “Archivo del General Mitre” (1911), 4: 281-282, 4: 289-292, (28 volúmenes). Diario “La Nación: Buenos Aires. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
A juzgar por la larga carta que Caxias dirigió al Ministro imperial de Guerra, el 11 de Septiembre, el Marqués estaba enfurecido por la muestra de arrogancia de Mitre, que parecía sentir verdadero placer ante la idea de que buques brasileños fueran estropeados por los cañoneros del mariscal. Caxias argumentó que el Imperio había evitado usurpaciones de las Repúblicas vecinas, debido a que mantenía una Armada formidable, pero que la táctica sugerida por el presidente argentino, con seguridad causaría muchas pérdidas irreparables a la Flota. Brasil tenía que pensar en sí mismo(34).
(34) Efraím Cardozo, “Hace Cien Años (Crónicas de la Guerra de 1864-1870)” (1968-1982), publicadas en: “La Tribuna”, 7: 116-117, (13 volúmenes). Ediciones EMASA: Asunción. // Citado por Thomas L. Whigham. “La Guerra de la Triple Alianza (danza de muerte y destrucción)” (Diciembre de 2012), volumen III. Ed. Taurus (Taurus es un sello editorial del Grupo Santillana). Asunción.
Todo esto podría haber ocasionado una ruptura abierta entre los dos Comandantes, pero ninguno era tan impetuoso como para permitir que eso ocurriera, con independencia de lo que expresaran en su correspondencia privada con ministros de Gobierno. Caxias todavía contaba con la mejor carta y, ambos hombres, estaban plenamente conscientes de ese hecho(35). Además, había temas militares más urgentes que considerar, así como rumores de posibles negociaciones de paz con los paraguayos.