Cuando la política se hace ficción
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En la elección para gobernador y vicegobernador de 1877, imperaba la Constitución aprobada en 1864. Al ser reformada la Constitución Provincial de Corrientes en dicho año, se estableció que, en adelante, el gobernador sería elegido por una Junta Electoral.
La independencia de los Poderes del Estado quedó mejor garantida con el principio de la incompatibilidad de los cargos desempeñados en ellos. La Cámara Legislativa perdió la atribución de nombrar gobernador, pasando ella a una Junta de Electores, igual al número de Diputados elegidos directamente por el pueblo. Esta se establecía al fin de cada período gubernativo, cuyos Poderes caducaban llenado que fuere su mandato.
Sancionadas las reformas de la Constitución, entró a producirse el nombramiento de gobernadores por designación de una Junta o Colegio de Electores, designándose al mismo tiempo a un vicegobernador. Así, la facultad de elegir gobernador pasó de la Cámara Legislativa a una Junta Electoral, compuesta por Electores, elegidos en igual número que los Diputados, que cesaban una vez cumplido su cometido.
Cabe recordar que, en 1864, creóse el puesto de Vicegobernador para los casos de enfermedad, ausencia, muerte, renuncia, destitución o inhabilidad del gobernador. Con esta reforma constitucional se estableció que el gobernador y vicegobernador serían consagrados por elecciones de segundo grado, por lo que el número de votos determinaba el número de electores de cada partido para formar el Colegio Electoral, cuyo número de miembros debía ser igual al de la Cámara de Representantes(1).
(1) A lo largo de la historia de Corrientes, el Colegio Electoral fue el centro de tratativas y negociaciones entre los distintos partidos para consagrar una determinada fórmula gubernativa, que generalmente no era la mayoritaria, ya que ningún partido lograba por sí solo la cantidad de electores necesarios para su fórmula. El sistema rigió hasta la reforma constitucional de 1993. Las reformas sancionadas entraron a regir a partir del 1 de Marzo de este último año. Se suprimió la elección indirecta de segundo grado de los gobernantes (que regía desde 1821), así como ciento veintinueve años de Colegio Electoral, suplantando este régimen por el sistema de doble vuelta o ballotage entre las fórmulas más votadas, si una de ellas no lograba el 50 por ciento, más un voto, en la primera convocatoria.
Para ser Elector se requerían las mismas calidades que para ser Diputado Provincial. No podían ser Electores los eclesiásticos seculares y los regulares, ni tampoco los encausados criminalmente, los infamados por sentencia, los que fueron declarados en bancarrota y los afectados de imposibilidad física o mental. También se prohibía ser Elector a los empleados a sueldo de los Poderes Ejecutivo y Judicial, tanto de la Provincia como de la Nación, ni los miembros de la Cámara de Representantes.
La Constitución de 1864 también rezaba que los Electores gozaban de las mismas inmunidades que los Diputados, desde el día de su elección hasta el de su cese y que la Junta de los Electores debía ser elegida cuarenta días antes que termine el período del gobernador y debía reunirse en la Capital veinte días antes de este término, para proceder a la elección.
El presidente de la República, Nicolás Avellaneda, seguía atentamente la situación política correntina y tenía esperanzas de que el acto electoral transcurriera por los carriles normales, sin saber lo que se proponían los liberales.
Para tratar de hacer realidad las esperanzas de Avellaneda, el gobernador del Chaco, teniente coronel Pantaleón Gómez, reunió el 14 de Noviembre a los presidentes y secretarios de los clubes Nacional (autonomista) y Constitucional (liberal), a los cuales -aparentemente- logró poner de acuerdo para que se garantizara el orden en los comicios y la libertad de sufragio.
Al expresar su conformidad con las bases acordadas, el doctor Manuel F. Mantilla dijo que, mediante ese arreglo, el partido que resultase vencido no habría de protestar, teniendo que conformarse con su suerte; y que era tal su satisfacción que, desde luego, deberían cesar los rencores del partidismo(2).
(2) Periódico “La Verdad”, edición del 18 de Noviembre de 1877. // Citado por Antonio Emilio Castello. “Historia Ilustrada de la provincia de Corrientes” (1991). Ed. Plus Ultra, Buenos Aires.
Pero, el 16 de Noviembre, fecha de los comicios, fue de verdadera guerra en la provincia y, como no podía ser de otra manera, al haber Mesas paralelas receptoras de votos, los dos bandos se atribuyeron el triunfo. Los liberales acusaron de fraude al oficialismo y al gobernador del Chaco de haber actuado de mala fe.
- El día de las elecciones
La plaza en que debía tener lugar la elección, fue ocupada en la madrugada del 16 de Noviembre de 1877 por el Guardia Provincial y el Cuerpo de Vigilantes, acantonándose tropa en algunos edificios de ella; el Jefe de Policía, Rafael Gallino(3); los Ayudantes del gobernador, Solís y Maidana; el Inspector de Armas, Ramón Acosta; los Comisarios de Policía, Romero, Núñez, González, Alvarez, Toledo y Noguera; el primer Jefe de la Gendarmería, Avila; el del Detall, Lovera; al frente, cada uno, de grupos pequeños, concurrieron al atrio de la Iglesia del Rosario(4), lugar de la elección, desafiando con “mueras” y otros insultos a la oposición.
(3) Rafael Gallino era el hermano de Antonio Bautista Gallino, quien será el 27mo. gobernador constitucional propietario de Corrientes. Rafael, como legislador, llegará a quedar a cargo provisoriamente del Poder Ejecutivo desde el 3 de Octubre de 1880 hasta el 25 de Diciembre de ese año, día en que hará entrega del P. E. a su hermano. Estará casado con Josefina Hardoy. En tiempos de estos sucesos, Rafael tenía 43 años. Los liberales no lo querían, ya que -según sus acusaciones- “fue un exaltado partidario” de Francisco Solano López, cuando las Fuerzas de éste ocupaban Corrientes, en 1865. Mantilla recordará que “en un banquete dado en celebración del nacimiento del tirano, pronunció el siguiente brindis, disparatado pero significativo:
“‘Señores:
“‘Deseoso de hacer una pequeña manifestación de simpatía al Exmo. Sr. Presidente del Paraguay, hoy día de su natalicio, he tomado la palabra careciendo de este don; por consiguiente, seré breve, ofreciendo únicamente un brindis a la salud de este hombre, que tan bellas esperanzas ofrece a nuestra patria.
“‘Señores:
‘”Brindo a la salud de ese hombre que a la lid nos guía, y que presuroso a nuestra libertad existe, hoy debemos a él cuánto existe, nuestra libertad, nuestro ser, nuestra armonía’”
(“El Independiente”, Nro. 132, edición del 27 de Julio de 1865). // Citado por Manuel Florencio Mantilla. “Resistencia Popular de Corrientes. 1878” (1891). San Martín, Escuela de Artes y Oficios de la provincia de Buenos Aires. Editor.
(4) A diferencia de otras ciudades coloniales, donde el crecimiento era radial, teniendo como centro la Plaza Mayor, la existencia de otra plaza, como la Plaza del Mercado, fue generando un crecimiento diagonal hacia el Este de la ciudad de Corrientes, tomando como eje de ese crecimiento la actual calle Junín. Hacia 1836, se delineó la plaza San Juan Bautista o Plaza del Piso (hoy Plaza Cabral), por disposición de Pedro Juan Ferré, quien ordenó comprar, a Juana María Alvarez, un terreno frente a la plaza, para la construcción de un nuevo templo, que primero sería la capilla de San José y luego el de Nuestra Señora del Rosario, actual Catedral. La formación de la Plaza del Piso, significó una primera y trascendente transformación, al agregar la función del mercado y generar un nuevo centro de atracción y tensión urbana. Sin dudas que ello propició un desarrollo de la zona, hasta entonces periférica, y facilitó la caracterización de la actual calle Junín como vía de actividad comercial, aunque esta vocación recién se vislumbrará con nitidez, en los últimos años del siglo XIX. La conformación del eje comercial de la calle Junín, significó, a la vez, la primera expresión de una zona de actividades terciaria concentradas, aún cuando todavía mantendría la integración a los usos residenciales, que recién se revertiría en las últimas décadas del siglo XIX.
Según el partido opositor, el movimiento de tropas era violatorio del acuerdo celebrado la noche anterior al de los comicios, entre comisionados de uno y otra facción.
El gobernador del Chaco, Pantaleón Gómez, había ofrecido -espontáneamente- su intervención, para impedir la efusión de sangre y hacer tranquila la elección del siguiente día que -según las apariencias- iba a ser una verdadera batalla; los liberales, aceptaron la oferta, confiados en que, por su alto carácter, sería imparcial.
Reunidos, en consecuencia, representantes de uno y otro partido, en la casa-habitación de Ramón Lusbin -donde paraba Gómez- presentaron los liberales, por orden, estas dos proposiciones, como medio de hacer tranquilo el acto:
1ro. - Formación de Mesa Primaria mixta, cuyo presidente sería designado a la suerte; y
2do. - Nombrar una Comisión mixta, presidida por el Gobernador del Chaco, encargada de contar el número de votantes de cada parte, en la inteligencia de que, si resultasen con mayor número los autonomistas, formarían ellos la Mesa Escrutadora y, si fuese la oposición, daría Mesa mixta.
Las nuevas proposiciones fueron rechazadas por Gómez.
Entonces, se convino echar a la suerte quiénes debían comenzar la votación, y se nombró comisionado fiscalizador de la legalidad y tranquilidad del acto al propio gobernador Gómez.
El día de las elecciones llegó con las expectativas del caso; los partidarios de los dos Clubes, desde muy temprano, se agruparon para formar las filas correspondientes para emitir su voto, tal lo acordado.
Debido al acuerdo arribado, la Mesa Electoral de la ciudad Capital, además de las autoridades elegidas de conformidad a la ley, estuvo constituida por un representante de cada Club, más la presencia del garante del acuerdo firmado, que fue el gobernador del Territorio del Chaco, Pantaleón Gómez.
Se innovó -en esta oportunidad- la presencia de los representantes de las agrupaciones que participan en la elección, como así también la manera en que los vecinos manifestaban su voto; estos se acercaban a la Mesa Escrutadora en filas diferenciadas por Clubes, a los que pertenecían, sufragando en forma alternada y consecutiva; iniciando el acto dos ciudadanos del partido que le tocase en suerte, para continuar luego de cuatro en cuatro por vez.
Hubo un primer reclamo hecho a Gómez por la presencia de la fuerza pública y la actitud asumida por empleados militares y civiles. Gómez hizo caso omiso.
Denunciósele luego que el gobernador de la provincia (José Luis Madariaga) se encontraba a media cuadra del atrio, en la casa de José Bosano, Cuartel General de los gubernistas, repartiendo dinero y caña y dando órdenes como Primer Magistrado. Gómez tampoco escuchó ese reclamo.
El ambiente no era calmo en el verdadero sentido de la palabra. Las protestas de la oposición caían en saco roto y se tuvo la sensación de que el “fiscalizador” se había tornado derquista en el terreno.
Los comicios adolecieron de las consabidas fallas, comportadas por la ley local, que no era mejor ni peor que las existentes en las demás provincias. En la Capital, donde actuó de juez el gobernador del Chaco -a pedido de las dos partes y aún de Avellaneda- dijo, dicho funcionario, que los sufragantes se condujeron con corrección,
“emitiendo tranquilamente -sin bullicio, sin desorden y hasta sin altercados- todos los votos que les fue posible presentar en las cinco horas fatales y en la única Mesa que esa malísima ley habilita en una ciudad que puede presentar y presentó en aquel acto, más de mil ciudadanos intachables”(5).
(5) Pantaleón Gómez. “Engaños pérfidos y errores trascendentales (Exposición de hechos y pruebas presentada a los partidos Nacional y Autonomista)” (1878), p. 16. Ed. “El Nacional”, Buenos Aires. // Citado por Luis H. Sommariva. “Historia de las Intervenciones Federales en las Provincias” (1931), tomo II, capítulo XIII: “La Conciliación”. Ed. El Ateneo, Buenos Aires.
La Mesa, llamaba por riguroso orden alternativo a los afiliados de una y otra agrupación, de modo que el triunfo podía depender del último voto que se depositara. Ganaron los autonomistas por dos sufragios; y los liberales arguyeron que ello se debía a que el gobernador del vecino Territorio, ¡¡¡adelantó su reloj en un minuto!!!
Ese fue el grito de guerra...
La recepción de sufragios -para la formación de la Mesa Escrutadora- fue cerrada antes de la hora fijada por la ley, para que no votasen los de la oposición, a quienes tocaba el turno, y tuviesen mayoría.
A esta acusación -piedra angular de las demás- se sumaron otras como que habían sido recibidos como válidos votos de extranjeros, de no domiciliados en la Capital, de soldados disfrazados de individuos que ya habían sufragado, sin que ante los reiterados reclamos de la oposición hiciera nada Gómez.
“Lo que estamos presenciando -le dijo el doctor Tomás Luque, redactor del periódico “La Campaña”- es una traición indigna que, si no fuera nuestra palabra empeñada, la castigaríamos inmediatamente”.
Pero la imputación final fue la más grave: acusaron a Gómez de haber “sido llamado por su amigo Derqui para asegurarle el triunfo”, basando la denuncia en palabras que el mismo gobernador del Territorio del Chaco habría manifestado.
Acusaron a Gómez que “durante toda la elección autorizó los escándalos que tenía el compromiso de honor de impedir y, no obstante, el resultado neto del escrutinio, sin depuración de los votos falsos, fue de 265 por el Partido Liberal y 267 por el poder, quedando sin sufragar 335 liberales, lo que importaba, cívica y numéricamente, la derrota del Poder pues, constatada la incapacidad de tres votantes aceptados -y eran más de cincuenta- quedaba la oposición con mayoría”(6).
(6) Citado por Manuel Florencio Mantilla. “Resistencia Popular de Corrientes. 1878” (1891). San Martín, Escuela de Artes y Oficios de la provincia de Buenos Aires. Editor.
Los liberales formalizaron su protesta en la misma Mesa Electoral. En la noche de la elección, las noticias y los votos llegan de toda la provincia. Pero cuando se cuentan los votos, los resultados son inciertos. La elección siguía sin definirse, no se sabía quién iba a ser el nuevo gobernador. Hasta es presumible que en los pueblos de campaña los comicios no superasen a los de la Capital.
En la mañana después de la elección no estaba muy claro quién ganó. Los conteos de la mayoría de los Departamentos estaban en disputa: ¿Derqui o Cabral? Y ambas partes afirmaron haber ganado esos Departamentos para sus candidaturas. Así que había gran confusión, incertidumbre, muchos discursos políticos, mucha retórica y política acalorada.
Sin un claro ganador, los correntinos comenzaron a entrar en pánico, a asustarse y los rumores empiezan a surgir y difundirse. Era una situación sin precedentes. Algunas personas dijeron que si Cabral no tomaba posesión, una guerra se desencadenaría. La gente hablaba de una nueva guerra civil. Al gobernador Madariaga llegó el rumor de que miles de hombres se volcarían hacia la Capital. La orden inmediata del Primer Mandatario fue alistar tropas para repeler cualquier tipo de insurgencia y defender la capital. Se debía mantener la paz a cualquier costo. Así, José Luis Madariaga se enfrentó a su última crisis política y ahora necesita encontrar la forma de evitar que la provincia se desmorone y caiga a pedazos.
Sea lo que fuere, recibieron sus diplomas dieciocho Electores autonomistas y siete liberales.
Como es dable observar, fue una elección atípica para la época. Varios eran los pasos para el desarrollo de una elección que se pretendía sea controlada. Todo empezaba con la confección del Registro Cívico -más allá de los reglamentos, muchas veces se confeccionaba apenas un día antes de la elección- y la selección de las autoridades de las Mesas Escrutadoras.
Una vez comenzado el comicio, podían ocurrir desde las más conocidas acciones violentas generalizadas, hasta los métodos más pacíficos de manipulación del voto. En esta instancia, los caudillos electorales mantenían su papel central: ofrecían servicios, pactaban acuerdos, movilizaban electores. Solían ocupar puestos de gobierno de poca importancia, pero su lugar en el proceso electoral era clave.
En general, los ciudadanos inscriptos en el Registro Cívico iban a votar en grupos, según su afinidad. Las boletas (si la elección se implementaba mediante boletas) se entregaban a los electores poco antes de ir a votar.
Muchas veces el número de votantes excedía la cantidad de inscriptos en el Registro, ya que se usaban nombres de ausentes, fallecidos o de personas que debían sufragar en otro distrito, pudiendo así votar dos o más veces. Luego el juez de elección era quien debía otorgar legitimidad a un comicio, lo cual ocurría según sus simpatías o lealtades.
Las actas de clausura del comicio o “balurdo electoral” (como las llamaban los bonaerenses), eran confeccionadas una vez que las autoridades de Mesa habían recontado los votos, terminada ya la elección.
Más allá de este relato, en la ciudad de Corrientes, en Noviembre de 1877, el proceso fue distinto. En las primeras horas del día, y en las cinco horas de duración del comicio, la situación fue tensa, pero contenida. El llamado por orden alternativo contuvo las pasiones, pero en el último minuto final se desató la tormenta.
Más allá de si Pantaleón Gómez adelantó el cierre de la elección o no, el sistema adolecía de ese grave problema. El voto era cantado, con boletas. Hubo interferencias en los votos de cada elector, por cuestiones específicas como los votos de extranjeros o de soldados disfrazados (Mantilla da testimonio de cincuenta reclamos en este sentido) pero la diferencia final de votos, que iba a despertar resentimiento, necesariamente iba a terminar en disputa.
- La construcción republicana
Ante de entrar de lleno en el conteo de los electores elegidos y de la violencia desatada en consecuencia, conviene ilustrar la etapa institucional en estudio.
En 1853, con la aprobación de la Constitución Nacional, comenzó el lento y conflictivo proceso que llevaría a la organización del Estado unificado, bajo las formas de un régimen republicano y repesentativo, sostenido en el principio de soberanía del pueblo.
Si bien los enfrentamientos armados siguieron siendo prácticas usuales y comunes de la vida política, las elecciones mantuvieron su lugar central en tanto eran reconocidas como la legítima vía de acceso a los cargos de gobierno.
¿Quiénes eran los ciudadanos del nuevo Estado constituido a partir de 1853? ¿Cuáles fueron las vías de vinculación entre los integrantes del pueblo y la vida política?
Se partió de una noción relativamente amplia de ciudadanía, que se introdujo después de la Independencia. La Constitución de 1853 unificó las normativas electorales y constitucionales provinciales y dio lugar a la institucionalización del voto como un derecho para todos los varones adultos nacidos o naturalizados argentinos. El sufragio universal masculino ser halla en el origen del Estado Nacional.
Igualmente, se mantuvieron y desarrollaron otras vías de participación política y de vinculación entre los ciudadanos y el Gobierno: junto con el voto, fueron importantes la opinión pública y las armas.
La vida política no se limitó a la práctica electoral, cuyos fundamentos -los principios representativo y de soberanía del pueblo) resultaban muchas veces demasiado abstractos y difíciles de comprender para muchos sectores de la población.
Por otra parte, tampoco resultaba el mecanismo más apropiado para reclamar intereses específicos. De allí que los espacios de manifestación de la opinión (asociaciones, movilizaciones o periódicos, por ejemplo) así como la participación en las milicias, en las guerras y en las insurrecciones funcionaron como otras tantas dimensiones constitutivas de la política, de la República y de la propia ciudadanía.
La Constitución Nacional definió al ciudadamo mientras que las leyes electorales desarrollaron especificaciones en torno a los votantes, el sufragio y a los mecanismos instrumentados para el acto electoral. Ninguna de estas leyes puso en duda la universalidad del voto masculino, impugnándose aquellas elecciones o reglamentaciones provinciales que no lo contemplaran.
A su vez, el voto era público, es decir, no secreto como sí lo fue a partir de 1912. Esto tenía un justificativo: se consideraba a cada ciudadano responsable de su elección y no tenía por qué ocultarse. Votar no era obligatorio; se consideraba un derecho y no un deber.
La participación en las elecciones era un acto colectivo. La mayoría de los electores no se relacionaban individualmente con el proceso electoral y aquí los Clubes Políticos ocuparon un lugar central. En aquellos años no existían partidos organizados y con identidades firmes como los conocemos hoy, aunque sí eran fuerzas capaces de movilizar mucha gente.
Luego de 1853, estas organizaciones, que funcionaban en las provincias, buscaron tener alcance nacional y definieron ideas específicas sobre la República, sus relaciones internas o el lugar del Poder Central en relación con las provincias. Nos referimos, por ejemplo, al Partido de la Libertad, liderado por Bartolomé Mitre, que consiguió muchos adeptos en Corrientes y otras provincias -como Santiago del Estero o Tucumán- e intentó conducir desde Buenos Aires el proceso de organización nacional.
El Partido Autonomista porteño se mantuvo en los límites provincioales y defendió hasta las últimas consecuencias la autonomía bonaerense. Sin embargo, durante la década de 1870, la vinculación de Adolfo Alsina -su principal líder- con Nicolás Avellaneda, llevó a la creación del Partido Autonomista Nacional (PAN), apoyado por importantes grupos políticos provinciales.
Ninguno cuestionaba la República como sistema político ni la estructura representativa y liberal sobre la que ésta se edificó. Las tensiones se referían a la definición de las relaciones entre el Poder Central y las provincias, los liderazgos provinciales o regionales, o aspectos formales del ejercicio del poder.
En general, estos espacios no representaban a un sector económico o social en particular; articulaban a gran cantidad de sectores sociales, sobre todo, al momento de la elección. Más allá de esto, en provincias como Corrientes, estos Clubes Políticos tuvieron una clara identificación con redes familiares que se proyectaron por largos años en el quehacer político provincial, por ejemplo, los Pampín.
- Se inicia la violencia
Dado el Acuerdo firmado entre los Clubes en pugna, cabe inferir que el número de votantes fue muy equilibrado para uno u otro bando. Si en la Capital votaban de dos en dos o de cuatro en cuatro en esas cinco horas que duraba la elección, cabe estimar que la diferencia iba a ser mínima. Y efectivamente fue así: 167 para los autonomistas; 165, para los liberales.
La piedra del escándalo en la Capital fue el minuto final del comicio, ya que quien terminara votando último sería el ganador y se llevaría los dos Electores del distrito. Pero la diferencia sustancial se marcará en el Interior de la provincia, con comicios envueltos en escándalos, que no pudieron ser superados.
En todo el territorio emergieron conflictos a raíz del escrutinio y ambos sectores políticos de inmediato armaron sus grupos, que semejaban pequeños batallones dispuestos a la guerra antes que a círculos electorales. Finalmente, la jornada electoral -además de los alistamientos cuasibélicos- produjo decenas de hechos policiales e incidentes que acarrearon -como consecuencia- heridos y muertos.
En un curioso artículo periodístico, se citan algunos incidentes puntuales que llaman la atención por los procedimientos:
“Simón Verón: hacheado en la cabeza; Pedro Sosa, hacheado en la cabeza, está por morir; Nicanor Martínez, baleado; Manuel Arias, hacheado dos veces; Martín Siris, estropeado bárbaramente; Vicente Alegre; estropeado.
“Enchalecados: Pedro Jara, José Sánchez, Santos Torres, Victorino Pérez, Luis Mosqueda, Floro Zamudio, Paulino Pavón, los Meza (...)”(7).
(7) Archivo General de la Provincia de Corrientes, Hemeroteca, periódico “La Libertad”, (Corrientes), del 24 de Noviembre de 1877. // Citado por Dardo R. Ramírez Braschi. “Origen de las Agrupaciones Electorales en la provincia de Corrientes (de Caseros a las Presidencias Liberales)” (2004). Moglia Ediciones, Corrientes.
En distintos puntos de la provincia, los liberales conformaron comicios paralelos a los oficiales, alegando la falta de garantías de las Mesas Escrutadoras, por lo que terminaron proclamando sus Electores.
De acuerdo al escrutinio realizado por el Gobierno, el triunfo fue para el Club Nacional, que obtuvo la mayor cantidad de Electores (18), contra 7 para los liberales:
* En Capital, los electores electos fueron Antonio Bautista Gallino y Nicanor Pujol.
* En Goya, tres días antes de la elección, las autoridades practicaron una rigurosa citación en la campaña, con el pretexto de reclutar hombres para reforzar la Guardia Policial. En la noche del 15 de Noviembre bajaron, de la Frontera del Rey, ochenta soldados de línea, disfrazados de particulares, mandados por el coronel Manuel Obligado(8), a las órdenes de un cubano, cirujano de la frontera -“aunque de nada entendía ni tenía título”, al decir de Mantilla- de apellido Echevarría.
(8) Este Jefe Nacional escribió lo siguiente al Inspector de Milicias de la provincia, con fecha 10 de Octubre de 1877:
“Desde que la oposición se ha puesto de pie, yo he hecho mis trabajos y combinado mi plan para batirlos aquí y en Esquina.
“¡Aquí, Goya, estoy más seguro de triunfar o de que, por lo menos, no habrá elección, pues voy a echar el resto y, en último caso, concluirá la función a balazos. Hoy escribo a Zúñiga dándole coraje y animación:
“‘Sólo para vos he sido franco, pues para todos soy presidente y no quiero meterme en nada.
“‘No olvides mandarme algunos destinados’”.
// Todo citado por Manuel Florencio Mantilla. “Resistencia Popular de Corrientes. 1878” (1891). San Martín, Escuela de Artes y Oficios de la provincia de Buenos Aires. Editor.
Los gubernistas hicieron Cuartel en la Jefatura Política. Llegada la hora de instalar la Mesa, la Municipalidad, que debía hacerlo, se negó a ello; exigidos los Jueces de Paz, se excusaron también, por orden del Jefe Político, Angel Soto(9), a quien Gelabert había recomendado que, “si no podían triunfar, impidiera la elección”.
(9) Angel Soto será el 28vo. gobernador constitucional propietario de Corrientes. Era el vicegobernador de Antonio Bautista Gallino. Cuando éste renunció en 1882, por la cadena constitucional de mando y poder, Soto terminará el mandato como gobernador.
Se organizó -con las formalidades de ley- las Mesas Receptoras de votos, sorteando cinco vecinos -de una lista de diez- de los más respetables de la población, como prescribe aquélla; se sufragó pacíficamente.
El coronel Obligado, que había prometido ganar la elección a balazos, nada intentó; al frente se encontraba Plácido Martínez, quien dominó la situación, tanto de soldados de línea y autoridades.
Tomás Canevaro y Valentín Virasoro serán los Electores que representarán al distrito en el Colegio Electoral opositor, mientras que José E. Gómez y Manuel Echevarría serán los representantes en el Colegio Electoral oficialista.
* En Caá Catí, se registraron análogos procedimientos oficialistas a los practicados en los otros Departamentos. Observaron el escrutinio el Juez de Paz, Pedro A. Esquivel, y Dámaso Sánchez Negrete, Jefe Militar, para la formación de un Campamento Militar de trescientos hombres. Caá Catí dio dos Electores.
La oposición disponía de inmensos elementos, favorecida por la influencia moral ejercida por su número y por su actitud levantisca y orgullosa. El Juez, que no era seguramente del temple de sus colegas, Maciel y Portillo, propuso practicar la elección con Mesa Escrutadora mixta, presidida por el médico, Antonio Díaz de Vivar, federal.
El arreglo significaba garantir el triunfo de los liberales, por más que el Juez confiara en lo contrario. Así se hizo, y la oposición habría quedado victoriosa, no obstante, una descarga de fusilería sobre los sufragantes, a las tres y media de la tarde, ordenada de cuenta propia por el Ayudante del Juzgado, Vicente López.
Los gubernistas habrían falsificado después los Registros, para lo que se prestaron los escrutadores de su color, que hacían mayoría; más, las precauciones tomadas por sus contrarios, en previsión de todo, hicieron estéril el recurso.
Los hombres electos que representaron al distrito en el Colegio Electoral oficial fueron Antonio L. Molina y Martín Ballejos, mientras que Aniceto Monzón y Servando Gómez fueron los que representaron a Caá Catí en el Colegio Electoral opositor.
* En el Departamento Lomas(10), Teodoro Maciel, Juez y Comandante Militar, hizo arrear a los vecinos por comisiones de las fuerzas acampadas en el Cuartel, del Distrito Costa de Laguna Brava y, él mismo, seguido de una escolta de sesenta hombres, recorrió el Departamento para ordenar que “nadie votase contra el Gobierno y porque no le gustaba que hubiesen dos partidos”.
(10) El 24 de Febrero de 1877, el gobernador de la provincia, José Luis Madariaga, acordó y decretó la erección del pueblo de Laguna Brava. Es que el Departamento de Lomas carecía de un pueblo que le sirva de cabeza de Departamento, ya que la ley del 29 de Agosto de 1871 no se podía cumplir, en virtud de existir mucho terreno de propiedad particular que debía expropiarse. Así, el Gobierno erigió un pueblo en el Departamento de Lomas, en el terreno comprado a Alejo Ceballos, con la denominación de Laguna Brava. Este Departamento será suprimido por ley, el 22 de Noviembre de 1902. La división territorial de la provincia, identificada como “Departamento de Lomas”, fue incorporada a la Comuna de la Capital, quedando fijados los límites respectivos. En consecuencia, los límites de la ciudad se extendieron, entonces, hasta los deslindes de aquél.
No satisfecho aún, el 16 de Noviembre colocó guardias en los diversos Pasos del Riachuelo, río caudaloso que cruza el Departamento, para capturar y conducir al Cuartel a todo vecino que viniera a votar.
Prevenido, así, contra la oposición, organizó militarmente a los ciudadanos arreados, por compañías, con oficiales armados a su frente; mandó desplegar, en guerrilla, un escuadrón de carabineros frente al Juzgado; rodeó el edificio de centinelas y, dentro de él, instaló la Mesa Electoral, presidida por él mismo, sable en mano y con un montón de boletas al lado.
Tomó una precaución más: la guerrilla recibió orden de hacer fuego contra todo grupo que se aproximase a dos cuadras de ella, “porque no había más elector que él, y que los disconformes apelasen dónde quisieran”.
¿Qué podía hacerse pacíficamente ante semejante forma de elección? Los opositores que, en número de cuatrocientos habían concurrido a ejercer su derecho, o tenían que abrirse paso a la fuerza -desobedeciendo instrucciones explícitas del Club Constitucional-, o retirarse burlados; su constancia y su decisión tenían por delante un atentado mayor aún que los sufridos hasta entonces.
Hicieron lo único que estaba a su alcance: mientras Maciel practicaba su elección, a la distancia permitida de la guerrilla de carabineros, labraron un Acta-protesta, refiriendo lo ocurrido, expresando su voluntad de ser representados en el Colegio Electoral por el doctor Juan M. Rivera.
Esta fue la elección en Lomas. Tanto por lo dicho, cuánto porque el elector oficial, Antonio Ramayón, era un menor de edad -como lo demostró después en el Congreso el Ministro del Interior, Bernardo de Irigoyen, exhibiendo su Fe de Bautismo-; el acto era doblemente nulo.
* En Empedrado, el vicepresidente del Club liberal y dieciocho miembros más, fueron detenidos el 15 de Noviembre por la noche, habiendo escapado el presidente y otros, gracias a oportuno aviso.
Los hermanos Gómez -Eduardo, Jacinto y Valentín-, Juez de Paz, Subdelegado de Marina y Jefe Militar del Departamento; y los Fiscales y Jueces de campaña necesitaron sofocar, con las prisiones, la acción de los liberales y, siguiendo un procedimiento análogo al de Teodoro Maciel, antes de la elección, negaron el voto a la oposición el día del comicio, exactamente como lo hicieron las autoridades de Lomas.
Los opositores salvaron su derecho, protestando en número dos veces mayor que el de los supuestos sufragantes oficiales y designando, en esa forma, el ciudadano que deseaban los representase.
El elector que representó oficialmente al Departamento fue Macario Gómez.
* En el Departamento Bella Vista el hombre fuerte del momento era Juan Candia. Jefe del partido oficial, bravío y temido, citó las milicias, las organizó formando un Campamento en las orillas del pueblo y, prohibiendo “emitir un voto contra sus órdenes”, colocó la Mesa Electoral en el salón del Juzgado de Paz, una compañía de cincuenta infantes frente al edificio y, él, sentado en la única puerta por donde pasarían los sufragantes, con un arreador en mano, daba a cada individuo la boleta que debía entregar al Juez de Paz, Presidente de la Mesa.
El elector que resentó al Departamento fue Nicosio Vedoya.
* En Esquina y Sauce(11), desde el 14 de Noviembre, las autoridades despacharon citadores y partidas armadas que llevaron a los Campamentos todo individuo capaz de votar y de cargar armas.
(11) El Departamento Sauce, desmembrado de una Sección del de Esquina, fue recién creado el 27 de Octubre de 1881. La Cámara de Representantes provincial erigió, por ley, el Departamento Sauce y le fijó límites.
El 15 de Noviembre, el Campamento de Onofre Aguirre, en Esquina, tenía doscientos hombres bien armados; el juez, C. Zúñiga, toda la Policía y los infantes del pueblo se llegaron hasta Sauce, junto a un teniente de Luciano Cáceres -de apellido Torres- con cien hombres; podía calcularse en más de cuatrocientos soldados la fuerza oficial en todo el Departamento.
Además, y quizás para cohibir, Zúñiga expidió esta Orden:
“Noviembre 15.
“Siendo mañana 16, día de elecciones, se previene al público que no se permite cargar armas.
“Queda encargado del cumplimiento de este Edicto y también de conservar el orden y sosiego públicos, el Jefe Militar del Departamento, don Onofre Aguirre”.
La oposición comunicó al Juez que estaba resuelta a no acatar el nombramiento del comisionado, por ser adversario declarado, pidiéndole, al mismo tiempo, que disolviera las fuerzas reunidas.
A la 1 a.m. del 16, una comisión de federales buscó arreglos con la oposición, bajo la expresa condición de situar la Mesa en el Juzgado de Paz, lo que fue rechazado. El juez Zúñiga, entonces, ordenó a la Municipalidad que no instalase la Mesa, mandato acatado por el presidente Cipriano Argüello.
La Orden decía:
“El Jefe Militar del Departamento me participa, en este momento, que fuerzas armadas se aproximan al pueblo y, como es probable que esto responda a planes subversivos, he creído que el Señor Presidente no debe instalar la Mesa Primaria, suspendiendo la elección, porque puede hacerse sufrir un conflicto sangriento”.
El vicepresidente, un señor de apellido Lecaros, desestimó la Orden e instaló el comicio. Era el único liberal del Cuerpo Municipal. Enfurecido, Zúñiga prohibió directamente la elección por un Edicto:
“Se previene al público -decía- que por disposición del que firma, quedan suspendidas las elecciones que debían tener lugar el día de hoy, en razón de haberse presentado, a inmediaciones de este pueblo, fuerzas armadas (¿las de Aguirre?), en actitud hostil”.
Esto se hizo (según un Parte de Zúñiga al Ministro de Gobierno, sobre los sucesos del 16, publicado en el número 189 del Boletín Oficial, con lo demás transcrito), después de “ordenar que se reuniesen los hombres que tenía el Jefe Militar, la Guardia Nacional de caballería, que se encontraba en el pueblo, y que la infantería se reuniere en el Juzgado”.
El apremio fue desobedecido por atentatorio al sufragio y falta de derecho en quien lo daba. La elección comenzó y siguió tranquila hasta las 11:00. Los gubernistas no concurrieron.
A esa hora, un escuadrón de caballería y una compañía de infantes avanzaron sobre los sufragantes, desplegados en guerrilla, sosteniéndolos Aguirre con el resto de sus tropas. La amenaza puso a la oposición en actitud de defensa, sin abandonar la elección.
Aguirre fluctuó; hizo parar las guerrillas, conservándose en actitud amenazante, hasta las cuatro p.m. Una comisión del comercio extranjero medió con el Jefe Militar para que abandonase la idea de atacar al pueblo y, ya por temor o por comprender la inutilidad del derramamiento de sangre, tocó retirada y volvió a su Campamento.
En Sauce ocurrió algo parecido, pero también se impuso la oposición a Torres y Martín Martínez.
José J. Martínez será el Elector que representará al distrito en el Colegio Electoral de la oposición.
* En Curuzú Cuatiá, Luciano Cáceres tenía ordenado a sus subalternos que trajeran al Paraíso, el día 15 de Noviembre, todos los hombres que pudieran, sin admitir excusa de ningún género y, sin falta, para “recibir órdenes de él”.
Las comisiones destacadas, para cumplir su voluntad, arrearon y prendieron a cuántos vecinos encontraron al paso, distinguiéndose la comandada por un oficial Montiel que, únicamente del establecimiento del coronel Celestino Araujo, llevó todos los peones atados codo con codo, y unas cien cabezas de ganado vacuno.
Para la elección, introdujo Cáceres todas sus fuerzas en el pueblo y formó cantones en los edificios más dominantes, a fin de impedir la aproximación de la oposición. El y sus jefes estaban en la Mesa. La oposición, reunido afuera de la plaza, no pudo conseguir que se le permitiera entrar en ella; distintas comisiones, mandadas ante el Juez de Paz, en solicitud del ejercicio del sufragio, fueron despachadas por Cáceres con amenazas de fusilamiento.
Todo esfuerzo pacífico fue completamente inútil y los ciudadanos no tuvieron otro recurso que protestar contra la violencia.
El representante del Departamento fue Manuel F. Gómez.
* Paso de los Libres, el gobernador José Luis Madariaga había munido con anticipación, a las autoridades, de las facultades extraordinarias del estado de guerra. El Juez de Paz hizo público, en consecuencia, dos días antes del 16, un telegrama del gobernador, ordenándole que tomase medidas de seguridad, porque el coronel Santiago Baibiene, que vivía en el Salto, invadiría la provincia.
“Parece increíble que el Primer Magistrado hubiese podido llevar a ese extremo la impostura, en documentos oficiales y en momentos tan solemnes.
“Prevalido de la Orden, el Juez reunió y acuarteló las milicias, teniendo cuidado de convocar, únicamente, a los ciudadanos liberales”(12).
(12) Citado por Manuel Florencio Mantilla. “Resistencia Popular de Corrientes. 1878” (1891). San Martín, Escuela de Artes y Oficios de la provincia de Buenos Aires. Editor.
A pesar de esto, la oposición presentó en la elección una gran mayoría de sufragantes, pero fuéle negado el voto, realizándose una farsa, igual a la de Lomas, San Cosme y Bella Vista.
Pantaleón Paiva, Araujo, Herrera y Ventura Montaña, estos últimos actores en la muerte de W. y Justo Urquiza, fueron los prohombres del escándalo y, Abelardo Torres, Fiscal del Tribunal de Libres, el elector inconstitucional nombrado, contra la prohibición del artículo 55, de la Constitución.
* Una excepción en cuanto a escándalos fue el Departamento Monte Caseros. El triunfo del Partido Autonomista fue claro, siendo el representante electo, Cándido Borda.
* En cuanto a Mercedes, verdadero campamento general de la oposición en la provincia, el oficialismo la tuvo muy difícil. Hicieron, empero, cuánto de su parte dependió, para dar el triunfo al candidato oficial, pero estérilmente, pues el distrito no les pertenecía.
Vencidos en la elección, mandaron asaltar la Mesa por un grupo, capitaneado por los Sargento Mayor Avalos y Romero, con el intento de romper los Registros los que, siendo rechazados, buscaron asilo en el Juzgado de Paz, de donde habían salido.
El juez Epitancio Zalazar, lleno de terror cuando la oposición ejerció presión sobre él, declaró, en un documento bajo su firma, que el ataque partió de los gubernistas.
El Elector representante de este distrito será Eliseo Verón.
* En Saladas, tres días antes del 16, el Jefe Militar, Casto Salas, movilizó la Guardia Nacional del Departamento, so pretexto de perseguir a cuatreros, siendo los perseguidos los miembros del Club Libertad.
El 16 de Noviembre, José Pujol, Juez de Paz, acompañado de los Pedáneos, Fiscales, Jefe Militar y Oficiales de Policía, encabezó un grupo de hombres, reunidos ex profeso, de Saladas, San Roque y Mburucuyá, y con ellos recorrió las calles del pueblo en las primeras horas de la mañana, insultando y provocando a la oposición pero, como no prohibió el voto, aquélla sufrió los insultos por llevar al atrio sus cuatrocientos afiliados.
Dominados inmediatamente, los oficialistas habrían recurrido al crimen. Cuando el triunfo de la oposición estaba ya asegurado, el Ayudante del Juzgado, Guillermo Rojas, Beato García y José Salas, apoyados en una compañía de soldados policiales, asaltaron la Mesa Electoral, se apoderaron de los Registros y huyeron hacia el Cuartel.
Los soldados hicieron fuego sobre los ciudadanos que los persiguieron, hiriendo y matando a varios pero, sin detenerlos, pues, a pesar de la lluvia de balas, los Registros fueron rescatados.
El crimen interrumpió la elección por corto tiempo. Encerrado el Juez de Paz con soldados y secuaces dentro del Cuartel, temeroso de un justificado ataque, la gente siguió sufragando tranquilamente. Tal serenidad y resolución no podía consentir Pujol y, dando nueva forma a su consigna de triunfar a todo trance, pasó esta Orden al presidente del Club Popular:
“Para las doce horas de este día, disolverá Vd. la reunión de hombres armados y amotinados que tiene reunidos bajo su dirección.
“La falta de cumplimiento a lo ordenado, hará recaer sobre Vd. toda la responsabilidad”.
Tras la Orden, los soldados y simpatizantes del Gobierno salieron del Cuartel armados con Remington, y avanzaron sobre los votantes, hasta cierta distancia. Comprendió entonces el presidente del Club Libertad, que había la resolución de hacer una carnicería y, como tenía instrucciones de no comprometer ni aceptar combate, contestó al Juez en los siguientes términos:
“La Comisión Directiva del Club que presido, ha resuelto diga a Vd. que no es reunión de hombres armados y amotinados los que le constituyen, sino reunión de un pueblo desarmado que acaba de ser escandalosamente fusilado por la fuerza pública y los gubernistas encabezados por usted y su ayudante, por el solo hecho de haber ocurrido a ejercitar la más preciosa de sus libertades, el sufragio.
“A la coacción ejercida por Vd. y demás autoridades, se agrega ahora el incalificable fusilamiento de ciudadanos pacíficos, hace media hora, desde los portales del Juzgado y, para evitar otros sucesos más desagradables y para constatar, una vez más, sus atentados, la Comisión cumplirá la orden de Vd. de disolver la reunión, pero Vd. desarmará y licenciará la fuerza que tiene en actitud de pelea”.
La elección fue, en consecuencia, cerrada, consignándose en el Acta lo ocurrido. Sin embargo, el 14 de Diciembre, a última hora, apareció Antonio Pujol, hermano del Juez, como Elector oficial por Saladas, para hacer quorum en el Colegio Electoral oficial.
El juez Pujol se vindicó ante el Gobierno, diciendo:
“Los miembros del Club Libertad, en momentos que el pueblo se hallaba sufragando, atropellaron la Mesa y la han deshecho, provocando un conflicto enseguida, atacando y haciendo fuego sobre el pueblo, y también intentaron apoderarse del Juzgado.
“Pero fueron sofocados”.
Atribuyó a la oposición lo que fue obra suya, cual si su Nota del 16 no constatara su crimen.
* En San Roque, Paulino Lafuente y Miguel Soto, Juez y Comandante Militar, apuraron los resortes de la intimidación. Encarcelaron a muchos miembros del Club de la oposición; estaquearon y azotaron en el Campamento de las orillas del pueblo; allanaron los domicilios de Amarilla, Sosa, López, Niz; consintieron amplio desborde, a sus simpatizantes. Pero, todo fue inútil, porque no suprimieron el voto. La oposición triunfó.
El elector que representó al Departamento fue Raymundo Reguera.
* En San Cosme, los jueces, de Paz, Santiago Portillo, y Pedáneo de la 5ta. Sección, Lucio Alfonso(13) y el Jefe Militar Sequeira, publicaron bandos a son de corneta, haciendo saber a los vecinos que la candidatura del doctor Manuel Derqui era la patrocinada por el Gobierno, y que las autoridades estaban encargadas de reunir a los ciudadanos y dirigirlos el día de la elección.
(13) Alfonso será reemplazado por José Sequeira el 28 de Noviembre de 1877. Lució Alfonso será Elector, representando al Departamento Itatí. // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “Judicatura, Poder y Política (la Justicia en la provincia de Corrientes durante el siglo XIX)” (2008). Moglia Ediciones, Corrientes.
La víspera del 16, bajaron a San Cosme y Santa Ana los Jueces Pedáneos, Fiscales y Oficiales en comisión, con pelotones de enchalecados, destinados a votar por el ungido del poder, cuyos desgraciados, detenidos en los corralones de los Juzgados, bajo centinelas y algunos en el cepo, esperaron el día de la farsa para recobrar su libertad.
La Mesa Electoral se instaló en el atrio de la iglesia, rodeada de un círculo de soldados y, con el Juez y el Comandante en ella. Los votantes eran sacados de los Cuarteles en número de cuatro, con custodia de un oficial y tres soldados y, conforme sufragaban, recibían su libertad.
La oposición no podía votar, pero le fue reconocido el derecho de protestar, en la forma que eligiese; en esto, se mostraron más generosos que Maciel en Lomas. El diploma de Elector oficial no llevó, pues, un voto en contra en los Registros, pero en el acto de clausura de ellos se mencionó la protesta hecha por los liberales, semejante a la de Lomas.
El nombrado fue Segundo Ramírez, rechazado poco antes de la Legislatura, por insolvente quien, por esto mismo, no llenaba las condiciones constitucionales para el cargo, pues las exigidas a un Elector son las mismas que debe reunir un Diputado.
* En San Luis del Palmar, Benedicto Aquino, Jefe Militar, y Laureano Molina, Juez, disolvieron por la fuerza los grupos de opositores que bajaron de la campaña y, colocando guardias en las cuatro esquinas de la plaza, consintieron la entrada en ella solamente a los partidarios del Gobierno.
El ministro, doctor Severo Fernández, estuvo en San Luis dos días antes de la elección, y él, tal vez, aconsejó la medida.
El elector nombrado fue el ex gobernador Miguel Victorio Gelabert, presidente de la Legislatura, el cual no podía ser tal, por esta disposición terminante de la Constitución Provincial: “Ningún Diputado ni empleado a sueldo del Poder Ejecutivo podrá ser Elector”(14).
(14) Gelabert había sido electo Senador Nacional en 1876. Asumió su banca el 27 de Mayo de 1876, en la que permaneció hasta el final del período legal, es decir, el 30 de Abril de 1877, completando el período de Wenceslao Díaz Colodrero. Será reelecto en el cargo para el período legal que se iniciaba el 30 de Abril de 1877 y finalizaba el 30 de Abril de 1886. Gelabert reasumirá su banca el 14 de Mayo de 1878, hasta la finalización del mandato.
* En el Departamento Concepción(15), Wenceslao Lugo, Juez y Jefe Militar, se negó a instalar la Mesa en hora de ley, intimando retiro a los opositores, porque no habría elección. Los ciudadanos permanecieron, sin embargo, en la Plaza Pública hasta las doce; cuando vieron que la autoridad cumplía lo anunciado, se retiraron al local del Club Pueblo Libre, con el objeto de levantar su protesta.
(15) El 3 de Noviembre de 1870, la Cámara de Representantes de la provincia sancionó por ley, la sustitución del nombre de Yaguareté Corá -que hasta esta fecha tenía el pueblo y Departamento de la provincia a que se refiere-, por el de Concepción. Es la ley de creación del citado Departamento. El lugar era conocido desde la época de la colonia como Yaguareté Corá (corral de tigres). Su fundación puede establecerse en el año 1796, siendo Comandante de Armas Miguel Jerónimo Gramajo, con la base de 82 españoles y 26 naturales.
Aprovechó esta ocasión Lugo para abrir la elección en el Juzgado, colocándose él con sesenta tiradores alrededor del edificio, para que nadie penetrase hasta la Mesa Receptora de votos.
Cuando se supo esto, no obstante la ilegalidad de la instalación, volvieron a la plaza, con ánimo de votar, los que labraban su protesta pero, recibidos con armas preparadas, se vieron en la necesidad de terminar aquélla, en la misma plaza, bajo las armas abocadas sobre ellos, sin conseguir tampoco de la autoridad que la recibiera.
El elector que representará al Departamento será José Anzotegui.
* En Lavalle no se respetaron ni los vínculos de sangre. Los trabajos oficiales de Mauricio y Pedro Pascual Méndez, Juez y Comandante Militar, fueron tan escandalosos, que Modesto Méndez, hermano de ellos, pero alma de la oposición, fue prendido y remitido a la Capital, donde le dijo el gobernador Madariaga: “No lo largaré, sino después de las elecciones, ¡pues así me lo han pedido los amigos!”
Con todo, la oposición triunfó, porque pudo votar. Los liberales lavallenses estarán representados por José Luis Cabral como Elector del distrito en el Colegio Electoral paralelo al Oficial.
* En La Cruz, el Juez de Paz colocó un piquete de infantería frente al Juzgado, donde instaló la Mesa y, como la oposición reclamase, hizo prender a sus principales directores: Angel Acuña, comandante Alvarez, sargento mayor Bérdum y Ortega.
Hecho esto, apareció el Jefe Militar, Benjamín Varela, con un escuadrón de lanceros, e intimó a los rebeldes que se disolviese; privado de sus directores y desarmado, abandonó la plaza para formalizar su protesta, en la cual constató el atentado y manifestó su voluntad de sufragar por Angel Acuña. La elección fue, pues, suprimida.
* En San Miguel, las autoridades confiaron imponer la candidatura oficial en la Mesa Electoral y, por ello, consintieron votar a la oposición; tenían fuerzas reunidas en las orillas del pueblo. Pero se llevaron un chasco.
Menos escrupulosos, los liberales de allí en observar las instrucciones del Club Constitucional, se prepararon a rechazar la fuerza con la fuerza, para lo cual fueron todos armados al comicio, de suerte que, cuando el Juez de Paz, José L. Villordo(16) y el Jefe Militar Esquivel, pretendieron ejecutar su plan, se encontraron con hombres listos para la defensa.
(16) Villordo había llegado hacia pocos días a cumplir esta función, al reemplazar, el 18 de Septiembre de 1877, al juez José M. Navarro. // Citado por Dardo Ramírez Braschi. “Judicatura, Poder y Política (la Justicia en la provincia de Corrientes durante el siglo XIX)” (2008). Moglia Ediciones, Corrientes.
Angel Igarzábal escapó de la Mesa, con el diploma del Elector nombrado, en medio de una nube de balas, siendo perseguido por espacio de cuatro leguas y los señores Lorenzo Rojas, Leoncio Fernández, Emiliano Sánchez, Romualdo Canteros y sus hijos, espiaron el triunfo de la oposición en el cepo, llevados presos del mismo comicio.
Carlos Márquez será el Elector que representará al distrito en el Colegio Electoral paralelo al Colegio Oficial.
* En Mburucuyá fueron prendidos y obligados a trabajar en las calles, como presidiarios, el 15 de Noviembre, todos los miembros del Club Liberal, quedando el juez Galarza y el Jefe Militar Chamorro en holgura plena para reclutar ciudadanos por la fuerza y suprimir la elección.
La Mesa fue puesta en el Juzgado de Paz, rodeada de soldados armados, única y exclusivamente para votar los individuos sacados del interior del Cuartel. La oposición protestó.
El Elector que representó al Departamento fue Ezequiel Galarza.
* De dos Departamentos no se obtuvo información, siendo que cada uno de ellos aportaba -según la Constitución vigente- un Elector a la Junta Electoral. Ellos son San Antonio(17) y Santo Tomé.
(17) El 15 de Noviembre de 1872, una ley de la provincia dispuso la creación del Departamento San Antonio de Itatí, debido al aumento de su población. Es el primer antecedente que se encuentra sobre este Departamento. Esta ley erigió en Distrito Electoral a Berón de Astrada. Después, nada existe ni sobre el Departamento ni sobre su división Seccional. Es indudable que el Departamento no es sino una transformación de la Parroquia, y que ésta nació cuando el pueblo se define, levanta su templo y se lo provee de un sacerdote titular con la dignidad de Cura Párroco. El 5 de Mayo de 1910 se propone sustituir la antigua denominación por el de Berón de Astrada y, el 20 de Mayo de ese mes y año, la Legislatura Provincial aprobó por ley la autorización del cambio de nombre a los pueblos de Caá Catí y San Antonio de Itatí, por los de General Paz y Berón de Astrada, respectivamente. El nombre de Berón de Astrada fue en homenaje al gobernador, mártir de Pago Largo.
- Dos Colegios Electorales
Reunidos todos en el local de la Legislatura, celebraron una primera sesión pacífica; pero en la segunda pretendieron participar algunos liberales derrotados, lo que determinó que se les negara el paso y que se constituyeran dos Colegios, que nombraron sendos gobernadores.
Los electores del Club Nacional -apoyados por el Gobierno- se reunieron y proclamaron al binomio Manuel Derqui - Wenceslao Fernández pero, el Club Constitucional y todo el sector liberal no reconoció los resultados de las elecciones, cuestionando la legitimidad del Colegio Electoral que se había reunido, por lo que congregaron dieciocho Electores liberales de distintos Departamentos en la casa particular de la testamentaria de Juan V. Pampín, declarando paralelamente a Felipe José Cabral y Juan Esteban Martínez como gobernador y vicegobernador, respectivamente.
COLEGIO ELECTORAL OFICIALISTA Electores autonomistas COLEGIO ELECTORAL OPOSITOR Electores liberales
Antonio B. Gallino
José Luis Cabral
Nicanor Pujol
Raymundo F. Reguera
Antonio Ramayón
Carlos Márquez
Segundo Ramírez
José J. Martínez
Miguel Victorio Gelabert
Tomás Canevaro
Lucio Alfonso
Valentín Virasoro
Ezequiel Galarza
Aniceto Monzón
Antonio Pujol
Servando Gómez
Macario Gómez
Eliseo Verón
Nicosio Vedoya
José M. González
Cándido Borda
Juan Valenzuela
Manuel F. Gómez
Gregorio María Pampín
Antonio L. Molina
Eudoro Díaz de Vivar
Martín Ballejos
Simeón Martínez
José Anzotegui
Roberto Billinghurst
Abelardo Torres
Juan M. Rivera
José E. Gómez
E. Díaz
Manuel Echevarría
Angel Acuña(18)
(18) Citado por Dardo R. Ramírez Braschi. “Origen de las Agrupaciones Electorales en la provincia de Corrientes (de Caseros a las Presidencias Liberales)” (2004). Moglia Ediciones, Corrientes.
Con la reunión de dos Colegios Electorales paralelos, la gravedad de la situación se tornó insostenible. La provincia estalló y la guerra se apoderó de ella.
Como consecuencia de esta elección y de las connotaciones políticas que la circundaron, los sectores políticos empuñaron las armas, los sufragantes se transformaron en soldados y las armas fueron el instrumento de opinión.