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SARMIENTO Y LA LUCHA POR LA SUCESION PRESIDENCIAL

- López Jordán, los Taboada... y Mitre

Contra la voluntad resuelta de Domingo Faustino Sarmiento y su programa de paz y de progreso, parecen aliarse los hombres y la naturaleza... Ricardo López Jordán renueva en Entre Ríos -el 1 de Mayo de 1873- su segunda rebelión; la experiencia gubernativa del Gobierno Nacional, cuando en 1870 debió sofocar la primera, acorta los plazos para hacer fracasar esta otra que calculaba apoyos de Santa Fe y de Corrientes.

Vencido en la batalla de Don Gonzalo, a fines de ese año, no ha vacilado antes en planear el asesinato de Sarmiento. Las rebeliones de López Jordán que, huido al Uruguay, efectuará -en 1876- una tercera tentativa, significaron, además de las pérdidas en vidas, la suma de 16 millones de pesos. El Presupuesto de 1869, el primero de la Administración de Sarmiento, no alcanzaba a los diez millones...

El rebelde entrerriano, Ricardo López Jordán, no era el único obstáculo que el presidente Domingo Faustino Sarmiento quería reconocer. Le molestaba, particularmente, el “imperio” de los Taboada, prolongación del de Ibarra, tío de aquéllos.

Apoyado por el partido liberal, constituía otra entidad intocable en la República, contra la cual se lanzó Sarmiento con inesperada prudencia. Envió primero al Norte, al general Ignacio Rivas -como representante suyo- con la misión de dislocar la influencia de Taboada fuera de Santiago del Estero.

Manuel Taboada fue quien, primero, perdió la paciencia, y se quejó por carta al presidente en términos altaneros e hizo conocer su carta, en su momento, a Justo José de Urquiza y a otros políticos antes de ser entregada al destinatario.

La respuesta de éste no se hizo esperar. Usó su viejo estilo de periodista y anonadó a su adversario que supuso un poder tremendo en quien así se atrevía a hablarle. Sarmiento lo trataba como pretenso gerente de las provincias del Norte, y añadía:

Conozco medianamente su provincia; la tiranía cruel, horrible, estúpida del montonero Ibarra, a quien Vd. -su sobrino- ha sucedido inmediatamente, como al doctor Francia han sucedido los López, sus sobrinos, en el Paraguay, sin que nadie haya podido romper esas tradiciones de sumisión que dejan los tiranos.
Esta ha sido la herencia de los Taboada e Ibarra, hombres creados así, en el seno de provincias apartadas, acatados por todos los que le temen; llegan, casi infaliblemente -en un momento dado- a creer que es estrecho el teatro de sus explotaciones y empiezan a volver la vista en torno suyo para asimilar provincias o territorios al que consideran patrimonio; y entonces, Corrientes, Mato Grosso, entran a formar parte de sus dominios.
Esto sucedió ya en el Paraguay-guasu, e ignoro si aquel Norte de la República es ya el territorio destinado a redondear un bonito Paraguay-mini(1).

(1) Citado por Nerio Rojas, en “Enciclopedia de Historia Argentina” (1968), de Roberto Levillier, p. 2.898, (cinco tomos). Ed. Plaza & Janés S.A. Editores Argentina, Buenos Aires. // Referenciado por Carlos Floria y César A. García Belsunce. “Historia de los Argentinos” (1971), segunda edición (1975), Buenos Aires. Ed. Kapelusz S. A.

Taboada comprendió que no podía hacer nada frente a Sarmiento. Trató de mantenerse en su poder con calculada moderación y falleció en 1872. Cuando, dos años después se produjo la sucesión presidencial, el sistema de los Taboada se había desintegrado y su influencia desaparecido.

Los conflictos políticos habían enfrentado a Mitre y Sarmiento sin provocar un rompimiento personal entre los amigos. En tres de las cinco intervenciones provinciales, Mitre había actuado como opositor. La prueba de fuego será la elección presidencial.

- Atentan contra la vida del presidente

El atentado se produjo en Buenos Aires, la tarde del 23 de Agosto de 1873, en circunstancias en que Sarmiento, dentro de un carruaje que no es el oficial, ha salido de su casa y marcha a entrevistarse con Vélez Sársfield, su ex ministro del Interior.

Le preocupa una seria interpelación planteada en el Senado cuando, a pesar de esa preocupación y de su sordera, al cruzar el carruaje una esquina oye el estruendo de una detonación. Los caballos se encabritan, pero el cochero castiga a los animales y Sarmiento llega al domicilio de Vélez Sársfield ignorando lo que realmente había ocurrido.

Tres individuos, al aproximarse al carruaje, lo habían rodeado armados con trabucos, pistolas y puñales. Uno de ellos dispara su trabuco pero éste, excesivamente cargado, se le revienta en su propia mano y, temeroso de la herida que se ha provocado, él y sus cómplices huyen.

Tomados prisioneros dos de ellos, la investigación judicial permite comprobar que se trata de jóvenes marineros italianos llegados al país hace poco, que no conocían a Sarmiento y habían aceptado cometer el crimen a cambio de una suma facilitada por el tercer individuo.

La pericia química de las armas secuestradas midió la gravedad del plan: los plomos de las balas estaban recubiertos de bicloruro de mercurio y los agujeros que presentaban los puñales aparecían rellenados con sulfato de estricnina...

El tercer sujeto, fugado a Montevideo, identificado como Aquiles Segabrugo, había sido ministro de López Jordán y apareció asesinado en esa ciudad, en Octubre. “La muerte había sellado los labios del único que hubiera podido revelar el nombre de las personas interesadas en el asesinato de Sarmiento(2).

(2) Francisco L. Romay. “Historia de la Policía Federal Argentina” (1966), tomo V. Biblioteca Policial. // Citado por Gustavo Gabriel Levene. “Nueva Historia Argentina (Presidentes Argentinos)” (1975). Ediciones Argentinas S. R. L., Buenos Aires.

Poco después, luego de hacerle llegar al cónsul argentino en Fray Bentos la noticia de un nuevo atentado que se tramaba en el Uruguay contra Sarmiento, el autor de la denuncia era apuñalado; estando en agonía, el “Vasco Olave”, tal el nombre del denunciante, reiteraba su afirmación...(3).

(3) Francisco L. Romay. “Historia de la Policía Federal Argentina” (1966), tomo V. Biblioteca Policial. // Citado por Gustavo Gabriel Levene. “Nueva Historia Argentina (Presidentes Argentinos)” (1975). Ediciones Argentinas S. R. L., Buenos Aires.

Fueron tantos los obstáculos que tuvo el presidente durante su Administración, que hasta la naturaleza también pareció plegarse a la oposición. Además de la epidemia de fiebre amarilla y sus estragos imponderables, se presentaron inundaciones en cuatro provincias y, en 1873, una sequía diezmó la riqueza agraria: tan sólo en la ganadería se registró la pérdida de dos millones de vacunos...

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