Los intereses del empresariado ganadero también fueron causa de la guerra civil de 1877/78
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Los grandes espacios abiertos del Interior provincial ofrecían el lugar ideal para una industria correntina: la ganadería. Hubo mucho ganado en Corrientes, una provincia fronteriza y, con la llegada del ferrocarril, también pudieron moverlo al centro del país y llevarlo a la gente hambrienta situada en las ciudades más pobladas de Argentina.
Esta industria en auge creó un nuevo tipo de empresario, el hacendado, quienes se hicieron de grandes extensiones de pastoreo, que se extendían desde Paso de los Libres o Esquina hasta la Capital o Santo Tomé. La acumulación de tierras representaba oportunidades increíbles.
Estamos hablando de miles de hectáreas, granjas con cientos o miles de cabezas de ganado. Pero con tanto ganado disperso, en una zona tan amplia y no vigilada, manadas pertenecientes a las fortunas más fuertes de Corrientes fueron un objetivo para muchos hombres que deseaban lo mismo.
Enrique César Schaller nos relata que
“el grupo de los grandes propietarios de la provincia se conformó sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, con el avance de la frontera interior. Muchos de los más amplios dominios del centro y sur de la provincia se formaron en esa etapa. En algunos casos, los adquirentes de esas extensas propiedades eran vecinos acaudalados que habían integrado la sociedad correntina en las primeras etapas de la ocupación, como es el caso de los Acosta, Casajús, Cabral y Rolón pero, en su gran mayoría, estos grandes propietarios se radicaron recién a partir del siglo XVIII. En esa época comienzan a actuar en la provincia familias de gran influencia como los Cossio, Araujo, Pujol, Lagraña, Vedoya, Goytia, Mantilla, Berón de Astrada y otros”(1).
(1) Citado por Enrique César Schaller. “La Distribución de la Tierra y el Poblamiento en la provincia de Corrientes. 1821-1860” (1995), en “Cuadernos de Geohistoria Regional” Nro. 31. Ed. Instituto de Investigaciones Geohistóricas, Conicet-Fundanord, Resistencia, Chaco.
Durante la primera mitad del siglo XIX estas familias continuaron ejerciendo el dominio de vastas posesiones. Pero este núcleo de grandes propietarios se ampliará y diversificará.
“Entre los nuevos terratenientes se encontraban vecinos arraigados en Corrientes desde la etapa hispánica pero que recién luego de la provincialización se dedicaron con preferencia a las actividades agropecuarias (Juan Asencio Virasoro, Manuel Antonio y Pedro Juan Ferré); antiguos pobladores de la campaña que regularizaron sus posesiones o ampliaron sus dominios (Manuel Antonio Ledesma, Antonio Esquivel, Eusebio Villagra), personas de otras provincias (los casos más notables son los José María Rojas y Patrón, Mariano Sarratea y Justo José de Urquiza) y algunos extranjeros”.
No hay dudas que la tenencia de la tierra y la competencia en la industria pecuaria será un factor de importancia en el origen de la guerra civil de 1877/1878. Testimonios reiterados de saqueos de propiedades rurales lo demuestran y hasta una denuncia contra el presidente Avellaneda, relacionada con la posesión de tierras en territorio misionero, ponen la mira en este asunto.
Esta competencia, este feudo entre negocios, la enemistad entre hacendados empresarios, los intereses empresariales, son una cosa y es algo muy serio. Pero como en muchos conflictos en Corrientes, se vuelve personal, personal hasta el punto que el adversario debe ser asesinado y, encendiendo una guerra civil, es la mejor forma de lograrlo. El arribo de los federales al poder -con el triunfo en la batalla del Tabaco y el consiguiente derrocamiento del gobernador Agustín Pedro Justo-, cambiará la ecuación y los nuevos dueños del poder no sólo querrán el P. E. y figurar en la Legislatura y en todos los estamentos del Estado, sino también ingresar al principal negocio de la provincia.
“La provincia pastora de la República”(2), la denominará Hernán F. Gómez, como un prólogo a los sucesos de los años 1870. Y la define muy bien, pues habrá un factor que potenciará aún más esta característica, con la introducción del ferrocarril en territorio correntino.
(2) Citado por Hernán Félix Gómez. “Los últimos sesenta Años de Democracia y Gobierno en la Provincia de Corrientes. 1870-1930” (1995), segunda edición. Ed. Sembrando Producciones, Corrientes.
El ferrocarril produjo un profundo cambio en las comunicaciones, transformando los medios existentes hasta 1854. Opuso a las características e inconvenientes del tráfico caminero ventajas técnicas y económicas como fueron: mayor velocidad y capacidad de carga, ruta fija y trazado más recto, reducción de tiempo y distancias, horarios determinados y mayor seguridad de transporte, lo cual redundó a su vez en la disminución de los fletes.
Estas ventajas convirtieron en primordial la instalación de ferrocarriles en Corrientes, para incrementar sus relaciones interiores y agilizar sus contactos comerciales con Entre Ríos.
De este modo y con el propósito de salvar los obstáculos que el Salto Grande del río Uruguay oponía a la navegación y al comercio de cabotaje, se autorizó -en 1864- la construcción de una línea férrea que, partiendo de Concordia, llegara a Mercedes pasando por Monte Caseros y Curuzú Cuatiá(3).
(3) Citado por María Emilia Pérez, “El desarrollo de las comunicaciones y transportes en Corrientes entre 1852 y 1880”, publicado en el Fascículo Nro. 5 de “Todo es Historia” dirigido por Félix Luna.
En 1872 la concesión fue adquirida por la Compañía del Ferrocarril Argentino del Este, que abrió al servicio público la primera sección, Concordia-Federación, en 1874 y, al año siguiente, habilitó el tramo Federación-Monte Caseros. Posteriormente, construyó un ramal entre esta última localidad y Puerto Ceibo, desde donde partía la navegación del Uruguay aguas arriba.
Durante los años siguientes la compañía paralizó los trabajos y dejó sin efecto las actividades previstas. Es indudable que las guerras civiles que azotaron Corrientes entre los años 1877 y 1880 fueron la causa de dicha inmovilización. A raíz de ello se ordenará la expropiación y se autorizará la construcción de dos líneas: Monte Caseros-Corrientes y Monte Caseros-Posadas y recién en 1887, la concesión será adquirida por la Compañía del Ferrocarril Nordeste Argentino.
Las razones que imponían su construcción eran económicas, para dar salida a la producción correntina y misionera a la vez que atraer el comercio paraguayo hacia nuestro país, y estratégicas, por el aislamiento y escasa población del territorio misionero.
El movimiento sedicioso de estos años tuvo un origen político y económico. Se trató de la defensa de intereses relacionados con el comercio ganadero, siendo éste un sector -el del empresario ganadero- que reflejaba su competencia comercial a través de la disputa política.
Corrientes expulsará su población desde fines del siglo XIX y tendrá siempre serias dificultades para retenerla, porque nunca desarrollará una pujante etapa de industrialización, consecuencia de una política prefijada, basada en la posesión de la tierra que otorgaba poder político(4).
(4) Corrientes tuvo una temprana industrialización durante el siglo XIX apoyada en astilleros, talabartería, fabricación de armas y procesamiento de alimentos. Hacia principios del siglo XX -como producto de las largas guerras civiles- la provincia cayó en un proceso de desindustrialización agudo. Actividades como la manufactura azucarera y fabricación de productos textiles tuvieron breves y efímeros auges, hasta desaparecer nuevamente tras la crisis algodonera. Desde mediados del siglo XX y hasta el XXI solamente se conservaron grandes producciones intensivas y elaboradas de telas, infusiones -té y yerba mate-, madera -mobiliarios-, cítricos, hortalizas y panadería. Canteras de piedra y arena se desarrollan en menor intensidad para un gran mercado interno y los astilleros, de gran tradición sobre la costa del Paraná, son actividades industriales que se reactivan por lapsos breves sin empresa alguna que logre superar la década de actividad continua. Paradójicamente, similar suerte tiene la industria cárnica, pese a que la provincia cuenta con una amplia infraestructura ganadera históricamente apoyada en los mataderos, aunque es de destacar que se trata de la cuarta provincia con mayor producción ganadera. Sobre sus costas se encuentra asentada la represa Yacyretá-Apipé, una de las productoras hidroeléctricas más grandes del planeta. Es una de las dos provincias argentinas con tres fronteras internacionales (la otra es Salta), un polo universitario en crecimiento exponencial -cuarto del país- e importantes producciones primarias que, pese a sus ventajas estratégicas, geográficas, climáticas y para los asentamientos habitacionales no desarrolla polo industrial propio a causa del costo energético, de infraestructura, baja densidad poblacional, falta de incentivos fiscales y costo de agua potable. La actividad industrial así como la libre navegación de sus ríos pasó de ser el principal motor de la intervención de Corrientes en el proceso independentista durante el siglo XIX, a la actividad económica más pequeña durante el siglo XXI. El factor clave es el político.
En los años 1870 se puso en disputa la posesión de la tierra y del ganado, manifestado a través de consideraciones políticas y jurídicas. La guerra civil catalizó el proceso, provocando un desorden generalizado.
Schaller enseña un cuadro en el que se indican los pobladores que adquirieron campos con una extensión superior a las 10.000 hectáreas desde fines del siglo XVIII hasta 1859. Lamentablemente no existe -para años posteriores- un registro con igual grado de detalle sobre la distribución de la propiedad. Así, no es posible determinar en qué medida estos grandes propietarios, protagonistas de la guerra civil de1877/78, concentraban el dominio de la tierra.
Adquirentes de propiedades de 10.000 ha o más
(1769-1859)
Adquirente
Año de
AdjudicaciónSuperficie (en ha)
Departamento
Achinelli, Santiago
1833
16.600
Curuzú Cuatiá
Acosta, José Francisco
1829
43.173
Mercedes
Acosta, José Luis
1796
23.300
Mercedes
Acosta, Juan Baltasar
1813
71.000
Mercedes
Acosta, Juan Baltasar
1845
12.150
Sauce
Acuña, Manuel
1836
11.600
Mercedes
Aguirre, Margarita
1824
10.700
San Roque
Alegre, Antonio
1783
13.500
Mercedes
Araujo, Mariano
1826/1830
30.757
Curuzú Cuatiá
Araujo, Urbano
1782/1783
126.950
San Roque
Atienza, José Francisco
1801
49.965
Mercedes
Atienza, José Rafael de
1837
10.158
Curuzú Cuatiá
Avalos, Remigio
1852
10.000
Paso de los Libres
Benítez Serapio
1786
54341
Mercedes
Berón de Astrada, Genaro
1835
18.500
Monte Caseros
Berón de Astrada, José
1783
45.456
Yaguareté Corá
Breard, Pedro
1832
35.000
San Miguel
Cabral, Pedro Dionisio
Col.-1841
100.000
Mercedes
Casajús, Rosa
1784
33.453
Esquina
Díaz Colodrero, Pedro
1829
10.000
San Roque
Díaz, Manuel
1829
12.112
Goya
Díaz de Vivar, Antonio
1859
11.736
San Miguel
Díaz, Francisco
1853
11.456
La Cruz
Dulgeón, Tomás
1836
13.160
Mercedes
Echevarría, Tomás
1832
32.000
Goya
Esquivel, Antonio
1829
12.420
Caá Catí
Fernández Blanco, José
1784
32.000
Curuzú Cuatiá
Fernández, Juan Gregorio
1790/1791
25.000
Curuzú Cuatiá
Ferré, Manuel Antonio
1834
14.481
Paso de los Libres
Ferré, Pedro Juan
1830
10.000
Bella Vista
Ferré, Pedro Juan
1833
26.653
San Miguel
Flores, Cecilio
¿?
11.000
Saladas
García de Cossio, Isidoro
1826
13.900
Itatí
García de Cossio, Juan
1769
25.000
Curuzú Cuatiá
García de Cossio, Juan
1775
35.000
Yaguareté Corá
García de Cossio, Juan
1775
79.920
Goya
García, José María
1835
12.000
Mercedes
Garrido, José Luis
1858
17.442
Paso de los Libres
Gauna, Teodoro
1836
11.953
San Miguel
Gómez de Cossio, Manuel
1796/1797
35.180
Monte Caseros
Goytia, José Joaquín
1797
24.300
San Roque
Gramajo, Felipe
18...
57.939
Yaguareté Corá
Guevara, Clara
1791
10.800
Curuzú Cuatiá
Igarzábal, Pedro
1859
14.147
San Miguel
Lagraña, Cipriano
17...
28.654
San Roque
Lagraña, Manuel Ignacio
1838
35.500
Yaguareté Corá
Llanos, José
1794
40.000
Curuzú Cuatiá
Madariaga, Juan
1855
18.300
Mercedes
Mantilla, Manuel Serapio
¿?
10.500
Saladas
Márquez, Blas José
1843
30.000
Santo Tomé
Martínez, Isidoro
1790
18.000
Mercedes
Meabe, Juan Francisco
1835
24.300
Paso de los Libres
Montiel, Manuel
1859
10.000
Paso de los Libres
Monzón, Pedro
1823
10.800
Caá Catí
Niveyro, Federico
1855
22.726
Saladas
Ocantos, Tadeo
1857
12.700
Mercedes
Oporto, Juan
1837
18.838
Ituzaingó
Pampín, Juan Vicente
18...
43.500
B.Vta/C.Ctiá.
Parras, Pedro Celestino
1854
11.984
Mercedes
Perichón, Esteban
1783
135.000
Esquina
Poisson, Antonio Luis
1784
207.900
Esquina
Pucheta, Juan de Rosa
1828
25.981
Esquina
Pujol, Marcelo
1776
28.665
Yaguareté Corá
Reguera, Isidoro
1849
12.200
Paso de los Libres
Robledo, Luis
1824
11.322
San Roque
Rojas y Patrón, José M.
1825
65.000
Yaguareté Corá
Rolón, Felipe
1853
27.690
Esquina
Rolón, José Francisco
1780
10.800
Curuzú Cuatiá
Rolón, Juan José
1853
30.864
Goya
Romero, Cipriano
1835
10.800
Curuzú Cuatiá
Romero, Raimundo
1835
14.200
Curuzú Cuatiá
Saavedra, Santiago
1837
13.000
Paso de los Libres
Sánchez, Sebastián
1823
10.800
Empedrado
Serrano, Eugenio
1791
13.699
Curuzú Cuatiá
Soto, Juan Francisco
¿?
27.600
Goya
Urquiza, Justo José de
1824
75.600
Monte Caseros
Torrent, Juan
1838
¿30.000?
Esquina
Valdés, Gregorio
1835
20.200
Curuzú Cuatiá
Vedoya, Angel Mariano
1826-1838
¿34.000?
Itatí / San Roque
Vedoya, Manuel
1789-1791
24.000
Mercedes
Vedoya, Francisco
1789
115.785
Mercedes
Villagra, Eusebio
1833
10.500
San Miguel
Virasoro, José Antonio
1849
16.353
Monte Caseros
Fuentes: Expedientes de Tierras y Protocolos, en el Archivo General de la Provincia de Corrientes.
Esta lista es una foto de veinte años previos a la guerra civil en estudio pero, sin duda, estos grandes terratenientes constituían el grupo dominante de la provincia.
El sustentar la economía sólo en la actividad ganadera significará un destino trágico para Corrientes, porque no sólo tuvo que expulsar su gente fuera de ella -ya que ésta tenía que vivir y formar una familia, por lo que necesitaba un trabajo, medios de subsistencia, que en Corrientes no se generaba-, sino también porque, a través de este lazo económico, la provincia quedó estrechamente ligada al centralismo porteño, pergeñado desde el Gobierno Nacional. Ahí estaba el gran mercado y la salida del producto al exterior, por lo que la ligazón hacendado-Puerto se hizo muy sólida e intensa.
Pero no todo es tan sencillo de explicar. Hay dos cosas que son interesantes de comprender con esta cuestión de la tierra: primero, ésta no valía mucho; los animales valían más que la tierra; y, segundo, como no había moneda para pagar y hacerse el Estado de dinero, entonces éste vendía las tierras fiscales o, como no podía pagar sueldos, recompensas o premios, otorgaba tierra fiscales y así, todos estos hombres que participaron en política se cobraban a través de tierras.
Otro factor de la época fue la aparición y desarrollo de pueblos que imprevistamente prosperaron rápidamente. Para trasladar el ganado de los campos a las ciudades del sur del país, primero había que llevárselos a los centros ferroviarios que, de pronto, convertían a esos centros semiurbanizados en pueblos vibrantes y bulliciosos. Así surgía un pueblo próspero en medio de estos inmensos campos: Monte Caseros, Paso de los Libres, Mercedes, fueron un ejemplo de ello. Los pueblos que prosperaban rápidamente se llenaban de paisanos, quienes arreaban el ganado o trasladaban sus bienes, productos de la tierra, hasta las estaciones del ferrocarril.
Muchos de estos hombres estaban llenos de alcohol y portaban armas. Así que había jóvenes bebiendo en exceso y portando armas de fuego o un cuchillo. Por eso se tienen numerosos testimonios de la época relatando disputas que se dirimían con violencia. El medio, sin duda, era salvaje.
Era un momento histórico donde no existía un entrenamiento especial para ser comisario. Sólo eran personas indicadas para el trabajo y se aprendía en el hacer. Aquéllos que aportaban su tranquilidad, su conocimiento de la gente y la personalidad necesaria, tenían un efecto en la población que les garantizaba el puesto. Todo era intimidación. Los que representaban al Estado o la ley no hacían preguntas. Golpeaban con la culata o el cañón de su arma sin esperar respuestas. De allí proviene la palabra “culatazo”. Era simplemente así.
Por supuesto, muchos de estos polícías y jueces de paz eran sobornados. Sólo había anarquía. Se perpetraban muchos actos violentos que no eran condenados, ya que el sistema judicial que había no era el mejor.
Era para preguntarse: ¿Por qué molestarse en impartir la ley en un pueblo profundamente inserto en la corrupción?
Finalmente, cabe agregar unos conceptos del ya citado Enrique Schaller, que dan claridad sobre la relación hacendado-poseedor de la tierra y poder político. Dice este autor:
"Dada su importancia -desde el punto de vista económico- no es extraño que los grandes terratenientes tuvieran gran influencia en la vida política provincial. Algunos ocuparon destacadas funciones en el Estado correntino e integraron la clase dirigente que tuvo a su cargo el manejo de los asuntos públicos.
"Otros, por el contrario, se mantuvieron al margen de la vida política pero, de todos modos, en repetidas oportunidades les correspondió el manejo de la Justicia en el ámbito rural y gozaron de gran prestigio en los distritos donde se radicaban.
"El Organismo más representativo de la clase dirigente fue la Legislatura local. Entre los terratenientes que en el período 1821 y 1859 integraron este Cuerpo se encontraban: Juan Baltasar Acosta, José Joaquín Goytía, Juan Felipe Gramajo, Vicente García de Cossio, Manuel Serapio Mantilla, Angel Mariano Vedoya, Gregorio Araujo, Fermín Félix Pampín, Pedro Díaz Colodrero, Teodoro Gauna, Juan Francisco Soto, Federico Niveyro, Blas José Márquez, Juan Manuel Vedoya, Isidoro García de Cossio, Juan Pujol, Francisco Meabe, José María Rolón, Manuel Antonio Ferré, Pedro Juan Ferré, Gregorio Valdés, Jacinto Rolón, Pedro Igarzábal y Juan Gregorio Fernández"(5).
(5) Citado por Enrique César Schaller. “La Distribución de la Tierra y el Poblamiento en la provincia de Corrientes. 1821-1860” (1995), en “Cuadernos de Geohistoria Regional” Nro. 31. Ed. Instituto de Investigaciones Geohistóricas, Conicet-Fundanord, Resistencia, Chaco.
Es con este fundamento que se puede inferir que la violenta disputa por el poder de los años 1877/1878 no se originó solamente en colores políticos o en cuestiones jurídicas. Es verdad que la elección del futuro presidente en 1880 tuvo un lugar preponderante en la cuestión, pero no hay dudas que estas confrontaciones por el poder estaban fuertemente influidas por las consecuencias económicas que tendría sobre cada uno de los protagonistas.
Además, si bien el Estado intentó regular el proceso de apropiación de la tierra, no siempre fue eficiente, "por la imposibilidad de ejercer un efectivo control de las ocupaciones en las zonas rurales", señala Schaller. De esta manera, a medida que se fue afianzando el poblamiento y se extendía la apropiación legal de la tierra, se plantearon problemas para conciliar los intereses de los pobladores de los terrenos fiscales denunciados. A las disputas, que de esta forma se producían, se sumaban aquéllas "provocadas por las guerras civiles".
Los años posteriores a 1880 marcarán la valorización de la tierra y la rápida reducción de las áreas baldías, creciendo el interés por la posesión legal y por definir los límites de las propiedades, al mismo tiempo que comenzó la paulatina declinación de los asentamientos espontáneos.
La permanencia en el poder de los hombres federales más allá de 1877 -ahora denominados autonomistas-, hubiese significado no sólo volcar electores al hombre apuntado por el presidente Avellaneda, sino también la permanencia de ocho años continuos (desde 1872) en la Administración de Corrientes el que, incluso, podría haberse extendido mucho más, si el hombre elegido desde P. E.N. triunfaba en las próximas elecciones presidenciales, como ocurrió.
Si bien lo dicho es contrafáctico, de haber sucedido, no hay dudas que la posesión de la tierra y la estructura pastoril de la provincia, en un ambiente tan violento y corrupto como el de aquellos años, hubiese cambiado bastante.