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Valor cultural del Guaraní

I.- Introducción

/-Mba’épa pende ka’aru joa peína opa peĩva koape Mburucuyapegua ha opa okára pegua oúva che rendu ha ojapysakáseva hikuai cherehe-/ /-Avy’aiterei aiha pende apyte ha pene paũme-cheretãme./ /-Lipégui katu añeha'apota añemongeta mante penendivéi ikatu háicha aipo “karaiñe’éme” he’íva. Upéicha oñemboherakáva’ekue umi “invasores” ñe'ẽ. Péicha ojejapo ha oñembohasaka "karairo". Ajapo manté peicha toguahétere opa ouvaekue ko amandajépe ndoikuaháiro ava ñe’ẽ jepe.//-Che ko’ápe Taragui pegua.//- Opa ñande jaikuaha joáva Taragui. Paraway membyhague heñói va’ekue amo ari 1588, upe Parana ojapo hápe pokõi ysyry.//-Ñañe’e mo’avéima manté, koápevente avañé’éme. Ñande “colonia" hare omoĩ ñane akãme iñe’enguéra. Aguyjeveite pendéve pejapysaka háre cherehe ko'apeve.

(Cómo está vuestro atardecer a todos cuantos están de Mburucuyá y a todos los de afuera y a todos cuántos vinieron a oír y escucharme. Mucho me hallé al estar en medio de ustedes y entre ustedes en mis pagos. Luego vamos a conversar solamente con ustedes en lo que se hizo llamar “lengua de los señores” (el castellano). Así se hizo llamar: “lengua de los señores”, al idioma de los "invasores". Haciéndose pasar y tratar “como señores”. Hago solamente así para que lleguen a entender todos los que vinieron a este encuentro, aunque no sepan guaraní. Yo soy de Corrientes, y todos sabemos que Corrientes es hija de Asunción, nacida allá por el año 1588, donde el Paraná hace siete correntadas. No voy a hablar en guaraní en la totalidad de mi exposición porque, como colonia que somos, ya nos metieron en la cabeza su lengua conquistadora. Mucho les agradezco por haberme escuchado hasta aquí)(1).

(1) Conferencia dictada por el doctor Gavino Casco -sacerdote y abogado- guaraní hablante desde su cuna. Nacido en Mburucuyá, provincia de Corrientes, ha dedicado su vida al estudio, profundización y difusión de su idioma materno. El presente trabajo lo presentó en el Congreso de Ytusaingo el 24 de Octubre de 2009, y en Asunción, en el Encuentro Internacional realizado los días 17 y 18 de Abril de 2010. Lo reiteró en la Casa Paraguaya de la Ciudad de Corrientes y en su tierra natal -Mburucuyá- el 14 de Junio de 2014.

Antes de enunciar el tema de mi exposición, hagamos abstracción de la circunstancia que nos rodea, del lugar en que estamos y remontémosnos a los primeros tiempos de la Humanidad, cuando el hombre primitivo estaba saliendo de su estado de hominoide. Recién comenzaba a dar los primeros pasos de “animal racional".

Comienza a crear su sistema de comunicación con la invención y perfeccionamiento de las palabras primero, de los idiomas de cada raza después.

En ese clima y ambiente es donde debemos situarnos, para entender algo del tema del valor cultural antropológico del guaraní, sobre el que hoy -yo no vengo ni pretendo enseñar- sino movido por el gran amor que le tengo, simplemente fijar y llamar la atención.

En efecto: su valor antropológico cultural milenario está presente aún en su estructura actual, tal como se habla. Así trataré de demostrar con algunos vocablos vigentes.

Yo soy guaraní hablante desde mi cuna. En mi familia se hablaba solamente guaraní. Papá y mamá apenas entendían el castellano. Nací en un paraje llamado Manantiales, de Mburucuyá (provincia de Corrientes). Yo escuché el castellano a los siete años, en la Escuela Nacional Nro. 212 - hoy Provincial-.

Fueron mis maestras inolvidables -a quienes rindo mi homenaje- Hermelinda Verón de Escalante, cuya nieta -María del Sol Varela- ha posibilitado este encuentro con ustedes; Olga Aquere de Gamarra; y mi Directora, Espectación Gamarra de Sáenz.

De ellas aprendí los primeros rudimentos del castellano, pero recién a los 14 años lo hablé, cuando fui al Seminario Menor de Corrientes. Con el estudio de otros idiomas -especialmente del latín y del griego- se me abrieron los ojos para comprender la belleza insuperable del guaraní y me concientizó a valorar la riqueza que tenía en el “corpus” de mis conocimientos desde mi cuna.

No tenía por qué avengonzarme, aunque se burlaran de mí, porque eso acontecía. Me discriminaban como “mencho”, como “guarango”, especialmente cuando estuve en La Plata.

Como consecuencia, toda la vida he sufrido al constatar la ideología lingüística que han implantado los conquistadores -más bien devastadores- aplastando, destruyendo, despreciando la cultura autóctona que, en muchos aspectos, era superior a la que imponían ellos a sangre y fuego bajo el eslogan o eufemismo de “civilización".

Me duele aún hoy ver cómo se arremete contra el guaraní, movido por el odio, pero más por ta ignorancia y el desconocimiento sobre su riqueza. En efecto; más me duele ver cómo muchos amantes y cultores, con la mejor buena voluntad tal vez, pero por desconocimiento, afirman y sostienen o dan como supuesto, ciertos aspectos de la lengua que es necesario rectificar e insistir para nuestra propia valoración y defensa del mismo.

Flaco favor se le hace al idioma cuando se lo enseña mal. También yace otro dolor cuando veo cómo en otros países han descubierto el valor cultural antropológico insuperable del guaraní y por eso lo estudian. Tal el caso de la Sorbona, en Francia, y Münster, en Alemania

Por eso me ha parecido bien encarar hoy el análisis del valor cultural antropológico del guaraní, ante tan selecta y distinguida audiencia, un aspecto que tal vez se nos escapa -incluyéndonos a nosotros que hoy aquí estamos reunidos- y por eso no lo valoramos suficientemente, suponiendo cosa conocida.

II.- El legado guaraní: su cultura

Los guaraníes no nos dejaron grandes construcciones arquitectónicas, como lo hicieron los griegos, romanos, egipcios o, aquí, en América, los aztecas, toltecas, mayas e incas.

Pero nos legaron un magnífico documento -o monumento, si se prefiere- de naturaleza espiritual -mucho más sutil y valioso- consistente en su cultura, compuesta por dos pilares fundamentales que fueron y son: la dulzura de su idioma y la sublimidad de su religión.

Y ese legado aún hoy está viviente. Basta mirar y lo encontramos desde las Antillas, cruzando por el corazón de América Latina, a través de la Amazonia y la Mesopotamia, hasta la provincia de Buenos Aires. Basta leer su variada toponimia y escuchar su habla viviente, aún usado por el pueblo, aunque ya con pequeñas variantes.

Son los signos visibles -restos tal vez y bajo amenaza de extinción- de esos dos pilares de su legado: su sublime religión -fruto de una teología de la selva sin ídolos- y la dulzura de su idioma, que más que un idioma es un “sistema de lenguaje”.

Si su religión no hubiera sido sublime ya habría muerto. Pero aún late -como el fuego, bajo las cenizas- incluso bajo nombre cristiano, en muchas de nuestras creencias y costumbres del Nordeste argentino, en la totalidad del Paraguay y en todo el MERCOSUR.

En efecto; de qué nos están hablando el jasy jatere, el pombero, la póra, el kuarahy jára, el culto al “Gaucho Gil” y otros mitos y leyendas, cuya enumeración es imposible agotarla, donde la Cruz, el agua bendita, la reliquia y el paje se mezclan con el culto a la Virgen, como Tupásy y van en el alma de sus peregrinos a Itatí o Caacupé, como una rémora del viaje a la “tierra sin mal”.

Se ha producido un sincretismo con el cristianismo. Esta realidad es tema de otro trabajo y estudio, que aquí hoy no podemos analizarla.

Y si su lengua no hubiera sido un “sistema de lenguaje”, sin contar en aquellos tiempos remotos con la tecnología de la escritura , ni con los medios masivos de comunicación -entiéndase prensa, radio, televisión, internet, etc- ya habría muerto.

Tampoco se explicaría que en tan vasta extensión como la que hemos señalado más arriba de antaño, se hablara y sus hablantes se entendieran sin ningún problema. Ante la inmensidad del temario enunciado, religión e idioma, pilares de esa cultura y bastión de la resistencia guaraní a la penetración ideológica y política de los invasores y ante la imposibilidad de analizarlo en un trabajo como éste, debido a la escasez de tiempo, me limito sólo al análisis del primer elemento: su idioma.

III.- Valor cultural antropológico del idioma guaraní

Antes de entrar al tema propiamente dicho, invito a los oyentes nuevamente a situarnos en aquellos remotos comienzos de la Humanidad y quiero aclarar en algo más por qué le llamamos, a ese legado, documento histórico o monumento de naturaleza inmaterial a su cultura para ceñirnos luego al tema sobre el que quiero llamar la atención hoy, o sea, en dónde radica ese valor cultural antropológico del idioma guaraní.

En efecto, al reflexionar sobre el pilar idiomático de ese monumento -cultura, de que hablábamos- tres factores encuentro en él para dimensionar su adultez, fortaleza, incorruptibilidad y en dónde reside su valor cultural que ha resistido el embate adverso a través de los siglos.

1.- Primer factor: ser testigo de la evolución del lenguaje humano en una determinada raza: la guaraní.

2.- Segundo factor: poseer una estructura rígida, pese a su elasticidad, aunque sus reglas gramaticales están aún desconocidas en gran parte y no estudiadas, pero que permanecen inalterables a través del tiempo en el pueblo guaraní hablante.

3.- Tercer factor: ser incorruptible pese a los ataques políticos y sociales a que se le sometió y somete por odio, desprecio, prejuicio, difamándolo, o bien por ignorancia o desidia, relegando vocablos o creando otros innecesariamente, cuando aún existen en guaraní, aunque tal vez poco usados y/o desconocidos.

Ante la imposibilidad material de analizar a cada uno de los tres factores mencionados, pasamos ahora a reflexionar solamente sobre el primero: su valor antropológico cultural, por ser testigo de la evolución de una lengua humana, desde su creación.

Tangencialmente haremos alusión hacia el final a su contenido mítico, esotérico y misterioso que aún queda oculto en cada palabra guaraní, encerrados en la mayoría de los casos en aparentes simples vocales, como la / ã /, la /  /, etcétera, que primigeniamente fueron conceptos o ideas.

El avañe'ẽ es -aún hoy- el testigo vital y viviente de la evolución del lenguaje humano en una determinada raza aborigen: la guaraní.

Situémosnos nuevamente en aquellos remotos tiempos de la Humanidad primera. Hemos enunciado el tema. Ruego se preste especial atención a la frase que acabo de expresar. El guaraní no deriva ni derivó de ninguna otra lengua anterior a ella y nació junto con la Humanidad.

Sabido es que la Humanidad no apareció a su condición de Homo sapiens, ni con un lenguaje determinado, infundido por una inteligencia superior creadora. Cada porción de quienes -creación de por medio, por supuesto- se separaba de aquel tronco primitivo -si sostenemos el monogenismo y no el poligenismo- traía la capacidad cerebral para desarrollar su intercomunicación dentro de su grupo.

Y así fue inventada la palabra primero para luego perfeccionarse en una multitud de las mismas, configurando luego los diversos idiomas existentes en el planeta, cercano a los siete mil en la actualidad, aunque cada día asistimos a la desaparición de algunos de ellos.

Fue y es semejante a la evolución que sufre el niño para adquirir su habla. Podríamos establecer un paralelismo comparativo entre un niño y la adquisición del habla por los primitivos hombres, cuando inventaban su idioma.

En el guaraní se conservan intactos los distintos pasajes, etapas o estadios de ese evento y evolución. Aún perduran vocablos o palabras cuya antigüedad jamás podemos saber con precisión -tal vez miles o millones de años- y que fueron las primeras palabras pronunciadas por el hombre como tal sobre la tierra en su condiciór de "animal racional".

Esta afirmación está conteste con la teoría -y en ella me inspiro- de Tiburcio Alfredo Martínez, un goyano correntino que, en el año 1916, sentó las bases de la teoría de la comunicación en un libro titulado “Orígenes y Leyes del Lenguaje aplicado al Idioma Guaraní”.

Hoy en Francia, en la Sorbona, conforme me narrara un amigo mío radicado allí, ha sido redescubierto el contenido de este libro y está siendo muy estudiado. En esa visión evolutiva, perfeccionada luego por Secundino Ponce de León -otro estudioso correntino del guaraní- existirían cuatro períodos o estadios en la adquisición y perfeccionamiento de la lengua guaraní.

Los mencionaremos brevemente, sin poder profundizar a cada uno, debido a la escasez de espacio y de tiempo, sin perjuicio de preguntas que algún asistente quiera formular.

a.- Período Ventral: la era de los fonemas ventrales

En este primer período habrían aparecido las primeras adquisiciones del vocabulario guaraní. Entre ellos anotamos -en primer lugar- al vocablo / / muy usado aún hoy en nuestro guaraní cotidiano paraguayo o correntino y cuyo significado es negro, espantoso, capaz de provocar miedo.

Es fácil imaginar, allá en los albores de la Humanidad cuando el hombre estaba ascendiendo de su condición animal a su estatus de hombre: entre saltos y gritos el hombre primitivo habría exclamado /--/,/--/ señalando con el dedo lo oscuro, negro o espantoso que le provocaba pánico.

De /--/ calificamos -aún hoy- a la noche tenebrosa o a la tempestad cuando avanza, en forma amenazadora, porque nos produce miedo.

Aunque existe también el vocablo /-kamba-/ no es apropiado aplicar este calificativo ni a la noche ni a la tempestad. Nunca he oído decirse en guaraní “pyhare kamba” o bien “ára kamba”. En cambio he escuchado expresiones como éstas: /-Hu ko pyhare, che mbokyhyje-/ o bien /-hu oína upe ára, akyhyje-/.

Con ello queda evidenciado que es aplicable apropiadamente solamente en el caso a la noche o a la tempestad y a otras cosas capaces de provocar espanto, como sería la profundidad de un pozo o en el interior de una caverna, etc.

Se concluye, entonces, preguntarnos cuántos miles o millones de años de existencia tendrá este vocablo que hoy usamos a diario los que tenemos el privilegio de hablar guaraní. Por esa antigüedad, es uno de los tantos ejemplos de lo que llamamos “valor antropológico cultural del guaraní”, condición y cualidad que no las tienen otros idiomas -por más perfectos que parezcan- generalmente por ser derivados de otros.

Buscando otros ejemplos en este período debemos mencionar a la /-ã-/ aclarando que es dentro del idioma guaraní, porque bien podríamos analizarlo también en el sánscrito, en el griego o en el latín o en el chino.

En la lengua /-avañe'ẽ-/ como concepto, su significado primitivo fue y es aún: caer, el ser, el fruto, la sombra, el alma, etc. A propósito de esto, dice T. Alfredo Martínez, en el Prólogo de su obra citada, lo siguiente:

La /-ã-/ originaria, sustantivo universal, que sirvió para designar todo cuanto contiene la naturaleza, toda sustancia y toda noción, sobrevive a todos los organismos salidos de la madre naturaleza en el mismo período. Su antigüedad es incomensurable, porque se remonta a los orígenes mismos de la especie o de la raza, según que aceptemos la unidad o la multiplicidad del origen del hombre. Y si el hombre ya era industrioso en el Plioceno, del Período Terciario, ese primer vocablo es más antiguo que la flecha de cuarcita incrustada en el trocánter del toxodonte descubierto por Carlos Ameghino....

Es por la tanto otro vocablo guaraní inicial y milenario, coetáneo de /--/; un nominativo universal, usado por el hombre primitivo guaraní para designar a las cosas existentes.

De allí derivarían otros conceptos, como la /--/ (decir, emitir o producir sonidos, etc.) que -en cuanto a su significado- analizaremos luego y vocablos como /-tata-/ (fuego), /-ã-/ (el fruto), /-anguéra-/ (la sombra), donde interviene la /-ã-/ originaria, como concepto.

Es interesante reflexionar sobre el caso del /-tata-/ (el fuego), cuando el hombre primitivo, empezando a descubrir la instrumentalidad de las manos y las cosas, mientras saltaba de alegría al descubrir el fuego -rememorando al mismo tiempo con gestos, el ruido del golpeteo de dos piedras entre sí /-ta-ta-/ para producir la chispa ansiada del fuego necesario en las heladas noches. Así lo denominó y así aún hoy llamamos al fuego los guaraní hablantes actuales.

Al respecto cabe la misma pregunta -que nos formulamos respecto a /--/ de cuántos miles o millones de años tendrá este vocablo usado a diario por nosotros. Moisés S. Bertoni, contestes con Tiburcio A. Martínez, encuentra cerca de 150 palabras en las que entra como elemento integrativo el nominativo originario universal /-ã-/.

Así estaría en /-avati-/ (maíz) - síncopa proveniente de /-ava morotĩ-/ / ("pelo blanco") y otros vocablos, imposible de agotar su enumeración.

Finalmente, en este período también -según ya sentamos- habría aparecido la /--/ (desprendido del originario /-ã-/), al que analizaremos luego bajo otro aspecto, colocándolo en el tercer período al que denominamos “período nasal”.

A título de mayor claridad podemos citar en este período los siguientes vocablos ventrales:

/-aha-/ (voy), /-ha'u-/ (como), /-ha’a-/ (caigo), /-ha'o-/ (hediondo), /-ha'ẽ-/ (moho),/-ha’e-/ (digo, o bien el pronombre: él), /-he'i-/ (dice),/-he’õ-/ (húmedo), /-ho'o-/ (su carne), /-he-/ (rico, sabroso), /-heẽ-/ (sí), /-he'ẽ-/,(dulce), /-haihu-/ (ama), /- ho'u-/ (come), etc.

Ventrales y Nasales a la vez: aquí ya se mezclan con el segundo período, que es el gutural: /-ha'ẽ-/ (amohosado), /-hagẽ-/ (rápido), /-hesãi-/ (brioso). El vocablo triforme o alternante /-tu’a-/ (meollo, carozo), /-ho'ẽ-/(filtrar), etc.

Se impone ver en estos pocos ejemplos cómo son monosílabos o, a lo sumo, bisílabos, pues son verdaderos embriones recién nacidos para luego evolucionar y perfeccionarse apareciendo la conjugación, la aglutinación y la polisíntesis que son características muy pronuncidas del guaraní, dando lugar a las micro o macropalabras.

Secundino Ponce de León, ilustre estudioso correntino del guaraní según dijimos, que penetró profundamente el pensamiento del goyano T. A. Martínez, en el Prólogo al libro “Gramática Guaraní” de Juan de Bianchetti -editado en 1944- perfeccionando la descripción de esa primera etapa de la lengua guaraní expresa lo siguiente, explicitando dicho período:

Nuestro incomparable /-avañe’ẽ-/ -dice- léxico del hombre primitivo americano según mi punto de vista, continúa, impropiamente denominado 'idioma guaraní', se inicia prácticamente, conforme a mi tesis, en el primer período formativo del lenguaje, con los fonemas ventrales, es decir, los que se emiten sin necesidad de abrir la boca y a los que se habrían llegado después de un largo proceso mental precursor, desde lejanas especies, en los antececesores del hombre, como nos enseña el insigne filólogo correntino, doctor T. Alfredo Martínez, en su monumental obra 'Orígenes y Leyes del Lenguaje aplicados al idioma guaraní' (no obstante haber pasado inadvertido para el autor citado este interesante, importantísimo período de los fonemas ventrales, en el proceso formativo del lenguaje).

Dichos fonemas primitivos, verdadero embrión de la palabra -sigue diciendo Ponce de León- sirven para expresar -aún hoy- diversos estados del espíritu, tales como el enojo, el dolor, la sorpresa, la duda, la afirmación categórica, la negativa rotunda, la interrogación, la desconfianza, la alegría, la pena, la burla, la inquietud, la súplica, el fastidio, la ternura, la aflicción, la ira y, ante todo, el amor, etc.

En nota al pie de página, en el mencionado Prólogo, agrega Ponce de León

El empleo de los fonemas ventrales es común entre los pueblos de origen 'ava', especialmente entre los guaraníes. Y esta supervivencia nos está demostrando el remoto origen del 'avañe'ẽ'. Los idiomas europeos los han perdido casi por completo. Pero como son tan expresivos aquellos fonemas ventrales del guaraní, nos entienden por igual, el chino, el polaco, el italiano, el inglés, el árabe, el egipcio, etc.

Pues bien, a esto lo denominamos valor antropológico cultural del guaraní, tema principal de nuestra exposición. Lo importante es descubrir en cada período cómo el guaraní -a semejanza del sánscrito- con cada vocablo trata de reproducir y representar a cada fenómeno, hechos o cosas de la naturaleza.

De allí la abundancia de voces onomatopéyicas. Crea e inventa los vocablos por varios caminos: por imitación, por similitud, por representación o reproducción en la onomatoneya.

El problema surgió para representar los conceptos abstractos. Aquí intervino la metáfora, la abstracción que interviene en la metáfora es exclusiva del hombre, porque es el único que puede establecer relaciones, contenido, en la metáfora; es una función cerebral que los animales no la tienen.

Tampoco hay que pensar que cada período finalizaba y comenzaba otro. Permanecía el anterior y se mezclaba, se superponía y se fusionaba con el siguiente, para así ir enriqueciéndose la lengua.

b.- Período Gutural, o la era de los vocablos en la garganta

Prosiguiendo con la evolución del guaraní, llegamos al segundo estadio de su evolución. Antonio Ruiz de Montoya, hablando de las pronunciaciones, sostiene en su libro "Tesoro de la Lengua Guaraní" (1639), Madrid: "... la segunda es una pronunciación gutural que se forma 'in guture' (en la garganta), contrayendo la lengua hacia adentro".

Prescindiendo de toda polémica actual sobre si existe o no la guturalización en el guaraní -siempre siguiendo a Tiburcio Martínez, que en esto sí es explícito- establece que en este segundo período de la formación del guaraní habrían surgido más vocablos: habría surgido un mayor número caracterizado por la pronunciación en la garganta.

Así, en este período se habría configurado y establecido la /-y-/ a la que actualmente, cambiando su naturaleza originaria de expresar un concepto, hoy se le ha asignado una función gráfica (letra) de un fonema guaraní (inexistente en otros idiomas), como sexta vocal, que nada tiene ni tuvo que ver con su origen semántico, o sea, su significado primigenio.

También otras palabras ya derivadas habrían aparecido en esta etapa, como /-yvate-/ (arriba), /-yvy-/ (tierra), /-ysyry-/ (arroyo), etc.

Como paréntesis y curiosidad -para referirme en algo al origen precolombino de los guaraníes en Corrientes y la antigüedad de su lengua de la que venimos tratando- consigno que entre los fenómenos naturales donde la delegación de Asunción asentó el primitivo Taraguy en 1588, corría un arroyuelo llamado /-Ysyry-/, en la parte sudoeste y que pasaba por lo que hoy es el Parque /-Cambacuá-/. Fue entubado y sirvió otrora de desagüe pero, posiblemente hoy está obstruido por la construcción de los pilares del actual casino en la ciudad capital.

El otro arroyuelo hacia el nordeste se llamaba /-Arasa-/ (guayabo), tambien hoy entubado. Posteriormente se llamó Poncho Verde para luego cambiársele su nombre por el de Avenida Pujol, gobernador correntino del siglo XIX. No obstante, aún corre el Poncho Verde bajo esa avenida y muchos correntinos siguen llamándolo así.

c.- Período Nasal; vocablos fononasales

Tercera etapa en esta evolución. Continuando con la evolución y crecimiento del guaraní -conforme siempre a Tiburcio Alfredo Martínez- se desemboca en un tercer momento en que se habría aumentado más el número de vocablos.

En tal estadio en la pronunciación de los vocablos intervienen más la cavidad nasal en combinación con la garganta antes que la cavidad bucal. Allí habrían aparecido los conceptos expresados por las vocales nasales y guturo-nasales.

No es lo mismo decir “oke” (duerme) que “okẽ” (la puerta). Veamos algunos vocablos en cuya integración interviene la /--/ en tanto concepto, nacidos y formalizados en este período. Cito a T. A. Martínez, quien en la página 281 -2da. ed.- de su obra dice:

"... Quedan también sus derivados/-hetũ-/ (oler), /-hendu-/ (oír), /-hecha-/ (ver) .... La misma forma radical tiene el verbo / -ho’ẽ- / (filtrar).

"Pero detengamos, a mayor ilustración, un poco la atención sobre: /-mbo’ẽ-/ enseñar, instruir, ilustrar, aleccionar. Lit.eralmente significa: crear la palabra, la dicción, hacer hablar, hacer producir sonidos ... porque la vocal /--/ es otro derivado de la /-ã-/ el sustantivo absoluto -nominativo universal- que debió aplicarse en los orígenes a la designación de todas las cosas y, por lo tanto, también incluyendo a las “cosas sonoras", según ya analizamos en el primer período.

Por lo tanto, cuando el hombre comienza a hablar es volverse o transformarse también en cosa sonora, que produce sonido. /-Mbo’e-/ es hacer al hombre “cosa sonora”, o sea, “hablante”.

"Porque la palabra, el hablar para el hombre primitivo no es un concepto como el de ahora para nosotros al emitir palabras, sino más bien /--/ es “el sonido producido también por el hombre, al igual que la naturaleza y los animales”.

Al respecto dice T. A. Martínez en la página 148 -1ra. ed., 1916- de su libro “Leyes y Orígenes del Lenguaje aplicado al Idioma Guaraní”, lo siguiente:

"El hombre primitivo, hombre de la naturaleza, no podía tener de la observación de ésta sino un concepto puramente natural, físico. El viento, en forma de huracán, al azotar los cuerpos, suena y suena aún sin azotarlos; suena el mar, suena el río, suena el trueno y suenan los árboles y las cosas que chocan. Las voces de los animales debían significar para él, lo que las voces de la naturaleza: ¡sonidos!, y sus propias voces debían considerarlas como la de los animales: sonidos. Por lo tanto /--/ significa producir sonidos. El que habla está produciendo sonidos. Así se está integrando a la naturaleza. Por eso, para el hombre americano, su ser forma parte de la naturaleza, de la Pachamama".

"Y la prueba de ello es que aún hoy, en el estado actual del guaraní, el grito de muchos animales, no es cantar ni gritar, sino /-ñe’ẽ-/. Así, por ejemplo, decimos: /-Oñe’ẽ chahã- /, /-O ñe’ẽ pyhare peteĩ suinda che roga ãri-/, /-Oñe’ẽ tetéu-/, etc. o sea “hablan“, según nuestra traducción actual pero, en realidad, están “produciendo sonidos”, según el hombre primitivo.

Pero poco a poco se fue restringiendo esta aplicación general, nada más que al sonido producido por el humano, /-ñe’ẽ-/ o sea, al producir sonido del hombre al hablar. Por lo tanto /-mbo’ẽ-/ es hacerte saber producir sonido, hacerte hablar.

¡Qué admirable papel el de los docentes que hacen hablar a los niños! ¡Y qué mejor que hacerle comprender las raíces de su lengua madre para niños que sólo saben hablar en guaraní! De ahí la fundamental importancia pedagógica y didáctica de la lengua materna en los niños que se inician en la escuela. ¡Queda tanto por decir y ante todo por hacer en este terreno!

Ya hemos analizado más arriba a la / -- / como concepto, lejos aún de su papel de grafema o de letra en la actualidad.

d.- Período Vocal: la era de los vocablos propios y exclusivos de la fonación bucal

Cuarta y última etapa de la evolución. Finalmente, la evolución del guaraní habría llegado a la característica de los idiomas modernos que es la pronunciación de los sonidos en la cavidad bucal.

Las palabras se habrían multiplicado y así asistimos a un guaraní que estaba mucho más evolucionado y perfecto que el castellano cuando llegaron los españoles con su “romance”. Su única desventaja como idioma radicaba en no poseer aún una escritura -ni siquiera prestada- como la tenía el castellano del latín.

Aunque en esa época para el guaraní nacían los primeros esbozos gráficos, estancados luego por el avasallamiento de la conquista devastadora. Así se ha descubierto últimamente en las selvas amazónicas entre los hallazgos de ia antropología cultural.

IV.- Contenido mítico, misterioso y oculto aún en el idioma /avañe'ẽ /

Antes de concluir el análisis breve sobre los estadios o períodos de evolución -que hemos mencionado en función de destacar el valor cultural antropológico del guaraní- quiero antes aludir a otro aspecto íntimamente vinculado al tema de la evolución y es lo referente al contenido mítico, misterioso y oculto aún en el idioma /-avañe’-/.

En efecto, lo que llevamos dicho sobre los estadios o períodos de la evolución hace al aspecto de fonemas o sonidos, pero nos queda mucho más por decir sobre aquellos profundos misterios que encierra cada concepto, cada “palabra” en guaraní, expresada y escuchada -tal vez- en una simple vocal.

/-Palabra-alma-/ /-porción-divina del /-ñe’-/ misterios míticos aún no conocidos en plenitud, revelados en parte a León Cadogan en aquel himno sagrado de la creación, en el /-ayvu rapyta ñe’ery-/, poema equiparable y comparable solo tal vez con el cántico bíblico del Génesis sobre la creación.

En tales arcanos misterios se encuentran encerrados aún intactos e ignorados junto a realidades profundas de la religiosidad guaraní, uno de los pilares del monumento al que aludíamos más arriba. Los jesuitas, imbuidos de su mentalidad etnocéntrica y europeizante, no se dignaron estudiar la religiosidad y cultura guaraní.

Se limitaron sólo al estudio de la lengua creyéndose superiores y solamente en función de anunciar la doctrina cristiana de la era del Concilio de Trento. El descubrimiento de las riquezas religiosas y culturales guaraníes es obra de los antropólogos del siglo XIX, especialmente León Cadogan, Curt Nimuendajú y otros.

Esos misterios hoy aún han sido más alejados de nosotros con la función exclusiva de grafemas asignados e impuestos a los conceptos primitivos guaraníes como la /-a-/, la /-e-/,/-i-/ /-o-/, la /-u-/, la /-y-/, etc.

Han sido violados y profanados pero, no obstante queda aún un inmenso e insondable campo no revelado a nuestra mentalidad moderna simplista, que sólo ve la función gramatical de fonemas en las letras -principalmente en las vocales guaraníes- desconociendo su primigenio origen mítico-esotérico y sagrado.

Para el hombre primitivo la palabra inventada no era sólo portadora de un concepto o idea o significado, sino que venía con un profundo contenido misterioso, religioso y mítico cuyo dominio y manipulación estaba en los selectos grupos de iniciados, shamanes o brujos y, en gran parte, en la misma comunidad general.

Como no podemos extendernos en este tema tan profundo y como para muestra basta un botón, sólo traigo a colación algo relacionado al tema, en lo referente a las vocaIes-conceptos: /-ã-/ y /--/ extractado de los estudios de Curt Unckel Nimuendajú y León Cadogan, referido y analizado por el Padre José Manuel Peramás en su libro “La República de Platón y los Guaraníes” en el capítulo II del cual resumo.

Como se trata de conceptos y realidades muy delicadas, sólo me atrevo a leer algunos conceptos al respecto.

I.- Referente a la "ã"

“Y en el capítulo III, titulado 'Alma y Nombre' dice Nimuendajú -afirma Peramás-:

“Los Apapokúva no designan el alma como los otros de Lingua Geral:

/-ang- /, sino /-ayvukue-/. En esta palabra, la sílaba inicial, poco clara en su significado, posiblemente pueda corresponder a /-ang-/; la segunda /-vu-/ quiere decir: subir a la superficie, surgir; /-kue-/ es el pretérito; /-ayvu-/ significa, como he dicho, el habla, el lenguaje del hombre y en clásico guaraní significa, ruido.

/-Ayvu-kue-/ significa "el aliento que brota de la boca" (sic). (Nimuendajú 1987:29).

Luego agrega, en una nota aclaratoria:

“Se podría también explicar en la siguiente manera: /-ang-/, alma (guaraní clásico) que en Apapokúva se transforma -por eufonía- en /-ay-/; /-vu-/: brotar, /-kue-/: pretérito. Entonces: el alma que ha salido del cuerpo".

Otro investigador, el mayor Marcial Samaniego, quien en la “Revista de Turismo” (Feb. 1994), Asunción, dedica un artículo a la mitología de los que él llama los Ava Guaraní del Yvy Pyte o Ipir, dice:

“Nuestra palabra es la manifestación de nuestra alma que no muere; ... / -ang- / es la sombra, el rastro, el eco”.

Tenemos pues tres guaraní parlantes hablando tres dialectos distintos del guaraní y probando tres regiones muy separadas entre sí, quienes, para designar la parte divina, imperecedera del alma humana, emplean voces que traducen el concepto de palabra, lenguaje humano; es decir, para quienes los conceptos de: porción divina del alma y lenguaje humano constituyen una sola idea, un concepto indivisible.

Se ha visto que los Jeguakáva creen en la dualidad del alma, dogma que el lector hallará esbozado en las notas que siguen al cap. VI y en el mito de Kapitã Chiku (cap. XVI) y, para designar la porción imperfecta, telúrica del alma, emplean la voz /-ãngue-/.

/- ãngue-/ es el producto de nuestras propias pasiones y apetitos; como dicen los mburuvicha, /-ñande reko achykue-/: el producto de nuestro imperfecto modo de vivir.

Cuando muere el hombre, /-ñe’ẽy-/, enviada por los dioses, vuelve a la morada de su Padre; /-ãngue-/ permanece en la tierra convertida en /-mbogua-/, palabra empleada por los guaraní antiguos y recogida también por Montoya: /-mboguavi-/ ("Tesoro...", 215).

Los Avá Guaraní mencionados por Samaniego utilizan la voz /-ang-/ para designar “la sombra, el rastro, el eco” del hombre.

En cuanto a los Apapokúva, vuelvo a citar a Nimuendajú -prosigue Peramás- (1987: 29-30):

“Luego del nacimiento (del ser humano) entra a acompañar al /-ayvukue-/ (la porción divina del alma) el asygua. El /-asygua-/ es alma de animal. Después de la muerte, /-asygua-/ se transforma en /-anguery-/. La voz está compuesta de /-ang-/: alma en guaraní clásico, y el pretérito /-kuéra-/, transformada de acuerdo a las leyes de la fonética apapokúva en /-kuery-/ /-guery-/.

Los Apapokúva no usan -fuera de este caso- la voz /-ang-/ para designar alma, ni la voz /-guery-/ (p. 18, en la traducción de Recalde).

Salta a la vista que este /-asygua-/ alma de animal, según Nimuendajú, es el mismo /-teko achykue-/ (teko asykue), el producto de las imperfecciones humanas de los Jeguakáva. Al morir el Apapokúva, su /-asygua-/ -alma animal- se convierte en /-anguéry-/, espíritu peligroso; al morir el Mbyá, su /-teko achykue-/ -producto de sus pasiones- se convierte en /-ãngue-/ o /-mbogua-/, espíritu igualmente peligroso que hay que alejar con plegarias y humo de tabaco, especialmente creado por Jakaira, dios de la primavera, para el efecto.

Prescindiendo de las deducciones de Nimuendajú acerca de las posibles etimologías de ayvukue, tenemos tres naciones guaraní parlantes: los Jeguakáva o Mbyá Guaraní del Guairá; los Avá Guaraní de la frontera; y los Apapokúva Guaraní del Brasil, que creen en la dualidad del alma.

Para las tres naciones citadas, habla, lenguaje humano y porción divina del alma son sinónimos y las tres utilizan la voz /-ang-/, /-ãngue-/, que en nuestro guaraní clásico significa alma humana.

¿Qué es ãngue?

Los datos lingüísticos que nos brindan estos anales de los Jeguakáva o Mbyá nos permiten descifrar su significado: ã significa en mbyá-guaraní: estar en pie, estar en posición vertical, acepciones que le da también Antonio Ruiz de Montoya en su "Tesoro de la Lengua Guaraní".

Los siguientes ejemplos de su empleo entresacados de estas mismas páginas, servirán para demostrar sintéticamente su verdadero significado:

Jaipycho yguýpy imo’ãmy (cap. XIII): Lo clavamos debajo del agua, en posición vertical.

...oãmývyma (cap. II):

... en virtud de haberse erguido, de haber asumido la forma humana.

Che yvy o’ã’yvõ ñande ra’y apyrea pyre (cap. VII):

Mi tierra herirá la verticalidad de mis hijos (contiene presagios de infortunios para mis hijos) hasta la postrer generación, etc.

Estos pocos ejemplos de ã y sus derivados bastan para demostrar que el verdadero concepto que encierra ia sílaba ã, ang de la voz ãngue es: verticalidad, conciencia o cualidad de ser erguido.

En cuanto al sufijo kue, gue, ngue, sabido es que, además de expresarse con él el pretérito, expresa las cualidades abstractas de seres y cosas, v.g.: yvate: alto; yvatekue: altura; pytã: rojo; pytãngue: rojez, bermejura, etc. etc.; ãngue, por consiguiente, encierra el concepto de: las cualidades de un ser vertical, erguido, que fue; en otras palabras: la mortalidad de un ser humano desaparecido, pues no existe otro ser viviente cuya posición normal es la vertical.

Y esta definición concuerda exactamente con la de ãngue que nos dan los dirigentes mbyá-guaraníes: el producto de nuestras pasiones, de nuestras imperfecciones: ñande reko achykue.

Aunque la voz ã y algunos de sus derivados se emplean con referencia a animales y seres inanimados, ãngue: alma telúrica o impura, es algo exclusivo del hombre.

El árbol, aunque se yergue, inmóvil -pindovy aipópy iaĩ-; una palmera milagrosa se yergue en dicho lugar (cap. VIII), no tiene ãngue -alma telúrica- pero sí tiene alma: ñe ‘ẽy (cap, IX); el tigre, todos los seres vivientes, tienen alma: ñe ‘ẽy.

Omopyrõ Kuarachy Ete agaura ñe'ẽ guaminóre: Kuarachy Ete hizo que el alma de un tigre se encarnase en su propio nieto (cap. XVI). Pero, fuera del hombre, del ser viviente, ningún otro ser viviente posee ãngue. Porque esta porción del alma es producto de la mortalidad, debiendo su génesis exclusivamente a las pasiones e imperfecciones inherentes al ser que vivió erguido: /o’ã va’e reko achykue-/.

Después de leer estos textos de ilustres y sabios investigadores nos queda la sensación frustrante de que más allá de la función gramatical de fonema o letra desempeñada hoy por la /-ã-/ existe un inmenso y misterioso campo no explorado aún, referido a su significado primigenio, esotérico y místico.

Sólo ha llegado hasta nosotros, en cuanto concepto, envuelto aún en un halo de misterio desde época milenaria. He ahí otro aspecto de su valor antropológico cultural sobre el que quiero llamar la atención en esta exposición y que se nos escapa muchas veces en nuestro cotidiano hablar, por eso la subestimación del guaraní, para propios y extraños.

II.- Referente a la ""

Ahora pasamos a decir algo sobre la /--/, según aclaramos más arriba.

“En cuanto a la /--/-prosigue José Manuel Peramás- que hoy significa “decir” tanto en nuestro guaraní clásico como en mbyá-guaraní; y para expresar el concepto que encierra nuestra palabra resucitar, v.g., el de devolver el alma al que ha muerto, emplean los Mbyá la palabra “eepy”, cuya traducción literal es: rescatar o redimir el decir.

El nombre con que designan el patronímico sagrado otorgado por los dioses al hombre y que lo acompañará a través de la vida y que, según las creencias mbyá-guaraníes constituye parte integrante de la naturaleza del hombre es: /-ery mo’ã a-/: aquéllo que mantiene erguido el fluir de su decir (capítulo IV).
“Resumiendo -concluye Peramás-: las voces /-ayvu-/, /-ñe’ẽy-/ y /--/ traducen los dobles conceptos de:
1.- Lenguaje humano, origen de la porción divina del alma humana.
2.- Palabra, porción divina del alma.
3.- Decir: el principio vital; el alma, el decir (Verbo).

“Falta un eslabón -sentencia Peramás- que confirme la definición de los mburuvicha mbyá-guaraníes, según la cual /-Ayvu Rapyta-/, el origen del lenguaje humano, es /-Ñe’ẽy Ypy-/: la palabra-alma originaria".

Este eslabón nos lo proporciona Nimuendajú, etnólogo de fama mundial. En el capítulo II (1987:17) de su clásica obra ya citada dice:

“Las voces/-ñe’ẽ-/ y /-ayvu-/ tienen valores diferentes entre nosotros y los guaraníes de que venimos tratando. /-Ñe’ẽ-/ en Paraguay y en Corrientes es el lenguaje de los hombres y /-ayvu-/ es el ruido de los animales. En el grupo guaraní que venimos estudiando, /-ayvu-/ significa lenguaje humano y /-ñe’ẽ-/ es el ruido de animales; justamente lo contrario”.

Respecto a “” producir sonido, que luego “ñe’ẽ” se restringe al habla humana, ya hemos analizado en el tercer período de la evolución del lenguaje, identificado como período nasal. Ahí sólo aludimos a su valor antropológico por su antigüedad, contenido en su significado.

Esto ha sido un somero análisis de los mitos y leyendas encerrados en dos aparentes simples letras: /-ã-/ y /--/ recogidos por diferentes investigadores entre distintas parcialidades guarani hablantes. En su contenido mítico no deja lugar a dudas respecto al común origen de la religión de los diferentes grupos de esta raza, cuyos restos viven aún diseminados a través de nuestro continente.

Y permite deducir que los versos sagrados de /-Ayvu Rapyta-/ y los demás capítulos “esotéricos” de los textos míticos de los Jeguakáva -pletóricos de poesía y de filosofía- no sean de propiedad exclusiva de esta parcialidad, siendo de presumir que otras naciones guaraníticas que hayan podido -como los Mbyá del Guairá- mantener sus tradiciones y lengua libres de influencias exóticas, conservar tradiciones similares.

Para no salirse del tema lo que a nosotros -con mentalidad simplista moderna-nos interesa, es constatar la antigüedad de los conceptos -en esa evolución del guaraní-. Hemos aludido tangencialmente de cómo tanto en la /-ã-/ como en la /--/ debemos admirar su valor antropológico cultural cargados no sólo de siglos y milenios, sino ante todo de misterios míticos religiosos profundos.

Cómo hoy esas aparentes simples letras vocales desempeñaron primero, ideas y conceptos míticos. Hoy se oculta ese su primigenio contenido bajo el papel de grafemas o letras impuestos a partir de los estudios jesuíticos. Queda aún un vasto campo inexplorado y profundo.

V.- Procedimientos gramaticales. La filosofía de su formación

Más arriba -en el ítem III- referente al “valor cultural antropológico del guaraní" dijimos que como segundo factor "posee una estructura rígida, pese a su elasticidad, aunque sus reglas gramaticales están aún desconocidas en gran parte y no estudiadas pero que permanecen inalterables a través del tiempo en el pueblo guaraní hablante actual”.

Pues bien, a medida que avanzan los estudios guaraníticos actuales van apareciendo -cada vez con mayor nitidez- algunos procedimientos típicos y exclusivos del guaraní. Así, pongamos como ejemplo:

Si digo “che apurahéi” (yo canto); pero si digo simplemente “purahéi” (el canto), aplicando las categorías gramaticales del castellano, diríamos que en el primer caso “che apurahéi” nos hallamos ante un verbo, pero en el segundo simplemente “purahéi” (el canto), tratándose de una misma palabra, estaríamos ante un sustantivo. Entonces en qué quedamos: ¿es un verbo o es un sustantivo?

En consecuencia la naturaleza gramatical del guaraní escapa a las categorías gramaticales grecolatinas de los primeros estudiosos jesuíticos -como los de José de Anchieta y Antonio Ruiz de Montoya- ya que no es equivalente a las del guaraní y por lo tanto las excede y escapan a las mismas.

Pero lo que quiero mencionar y analizar en esta última parte, es lo referente al carácter polisintético y aglutinante preponderante en el guaraní. Si bien es cierto, es un procedimiento común en todos los idiomas primitivos, en el guaraní es preponderante.

Así, le dota de ese carácter o cualidad tan peculiar como son la polisíntesis y la aglutinación que, a primera vista, aparecen en el “avañe’ẽ”. Para aclarar ese carácter me refiero a la elisión, al aféresis, a la síncopa y al apócope. Son conceptos aparentemente difíciles, pero vamos a intentar comprenderlos a la luz de ejemplos.

a.- La elisión es un procedimiento gramatical y consiste en sacar una letra y sustiturla por otra, generalmente al encontrarse dos vocales (una final y otra inicial) de dos vocablos seguidas.

Así tenemos “chamigo” por “che amigo”, por razones de eufonía. Este procedimiento se conoce también en el francés. Por ejemplo no se dice (“je aime” sino “j’aime”), yo amo, por razones de eufonía en el discurso oral, desapareciendo la “e” de “je” en la graficación en la escritura.

b.- Aféresis: es descabezar una palabra o vocablo. Está muy emparentado con la elisión, que a veces se confunden. Veamos un ejemplo: “pota” es querer, pero también es formadora de tiempo en una conjugación. Así, los paraguayos dicen “aháta” (voy a ir) y los correntinos decimos “ahápota” (voy a ir), que constituyen una diferenciación muy notoria entre el guaraní paraguayo y el correntino.

Los paraguayos están utilizando el aféresis de “pota”. Nosotros usamos el vocablo en su integridad. Ambos modos de hablar son correctos y no hace ni inferior a uno u a otro modo de hablar. Otros ejemplos: ”koãga”, o bien “ãga”, equivale a “ahora” y se puede usar indistintamente, aunque hay una sutil diferencia de tiempo para el que habla fluidamente.

c.- Apócope: es suprimir la última o más sílabas de un vocablo o de una palabra entera si se trata de una frase u oración. V.gr. kurepi es una frase que proviene de “kure” (chancho) y de “pire” (piel, cuero) que, por el apócope de “pire” queda simplmente “pi": "cuero de chancho”, nombre despectivo con que llaman los paraguayos a los argentinos.

Otro apócope tenemos en “ndi” en lugar de “ndivé” o “ndivéi". Los paraguayos dicen “Ou Perúndi” (viene con Pedro), en lugar de “Ou Perundive”, aunque también se usa esta modalidad en su forma íntegra.

Aclaro que nosotros en Corrientes usamos “ndivéi” -como si fuera negativo- en vez de “ndivé”. Otra diferenciación entre el guaraní paraguayo y correntino. Eso no hace más o menos imperfecto al modo de hablar de unos y otros. Son regionalismos comprensibles.

d.- Síncopa: ya Juan de Bianchetti alude al tema, aunque no lo explicita con tales nombres, cuando dice: “En el terreno filológico -señala Bianchetti- aglutinar significa intercalar en medio de una radical otro concepto, de manera que liga o se pega, formando un nuevo concepto al de la radical”.

A continuación, el ilustre estudioso mburucuyano pone algunos ejemplos. Pero me detengo en uno solo, en esta palabra, por ser muy conocida: “Itusaingo”.

Sobre dicho vocablo propone varios significados derivados, pero me parece el más acertado el siguiente: “... significa -continúa Bianchetti- viento colgante o colgado (“yvitu saingó”), donde estaría sincopado la palabra “yvitu” suprimiendo la sílaba intermedia “vi” quedando solo “ytu” y agregándole el adjetivo “saingo” (colgar, colgado, o colgante”).

Agrega luego: ”... además expresa gráficamente la característica del lugar, la exuberante vegetación de lianas, helechos, etc., que cubren las barrancas y que, como cabellera está constantemente movida por el viento o la brisa, lo que da la impresión de 'estar colgado al viento'...”(1).

(1) Juan de Bianchetti. “Gramática Guaraní” (1944), p. 145. Ed. en Buenos Aires.

Cabe acotar dos observaciones al respecto de esta interpreación de Bianchetti: primero no es “yvitu” sino “yvytu” según el guaraní actual la grafía moderna del mismo. En segundo lugar, lo que el ilustre compoblano dice de la síncopa es válido respecto a la radical de una palabra. Pero lo que omite decir es que esta aplicación de este procedimiento gramatical también vale en lo referente a una “frase” u “oración” como el caso de “Yvytusaingo”.

Así tendríamos en esta frase “itati”: no es “punta de piedra, ni pedregal”, como comunmente se traduce, sino “piedra blanca” por la caraccterística de la cal, que tiene la localidad de Itatí en su conformación geológica.

Veamos el fundamento aplicando la síncopa y aféresis de esta frasse: “ita morotĩ”: “piedra blanca”; es la cal en guaraní .”Ita” significa piedra y “morotĩ” blanca. Por el procedimiento de la síncopa, se quita “moro” a “morotĩ” -integrante de la frase- y queda sólo “ita-tĩ” (piedra blanca), por la caliza en abundancia característica del lugar.

No olvidemos que los guaraníes bautizaban el nombre de un lugar por sus características naturales o por la abundancia de su fauna o flora. Además, la historia nos dice que cuando Sebastián Caboto llega al lugar en 1528 había un poblado cercano al actual llamado “Itatingua”, o sea: “ita (moro) tĩ kua” en forma nasalizada “itatingua”por razones de eufonía y cuyo significado era: “la cantera de cal”.

Otro ejemplo podemos encontrar en la palabra “chamame” sobre cuyo significado tanto se discute y se macanea especialmente en los festivales del chamamé”. Sin embargo, aplicando la filosofía del idioma guaraní que estamos analizando, proviene de lo siguiente: los juglares anónimos, compositores poetas anónimos, improvisaban sus poesías -acompañados de su música en el “mbaraka” y, luego, con la “acordeona verdulera”- para su amada kuñatai o su guaina inspiradora de su obra.

Para él era su “ama”, su “dueña”. Cuando le preguntaban cómo se titulaba o para quién iba dirigida su poesía-canción, decía: “che ama meguarã” (para mi amada). Aplicando el procedimiento de la elisión, de la síncopa y del apócope a una oración o frase, resulta así: ch(e)ama me (guarã).

Por la elisión suprimimos la “e” de “che” y la sustituimos por la primera “a” de “ama”, resultando “chama”; luego aplicamos el apócope a “meguarã” (nasalización de “peguarã” porque hay una vocal -la “a” final- nasalizada en la frase, razón por la cual la “pe” se transforma en “me”).

Suprimiendo “guarã” por "apócope” tenemos apocopado sólo “me”: ya está el procedimiento y su resultado: chamame.

Un último ejemplo tenemos en la palabra “escuela” que en guaraní se dice /- mbo’eha’o-/. Descompongamos el vocablo aplicándole los procedimientos del aféresis y del apócope y tendremos:

1.- /-mbo’e-/ es "enseñar" (relea lo que dijimos respecto de la “e" en el ítem “referente a la “e”);

2.- /-hápe-/ significa "donde; lugar en que...", pero por apócope de /-hápe-/queda solo ”ha”); y

3.- / “-o-”/, otro apócope de /-óga-/ (sacándole ”ga”), cuyo significado es la casa, concluyendo que: "la escuela es la casa donde se enseña".

Aunque los guaraníes no tenían esta institución, hoy se la puede bautizar con ese nombre.

VI.- Conclusión

Hoy la sanción de la ley 5598/04 es un desafío para la provincia de Corrientes, cuyo signo de identidad es su múscia chamamecera y su lengua guaraní. El papel del Gobierno de la provincia será escuchar al pueblo, si quiere rescatar la identidad cultural correntina y no darle la espalda como otros Gobiernos que desfilaron por la provincia sin pena ni gloria.

Postulo que las aspiraciones del pueblo y postulados como el presente lleguen a las autoridades educativas para que cuánto antes encaren el trámite de la reglamentación de la ley provincial y su implementación en los niveles de enseñanza.

Porque el MERCOSUR es nuestro y el guaraní legalmente ya es su idioma oficial. Pero ante todo, porque más allá de las fronteras políticas de descuartizamiento impuesto por los devastadores y repartidores de la gran nación guaraní, el /-avañe’ẽ-/, así como el chamamé, polcas y guaranias hacen a la identidad de toda una región que busca desarrollarse como pueblo, que debe ser sujeto de derechos y no sólo de obligaciones como en la actualidad.

Sabemos que en la Legislatura correntina duerme el sueño de los relegados algún proyecto de reglamentación. En el Paraguay ya se ha dictado la Ley de Lenguas. En Corrientes el trabajo es arduo, pues habrá que remontar más de quinientos años de desprecio, persecución y prohibición.

Si bien la Constitución remozada de la provincia en el año 2007, sobre el guaraní no dice ni una palabra cuando que fue la oportunidad para elevarlo al rango constitucional, parece que los constituyentes no eran correntinos: a lo menos quienes impusieron su criterio amparados en la tiranía de la mayoría.

La lucha es tremenda, pues precisamente se trata de combatir a la ignorancia y al oscurantismo en que se quiere seguir manteniendo al pueblo para que algún día no despierte y junto a su sapukái diga sin reparo su /-añamemby-/ contra toda opresión.

La lucha es también contra la comodidad, como por ejemplo recurrir fácilmente al “jehe’a” (mal llamado jopara), cuando que existen aún vocablos guaraníes -caídos, tal vez en desuso, pero no inexistentes- o se los puede crear con facilidad como vimos en el ítem anterior y, en el caso de la “escuela”, se recurre con toda rapidez al préstamo, calco o guaranización improvisada de palabras castellanas cuando que -de acuerdo a la filosofía del guaraní- fácilmente se puede resucitar o crear un vocablo.

En consecuencia, sin necesidad de recurrir a un préstamo o calco o guaranización de términos castellanos o extranjeros -como en el caso, el vocablo “escuela” de acuerdo a los procedimientos gramaticales y la aglutinación -recursos ordinarios del guaraní- tenemos una palabra bien guaraní en /-mbo’eha'o-/.

Cuántas veces he escuchado decir “escuelape” -incluyendo al Paraguay- en lugar de estudiar el guaraní y construir una palabra de acuerdo a su filosofía y no recurriendo por comodidad al préstamo de una palabra extranjera, guaranizádola absurdamente.

Pero, para eso hay que estudiar y saber, pues no respetando esto se crea neologismos ridículos y sin sentido. Por ejemplo: llamar “guyra pepohatã“ queriendo significar ”el avión”, es ridículo, porque esto literalmente significa “pájaro de ala dura”.

Pero para un guarnaní hablante actual para el que no existía ni conoce cotidianamente el avión, pensará que se trata de un pájaro cuya ala está dura por hipotermia o enfermedad y por consiguiente no puede volar. Por consiguiente, no entenderá de que se le está hablando de una máquina voladora.

Una cosa es crear neologismos ridiculos -como en ese caso- y otra es recurrir a la filosofía del lenguaje para integrar conceptos para hacer nacer un nuevo significado pero acorde con la mentalidad del guaraní hablante y la filosofía del idioma.

Lo mismpo diríamos del “yhũ” pretensión de un estudioso de reciente fallecimiento, que pretendía llamar así en guaraní al caféSi usted pide a un guaraní hablante campesino actual “yhũ”, seguro no le traerá café, sino agua sucia, negra.

A veces es necesario renunciar a la búsqueda de estos procedimientos, porque chocamos con la imposibilidad especialmente cuando se trata de conceptos abstractos. No soy amigo de traducir una poesía o un escrito al guaraní porque uno se encuentra a veces con voces infranqueables por inexistentes en el guaraní.

Solamente en esos casos está permitido recurrir al préstamo, calco o guaranización de un vocablo ajeno al guaraní. Esto lo comprobamos con mi colega Silvio Liuzzi -doctorado en Lingüística- cuando nos encomendaron la versión de la Constitución de Corrientes remozada en el año 2007.

Así, por ejemplo, tuvimos que guaranizar “constitución” por “constituciõ” de acuerdo a la filosofía del idioma, pues los guaraníes no conocían semejante palabra de connotación, abstracta y jurídica de una realidad inexistente entre ellos.

Lo mejor es pensar en guaraní y expresarse en guaraní, porque el equívoco está en pensar en castellano e ir traduciendo al guaraní. Lleva y desemboca en lamentables absurdos cuando no se conoce bien la filosofía ni los procedimientos gramaticales del guaraní.

Hay muchos prejuicios y perjucios -que puede incluso esconderse bajo la defensa del guaraní- o cuando se lo ridiculiza utilizando frases que son ajenas al pueblo guaraní hablante El proyecto colonial, de destrucción y desprecio hacia lo nuestro, ha calado muy hondo en el alma del mismo pueblo.

Así, le ha metido la vergüenza de hablar en guaraní; es que así sometía y domesticaba mejor a sus colonizados, quitándole su lengua; que el guaraní dificulta el aprendizaje o embrutece, que hablar en guaraní es ser guarango, ser mencho o tape: si es así, yo soy mencho, soy guarango, soy tape, soy cachapi desde mi cuna.

Ha upéicha aikovéne amanopeve”- Gavino Casco, Mburucuya, 14 de Junio del año 2014.

ã / ẽ / ĩ / õ / ũ / ỹ

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